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Pese a todo, en el juicio Malekith pidió clemencia para su madre y logró convencer a Bel Shanaar para que no la ejecutara, conmutando su sentencia a mantenerla constantemente como prisionera en Tor Anroc y bajo constante vigilancia. Thyriol se encargó de invocar los conjuros para mantenerla confinada en el palacio de Bel Shanaar.
 
Pese a todo, en el juicio Malekith pidió clemencia para su madre y logró convencer a Bel Shanaar para que no la ejecutara, conmutando su sentencia a mantenerla constantemente como prisionera en Tor Anroc y bajo constante vigilancia. Thyriol se encargó de invocar los conjuros para mantenerla confinada en el palacio de Bel Shanaar.
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=== Masacre en el Templo ===
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La encarcelación de Morathi siguió un periodo de relativa paz. Con Nagarythe de nuevo bajo el control de Malekith y con las sectas del placer desbaratadas, las turbulencias y la violencia que habían asolado Ulthuan amainaron. Thyriol regresó a Saphery para continuar gobernando su reino y seguir educando a sus nietos en el arte de la magia. Pero este periodo de calma llego a su fin tras mas de dos décadas, cuando cultos y sectas a dioses oscuros resurgieron con más fuerza que nunca, llevando la anarquía toda Ulthuan. Incluso Malekith se había visto obligado a huir de Nagarythe con un cuerpo de guerreros leales y buscar asilo en Tor Anroc, en la corte del Rey Fénix.
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La situación se había vuelto tan descontrolada que, por consejo de Malekith, el Rey Fénix [[Bel Shanaar]] decidió convocar un nuevo consejo de Principe en el [[Templo de Asuryan]]. El Rey Fénix deseaba que aquella nueva revuelta fuera sofocada los mas rápidamente, revisándose la propuesta de formar un nuevo ejército unido bajo su estandarte y elegir al [[Comandantes Altos Elfos|comandante]] de dicha fuerza. De esta manera, Thyriol viajó a la isla de la [[Isla de la Llama]] reencontrándose con los demás príncipes soberanos de Ulthuan. Los únicos que faltaban era el propio Bel Shanaar y Malekith, como representantes de [[Tiranoc]] y Nagarythe. Algunos se tomaron muy mal la tardanza del Rey Fénix y amenazaban con regresar a sus tierras por la falta de respeto implícito en aquel retraso, pero [[Thyriol]] ayudó a [[Elodhir]], el hijo del rey, a convencerlos para que permanecieran.
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Finalmente llegó al puerto de la isla una nave con la insignia de Tiranoc. La situación pareció calmarse pero pronto quedó claro que algo no iba bien cuando solo desembarcaron [[Malekith]] y sus guerreros. Una vez todos dentro del [[templo]], frente al fuego sagrado de Asuryan, el príncipe de Nagarythe informó una noticia realmente terrible que llenó de consternación a todos los presentes: Se había descubierto que [[Bel Shanaar]] era un miembros de los [[Cultos de los Excesos]], y que se había suicidado cuando fueron a detenerle. La sala principal no tardó en estallar en acaloradas discusiones ante la revelación de estos eventos.
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Thyriol estaba atribulado por esta revelación pero también suspicaz, ya que todo le parecía demasiado conveniente. Y sus sospechas no estaban demasiado desencaminadas pues la realidad era que Malekith siempre había ambicionado suceder a su padre Aenarion como Rey Fénix, y tras el Asedio de Anlec se confabuló con su madre para alcanzar ese objetivo. Pese a estar prisionera, [[Morathi]] logró que sus agentes colocaron falsas pruebas que señalaban a Bel Shanaar como un miembros de las depravadas sectas, y luego Malekith lo asesinó envenenándolo
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antes de viajar al Templo de Asuryan.
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En el consejo, Malekith no tardó en presentarse como sucesor a la [[Corona del Fénix]], exponiendo las razones por las que debería ser elegido, pero Thyriol y muchos otros príncipes se mostraron reacios a ello, argumentando que Consejo no podía tomar a la ligera una decisión tan importante, además de que debía aclararse la muerte de Bel Shanaar. Enfurecido ante su negativa, Malekith soltó una diatriba, y en sus aspavientos dejó accidentalemnte al descubierto que portaba su espada ma´gica consigo, desobedecíendo las leyes del templo de Asuryan que prohibía la presencia de armas en su interior. Ante esto, Malekith declaró que se habían terminado las discusiones y desenfundó Avanuir.
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Thyriol trató de dialogar para tratar de apaciguar la situación, pero para el príncipe de Nagarythe las negociaciones habían acabado, y él y sus seguidores atacaron a los presentes. El príncipe mago dio con sus huesos en el suelo tras abatido por un puño en un guantelete, mientras que el resto de los príncipes trataban de defenderse como podían, pues habían acatado las restricciones de [[Asuryan]] de no portar armas dentro de su templo. Lo que siguió fue una matanza, pues muchos fueron los príncipes que cayeron bajo las armas de los naggarothi.
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En su arrogante confianza, Malekith se introdujo en las llamas sagradas de Asuryan sin recibir las protecciones de los sacerdotes, esperando ser bendecido por el rey de los [[Panteón Élfico|dioses élficos]], al igual que ocurriera con su padre. Pero por su corrupción y transgresión lo único que consiguió fue acabar con el cuerpo totalmente destrozado y quemado antes de ser expulsado de las llamas. Creyéndolo muerto, los seguidores de [[Malekith]] recogieron el cuerpo destrozaron de su señor y huyeron del [[Templo de Asuryan]], dejando tras de una sala lleva de príncipes asesinados.
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Al poco llegó Carathril, Heraldo del Rey Fénix, y ayudó a los pocos supervivientes a reincorporarse. Thyriol estaba entre ellos, y Carathril vio que su rostro estaba más pálido de lo que era habitual en el mago. Un corte le cruzaba la frente y tenía los ojos sepultados bajo una costra de sangre. Aparte de él, otros nobles [[Altos Elfos]] también lograron salir vivos de aquella carnicería, entre ellos [[Finudel]], Príncipe de [[Ellyrion]], y [[Thyrinor]], primo de [[Caledrian]], que se encontraba entre las victimas.
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[[Categoría:Personajes Literarios Altos Elfos]]
 
[[Categoría:Personajes Literarios Altos Elfos]]

Revisión del 08:01 14 sep 2024

NO TOCAR, PENDIENTE DE MEJORA

Thyriol fue el Príncipe regente de Saphery desde antes del nombramiento de Bel Shanaar como Rey Fénix hasta el fin de la Guerra de la Sucesión. Era el Mago Altos Elfo más poderoso de su época.

Descripción

Historia

Guerra contra los demonios y el Primer Consejo

Thyriol era un joven elfo durante los años en la que los Demonios del Caos invadieron la isla continente de Ulthuan. Fue tutelado por el propio Caledor Domadragones en el dominio y empleo de las artes místicas. Combatió en numerosas ocasiones al lado de su maestro y de Aenarion, el primer Rey Fénix de los Elfos, sin vacilar jamás un solo segundo en el campo de batalla, por muy terrorífico que fuera el enemigo. Se convirtió en un mago élfico destacado, aún así, no participó en el plan Caledor Domadragones para crear el Gran Vórtice con el que filtrar la Magia en el mundo y derrotar a los demonios.

Millares de demonios atacaron la Isla de los Muertos para evitar que Caledor y los magos más extraordinarios de aquella época llevaban a cabo el ritual, siendo defendidos por Aenarion y sus tropas. Muchos fueron los elfos murieron en la batalla, pero al final Domadragones consiguió crear el Gran Vortice, que empezó a absorber los Vientos de la Magia, privando a los demonios de las energías que necesitaban para existir en el reino mortal, siendo desterrados a la infernal dimensión de la que procedían y salvando al mundo. Sin embargo, grandes fueron los sacrificios de aquél día. Caledor Domadragones y sus Magos quedaron para siempre atrapados dentro del Gran Vortice, y el Rey Fénix Aenarion moriría a causa de sus heridas, tras devolver la Espada de Khaine a su altar en la Isla Marchita.

Aún siendo un joven elfo, Thyriol se convirtió en el Príncipe regente de Saphery tras estos acontecimientos. Un año después de la muerte de Aenarion, se llevó a cabo el Primer Consejo para elegir a su sucesor como Rey Fénix de los Elfos. Thyriol y los demás príncipes y gobernantes de otros reinos se reunieron en el Claro de la Eternidad, en el reino de Avelorn, bajo la sombra del Aein Yshain, y proclamaron a Bel Shanaar, Principe de Tiranoc y amigo de Thyriol durante de la guerra, como nuevo Rey Fénix. A esta elección se opuso la delegación de Nagarythe, el reino fundado por Aenarion, el cual estaba liderado por su segunda esposa y viuda Morathi, quien defendía el derecho de Malekith, el hijo que tuvo con él, para que fuera el nuevo soberano.

Sin embargo la elección ya estaba tomada. Thyriol argumentó en favor de Bel Shanaar, asegurando que Ulthuan necesitaba un prudente y sabio, y no uno beligerante, que liderase Ulthuan y pudiera recuperarse de heridas infligidas por la guerra contra los demonios. Además, Malekith aún era demasiado joven y había crecido bajo la influencia de la Espada de Khaine, y se temía el influjo que la espada maldita pudo tener en él. La elección de Bel Shanaar también estaba secundada por figuras tan importantes como Menieth, regente del reino de Caledor e hijo de Caledor Domadragones, y muy especialmente de la Reina Eterna Yvraine, hija que tuvo Aenarion con su primera esposa Astarielle, antes de que fuera asesinada a manos los sirvientes de los Dioses del Caos.

Morathi protestó, acusando a los demás príncipes de conspiración para tratar de derrocar la dinastía de Aenarion y debilitar a Nagarythe el dominio de Ulthuan. Thyriol le reprochó su respuesta, recordándole que se enviaron emisarios a Anlec para que participara en las deliberaciones pero las había rechazado y tampoco envió embajador alguno. El príncipe de Saphery le aseveró que se le había concedido el derecho y la oportunidad de que presentara alegaciones en favor de su hijo pero había preferido ignorarlos, así que no tenía derecho a acusar a nadie de conspiración. Morathi trató de seguir reclamando furibunda los derechos de su hijo, pero al final el propio Malekith intervino y aceptó la elección de Bel Shanaar como sucesor de su padre.

Tras la coronación de Bel Shanaar como Rey Fénix, Ulthuan viviría una época dorada de prosperidad durante varios siglos, expandiendo su poder e influencia a lo largo del globo. Thyriol permaneció en Saphery para gobernarlo como su soberano, así como también aumentar sus conocimientos y estudios sobre la magia, llegando a convertirse con el tiempo en el Mago Altos Elfos de su época. Suyos eran la mayoría de los conjuros y los encantamientos que sustentaban la ciudadela de Saphethion, la capital de Saphery, en el aire, conociendo sus entresijos y secretos mejor que nadie. También se pasaría el resto de su vida estudiando el trabajo de Caledor Domadragones y los principios del Vórtice, para asegurarse de que siempre permaneciera estable. Sus conocimientos y sabiduría hicieron que se convirtiera en uno de los mayores aliados de Bel Shannar y en un importante consejero, en especial en temas relacionados con la magia,

Aunque se desconoce cuando, Thyriol se casó con la maga Miranith, y tuvieron una hija a la que bautizaron como Illeanith, a la cual Thyriol educó para que fuera una usuaria de los vientos de la Magia como él. Illeanith se casaría y le daría dos nietos, Anamedion e Illeanith, a los que también instruiría en el empleo de la magia cuando fueron lo suficientemente mayores. Desafortunadamente, en algún momento Miranith fallecería, lo cual fue una gran pena para Thyriol, aunque le consoló que al menos fuera en una época de paz y no en la guerra.

Cultos Decadentes

Tras la coronación de Bel Shannar como Rey Fénix, Malekith partió de Ulthuan a las colonias en Elthin Arvan, donde esperaba obtener gloria y reconocimiento combatiendo contras los muchas razas y seres abominables que allí habitaban. Su madre quedó como regente Nagarythe, gobernando el reino en su nombre durante sus siglos de ausencia. Morathi nunca abandonó la ambición de que Malekith fuera nombrado como Rey Fénix, y a lo largo del gobierno de Bel Shanaar, usó su poder e influencia para obtener apoyos y aliados en los demás reinos de Ulthuan. Nunca fue directamente en contra de Bel Shanaar, pero si que fue sutil a la hora de menoscabar su poder.

Su jugada maestra fue la creación y el fomento de sectas que adoraban a dioses exóticos como los Cytharai, las deidades más siniestras del Panteón Élfico, e incluso a deidades aún más oscuras. Logró que por los restantes reinos de Ulthuan surgieran numerosos cultos dedicados a los Excesos, al Placer y del Lujo. Al principio se vio como algo inofensivo o una mera curiosidad que no suponían mal alguno, pero con el tiempo, sus ceremonias se volvieron cada vez más depravados, que implicaba sacrificios y Magia Oscura. Los miembros de estas sectas empezaron a causar toda clase de violentos disturbios, desafiando la autoridad de Bel Shanaar y de los príncipes élficos. A raíz de estos acontecimientos, en el XIII siglo de su reinado, Bel Shanaar convocó en su palacio en Tor Anroc un Consejo de Príncipes para discutir la situación y tratar de hallar una solución.

Thyriol viajó a Tiranoc pues estaba preocupado por la situación y así se lo hizo saber al consejo. Los rituales y los sacrificios de la sectas estaban haciendo que cada vez hubiera una mayor acumulación de energía mágica maligna en el Vórtice, lo cual suponía una amenaza para todos, aunque no podía dilucidar si ese era el propósito de los cultos o una consecuencia no buscada de sus ceremonias. Ciertamente, con el tiempo, el Vórtice disiparía parte de su poder y limpiaría los vientos si no continuara alimentándose ese tipo de magia. Desgraciadamente, no podían hacer nada para acelerar el proceso, aparte de poner fin a las sectas que realizan las prácticas de brujería. De momento el Vórtice mantenía controlados los vientos de la magia, pero la magia negra estaba acumulándose en las montañas, y cada vez había un mayor avistamientos de criaturas extrañas, seres sobrenaturales generados por el poder del Caos.

Es por ello que Thyriol se mostró favorable a la proposición de príncipe Imrik, nieto de Caledor Domadragones y hermano menor de Caledrian, príncipe regente del reino de Caledor. Imrik abogaba por la acción directa, proponiendo formar un ejercito formado por tropas de todos los reinos para combatir a las sectas y la raíz del problema, que no era otro que el reino de Nagarythe, y que Morathi estaba detrás de todo. Él y Thyriol congeniaron rápidamente, con el archimago incluso aconsejándolo sobre como debería exponer su proposición para que fuera aceptada, apoyándolo en todo momento cuando habló con el Rey Fénix. Hubo quienes se mostraron reticentes a una acción tan drástica para atajar el problemas de las sectas, pero Thyriol les recordó que los sectarios fueron los primeros en emplear la violencia.

El último empujón a la propuesta de Imrik fue la llegada de Carathril, un Capitán de la Guardia de Lothern que portaba funestas noticias: se había descubierto que Aeltherin, príncipe gobernante de Lothern, estaba afiliado a a una secta que adoraba a Atharti. Thyriol se mostró realmente preocupado por esto, pues demostraba que el asunto era aún más grave de lo que pensaba en un principio, pues ni siquiera los soberanos de Ulthuan eran libres de caer bajo el influjo de los cultos, y lo que vendría a continuación serían miedo y sospecha entre los demás elfos, sin duda, una consecuencia que beneficiaría a sus enemigos.

Al final se aprobó el plan de formar un ejercito, y todos los reinos aportaron soldados y guerreros a la causa. Ahora lo único que faltaba era elegir a un coamndante que liderase aquella enorme fuerza militar. Todos tenían claro que la raíz del problema se encontraba en Anlec, la capital de Nagarythe, pero ninguno de los príncipes quiso asumir la responsabilidad de liderar dicha fuerza e invadir el reino de Aenarion, y la discusión se prolongó durante días. Llegado un momento, Malekith hizo acto de presencia en la corte para sorpresa de todos, habiendo regresado en secreto a Ulthuan tras demasiado de ausencia. El hijo de Aenarion se ofreció voluntario para comandar a los ejércitos del Rey Fénix y liberar Nagarythe de la tiranía de su madre. Thyriol le juró su respaldo en nombre de Saphery y puso sus propios poderes mágicos al servicio de la causa.

Encarcelación de Morathi

Como se había comprometido, varios magos de Saphery se unieron a la expedición de Malekith. El propio Thyriol puso sus propios poderes mágicos al servicio de la causa, acudiendo a la batalla junto a los magos y príncipes de Saphery, Merneir y Eltreneth. Los tres iban a lomos de pegasos y trazaban círculos sobre las huestes de Malekith para protegerlos de la brujería enemiga, al tiempo que desataban su magia sobre los servidores de Morathi.

La ciudadela de Anlec sufrió la ira de Thyriol y de sus colegas magos. Mientras su pegaso planeaba por el cielo, el mago arrojaba sus encantamientos que destruían las defensas de sus murallas y lanzaban a los defensores despedidos por el aire. Depravados miembros de las sectas, entregados a macabros sacrificios, pronunciaban con voz aullante sus imprecaciones incluso mientras los rayos que salían del báculo de Thyriol les atravesaban el cuerpo. Las huestes encabezadas por Malekith se colaron en tropel por un hueco que los magos habían logrado abrir es las murallas, recibíendo las ovaciones y los agradecimientos atronadores de la infantería.

Malekith en persona se adentró en el palacio construido por su padre Aernarión, donde Morathi le esperaba para un último duelo. Sin testigos a su lado, derrotó a su madre y la arrestó, restableciendo su autoridad sobre Nagarythe. La captura de Morathi fue mantenida en secreto para evitar que sus seguidores que aún le eran leales emprendieran una ofensiva para rescatarla, y fue conducida a Tor Anroc para que respondiera ante la ley del Rey Fénix. Thyriol y sus colegas Merneir y Eltreneth formaron parte de la reducida escolta como medida de protección contra la brujería de la profetisa.

Thyriol envió un mensaje al príncipe Caledrian para informarle de la captura de Morathi, y dadas las quejas que muchos elfos habían presentado contra ella, también le comunicó que Malekith había extendido una invitación a todos los reinos para que enviasen un representante a la corte de Bel Shanaar para que se enterasen de primera mano del dictamen del Rey Fénix. Caledrian decidió enviar a su hermano Imrik, pidiéndole de que se asegurada que Morathi fuera condenada.

Pese a todo, en el juicio Malekith pidió clemencia para su madre y logró convencer a Bel Shanaar para que no la ejecutara, conmutando su sentencia a mantenerla constantemente como prisionera en Tor Anroc y bajo constante vigilancia. Thyriol se encargó de invocar los conjuros para mantenerla confinada en el palacio de Bel Shanaar.

Masacre en el Templo

La encarcelación de Morathi siguió un periodo de relativa paz. Con Nagarythe de nuevo bajo el control de Malekith y con las sectas del placer desbaratadas, las turbulencias y la violencia que habían asolado Ulthuan amainaron. Thyriol regresó a Saphery para continuar gobernando su reino y seguir educando a sus nietos en el arte de la magia. Pero este periodo de calma llego a su fin tras mas de dos décadas, cuando cultos y sectas a dioses oscuros resurgieron con más fuerza que nunca, llevando la anarquía toda Ulthuan. Incluso Malekith se había visto obligado a huir de Nagarythe con un cuerpo de guerreros leales y buscar asilo en Tor Anroc, en la corte del Rey Fénix.

La situación se había vuelto tan descontrolada que, por consejo de Malekith, el Rey Fénix Bel Shanaar decidió convocar un nuevo consejo de Principe en el Templo de Asuryan. El Rey Fénix deseaba que aquella nueva revuelta fuera sofocada los mas rápidamente, revisándose la propuesta de formar un nuevo ejército unido bajo su estandarte y elegir al comandante de dicha fuerza. De esta manera, Thyriol viajó a la isla de la Isla de la Llama reencontrándose con los demás príncipes soberanos de Ulthuan. Los únicos que faltaban era el propio Bel Shanaar y Malekith, como representantes de Tiranoc y Nagarythe. Algunos se tomaron muy mal la tardanza del Rey Fénix y amenazaban con regresar a sus tierras por la falta de respeto implícito en aquel retraso, pero Thyriol ayudó a Elodhir, el hijo del rey, a convencerlos para que permanecieran.

Finalmente llegó al puerto de la isla una nave con la insignia de Tiranoc. La situación pareció calmarse pero pronto quedó claro que algo no iba bien cuando solo desembarcaron Malekith y sus guerreros. Una vez todos dentro del templo, frente al fuego sagrado de Asuryan, el príncipe de Nagarythe informó una noticia realmente terrible que llenó de consternación a todos los presentes: Se había descubierto que Bel Shanaar era un miembros de los Cultos de los Excesos, y que se había suicidado cuando fueron a detenerle. La sala principal no tardó en estallar en acaloradas discusiones ante la revelación de estos eventos.

Thyriol estaba atribulado por esta revelación pero también suspicaz, ya que todo le parecía demasiado conveniente. Y sus sospechas no estaban demasiado desencaminadas pues la realidad era que Malekith siempre había ambicionado suceder a su padre Aenarion como Rey Fénix, y tras el Asedio de Anlec se confabuló con su madre para alcanzar ese objetivo. Pese a estar prisionera, Morathi logró que sus agentes colocaron falsas pruebas que señalaban a Bel Shanaar como un miembros de las depravadas sectas, y luego Malekith lo asesinó envenenándolo antes de viajar al Templo de Asuryan.

En el consejo, Malekith no tardó en presentarse como sucesor a la Corona del Fénix, exponiendo las razones por las que debería ser elegido, pero Thyriol y muchos otros príncipes se mostraron reacios a ello, argumentando que Consejo no podía tomar a la ligera una decisión tan importante, además de que debía aclararse la muerte de Bel Shanaar. Enfurecido ante su negativa, Malekith soltó una diatriba, y en sus aspavientos dejó accidentalemnte al descubierto que portaba su espada ma´gica consigo, desobedecíendo las leyes del templo de Asuryan que prohibía la presencia de armas en su interior. Ante esto, Malekith declaró que se habían terminado las discusiones y desenfundó Avanuir.

Thyriol trató de dialogar para tratar de apaciguar la situación, pero para el príncipe de Nagarythe las negociaciones habían acabado, y él y sus seguidores atacaron a los presentes. El príncipe mago dio con sus huesos en el suelo tras abatido por un puño en un guantelete, mientras que el resto de los príncipes trataban de defenderse como podían, pues habían acatado las restricciones de Asuryan de no portar armas dentro de su templo. Lo que siguió fue una matanza, pues muchos fueron los príncipes que cayeron bajo las armas de los naggarothi.

En su arrogante confianza, Malekith se introdujo en las llamas sagradas de Asuryan sin recibir las protecciones de los sacerdotes, esperando ser bendecido por el rey de los dioses élficos, al igual que ocurriera con su padre. Pero por su corrupción y transgresión lo único que consiguió fue acabar con el cuerpo totalmente destrozado y quemado antes de ser expulsado de las llamas. Creyéndolo muerto, los seguidores de Malekith recogieron el cuerpo destrozaron de su señor y huyeron del Templo de Asuryan, dejando tras de una sala lleva de príncipes asesinados.

Al poco llegó Carathril, Heraldo del Rey Fénix, y ayudó a los pocos supervivientes a reincorporarse. Thyriol estaba entre ellos, y Carathril vio que su rostro estaba más pálido de lo que era habitual en el mago. Un corte le cruzaba la frente y tenía los ojos sepultados bajo una costra de sangre. Aparte de él, otros nobles Altos Elfos también lograron salir vivos de aquella carnicería, entre ellos Finudel, Príncipe de Ellyrion, y Thyrinor, primo de Caledrian, que se encontraba entre las victimas.