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Slaanesh por John Blanche

El Príncipe Negro del Caos, el Señor de los Placeres, el Maestro, el Despojador, la Serpiente, el Príncipe del Placer y el Dolor.

Slaanesh, el Príncipe Negro del Caos, es el más joven de los cuatro Dioses del Caos. Conocido bajo una infinidad de nombres, como Shornaal o Lanshor, el Señor del Placer, es también el señor de los excesos, gobernando sobre todas las cosas bellas y atractivas. Como maestro de la lujuria y del poder creativo, su esfera de influencia incluye la música, el arte y la pasión, pero también el sadismo, la perversión y la crueldad.

Inspiración y deseo; Slaanesh es la gran musa, el cumplidor de sueños. Es la pasión personificada. Es la encarnación del placer, desde la satisfacción intelectual que se obtiene al resolver un problema, hasta la realización de los deseos más depravados. Es la representación de la complacencia en todas sus formas, y se puede encontrar allí donde la disciplina se vuelve tentación y la virtud, vicio. Suyo es el dominio de la frustración y la agonía, la lucha por alcanzar lo que tanto codician los mortales. Es excitación. Es sufrimiento. Es la suma de todas las experiencias mortales. Los encantos de Slaanesh resultan altamente atractivos, y aquellos que siguen sus pasos, al poco tiempo, se ven seducidos por los vicios del orgullo, la arrogancia y los excesos.

Descripción[]

Seducido por la Oscuridad por Erfian Asafat Slaanesh

Slaanesh es el más insidioso y seductor de todos los Dioses del Caos, un dios hermafrodita cuya esfera de influencia es todo lo placentero y sensual, desde la perfección del arte y la música, hasta los más impúdicos deseos de la carne. Es seductor como sólo puede serlo un dios inmortal, cautivador en su inocencia, y completamente engañoso a pesar de sus encantadoras formas. Le atraen los mortales que poseen un extraordinario encanto y belleza física. Todos los placeres sensuales del arte, la música y la camaradería fascinan a Slaanesh. Es el señor de la lujuria y la indulgencia, de las pasiones crueles y de los vicios ocultos, y de terribles tentaciones que tan sólo un dios puede ofrecer.

A la hora de ubicarlo en el panteón de los dioses del Caos, muchos se obsesionan con su papel como seductor y proporcionador de gratificación sexual. Pero Slaanesh es mucho más que una fuente de los placeres más sórdidos. Pues si no lo fuera, no disfrutaría como lo hace del pernicioso éxito en la corrupción de los habitantes del mundo. No, Slaanesh estimula la imaginación, y encarna la experiencia. Es el patrón de artistas y poetas. Propicia el placer derivado de lo estético y sirve como inspiración superior para todo lo que el crea y extrae placer de sus creaciones. Slaanesh serpentea hacia la imaginación de los mortales proporcionándoles el éxito en sus tareas, alentando artificialmente al artista para llevar su pincel al lienzo o su pluma al pergamino.

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Desde luego, esta sensibilidad también se extiende al plano físico. Las experiencias de la mente y la satisfacción de los deseos mentales inspiran apetitos más profundos y siniestros. Slaanesh provoca anhelos nuevos embotando los sentidos, lo que obliga a sus esclavos a buscar experiencias cada vez más novedosas y extrañas para experimentar la misma emoción que al principio. Cuando los placeres de los actos artísticos comienzan a palidecer, los sujetos recurren a los placeres físicos para alcanzar el mismo estado de éxtasis, las mismas sensaciones que antes. En cierto sentido, el camino del Despojador es un sendero resbaladizo. Cuánto más se exploran los radiantes placeres que ofrece este dios, mayor es la necesidad de alcanzar nuevas y más altas cotas de pasión.

Los que sirven a la Serpiente durante mucho tiempo abandonan la noción de limitaciones que imponen las normas sociales. Lo que antaño era placentero ahora se vuelve ordinario, y sus seguidores deben recurrir a actos cada vez más extraños y depravados para satisfacer sus necesidades. Pronto, incluso la más carnal de las experiencias acaba perdiendo su atractivo, y se ven obligados a explorar las sensaciones de la dulce agonía para llegar a sentir algo. La decadencia se convierte en perversión, la perversión da paso a la abominación, hasta que lo único que queda es el deseo punzante y devorador de sentir algo, sea lo que sea.

Aspecto[]

Templo de Slaanesh por Martin McKenna

De todos los Dioses Oscuros, Slaanesh es el único divinamente bello. Con un cuerpo perfecto que desafía el orden natural del universo. Slaanesh suele materializarse como un ser radiante, de tipo esbelto, extremidades largas y gran elegancia, con una belleza cautivadoramente andrógina y una voz sutilmente inquietante que puede atrapar a un hombre como una araña a una mosca. Dicen que ningún mortal puede mirar su cara divina sin perder su alma, pues estos se quedan atónitos contemplando con adoración y anhelo las profundidades ocultas de sus brillantes ojos. Por ello, todo aquel que ve a Slaanesh se convierte en esclavo de todos sus deseos.

Slaanesh suele representarse como un joven humanoide tremendamente hermoso con rasgos bisexuales, con el lado izquierdo de varón y el lado derecho de mujer, con grandes labios, ligeramente separados. Slaanesh puede adoptar tanto forma masculina, femenina o hermafrodita a voluntad, pero ante sus adoradores aparece como un hombre joven, de miembros atléticos y atractivos, repletos del vigor de la juventud, o como una mujer voluptuosa.

A diferencia de los demás dioses del Caos, Slaanesh posee una belleza impía, deslumbrante y gloriosa por un lado, y completamente inquietante y antinatural por el otro. Su cabello cae en bucles semejantes al oro puro, y por él asoman dos pares de cuernos negros que nacen en su frente. Debido a su belleza y atractivos divinos, Slaanesh se le representa provisto de un encanto tangible y absolutamente irresistible que deja una consciencia mortal por toda la eternidad.

Viste una reluciente camisa de malla, ribeteada con terciopelo y joyas de indescriptible decadencia y belleza. En su mano derecha Slaanesh empuña un cetro mágico de jade, del cual afirma que es su más preciado tesoro.

Reino de Slaanesh[]

Sus dominios en el Vacío del Caos son vastos y exuberantes, y en ellos los demonios y los seguidores gozan por igual en orgías y banquetes repletos de alimentos viles pero exquisitos. Los secuaces de Slaanesh siempre son eróticos e insólitamente atractivos, pero al mismo tiempo poseen mutaciones y deformidades repugnantes.

Relación con Otros Dioses[]

Aunque Slaanesh es el menor de los Oscuros Dioses del Caos, es ya un jugador importante en los esquemas divinos. Su apoyo es esencial en cualquier alianza entre los Dioses del Caos. El favor de Slaanesh puede decantar fácilmente el equilibrio del poder entre los dioses, proporcionando a Slaanesh una influencia desproporcionada respecto a su poder.

Los otros dioses se ven atraídos y repelidos por Slaanesh en igual medida. Nunca se demostró más claramente que cuando el Príncipe Oscuro regaló a cada uno de sus hermanos un cáliz. Engañados por las artes de Slaanesh, Nurgle y Tzeentch aceptaron los Cálices de la Entropía y de las Mentiras, orgullosos a su pesar de considerarse digno de la atención del Príncipe Negro. Khorne, por su parte, no podía compatibilizar su rabia con la peculiar atracción que Slaanesh le producía, por lo que destruyó el Cáliz de la Guerra, rompiéndolo en mil pedazos. Pero cuando los fragmentos cayeron al suelo, Khorne sintió la necesidad de reunir todos los fragmentos. Durante muchos días y noches, Khorne reparó el Cáliz y, cuando hubo acabado, la rabia le volvió a dominar y lo rompió una vez más. Desde entonces el Dios de la Sangre ha destruido y reconstruido el Cáliz en innumerables ocasiones, incapaz tanto de aceptar el regalo de Slaanesh como de dejar los fragmentos donde están.

Aunque Khorne es el único dios que desprecia abiertamente a Slaanesh, tanto Nurgle como Tzeentch se sienten incómodos en su presencia. Esto se debe, en parte, a que todos ellos comparten la avidez de Slaanesh por los excesos: Khorne con su rabia, Tzeentch con sus maquinaciones, y Nurgle con su amor a las pestilencias. En lo más profundo de psique de cada uno de los hermanos de Slaanesh existe la sospecha que la influencia del Príncipe Negro está cobrando fuerza día a día y que, tal vez, llegará un día en que los eclipsará a todos ellos.

Las sectas de Slaanesh rara vez se ponen en contacto entre ellos. Desconfían de los cultos de Tzeentch, son hostiles hacia los cultos de Nurgle y odian a los seguidores de Khorne. Pueden llegar a alabar a los dioses del Viejo Mundo para tener una tapadera, aunque en general les desprecian. También odian a los dioses de la Ley, y trabajan de forma decidida para acabar con ellos.

Símbolos[]

Slaanesh simbolo

El símbolo de Slaanesh es su Runa del Caos, una síntesis de los símbolos de masculinidad y feminidad. Entre sus otros símbolos se incluyen imágenes eróticas como senos hermafroditas, labios y falos entre otros. También están rostros bestiales, pinzas de cangrejo y una serpiente enroscada. La mayoría de sus seguidores evitan llevar al descubierto tales símbolos, pero se visten de manera sensual y usan joyas con motivos eróticos para indicar su devoción. De hecho, los adoradores suelen vestir a la última y más audaz moda, aunque modifican sus vestiduras para enseñar más carne o acentuar las formas del cuerpo para provocar a los más recatados. En sus rituales privados, los adoradores visten túnicas que dejan al descubierto sus senos derechos (sea cual sea su sexo).

Los colores sagrados de Slaanesh son los tonos pastel y eléctricos, en especial el azul, rosa, rojo rubí y verde esmeralda; a menudo se combinan de forma llamativa y opuesta. Entre los animales sagrados de Slaanesh se incluyen pájaros, cangrejos, serpientes y salamandras. Sus seguidores se sienten especialmente atraídos por animales que son hermosos y perfectos en muchos aspectos, pero que exhiben algún defecto terrible o mutación grotesca. El número seis es sagrado para Slaanesh, y la mayoría de sus rituales incluyen de alguna forma este número o uno de sus múltiplos. Por ejemplo, un conventículo ideal suele estar formado por seis miembros.

Carácter[]

La Busqueda del Grial por Tze Kun Chin Caballero Bretoniano contra Demonio de Slaanesh

De todos los Dioses del Caos, Slaanesh es el más aceptado en todo el mundo, pues hay muchos que se deleitan con los placeres de la carne sin llegar a invocar su nombre, pero que definitivamente llaman su atención. Slaanesh acepta seguidores de todas las formas de vida, aunque la mayoría proceden de las clases más altas, acostumbradas a vivir entre excesos. Artistas, poetas y músicos también se ven atraídos hacia Slaanesh, ya que su filosofía de vivir al extremo les proporciona inspiración.

Al contrario de lo que ocurre con los demás seguidores de los dioses del Caos, las sectas individuales de Slaanesh tienen actitudes positivas entre ellas, lo que hace que sus miembros tengan acceso a una amplia red de contactos con los que probar nuevas tentaciones. En sus templos se aceptan seguidores de todas las razas y naciones, y todo el que viaja a una nueva ciudad puede encontrar sin problemas una o dos células dispuestas a admitirle.

Slaanesh tiene la presencia más fuerte en las grandes ciudades del Viejo Mundo. Los nobles del Imperio, Tilea, Estalia y Bretonia se sienten especialmente atraídos por su credo de complacencia desvergonzada, lo que ensancha aún más las grietas de la corrupción en la clase gobernante. En estos lugares, los adoradores suelen tener una falsa fachada durante el día como seguidores devotos de Sigmar, Ulric, la Dama o Myrmidia. mientras que por la noche se dedican en secreto a construir altares portátiles y llevar a cabo depravados rituales en honor de Slaanesh. Numerosos nobles, mercaderes y sacerdotes respetables son en realidad servidores de Slaanesh.

Culto[]

La Hueste de la Decadencia por Karl Kopinski Slaanesh

La veneración a Slaanesh implica orgías, consumo de drogas y otras formas de vicios y placeres decadentes. Al culto de Slaanesh se ven atraídos con frecuencia aquellos que desean pasar un buen rato. Los sectarios de Slaanesh se ayudan entre ellos para promocionar y ocultar sus ilícitas actividades.

A diferencia de los cultos de Tzeentch, los seguidores de Slaanesh suelen tener bastante con las actividades del culto para mantenerse distraídos, y raramente se ven involucrados en temas políticos. Además, muchos cultos de Slaanesh niegan que exista relación entre su dios y los terribles seres caóticos de los bosques. Los seguidores de Slaanesh buscan la riqueza y el placer. Muchos miembros jóvenes de los cultos de Slaanesh serán jóvenes inofensivos e idiotas, seducidos literalmente hacia el culto.

El culto de Slaanesh es más atractivo para aquellos que buscan pasión espiritual y física. Permite que tengan sensaciones que nunca antes han experimentado, pero les conduce inexorablemente a un comportamiento cada vez más depravado y horrible. El culto ensalza el disfrute de los vicios, que se hacen cada vez más decadentes con el objetivo de proporcionar la misma sensación de placer a medida que pasa el tiempo.

Los cultos de Slaanesh no son inofensivos. El sacrificio humano y la tortura desempeñan un papel importante en sus ritos, y no todos los participantes de las orgías acuden voluntariamente. Los sectarios de Slaanesh disfrutan corrompiendo a otros, y muchos se internan en la demonología, casi siempre sin conocer realmente lo que están haciendo. En alguna ocasión, algún culto de Slaanesh puede causar un gran problema pero, por lo general, su peligro está en su naturaleza atractiva y aparentemente inofensiva.

Nadie está a salvo del Príncipe Oscuro, porque no es una fuerza elemental que se puede evitar o invocar con espadas y escudos, sino la personificación de las lujurias y los deseos ocultos y deseos que residen en el alma de todo ser. Slaanesh extiende ávidamente su poder y se alimenta vorazmente de estas debilidades mortales, mirando con gula como sus juguetes caen en desgracia, regocijándose con la devoción que le procesan sus fieles. ¿Cuántos habrán caído, sin darse cuenta, en su dulce abrazo al sucumbir al pecado de los excesos? ¿Cuántos grandes líderes de los hombres habrán acudido al Príncipe Negro del Caos para conseguir asegurar su posición, o para obtener el apoyo y el respeto de sus semejantes?

Los Paladines de Slaanesh son líderes majestuosos y carismáticos adorados por sus seguidores y que consiguen atraer a enormes contingentes de guerreros. No es difícil caer presa del atractivo que desprenden dichos individuos: a pesar de que, a medida que se enfrasca más en sus propósitos, el paladín se va distanciando cada vez más de sus seguidores, su actitud distante y su apariencia extramundana no hacen más que promover aún más su adoración. A medida que el paladín se vuelve más dependiente, comienza a perder lo que una vez le hizo humano. Los honores de Slaanesh son extraordinarios, por lo que los Paladines de Slaanesh se enorgullecen inmensamente de los dones que el Príncipe Negro les ha concedido y se abandonan a las alabanzas con las que los simples mortales se dedican a halagarlos.

Ejército de Slaanesh

Se trata de individuos imponentes, poseedores de un encanto y un atractivo que van más allá de la mera belleza física, y que luchan con una elegancia natural y una precisión exquisitas. La mera presencia de un Paladín de Slaanesh resulta algo inspirador; ya que poseen un aura que parece encantar a todos los que le rodean, los cuales se ven impulsados a llevar a cabo actos absoluta fe y de sacrificio extremo. El dolor, el miedo, la lealtad y la humanidad pasan a ser meras preocupaciones abstractas y las tratan como un sacerdote de Morr examina un cadáver. Cuando los devoto de Slaanesh se adentran cada vez más en las profundidades de la depravación, se alejan un poco más de su humanidad con cada acto antinatural, hasta que renacen como elegantes, pero crueles tiranos totalmente centrados en sus propias ambiciones. Todas las demás criaturas quedan sometidas a la voluntad del Paladín con la única misión de adularlo o ser destruidas.

Las relucientes huestes de Slaanesh tienen una apariencia magnífica. Enormes estandartes elegantes proclaman la gloria del Señor de la horda y prometen la eterna devoción al Príncipe Negro. Cada guerrero lleva tatuado obscenas marcas y runas que hacen daño a los ojos, y sus delgadas pieles desolladas cuidadosamente cuelgan a través de la armadura pulida y cortante. Los Paladines de Slaanesh deambulan y se deslizan sin prisas por el campo de batalla con una gracia lánguida y sus largas lenguas se retuercen cuando huelen el miedo en el aire. Puesto que los subordinados del Príncipe Negro se deleitan con cada vicio conocido en el mundo de la humanidad y del más allá, quizá su exceso preferido sea encontrarse en el campo de batalla, donde los devotos puedan bañarse con la cálida sangre sus víctimas y regocijarse con los chillidos de los moribundos.

Área de Culto[]

Ejército de Slaanesh por Adrian Smith

Hedonistas de todo el mundo adoran a Slaanesh, y también se rumorea que algunos altos elfos lo hacen. Slaanesh es adorado a lo largo y ancho de las tierras del Norte, bajo nombres y apariencias muy distintas. Los hombres de las tribus del Norte buscan ganarse los favores de Slaanesh, no solamente por placer, sino también para obtener beneficios personales, ya que el Príncipe Negro del Caos tiene el poder de infundir a sus seguidores una parte de su radiante gloria y así hacer que los insignificantes mortales caigan a sus pies llenos de fervor. Los verdaderos devotos de Slaanesh tienen legiones de acólitos dispuestos a morir en su nombre y adoradas mujeres para elegir donde plantar su semilla.

Slaanesh también es venerado en todo el Viejo Mundo, y aún más allá, donde sus principios de satisfacción de cada capricho y vicio divierte a todos los seguidores clandestinos. Los encantos de Slaanesh son altamente adictivos, y los que lo siguen su paso, al poco tiempo, se ven seducidos por los vicios del orgullo, la arrogancia y los excesos. En tiempos remotos, una facción de los Elfos de Ulthuan se dedicó al pervertido culto del Señor del Placer y se rumorea que eso fue lo que ocasionó el gran cisma de esa noble raza. En las sociedades secretas en el corazón de las ciudades más grandes y entre las clases altas más decadentes de la sociedad es donde los cultos herméticos a Slaanesh prosperan.

Requisitos del Culto[]

Los miembros son reclutados por sus amigos. En muchos lugares, los miembros de los cultos de Slaanesh quedan restringidos a las clases altas y medias, y sus iniciados son personas influyentes y poderosas. Como el culto emplea drogas raras y exóticas, también hay ocasiones en las que se reclutan a contrabandistas y fabricantes de drogas.

Tribus de Slaanesh[]

Cultos de Slaanesh[]

Templos[]

Los templos de Slaanesh siempre se encuentran en casas particulares, muchas veces propiedad de ciudadanos aparentemente decentes y con una buena posición social. En general, están insonorizados y construidos bajo tierra. Están decorados con obras de arte, a menudo murales eróticos y estatuas del dios, poseen un altar para sacrificios, parafernalia para el consumo de drogas y muchas almohadas con los colores del arco iris de Slaanesh. Algunos cultos celebran sus ceremonias con todos los participantes completamente desnudos a excepción de unas complejas máscaras que representan bestias fabulosas y que les cubren toda la cabeza.

Días Sagrados[]

Además de Geheimistag y Hexentag, los seguidores de Slaanesh celebran los días de luna llena. En algunos cultos y en algunas ciudades se reúnen todas las noches, en otras ocasiones lo hacen una vez a la semana o al mes.

Preceptos[]

Slaanesh impone pocos preceptos a sus seguidores, aparte de la dedicación inquebrantable a la búsqueda del placer y el hedonismo, disfrutando siempre al máximo y realizar el mínimo esfuerzo. Cuanto más tiempo pasa un sectario adorando a Slaanesh, más hastiado se vuelve, y necesita perversiones cada vez más desagradables y espeluznantes para estimular sus aletargados sentidos. Estos son algunos de los edictos de Slaanesh:

  • La búsqueda de sensaciones, es un fin en sí misma. Hay que ir más allá de lo seguro y habitual para conocer los verdaderos placeres y tormentos inherentes a Slaanesh.
  • Es preciso alabar a Slaanesh despertando el deseo en los demás. No debe hacerse distinción alguna alguna entre clases o naciones. Todos son hijos potenciales para Slaanesh.
  • Todo placer honra a Slaanesh. Sea mental o físico, si promueve sensaciones, hazlo.

Ejército de Slaanesh[]

Mortales[]

Unidades[]

Héroes[]

Demonios[]

Unidades[]

Héroes[]

Fuentes[]

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