Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Kavzar Torre Condenación Skavens

En el centro de Plagaskaven se encuentra la Torre Partida, el escenario del primer y mayor acto de corrupción de los Skavens.

Aun con los cimientos hundidos en el fango de las Marismas Enfermizas, no hay rincón de la ciudad sobre el que no se proyecte su sombra. Es un potente recordatorio de la autoridad y el alcance de la potestad de los Señores de la Descomposición, un tributo físico al espantoso poder de la Gran Rata Cornuda y su dominio sobre el pueblo elegido: los Skavens.

Descripción[]

Este complejo se extiende durante millas y millas bajo tierra, pero en la superficie su única parte visible es una torre que se alza por encima de la desolación circundante, hasta una altura que parece atravesar las mismas nubes. En la parte superior de la torre, un monstruoso campanario está justo al límite de la vista, envuelto permanentemente por siniestras nubes. La niebla, que lo envuelve todo, se espesa todavía más alrededor de este lugar maldito, como si quisiera ocultarlo avergonzada de la aterrorizada visión del mundo.

La Torre Partida es un pedazo de locura que ha adquirido forma tangible: la mayor parte de su superficie está ennegrecida ahora por el humo de las forjas y los sacrificios pero algunas de sus partes aún conservan su revestimiento de perfecto mármol blanco, mientras que otras se han desconchado dejando al descubierto unos decrépitos y toscos bloques de piedra, que encajan entre sí a duras penas. Multitud de épocas, materiales y estilos arquitectónicos aparecen mezclados sin ningún criterio unos encima de otros, elevando el conjunto hasta una altura imposible.

Sus abovedados pasillos están llenos de chillones rezos: sus capillas en ruinas retumban con el susurro de misas malditas. Este es el lugar del nacimiento de los Skavens, el infame y negruzco corazón del Imperio Subterráneo, un lugar sobre el que se cuentan mil leyendas. Aquí es donde se ubican el Gran Templo de la Rata Cornuda, la base de operaciones para los Videntes Grises, la Cámara del Consejo de los Trece y los cuarteles de la Guardia Albina.

Orígenes[]

La Torre Partida fue construida hace mucho tiempo por los humanos que habitaban en la ciudad de Kavzar, mucho antes de que esta se convirtiera en la temida Plagaskaven. Según las leyendas, felices de su buena fortuna, sus habitantes decidieron agradecérselo a los dioses con la construcción de un templo con forma de torre que tocaría los cielos. Contando con la ayuda de sus aliados Enanos comenzaron la construcción de la que hasta hoy sigue siendo la estructura más elevada que se haya erigido jamás en el Viejo Mundo. Con todo, a medida que la altura de la torre crecía, también se ralentizaba la construcción, y a pesar de que esta ya había alcanzado una altura considerable, los constructores de la ciudad no fueron capaces de alzar la última piedra angular del pináculo de su poderosa torre.

Fue entonces cuando apareció un misterioso encapuchado que ofreció su ayuda para rematar la gran obra en una sola noche a cambio de añadir en la estructura del templo su propia ofrenda a los dioses. Sin nada que perder, los humanos accedieron y se cerró el trato. Como prometió, a la mañana siguiente la torre estaba finalizada, y en su cúspide podía verse la ofrenda del individuo: una enorme campana.

Aquello fue el principio del fin de la ciudad de Kavzar. Durante varias semanas, la campana tañió trece veces cada noche, desencadenando una serie de desastres. Con sus repiques, creó diluvios, niebla y ventisca, y envolviendo la ciudad de una creciente oscuridad. Luego llegó la lluvia de piedra bruja, que corrompió para siempre el paisaje a su alrededor y con ella llegó la inanición. La lluvia de Caos puro corrompió y retorció incluso la misma arquitectura grande y gloriosa de la ciudad, y la reconvirtió en un laberinto ciclópeo tan horrible como una vez fuera bello. Las alimañas se volvieron cada vez mas grandes y feroces, devorando la poca comida que quedaba, hasta que finalmente se abalanzaron sobre los sufridos habitantes de Kavzar y los devoraron.

Y así fue como nació la raza de los Skavens.

Cámara del Consejo[]

La Cámara del Consejo de los Trece se encuentra en las profundidades de la Torre Partida, desde donde los viles Señores de la Descomposición, los señores de la guerra y los maestros de los clanes más poderosos del Imperio Subterráneo, trazan su planes de dominación mundial, idean estrategias para hacer caer a los habitantes de la superficie, maquinan complots para aumentar su posición y prestigio personal, y llevan a cabo actos de traición contra aquellos que puedan representar una amenaza para el Consejo (que en muchas ocasiones suelen ser otros miembros del propio Consejo).

Dos enormes portones tallados en madera negra de las Tierras del Sur y grabados con el siniestro signo de la Rata Cornuda guardan la entrada a la Cámara del Consejo. Al lado de la puerta se encuentra un enorme gong de latón, y acuclillada junto a la pared, ante las negras puertas, se encuentra una de las Ratas Ogro más grandes que jamás vistas, con una cadena que le sujeta el collar a unas gruesas estacas de hierro que hay clavadas en el suelo, y que parece haber sido robada del ancla de una nave de guerra. A pesar de su intimidante aspecto, la principal función de este guardián es hacer sonar el disco de metal colgante con un descomunal garrote rematado por una piedra bruja grotescamente tallada. Mientras suena una única nota terrorífica, las puertas se van abriendo de par en par mediante algún tipo de mecanismo oculto, revelando la Cámara de los Trece. 

La propia cámara es una espaciosa y amplia estancia de forma circular, cuyo techo se pierde en la oscuridad de lo alto. Todas las paredes están cubiertas por un inmenso tapete rojo. Braseros de relumbrante piedra bruja proyectan oscilantes sombras por toda la sala y, de algún modo, iluminan el centro de la cámara al tiempo que oscurecen más los extremos, en los que hay un estrado hemisférico que bordea la sala. 

Sobre éste hay un gigantesco podio tapizado de rojo y negro, y tras este se encuentran trece sillones. Detrás de cada respaldo se repite el símbolo de la Gran Rata Cornuda. Frente a cada sillón hay un estandarte que muestra los símbolos del gran clan o de la facción que gobierna y representa al Señor de la Descomposición. Sin embargo, dos de los asientos no tienen estandarte alguno. En su lugar hay un icono de metal, las curvas barras cruzadas que representan a la temida deidad de los Hombres Rata. Uno de esos asientos es ocupado por el Gran Vidente, voz del dios Skaven y su marioneta escogida. El otro se alza por encima del asiento situado justo en el centro, que siempre se mantiene vacío, en espera de que se presente la propia Rata Cornuda. El Gran Vidente interpreta la voluntad de la Rata Cornuda cuando convoca al Consejo para votar algún asunto de política. De hecho, la tradición le da al Gran Vidente un voto doble, pues ningún Skaven es lo bastante temerario para cuestionar la conexión existente entre Kritislik y su despiadado dios.

Cuando uno de los Hombres Rata debe tener una audiencia con el Consejo (algo que ningún Skaven desearía en su sano juicio), debe situarse en el centro de la sala, que es la zona más iluminada de la cámara. La intensa luz ciega al candidato de las inquisitivas atenciones de los Señores de la Descomposición, siéndole imposible poder ver a sus superiores al tiempo que lo convierten en un blanco fácil ante cualquier mortífera represalia por parte de uno de sus miembros, aunque este debería ser el menor de sus temores, ya que puede notar que el suelo en el que se encuentra cruje débilmente a cada movimiento que haga pues donde se había situado es hueco e inestable, y si agudiza su olfato puede percibir a través del humo de la piedra bruja otros aromas procedentes del falso suelo, el leve hedor del agua estancada y el denso almizcle de algún tipo de reptil, e incluso estar seguro de haber escuchado el sonido de un distante chapoteo y un leve siseo.

Ningún habitante de la ciudad de Plagaskaven ha dejado de oír las historias y rumores sobre el temido pozo de ejecución donde el Consejo de los Trece arroja a aquellos desgraciados que les decepcionan. Se trata, sin duda, de una larga y fría caída en un agujero por cuyas paredes es imposible trepar, y cuyas profundidades están llenas de las más horrendas creaciones del clan Moulder, unos hambrientos y mutados monstruos, horribles híbridos que mezclan Skavens y cocodrilos que, según se dice, se tragan a sus víctimas enteras y vivas, las cuales continúan respirando y gritando incluso mientras se disuelven en el estómago.

Fuentes[]

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