
Wilhelm I fue un tiránico Emperador de los albores del Imperio. Se dice que aún hoy su sombra sigue embrujando la ciudad de Altdorf.
Historia[]
El emperador Wilhelm I, que reinó durante el siglo tercero, era un monarca muy vanidoso. En su lecho de muerte, ordenó a los ejecutores de sus últimas voluntades que colocaran monedas de oro en sus ojos en lugar de los tradicionales peniques. Según la tradición morrita, Morr rehusó acoger en la otra vida a un hombre tan orgulloso, por lo que Wilhelm continúa existiendo como tumulario.
Los sacerdotes de Morr santifican de forma constante las tumbas del Jardín de Morr de Altdorf pero, a pesar de sus esfuerzos, su forma de aparecido parece desafiar los métodos morritas habituales para rastrear y destruir a los campeones poderosos de la muerte en vida.
Fin de los Tiempos[]
El trasfondo de esta sección o artículo se basa en la campaña de El Fin de los Tiempos, que ha sustituido la línea argumental de La Tormenta del Caos.
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Durante el Fin de los Tiempos, Vlad von Carstein había encontrado un líder apropiado para sus fuerzas en el emperador Wilhelm I. Tras reanimarlo como Rey Tumulario, el Emperador luchó contra Putrefex Lenguampolla en la Batalla del Templo de Shallya en Altdorf, martillando golpes contra la espada del Heraldo Demoníaco con una espada que brillaba blanca con calor mortífero. Murmurando maldiciones que sólo un Portador de Plaga podría idear, el demonio pateó la rodilla del rey tumulario, rompiendo la pierna del vengador con un sonido audible.
El rey tumulario cayó, pero en el proceso sus ataques incesantes golpearon, cortando a través de la mano del demonio y burbujeando a través de su pecho hundido en una lluvia de chispas verdes. A medida que el emperador Wilhelm se levantaba una vez más como un fantasma de una tumba abierta, el heraldo demoníaco aulló, reduciéndose y desapareciendo de la vista.
Fuentes[]
- Campaña: The End Times II - Glottkin, págs. 102 y 107.
- Warhammer Fantasy JdR - Altdorf: Corona del Imperio (4ª Ed. Rol), págs. 14, 55.