Wilhelm von Holswig-Schliestein, conocido como Wilhelm III y también como Wilhelm el Sabio, ocupó el cargo de Emperador en el año 2429 CI, iniciando la dinastía de los emperadores Holswig-Schliestein, conocida también también como la Casa de Wilhelm III en su honor, linaje que aún gobierna en Imperio en la actualidad.
Historia[]
Invasión del Rey Goblin[]
Antes de ser nombrado Emperador, Wilhelm von Holswig-Schliestein era el Gran Príncipe de Altdorf y el Conde Elector de la Provincia de Reikland. Desde el año 2411 el trono estaba ocupado por Dieter IV de la dinastía von Krieglitz, quien era primo suyo, y tal vez el individuo más inútil e irresponsable que haya ocupado el trono imperial.
La primera prueba de ello se produjera en el año con la invasión del Imperio en el año 2420 del ¡Waaagh! de Grom. Grom el Panzudo era el Kaudillo de una coalición de tribus de Orcos y Goblins que azotaron las Montañas del Fin del Mundo. Tras derrotar a los Enanos en la Batalla de la Puerta de Hierro, el ¡Waaagh! se lanzó sobre el Imperio. Ante esta amenaza, el emperador Dieter reaccionó de inmediato, pero no enviando ayuda, sino trasladando toda la corte de Nuln, por auqella época la capital del Imperio, a Altdorf para estar lo mas alejado posible del peligro que suponía los Pieles Verdes.
La horda de Grom se desplazo al Oeste hasta que la totalidad del Imperio se convirtió en una tierra sitiada. Buena parte de los territorios del Norte y del Este quedaron devastados y Nuln ardió hasta los cimientos. Los refugiados que habían huido de las zonas rurales se amontonaban tras las murallas fuertemente defendidas de las ciudades mientras en el exterior los pieles verdes merodeaban libremente, saqueando, destrozando y peleándose a destajo. Dieter IV estaba demasiado paralizado por el miedo como para poner en acción a sus ejércitos, prefiriendo pasar sus días refugiado en la seguridad de Altdorf.
Mientras el Emperador permanecía completamente inactivo, el desesperado valor del Príncipe Wilhelm hacía albergar aún algunas esperanzas a los súbditos de la nación. Erigiéndose como el salvador del Imperio, organizó la defensa de Altdorf y organizó un nuevo ejército de entre los asediados ciudadanos. Aunque su ejército lleno de milicianos no tendría la menor posibilidad de resistir un embite contra el grueso de las salvajes hordas de Grom, lo cierto es que los pieles verdes estaban tan divididos y esparcidos a lo largo de tantas provincias, por lo que sí parecía factible era confrontar y vencer a estos grupos más pequeños por separado.
Por tanto, evitando las grandes concentraciones de Orcos y Goblins, Wilhelm pudo lanzar varios contraataques locales que evitaron que Grom devastara completamente el Reikland. Wilhelm se centró sobre todo en preservar los fértiles campos de Reikland, una vasta alacena que podía llegar a ser suficiente para mitigar el hambre de la nación; siempre y cuando los pieles verdes pudieran ser expulsados, claro.
Afortunadamente, la horda piel verde de Grom continuó su avance hacia la costa, donde el Kaudillo goblin hizo construir una enorme y destartalada flota con la que partió hacia el oeste.
Proclamado Emperador[]
Pese a la inoperancia de Dieter IV ante la amenaza de Grom el Panzudo, siguió ocupando el trono del Imperio varios años más, hasta que finalmente se produjo el escándalo del año 2429 CI, cuando le concedió la independencia a la provincia de Westerland. Gracias a las concesiones y privilegios obtenidos a cambio del acceso al puerto, los burgomaestres de Marienburgo se encontraron en situación de declarar la separación de su ciudad y del territorio de Westerland del Imperio. Compraron efectivamente su independencia al Dieter IV, quien había limpiado sus arcas durante una campaña exhaustiva en los Reinos Fronterizos.
Al enterarse de este escándalo provocado por la secesión de una provincia con el consentimiento imperial, los Electores comprendieron que no podían permitir que Dieter permaneciera en el trono por más tiempo, y utilizando las leyes anticorrupción dictadas por Magnus el Piadoso hacía casi cien años, convocaron una reunión de emergencia en el Volkshalle en Altdorf.
Allí, en 2429, los Electores destituyeron a Dieter IV y posteriormente, por una pequeña mayoría, el concilio decidió nombrar como nuevo Emperador al Gran Príncipe Wilhelm, de la Casa Holswig-Schliestein de Reikland, quien adoptó el nombre de emperador Wilhelm III, iniciando la dinastía imperial que gobierna el Imperio a día de hoy.
Guerra contra Marienburgo[]
La independencia de Marienburgo fue un golpe importante ya que era la mayor ciudad portuaria del Imperio. Casi todas las mercancías que entraban al Imperio por mar pasaban por Marienburgo. Perder el puerto significaba perder las lucrativas tarifas y controles sobre las mercancías que llegaban al interior. Los gremios juraron públicamente fidelidad a Wilhelm III y corrieron en busca del patrocinio Imperial. Wilhelm consiguió reunir unos fondos significativos subastando favores y nombramientos.
Los Condes Electores habían puesto sus esperanzas en Wilhelm III, creyendo que reuniría los ejércitos del Imperio y asediaría la tierras rebeldes. Presionado por estos para responder a la secesión, el emperador reunió los Ejércitos Estatales para invadir Marienburgo. El Emperador finalmente declaró la guerra a los traidores de Westerland.
Sin embargo, las arcas de Marienburgo eran amplias, y una gran fuerza mercenaria, complementada por la avanzada Armada de Marienburgo, aliados Altos Elfos y los restos del antiguo ejército estatal de Westerland, demostró ser demasiado para que el nuevo emperador lo abordara. A finales de otoño, las fuerzas opuestas se encontraron cara a cara en la Marisma Grootsch, justo a las afueras de Siert. En la batalla subsiguiente, las fuerzas del Imperio fueron derrotadas y puestas en fuga por el ejercito de Marienburgo y la magia de sus aliados élficos.
En lugar de arriesgarse a un conflicto mayor, a regañadientes el emperador Wilhem reconoció verbalmente la independencia de las ahora renombradas Tierras Desoladas, pero se negó a ratificarlo con un tratado. Marienburgo, que no deseaba continuar con una guerra costosa, aceptó felizmente la situación y dibujó su nueva frontera en Siert. Tambien convirtió a Dieter en Gran Duque y Conde Elector de Talabecland, de la cual separó Talabheim como ya hiciera con Nuln.
Sabiamente, Wilhelm resistió a las presiones de continuar la guerra ya que sabía que un asedio a la ciudad podría ser incluso más desastroso, demasiado costoso en términos de vida, y temía con razón que dicha acción pudiera enviar oleadas de inestabilidad por el Imperio, causando quizás que otras provincias y ciudades-estados se separaran de las tierras de Sigmar. Con increíbles maniobras políticas forjó una alianza con Marienburgo, garantizando que el Imperio pudiera mantener presencia en los puertos a cambio de un reconocimiento formal de independencia de las Tierras Desoladas.
Puede que fuera el miedo a lo que casi les había costado la desunión durante la Incursión del Caos, pero los Electores imperiales, la nobleza subordinada y los sacerdotes de los cultos hicieron un esfuerzo colectivo para evitar que estallasen nuevos conflictos. Otra cosa distinta eran las conspiraciones y maniobras clandestinas.
Restaurando la Nación[]
Tras su derrota en la Batalla de la Marisma Grootscher y el reconocimiento formal de la independencia de las Tierras Desoladas, Wilhelm III llevó a cabo una serie de políticas para restablecer su prestigio y reforzar su posición. Trasladó la capital de Nuln a Altdorf para consolidar su poder. Se reformó el ejercito imperial, el cual se hizo famoso rápidamente por sus bloques de picas y caballería pesada. Igualmente, atónito ante la incapacidad del Ejército Estatal para contrarrestar de forma efectiva a los magos elfos, al año siguiente el Wilhelm reabrió los Colegios de la Magia después de su cierre de quince años.
También creó la Reiksguard como orden de caballería, cuya misión eradefender al Emperador, instituyendo la tradición de que la Reiksguard reclutara herederos de familias nobles de todo el Imperio. De esta manera, los señores aristocráticos urgían a sus hijos para que ingresaran en la orden a fin de beneficiarse de su prestigio y tener acceso a la Corte Imperial, y a cambio, el emperador se aseguraba la lealtad de las casas nobles más distantes.
Tras la independencia de Marienburgo, el Imperio ahora estaba sin su puerto marítimo más importante, por lo que Altdorf tomó el relevo. Deseoso de no repetir la vergüenza de la Marisma Grootsch, el Emperador ordenó construir una nueva flota para contrarrestar a los rebeldes de Marienburgo, invirtendo recursos significativos en la construcción de navíos y buques. El Reiksport, el puerto al norte de la ciudad, prosperó significativamente, y pronto empezó a llegar constructores navales de todo el Viejo Mundo.
En 2431 se produjo el Gran Incendio de Altdorf, cuando el recién reabierto Colegio Brillante prendió fuego a la ciudad de forma accidental cuando un hechizo salió mal. Una enorme conflagración barrió la ciudad durante cuatro días, y casi cuatro quintas partes de Altdorf quedaron prácticamente destruidas, aunque la cifra de muertos fue afortunadamente baja. Muchos altdorfenses echaron la culpa a los hechiceros y presionaron al emperador para que cerrara de nuevo los Colegios, pero Wilhelm III decidió mantenerlos abiertos, con una mayor supervisión por parte del Culto de Sigmar.
Pese a esto, Wilhelm logró rescatar su reputación emprendiendo cierta cantidad de obras cívicas populares. Patrocinó la mejora de las carreteras entre las ciudades principales del Imperio y trabajó para reformar el saneamiento y la efectividad de la guardia de Altdorf. Tras el Gran Incendio de Altdorf, ordenó que muchas de las calles fueran reconstruidas con trazados más lógicos y con edificios de piedra. También limitó los derechos de los hechiceros para hacer pruebas de magia experimental fuera de unas áreas determinadas.
Wilhelm mantuvo una relación compleja con los Colegios de la Magia. En los primeros años de su gobierno, trabajo codo con codo con los Colegios Celestial y Gris, quienes le aconsejaron sobre cómo recuperar el poder y el control de manos de la clase mercantil. Sin embargo, cuando un trío de ilusionistas que trabajaban para una compañía teatral se llevaron tesoro de las bóvedas de Wilhelm, replicó ordenando un juicio masivo de hechiceros bajo cargos de brujería. Sin duda a muchos hechiceros no les hizo ninguna gracia esto, pero la popularidad que le granjeó entre los supersticiosos ciudadanos de Altdorf hizo difícil que se quejaran en voz demasiado alta.
Igualmente durante su reinado, se produjeron en el Imperio numerosas innovaciones tecnológicas que fueron aplicadas a los armamentos. También se desarrolló el comercio, así como las comunicaciones. Se estrecharon las relaciones con Kislev y se delegó una embajada en Bretonia.
A pesar de sus desiguales éxitos como Emperador, Wilhelm III fue recordado con cariño, siendo bautizado posteriormente con el sobrenombre de "El Sabio", y la dinastía que fundó, la Casa de Wilhelm III, goza del afecto del pueblo, mientras sigue siendo lo suficientemente poco ambiciosa y excéntrica como para no alarmar a los Electores. Desde entonces, la corona ha sido heredada por los príncipes de Altdorf a pesar de las guerras y los malos tiempos hasta llegar a nuestros días, en los que reina su descendiente directo, su tataranieto el Emperador Karl Franz.
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: Orcos y Goblins (5ª Edición), págs. 10-11, 15.
- Ejércitos Warhammer: Orcos y Goblins (7ª Edición), págs. 8, 14.
- Ejércitos Warhammer: Orcos y Goblins (8ª Edición), págs. 21-22.
- Manual de Warhammer Fantasy Battles (8ª edición), pág. 172.
- Warhammer Fantasy JdR: El Enemigo Interior I - Sombras sobre Bögenhafen (1ª Ed. Rol), págs. 14-15.
- Warhammer Fantasy JdR: Marienburgo (1ª Ed. Rol), pág. 21.
- Warhammer Fantasy JdR: Herederos de Sigmar (2ª Ed. Rol), pág. 18.
- Warhammer Fantasy JdR: Los Mil Tronos (2ª Ed. Rol), págs. 12-13
- Warhammer Fantasy JdR: Shades of the Empire (2ª Ed. Rol), pág. 76.
- Warhammer Fantasy JdR 4ª Edición, pág. 275.
- Warhammer Fantasy JdR - Altdorf: Corona del Imperio (4ª Ed. Rol), págs. 12, 16, 76.