El Valle de las Criaturas es un lugar de los Desiertos del Caos.
Descripción[]
Como su propio nombre indica, esta zona es un caldo de cultivo para todo tipo de monstruos horribles, bestias mutantes y demonios de formas desconcertantes. La propia región es una llanura desolada, salpicada de torres semejantes a agujas y espantosos árboles que parecen estar hechos de criaturas vivas y transmutadas. Los colores de este lugar cambian y se transforman, oscilando entre tonos apagados y matices chillones y vibrantes de enfermiza extravagancia.
El sonido no ejerce poder alguno en este lugar. Todo ruido muere rápidamente en la quietud y el silencio del Valle de las Criaturas, de forma que una persona ha de gritar para que se le oiga (y aun así, tan sólo se oirá un susurro hueco). Los horribles sonidos de los Demonios en celo quedan reducidos a leves murmullos de decadencia y depravación. No se trata del silencio de la paz sepulcral, ni del alivio experimentado al final de un alumbramiento. Es el silencio malicioso y conspirador que se produce antes de emprender una acción malvada.
Sin embargo, con el tiempo este silencio se rompe con el sonido de un centenar de miles de abejas enfurecidas que parece proceder de todas partes a la vez. El propio suelo tiembla y se retuerce, vomitando todo un ejército de criaturas deformes. Las vidas de estas bestias son breves. Son criaturas horribles y desiguales, que se estremecen y retuercen de placer al nacer, para luego volverse hacia las demás en busca de más depravaciones.
Cuando una de ellas cae exhausta por sus desagradables esfuerzos, sus compañeras se ríen de su destino y despedazan su cuerpo rápidamente; sus restos son absorbidos por el suelo, y el ciclo se inicia de nuevo. Los árboles del Valle siguen un ritual similar, generando un flujo continuo de rostros, extremidades y demás formas retorcidas. Algunas de estas criaturas logran salir de sus confines y deambulan por la llanura abierta, a veces volando por los aires con alas semejantes a las de un murciélago. Cualquiera lo bastante desafortunado como para verse expuesto al interior del Valle de las Criaturas corre el riesgo de ser violado por sus habitantes, que luego utilizarán su cuerpo para fertilizar el suelo y servir de abono y material para la creación de los demás.
El Valle de las Criaturas representa tanto a Nurgle como a Slaanesh: a Nurgle, por la fecundidad del Valle; a Slaanesh, por las experiencias que pueden encontrarse en él. Donde ambas Fuerzas entran en conflicto, también lo hacen los engendros del Valle. Si bien la mayoría de las repugnantes bestias engendradas en el Valle de las Criaturas no logran sobrevivir, las que tienen la fuerza suficiente para conseguirlo se unen a los ejércitos del Caos. Algunas abandonan el Valle y buscan a otras como ellas para participar en denigrantes uniones y llevar la miseria a las tierras del hombre.
Quienes presencian las depravaciones del Valle de las Criaturas se cuestionan el "orden natural" de las plantas y animales, y perciben la corrupción que reside en la naturaleza. Una persona aquejada de este trastorno ve mutaciones en cada animal y cada planta. Los caballos parecen cubiertos de llagas, las ovejas tienen extremidades adicionales y a los pájaros les crecen dos cabezas o más. Las plantas crecen y se marchitan de forma indescriptible, y dan frutos exuberantes pero mustios. Los árboles parecen moverse al unísono, y balancean sus ramas como si fueran brazos perversos. No obstante, y por extraño que parezca. las criaturas que ya sufren el estigma de la mutación parecerán normales y corrientes a ojos de la víctima.
Fuente[]
- Warhammer Fantasy JdR: Tomo de Corrupción (2ª Ed. Rol), pags 204-205.