
El Gran Cuervo Carroñero es un dios terrible; un gigantesco pájaro esquelético incapaz de volar, su carne descompuesta está plagada de enfermedades y gusanos que se revuelven en sus entrañas. Ésta es la forma en la que el Dios del Caos conocido como Nurgle ha elegido para manifestarse ante las tribus del Norte que lo adoran.
Los Bárbaros de la Tribu del Cuervo creen que el vuelo de un cuervo es un presagio de muerte, de ojos sin vida, de la lenta muerte que se va apagando a causa de heridas de muerte. Los Bárbaros de la Tribu del Cuervo son hombres repulsivos, que encuentran una gran satisfacción en los horrores de la batalla. Creen que el sufrimiento y la miseria son cosas positivas. En combate empuñan pesados flagelos, no preocupándose por si golpean a sus propios hermanos a la vez que a sus enemigos.
El viento muchas veces sopla del Norte, trayendo consigo todo tipo de plagas y enfermedades. El sufrir una plaga se considera algo del agrado de su dios, de forma que cuando tienen conocimiento de la existencia de una nueva plaga, rezan para también ellos ser bendecidos por su dios. Milagrosamente, muchos de los miembros de la tribu sobreviven a esta dura prueba, e incluso se ven reforzados por ella.
Aquellos que son capturados por la Tribu del Cuervo son torturados hasta la muerte. Durante esta tortura, Los despiadados Bárbaros animan a los pobres desgraciados a sufrir en silencio, ya que su dios aprueba a aquellos que aceptan su destino. Después de ser torturados son enterrados a gran profundidad, muchas veces mientras todavía están vivos. Esto no se hace por falta de respeto, sino porque la tierra se considera como el dominio del Dios Cuervo y el alma del prisionero condenado será consumida por el dios de la pestilencia mientras se va descomponiendo poco a poco bajo tierra.