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Tlaxtlan es otra de las Ciudades-Templo actualmente intactas y se la conoce como la Ciudad de la Luna. Es significativo que su nombre solo haga referencia a una sola luna, y no a las dos, pues la ciudad fue construida cuando solo una luna resplandecía en el cielo nocturno.

Descripción[]

Tlaxtlan lustria por yugin maffioli

Según la leyenda, los antiguos ocupantes de Tlaxtlan eran famosos en el reino de los Hombres Lagarto por sus conocimientos como astromantes y augures. Sus observaciones de la luna y las estrellas les servían para hacer predicciones asombrosamente precisas sobre eventos futuros.

Sin embargo, tras la Gran Catástrofe apareció la segunda luna compuesta exclusivamente de materia pura del Caos, Morrslieb, y entonces perdieron toda su maestría en estas ciencias. La Luna del Caos no está sujeta a las leyes universales que gobiernan los movimientos de la luna original del mundo, sino que orbita de acuerdo a un patrón insondable.

Desde la Gran Catástrofe y la Caída de los Ancestrales, los Slann de Tlaxtlan han reflexionado sobre el significado de la Luna del Caos. Han centrado todas sus energías prodigiosas para tratar de expulsarla de la órbita del mundo, dirigiendo meteoritos contra ella y probando centenares de métodos para recuperar sus poderes de antaño. Pero con el paso del tiempo, los Magos Sacerdote se han visto obligados a desviar su atención hacia peligros más inmediatos. Aún guardan la esperanza que con la derrota definitiva del Caos, puedan completar su misión y dispersar la Luna del Caos.

Mapa[]

Geografía[]

Tlaxtlan, la cuarta Ciudad-Templo de los Hombres Lagarto, se encuentra al sur de los Pantanos Piraña en Lustria. Aquellos que viajen río abajo por el Amaxón, podrían captar el brillo distante de sus agujar, decoradas con plata y platino en emulación de Mannslieb.

Tlaxtlan es a la vez un nodo vital de la Red Geomántica, y un microcosmos de la red misma. La magia de la superficie se mueve por ella en perfecto orden, dirigida y canalizada por sus templos y monumentos. Alguien que camine por sus caminos, más haya de los estanques de desove y el Corral-Arena, puede sentir un suave tirón en su conciencia. Están caminando en el flujo de poder geomántico mientras es atraído hacia el centro de la ciudad. Si uno no tiene cuidado, sus pies podría llevarle inconscientemente hasta los barrios y hasta la plaza central. Aquí se alza el Gran Templo de Tlazcotl, el radio alrededor del cual gira toda Tlaxtlan.

En el centro de la ciudad, se encuentra el Gran Templo de Tlazcotl, la residencia del Gran Cacique Mago Sacerdote Slann Adohi-Tehga del Segundo Desove. Alrededor del templo se hayan los Cuatro Santuarios de Sangre de Sotek, unos emplazamientos donde se realizaron grandes sacrificios masivos para satisfacer la eterna sed de sangre del dios serpiente Sotek. En la parte occidental de la ciudad se haya el Templo de Tepok, donde un gran conciliábulo de sacerdotes ha estado pronunciando un hechizo durante casi mil años. En la esquina suroeste se haya la Gran Cúpula de Huanchi, donde muchos Slann suelen ir a meditar.

Al noroeste se encuentra la Pirámide de Tzunki, donde se encuentran varios grandes Pozos de Desove. Al sur del templo central se haya la gran Estatua de Tlazcotl, así como los Santuarios Mortuorios donde múltiples Sacerdotes Reliquia son mantenidos escondidos y seguros por un regimiento entero de Guardias del Templo y sacerdotes funerarios. Este es también el lugar donde un gran Artilugio de los Dioses conocido como el Guardián se encuentra. Siendo usado para proteger la entrada sur de la ciudad.

Directamente al este del templo central se encuentra el Zigurat de Quetli, donde los Slann suelen congregarse para convocar una barrera mágica protectora para la ciudad. Más al este se encuentra el Templo de Itzl y el Corral-Arena, donde las grandes bestias reptilianas de la jungla son a menudo domesticadas para que sirvan a los Hombres Lagarto. Finalmente al norte se encuentran los grandes Barrios de los Eslizones, donde se dice que más de 10.000 Eslizones trabajan duro para la ciudad todos los días.

Gran Templo de Tlazcotl[]

La leyenda cuenta como la pirámide central de Tlaxtlan fue construida por el propio Ancestral Tlazcotl en persona. Cuatro entradas rompen sus múltiples esquinas escalonadas, conduciendo a una plataforma circular sobre la que se encuentra la aguja principal de la pirámide. Dentro se encuentran los más grandes tesoros de la Ciudad-Templo. La Cámara de la Placa alberga las sagradas profecías de Tlaxtlan. Las cámaras de meditación no dejan entrar ninguna luz, salvo la de la luna. Enormes planetarios giran en la oscuridad, mostrando estrellas que no se parecen a ninguna en el cielo. Abajo, la base circular alberga los barracones de los Saurios, donde las huestes de Tlaxtlan se reúnen y entrenan. Sus cámaras ocupan una gran parte de los niveles inferiores, junto con armerías, almacenes de alimentos, salas de mapas, y las cavernas subterráneas de desove. El número de Saurios es tan grande que se necesita todo un barrio de Eslizones para mantenerlos alimentados y sus armas listas.

En la cima del templo se encuentra la Cámara de las Estrellas, enmarcada por una estatua de dos cabezas de Tlazcotl. Aquí, el Cacique Slann Adohi-Tehga se sienta en el centro de un plácido estanque, observando las lunas mientras se enfrentan a lo largo del cielo nocturno. Sus cámaras están abiertas a los elementos, proporcionando vistas sin rival de la ciudad debajo y del cielo arriba. Asistentes Eslizones satisfacen cada una de sus necesidades, mientras les observan implacables Guardias del Templo que portan la bendición de Tlazcotl.

Cuando la luna llena se interpone entre las cabezas de Tlazcotl, líneas plateadas aparecen por todo el templo. El aire se vuele tan lento que amortigua el habla e incluso los propios latidos del corazón se vuelven distantes y lentos. Cuando Adohi-Tehga fue preguntado por el significado de todo esto, pensó durante una década antes de responder: "Vete". El asistente que le preguntó dejó la ciudad en poco tiempo.

Santuarios de Sangre de Sotek[]

En cada esquina de la plaza central de Tlaxtlan se alza una torre alta, similar en aspecto a las Pirámides Templo, con escalones tan empinados que incluso los Eslizones deben subir a cuatro patas. Cuando la luz de la luna incide sobre estos escalones en el ángulo correcto, dibuja con sus sombras el cuerpo ondulante de una serpiente. Estas siluetas se encuentran con las estatuas con cabeza de serpiente que flanquean la entrada a la torre, revelando a Sotek en piedra y sombra. Siempre que esto sucede los prisioneros son arrojados desde la base de la torre. Eslizones ansiosos fuerzan a los cautivos a escalar hasta la cima, donde les espera el sacerdote de Sotek, con el cuchillo levantado en alabanza.

Inicialmente el culto a Sotek no obtuvo apoyo en Tlaxtlan, pero la ciudad no pudo ignorar por mucho tiempo la fe que el nuevo dios vengativo inspiraba en los Eslizones. En la Ciudad de la Luna, Sotek ha adquirido un nuevo significado. Todos los Hombres Lagarto de Tlaxtlan desprecian la Luna del Caos. Mediante sus sacrificios esperan dar poder a Sotek.

Un día, el cometa de lengua bifurcada aparecerá de nuevo, ardiendo con el hambre eterna del Dios Serpiente. Entonces, la Luna del Caos será tragada y Sotek restaurará el orden en el mundo mortal una vez más.

Templo del Eclipse[]

Dentro de la ciudad se encuentra un templo dedicado al estudio de los eclipses de la luna. Cada vez que las dos lunas, Morrslieb y Mannslieb, se alinean, el templo tiembla por el poder generado por este evento celestial.

El Templo del Eclipse está supervisado por el antiguo Eslizón Tetto'eko. Se dice que el templo permanece como un tributo a la hermandad que existe entre Tepok y Tlazcotl, y el Ancestral del cielo es muy honrado en Tlaxtlan. Aquellos que sirven en el Templo del Eclipse comprenden el flujo del Viento de Azyr mejor que cualquier otro practicante, salvo quizás el propio Cacique Adohi-Tehga.

Pirámide Bendita de Tzunki[]

El templo de Tzunki flota en un estanque sereno. El agua corre por sus múltiples paredes escalonadas, y las piedras están pintadas de verde con algas. Los sacerdotes Eslizón de Tzunki no usan los elaborados tocados de cabeza que usan los sacerdotes que sirven en otros templos. Solo haría que se hundieran hasta el fondo. Y es que para entrar en la Pirámide Bendita de Tzunki uno tiene que nadar.

El interior está ocupado por un estanque con enormes nenúfares, lo suficientemente fuertes como para sostener a los suplicantes Eslizones. En sus bordes, hay faroles que siempre arden, esparciendo su luz por la superficie del agua. Si embargo, no es solo el reflejo del agua, lo que da a las paredes su aspecto brillante. Líneas de oro marcan cada superficie y se unen para formar un mapa elaborado.

Los Eslizones creen que Tzunki dibujó este contorno del Estanque Mundial, y que contiene misterios que insinúan la culminación del Gran Plan. Se muestran cosas que ningún hechizo de adivinación puede encontrar, una confluencia arremolinada que se ubica en la costa este de las Tierras del Sur, Albión conectada al Viejo Mundo por un puente de tierra, y una serie de islas que se extienden entre Ulthuan y Naggaroth. Los sacerdotes desean conocer si estas eran imágenes de como el Mundo Conocido era antes de la Gran Catástrofe, o de como debería haber sido.

Chalchi, uno de los sacerdotes Eslizón de Tzunki, ha servido en el templo toda su vida, intentando desentrañar los misterios del mapa. Él cree que la única manera de estar seguro es dirigirse al Estanque Mundial y verlo en persona. Reza a Tzunki por un medio para hacerlo.

Santuarios de Tepok[]

Los santuarios de Tepok se agrupan alrededor del Templo del Eclipse, al oeste de la plaza del templo de Tlaxtlan. A primera vista, los caminos a través de sus numerosas hileras de estelas siguen las alineaciones precisas de la ciudad. Si embargo, si caminas entre ellos, sin tener la mente preparada rápidamente te perderás. Solo aquellos bendecidos por Tepok con apreciación de los flujos de la magia pueden desplazarse por los santuarios sin perderse.

Muchos de los Slann más jóvenes de Tlaxtlan viven en medio de los santuarios, situándose encima de estelas donde pueden observar su flujo único de poder. Los sacerdotes Eslizón, que desean un mayor conocimiento, se dejan perder entre las estelas, dirigiéndose hacia donde les lleva la magia. Juntos, los Eslizones y Slann han estado pronunciando un único hechizo durante casi mil años, y sus palabras se forman de inmediato en la mente de cualquiera que ponga un pie entre los santuarios. Cuando terminará el hechizo, y qué es lo que logrará, nadie lo sabe.

Santuarios Mortuorios de los Sagrados[]

Todas las Ciudades-Templo honran a sus Slann caídos. Tlaxtlan se caracteriza porque sus Sacerdotes Reliquia no residen dentro de la gran Pirámide Templo. En cambio, dos edificios flanquean la puerta sur de la plaza del templo. Los esqueletos de los Slann se posan en lo alto de cada rincón, sentados sobre paredes grabadas con el trabajo de sus vidas. Sin embargo, es la quietud lo que la mayoría nota primero al llegar a este lugar. Cualquiera que se acerque descubre que sus pensamientos comienzan a aquietarse y una paz abrumadora y asfixiante se posa sobre ellos. Estos son los Santuarios Mortuorios, el lugar de descanso final para todos los Slann que han perecido al servicio de Tlaxtlan.

Los Santuarios Mortuorios están prohibidos para cualquiera excepto para los Slann, la Guardia del Templo, y los sacerdotes funerarios. Este sacerdocio se diferencia de los sacerdotes de otras culturas en que no usan la parafernalia funeraria que a menudo se asocia con tal oficio. De hecho, está prohibido acercar huesos, o símbolos de dioses de la muerte como Morr cerca de los santuarios, nada que pueda atraer el Viento de Shyish o Dhar corruptor al interior. Aquellos que emplean tales fuerzas encuentran que su magia se desvanece cuanto más se acercan.

Cúpula de Huanchi[]

Una enorme cúpula de piedra marca el barrio suroeste de Tlaxtlan. Se trata de la Cúpula de Huanchi, un templo dedicado al dios jaguar de la noche y la caza. En el interior, la noche reina eternamente. Ninguna luz puede entrar en la cúpula, y el sonido de la Ciudad-Templo se desvanece, dejando a quienes están dentro aislados de sus sentidos.

El interior de la cúpula está dividido en varios niveles. El nivel del suelo es una jungla nocturna sofocante donde jaguares y otros predadores deambulan libres y se llevan a cabo cacerías rituales en honor a Huanchi. Por encima, la oscuridad da paso a un mapa estelar. Tocar una estrella es iluminarla con glifos brillantes.

Finalmente, el nivel más alto es la Cámara del Olvido. Los Slann meditan aquí en la misma frontera de la no existencia, separados por el extraño poder de la cúpula de todo sentido de identidad. Esta cámara está prohibida para todos excepto para los Slann, ya que solo un Slann tiene la fuerza mental para encontrar el camino de regreso a su cuerpo. Incluso algunos de ellos no han regresado, permaneciendo sus cuerpos vacíos en la Cámara del Olvido, menos conscientes incluso que los Sacerdotes Reliquia muertos.

Templo Solar de Chotec[]

En una Ciudad-Templo dedicada a la luna, el dios sol Chotec goza de menos favor que en cualquier otro lugar. No obstante, el Templo Solar de Chotec sigue siendo importante para el trazado preciso de Tlaxtlan. La Pirámide Templo está llena de espejos de bronce pulidos, que dirigen los rayos del sol, y el fiero Viento de Aqshy, magnificando muchas veces el calor de Lustria. Solo los Eslizones más resistentes pueden soportar las elevadas temperaturas durante mucho tiempo, e incluso ellos deben refrescarse en piscinas reservadas para este propósito.

Siempre que los Saurios se reúnen para la guerra, acuden primero al Templo Solar. Aquí, el calor acelera su sangre, preparándolos para las batallas que se avecinan. Otros Hombres Lagarto también vienen aquí cuando se requiere pensar rápidamente, presentando ofertas a Chotec en agradecimiento.

El Templo Solar es un reflejo del Templo Lunar en la distante Hexoatl. Una vez al año, el Slann gobernante, el Cacique Adohi-Tehga, lleva a cabo el Ritual del Sol Poniente, mientras que en Hexoatl, el Cacique Mazdamundi supervisa el Ritual de la Luna Naciente. La temperatura alrededor del Templo Solar se vuelve más fría después de esto y se necesitan muchas semanas para alcanzar su intensidad anterior.

Actualmente un emisario de Hexoatl, se encuentra alojado en el Templo Solar. Trajo consigo un objeto tomado de una reciente incursión de los Elfos Oscuros sobre el cual Hexoatl, desea consultar a los astromantes de Tlaxtlan. Parece tratarse de una creación de los Hombres Lagarto, y lleva los glifos de Tlazcotl y Chotec, pero no se puede encontrar ninguna referencia a tal objeto en los registros de Hexoatl.

Barrios de los Eslizones[]

Existen barrios de Eslizones por todo Tlaxtlan, aunque los Barrios del Trabajador del norte son con diferencia los más grandes. Casi diez mil Eslizones, viven y trabajan dentro de este distrito de la Ciudad-Templo, que está a su vez subdividido en espacios residenciales, talleres de trabajo y mercados favela. Estatuas de Tlazcotl con ojos de espejo se encuentran por todas partes, rodeadas de ofrendas traídas al final del día.

Casa de los Registros[]

La Casa de los Registros es el centro del barrio de los escribas, un vasto edificio de piedra y estuco, alrededor del cual pequeñas residencias de Eslizones se aferran como lapas a sus paredes. Aquí, los escribas Eslizones transcriben los registros de la Ciudad-Templo, tanto sagrados como mundanos. El edificio es como las casas achaparradas de los Eslizones, pero mucho más grande para dar cabida a los pergaminos, los libros, y los palos de cómputo que se encuentran dentro. Estos registros continúan bajo tierra, con cavernas mantenidas frescas y secas para preservar preciosos documentos.

Los encargados de los registros realizan su labor con gran agilidad. Muchos han sido bendecidos con memorias increíbles, capaces de encontrar el más mínimo fragmento de información en cualquier lugar dentro de los extensos archivos de Tlaxtlan. Se dice que algunas piezas de los archivos se remontan a los propios Ancestrales.

Embajada del Mensajero[]

Este edificio bajo no se diferencia mucho de otras casas del barrio de los Eslizones, salvo por el glifo del Ancestral Uxmac sobre su puerta. La Embajada del Mensajero es usada por visitantes en la ciudad, mensajeros Eslizones y enviados comerciales venidos a Tlaxtlan desde todo lo largo y ancho de Lustria.

La Embajada no es un lugar cómodo. Los Eslizones no valoran la privacidad, y no esperan recibir un mejor trato cuando visitan otra Ciudad-Templo. La excepción es la comida, que puede ser llevada a los visitantes como un regalo de bienvenida por los Eslizones locales deseosos de conocer noticias de sus primos lejanos.

Mientras que los Eslizones son los habitantes habituales, hay casos raros de gente de sangre caliente como humanos y Altos Elfos, a quienes se les permite permanecer dentro de la Embajada. A estas gentes rara vez se les permite abandonar los barrios de los Eslizones sin una escolta, y pueden encontrar más confortable acampar en las afueras. Para así evitar el compartir alojamiento con una multitud de Eslizones, todos durmiendo juntos para compartir calor.

Puertas de Tlaxtlan[]

Las Puertas de Tlaxtlan se extienden sobre los barrios Eslizones del norte de la ciudad. En apariencia es un elaborado arco de piedra, que no enmarca nada más que la jungla más haya. Sin embargo, si miras de cerca verás un ligero brillo en el aire. El mundo cambia de color, las nubes tardan unos minutos más de lo debido en pasar de un lado al otro del arco, y una nausea agitada se instala en tus entrañas. Afortunadamente, no podrás acercarte demasiado, ya que la entrada está custodiada por los Kroxigores más grandes de la ciudad, cubiertos por armaduras encantadas.

Las Puertas de Tlaxtlan fueron una vez la entrada de Tlaxtlan a los Senderos de los Ancestrales, esa red mística de rutas y caminos que desafían la distancia y se extienden a todos los rincones del Mundo Conocido. Sin embargo, después de que los Senderos se convirtieran en un refugio para Demonios, el portal de Tlaxtlan arrojó magia corruptora, retorciendo a los Hombres Lagarto ante el en horribles burlas del trabajo de los Ancestrales. Fue necesario, el sacrificio del Mago Sacerdote Tlaztlan para sellar la puerta, y se dice que su espíritu la sigue manteniendo cerrada hasta la actualidad.

Alrededores[]

Más allá de la magia protectora de Tlaxtlan, la Ciudad-Templo se ramifica en asentamientos satélite, pantanos cultivables, y puestos de vigilancia. Los Eslizones que viven en los alrededores tienen pocos motivos para aventurarse en la ciudad propiamente dicha, y a pesar de seguir viviendo en Tlaxtlan, pueden tener más conexión con los Hombres Lagarto de más lejos. Esto, sumado a sus tareas más aislacionistas, significa que a menudo parecen distantes e incluso provincianos para aquellos que viven en los barrios.

Jardines Flotantes del Perdido Xholankha[]

Los Jardines Flotantes proveen un exuberante color en medio de las frías agujas plateadas de Tlaxtlan, una serie de grandes plataformas suspendidas en medio del aire, rebosantes de vida vegetal. El agua brota de sus bordes en constantes cascadas iridiscentes y el aire está cargado con el olor a polen y tierra. Los jardineros Eslizones vuelan entre las plataformas en Terradones, sus herramientas hacen ruido mientras cosechan plantas para medicinas y pociones.

Lustria no es ajena a la vida vegetal inusual. Sin embargo, los Jardines Flotantes albergan ejemplares únicos dentro de sus fronteras. Algunas son familiares, aunque raras, hierbas y plantas de Lustria y otros lugares. Otras, solo existen aquí, sus semillas supuestamente traídas por los Ancestrales en memoria del mítico Xholankha.

Los jardines son populares entre los Slann de la Ciudad-Templo. Se sientan en ellos y experimentan una sensación de paz y pertenencia que les resultaría difícil de explicar a otros mortales, incluso a sus siervos los Hombres Lagarto. Las plataformas flotan unas alrededor de otras en una danza interminable de patrones complejos. Cuando se alinean con la estrella Itzi, el sentido de pertenencia de los Slann se altera en una inquietante pasión por los viajes, que altera sus pensamientos e incluso les provoca inquietud.

Templo de Itzl y Corral-Arena[]

El Templo de Itzl es uno de los complejos de templos más grandes de Tlaxtlan. También funciona como el corral-arena de la Ciudad-Templo, un lugar donde los poderosos Estegadones y Bastiodones son alojados y entrenados. El suelo tiembla mientras los domadores Eslizones ponen a prueba a sus enormes criaturas reptilianas, sus gritos atronadores resonando a lo largo de la ciudad. Los Terradones vuelan por encima, entrando y saliendo de su nido en la cima del templo. Mientras tanto, dentro del propio templo, los sacerdotes Eslizón de Itzl se ocupan de que las armas arcanas de la Ciudad-Templo, sean montadas en las bestias cuando la ciudad va a la guerra.

Si bien Itzl es el Ancestral en cuyo dominio se encuentran todas las criaturas de sangre fría, el corral-arena tiende solamente a albergar las más grandes bestias de carga de la ciudad. Gélidos, Carnosaurios, y Rajadáctilos todos tienen sus propias cuevas y nidos mas lejos de la ciudad.

Sin embargo, el corral-arena a veces alberga criaturas más extrañas. Actualmente, los sacerdotes están tratando de domesticar a un grupo de Culchans enviados como tributo desde el lejano Oyxl. Los Slann de Oyxl parecen creer que es auspicioso enviar estas grandes aves a Tlaxtlan. Pero, hasta ahora, los cuidadores de las bestias han tenido poco éxito con las criaturas, y varios de ellos han sido devorados.

Defensas de Tlaxtlan[]

Todas las Ciudades-Templo tienen sus propios medios para repeler a los invasores. Hexoatl confía en sus increíbles fortificaciones, las murallas que rodean la ciudad elevándose hasta rivalizar con sus Pirámides Templo. Xlanhuapec se envuelve en brumas mágicas, escondiéndose de cualquiera que venga en busca de las riquezas que resguarda. Tlaxtlan no usa ninguno de estos métodos. En cambio, confía en el poder de su magia y la fuerza de sus huestes militares.

Defensas Mágicas[]

La ciudad de Tlaxtlan carece de los impenetrables muros de Hexoatl, las poderosas huestes de Itza, y las esotéricas defensas de Xlanhuapec. Es menos beligerante que muchas de las otras Ciudades-Templo, un lugar de fría contemplación y estudio cuidadoso. Sin muros que la limiten, Tlaxtlan ha tenido libertad para expandirse, con nuevas carreteras, monumentos y observatorios extendiéndose desde su plaza central.

Imponentes obeliscos, e impasibles lagartos-esfinge marcan la ciudad, cada uno colocado en cuidadosa consulta con la órbita de la verdadera luna. De esta manera, Tlaxtlan sirve como un nodo vital en la Red Geomántica, aprovechando el poder de los cielos para alimentar sus defensas y adivinaciones.

Zigurat de Quetli[]

Al este de la Pirámide Templo central se ubica el Zigurat de Quetli, dedicado al divino protector y dios guerrero Quetzl. Si la ciudad se ve atacada, los Slann se congregan en su cámara ritual. Aquí, bajo la dirección de Chuqa-xi, invocan el poder del santuario.

Un rayo de magia brillante se eleva hacia el cielo. Asentándose alrededor de los límites de la Ciudad-Templo, una cúpula arcana impenetrable que nunca ha sido traspasada. Mientras que los Slann en otras Ciudades-Templo pueden conjurar algo similar, esta cúpula proviene de un artefacto de los Ancestrales, muchas veces más poderoso que cualquier cosa que esos grandes creadores de hechizos puedan realizar.

No obstante, no todas las partes de Tlaxtlan caen dentro de sus límites, dado que la ciudad se ha expandido desde que el Zigurat fue construido, llevando algún tiempo implementarlo. Esto forma el escudo final de Tlaxtlan, una defensa que no se invoca a la ligera ya que deja gran parte de la ciudad vulnerable e impide que sus ejércitos marchen al encuentro del enemigo.

Los Guardianes[]

Los anillos dorados de los Guardianes giran lentamente sobre la puerta sur de Tlaxtlan. Cualquiera que pase por debajo de ellos puede sentir el poder que contienen, mientras el aire se vuelve espeso con potencial de tormenta. Cuando la verdadera luna se alinea con los Guardianes, este poder se vuelve tan fuerte que incluso aquellos sin Segunda Visión pueden ver la magia formando un halo plateado entorno a los dispositivos.

Los Hombres Lagarto poseen unos pocos artefactos de la época de los Ancestrales. Estos llamados "Artilugios de los Dioses" son increíblemente preciosos y son normalmente mantenidos ocultos en lo profundo de las bóvedas de los templos, o se montan en Estegadones en tiempos de gran necesidad. Los Guardianes son un Artilugio de los Dioses, más grande que cualquiera conocido, capaz de desatar explosiones que pueden dejar cicatrices en la propia realidad.

Son constantemente atendidos por Eslizones dedicados, incluido un escriba cuya función es anotar la alineación de las marcas en cada anillo en momentos significativos del ciclo lunar. Si bien los Hombres Lagarto pueden dirigir el poder de los Guardianes, nadie sabe realmente como funcionan y muchos temen lo que podría suceder en el caso de que la Luna del Caos corrompiera el poder que obtienen de la ciudad.

Estatuas del Vigilante[]

Tlaxtlan posee muchas estatuas dedicadas a su patrón Ancestral y deidad Tlazcotl. Estos monumentos buscan mostrar su naturaleza como observador de todo, y aquellos que caminan por las carreteras elevadas, caminos, o incluso tratan de acercarse a Tlaxtlan a través de las junglas, pueden encontrarse pasando bajo la mirada de espejo de estas estatuas. De lejos, la más impresionante es la Gran Estatua de Tlazcotl, que domina el Estanque de Desove del Guía en Tlaxtlan central. La estatua se eleva sobre la plaza central, sus muchas cabezas mirando hacia cada rincón de la Red Geomántica. Las ofrendas rodean su base, y los sacerdotes Eslizón del templo de Tlazcotl la atienden diariamente para ver que han presenciado los ojos de su maestro.

La Gran Estatua puede ver cualquier cosa que ocurra ante los ojos de las estatuas menores, su vista reflejada en sus propios orbes espejados. De esta manera, Tlaxtlan nunca puede ser tomado por sorpresa. Incluso aquellos que se acercan con sigilo, sin ser vistos por ojos mortales, encuentran a los Hombres Lagarto preparados y esperándolos.

Se rumorea que la Gran Estatua de Tlazcotl puede ver todas las cosas en el universo, y si un sacerdote Eslizón puede alcanzar el estado meditativo correcto, puede dirigir su mirada más haya de las fronteras de Tlaxtlan. Cuando no son usados de esta manera, los ojos de la Gran Estatua muestran un desconocido cielo nocturno.

Ocasionalmente aparecen otras imágenes. Imágenes de un abismo sembrado de estrellas donde los mundos arden. De un campo cubierto de líneas y símbolos, rodeado de suplicantes que gritan. De una oscura y silenciosa ciudad, donde los hombres se pelean como ratas. Los sacerdotes creen que estas son cosas que Tlazcotl está viendo y toman cuidadosas notas de todas y cada una de ellas. Algún día, esperan verlas por ellos mismos.

Fuerzas de Tlaxtlan[]

Incluso con sus impresionantes defensas mágicas, Tlaxtlan mantiene un ejército fuerte tanto para defender la propia ciudad, como sus territorios adyacentes. Ubicada en los bordes de los Pantanos Piraña, carece de las grandes formaciones naturales de cuevas favorecidas por los Gélidos y los Troglodones. No obstante, lo que a la ciudad le falta en caballería, lo compensa con creces con un sólido núcleo de infantería.

Patrullas de Eslizones[]

Las patrullas de Eslizones forman el primer sistema de alerta de la ciudad, así como su primera línea de defensa. Pequeñas bandas de exploradores patrullan la jungla lustriana adyacente constantemente, reportando sobre todo lo que encuentran. Ellos son apoyados en su trabajo por los Eslizones Camaleón de la ciudad. Estos cazadores sigilosos tienen puntos de emboscada por todo el territorio adyacente, y rara vez abandonan sus puestos, excepto para cazar a un intruso o para advertir a Tlaxtlan de cualquier amenaza más grave de la que ellos se pueden ocupar.

Cuando se identifica tal amenaza, las patrullas de guerra de Eslizones convergen en su posición. Estos diminutos guerreros reptiles carecen de la fuerza y la habilidad de sus hermanos Saurios, pero su naturaleza anfibia les permite interceptar rápidamente al enemigo, retrasándolo mientras la ciudad prepara sus defensas. Si la amenaza lo demanda, las Salamandras y los Razordones son liberados de sus corrales y conducidos hacia el enemigo que avanza. Se abren las presas, lo que permite que el pantano se trague las calzadas.

A estos se suman los peligros de los Pantanos Piraña, donde los Eslizones crían la abundante oferta de la región en peces depredadores. Los Kroxigores se esconden bajo las aguas, surgiendo para emboscar a los incautos en una rugiente y sanguinaria masa de músculos y escamas. En el caso de que el enemigo los supere, los Eslizones retroceden para acosar sus flancos, dejando que se ocupen del enemigo las cohortes de Saurios que esperan.

Defensores de Tlaxtlan[]

Incluso más que muchas otras Ciudades-Templo, Tlaxtlan depende en gran medida de su infantería Sauria, ya que los pantanos circundantes no son adecuados para grandes formaciones de caballería. Antes del conflicto, estos guerreros se reúnen primero en el Templo Solar de Chotec, alineándose en perfecta formación con sus compañeros de desove. Aquí reciben órdenes de los Escamaduras y Viejaestirpes, mientras los sacerdotes Eslizones del dios sol canalizan el poder del templo para acelerar su sangre fría para la batalla.

Si Tlaxtlan se ve amenazado, estos guerreros forman en bloques defensivos, obligando al enemigo a retroceder con lanzas y escudos con dientes de sierra. Muchos de los Saurios de la ciudad portan la bendición de Tlazcotl. Estos Saurios anclan la línea de los Hombres Lagarto, dado que incluso los terrores sobrenaturales tienen poco que hacer ante su naturaleza estoica.

La Guardia del Templo, mientras tanto, se mantiene en cumplimiento de su deber. Muchos se alinean en las empinadas escaleras de sus zigurats, esperando a que el enemigo se acerque. Rara vez se unen a la lucha, sin importar como vayan las cosas, manteniéndose atrás para defender los templos y a los Slann, sin ninguna consideración más haya de este deber.

Cuando no están en batalla, las huestes de Saurios patrullan la ciudad. A determinadas horas del día, todos los Eslizones locales saben que deben hacerse a un lado mientras los Saurios marchan pesadamente en perfecto orden haciendo temblar las piedras. Algunos de estos Saurios, han estado siguiendo estas rutas de patrulla sin cambios durante siglos, su incansable dedicación a la defensa de la ciudad marcada en las propias piedras. Otros se ubican en puestos de vigilancia a lo largo de caminos, templos, y plazas, sin moverse a menos que se les ordene, permaneciendo tan quietos y vigilantes como las estatuas de Tlazcotl.

Riquezas Atesoradas[]

Cuando el templo zigurat de Chapotek estaba en la cúspide de su poder era el más importante de los centros de conocimiento establecidos por los Magos Sacerdote de Tlaxtlan, en los albores de la Gran Catástrofe. Aunque ya no es más que la carcasa vacía de su antigua gloria cubierta de flora enmarañada, sus catacumbas guardan tesoros del conocimiento astrológico y profético inscrito en tablillas de bronce que datan de la época de los todopoderosos Ancestrales.

Antaño, la ciudad de Tlaxtlan era el hogar de adivinos y oráculos de insuperable talento, mas el advenimiento de Morrslieb supuso una disrupción en los poderes de estos videntes. Para los Slann de Tlaxtlan fue como si el espacio y el tiempo, siempre abiertos a su escrutinio y manipulación, hubieran quedado velados tras ondulantes volutas de bruma. Los Señores de Tlaxtlan aún percibían atisbos de su precognición perdida como un amputado doliéndose de la pérdida de su miembro. Se vieron forzados a confiar, más que nunca, en los segmentos de sabiduría que las placas de los Ancestrales contenían para afianzar sus predicciones. Lo que empezó como una medida temporal acabó siendo, con alarmante rapidez, un arreglo permanente. Las astromantes de Tlaxtlan no concebía mayor horror que el de la atrofia definitiva de su don, cosa que solo podía evitarse mediante la vigilancia celosa de las tablas de Tlaxtlan.

Fue este ansia la que llevó a los Slann a establecer asentamientos a lo largo de la Red Geomántica, como Chapotek, Huancha y Xutaph. Cada uno de estos lugares, protegido de la entropía y las interferencias mágicas por complejos círculos de hechizos, fue fortificado y provisto de criptas para almacenar las tablillas proféticas de Tlaxtlan. Con estas medidas, los Slann esperaban evitar el desastre si las hordas del Caos volvían a amenazar sus tierras. Todo el poder de los astromantes se invirtió en la protección de estos bastiones y, a pesar de verse enturbiadas por imperfecciones, sus visiones aseguraban la respuesta violenta a cualquier invasión.

Personajes Notables[]

Como con todas las Ciudades-Templo de los Hombres Lagarto, Tlaxtlan está dirigida en última instancia por los Slann. No obstante, estas elevadas criaturas raramente participan en la administración del día a día, y un Slann puede incluso no hablar nunca durante toda la esperanza de vida de un Eslizón. La gestión de la ciudad, así pues, cae en manos de asistentes Eslizones, sacerdotes y supervisores.

  • Tzku'Ta - es un Eslizón diminuto que ha sido recientemente elevado al estatus dual de Asistente Principal del Slann gobernante Adohi-Tehga y Sacerdote Eslizón Jefe de la Ciudad-Templo de Tlazcotl de los Hombres Lagarto en Lustria.
  • Tetto'eko - considerado el Eslizón más anciano de toda Lustria, el Astromante Jefe del Templo del Eclipse de Tlaxtlan, es tratado con honores normalmente reservados solo para los Slann..
  • Kupa'Ti - un intenso Eslizón, con una cresta teñida del distintivo carmesí de los seguidores de Sotek, Kupa'Ti es el Supervisor del Pescado y el Forraje, jefe de todos los Eslizones de Tlaxtlan cuya función es velar por que la Ciudad-Templo esté bien alimentada.
  • Pa'Qa - es el Eslizón Guardián de los Registros de Tlaxtlan que supervisa los barrios de escribas de Tlaxtlan.
  • Mundizuma - Fallecido.
  • Ad'ivin'o - Exclusivo del juego Total War: Warhammer II.

Notas Aclaratorias:

  • Si bien no se dice directamente, es casi seguro que Kraq-Rok sea de Tlaxtlan.
  • No se esta seguro si Zltoc es de Tlax o Tlaxtlan.

Fuentes[]