
Imagen ilustrativa
Skaranorak fue un poderoso Ogro Dragón Shaggoth que vivió en la época de Sigmar. Era un criatura de tamaño descomunal e incomprensiblemente antigua, y durante años se había dedicado a atacar los asentamientos y poblados que se encontraban cerca de su guarida, sembrando la muerte a su paso. Su reino de terror terminó con la llegada de Sigmar Heldenhammer.
Descripción[]
En vida, Skaranorak fue una criatura impresionante. Era un ser de carne y hueso, pero era tan grande y tan musculoso que parecía estar hecho de la misma roca de la montaña. Una capa de invierno flotaba tras él y los relámpagos coronaban su cabeza, pero su cuerpo era un horror de carne retorcida y dura como el hierro. La forma parecida a un dragón de la mitad inferior de la bestia se fundía con la parte superior del cuerpo de lo que parecía un hombre enormemente hinchado. Su torso tenia la misma forma que la de un hombre, solo que de un tamaño colosal, pero la parte inferior era del color de la herrumbre, con escamas y enormemente musculosa; contaba con patas fuertes y de articulaciones invertidas que se agarraban a las rocas resbaladizas por la lluvia con unas amarillentas garras como hojas de espada.
Su espalda estaba adornada por una hilera de espinas, más grandes que una espada, y una cola serpenteante se deslizaba detrás de la bestia. Enormes cadenas colgaban de sus gruesas muñecas, y Sigmar no pudo menos que preguntarse qué clase de idiota intentaría mantener cautiva a una bestia tan espantosa. Tatuajes de siniestro significado se deslizaban por su pecho como si se retorcieran bajo su piel, y una melena de pelaje enmarañado, endurecido con sangre, iba desde la parte posterior de su bestial cráneo hasta el centro de la espalda. La cabeza del monstruo era horriblemente humana, de facciones exageradas y mal distribuidas por la cara, aunque totalmente reconocibles. La nariz era una masa aplastada y un par de prominentes colmillos mantenía siempre abiertos los labios.
Historia[]
Skaranorak había recibido su nombre por parte de los Enanos, quienes lo había expulsado de las profundidades de sus montañas, obligándole a descender de las mismas y a adentrarse en las tierras de los hombres, concretamente en el territorio gobernado por los Brigundianos, que en el futuro formarían la provincia imperial de Averland.
Desde su nueva guarida, Skaranorak se dedicó a saquear los pueblos de los brigundianos, acabando con la vida de muchos de ellos. El rey Siggurd organizó varias expediciones para acabar con el ogro dragón, y muchos de sus mejores guerreros habían ido hasta la montaña para matarlo, pero todos fracasaron y muchos no regresaron. Esta situación continuó hasta la llegada de Sigmar
Siguiendo una profecía, el rey de lo umberógenos había partido en solitario a las tierras de los brigundianos, armado solamente con su martillo Ghal Maraz. Sigmar quería que Siggurd y su pueblo se unieran a su creciente alianza de tribus, pero el rey no estaba convencido de su idea, pero conocía su fama como guerrero así que le propuso un trato, si lograba matar a Skaranorak, no solo tendría el juramento de los brigundianos, sino también los juramentos de los menogodos y los merógenos, otras tribus con las que tenían importantes tratos y relaciones. Sigmar le prometió que mataría a la bestia y partió a la cueva donde dormitaba el ogro dragón.

Sigmar llega al cubil de Skaranorak
Una vez allí, el propio Sigmar se quedó pasmado por el imponente aspecto de Skaranorak. Pero aunque maravillado e impresionado por su descomunal tamaño y burdas facciones, Sigmar no se dejó amedrentar por el miedo y cargó contra el Ogro Dragón, que a su vez respondió al desafío del futuro emperador abalanzándose contra él armado con un gigantesca hacha de doble filo. La lucha entre el hombre y la bestia en el interior de la cueva fue apoteósica, y el propio Sigmar estuvo a punto de caer ante el salvaje monstruo, pero al final logró acabar con Skaranorak, después de aplastarle la cabeza con un poderoso martillazo de su Ghal Maraz. Pese a tratarse de Ogro Dragón Shaggoth, Sigmar lo consideró un enemigo digno, y honró el espíritu de aquella bestia tan poderosa.
Sigmar regresó a Siggurdheim, la capital de los brigundianos, con los gigantescos colmillos y la piel escamosa del ogro dragón como prueba de haber acabado definitivamente con la bestia. Con este heroico acto, Sigmar forjó la alianza con las tribus del sur del futuro Imperio. Los colmillos se montaron en un gran podio en reconocimiento a la impresionante victoria de Sigmar y se colocado en la plaza de la ciudad, como recordatorio de la alianza entre los umberógenos y los brigundianos. Además, los fabricantes de armaduras y sastres de Siggurdheim trabajaron juntos para crear una reluciente capa con la piel que Sigmar le había arrancado al Shaggoth. Se trataba de un objeto maravilloso y podía desviar incluso la estocada más potentes sin un rasguño.
Fuentes[]
- Libro de Trasfondo: La Vida de Sigmar, por Matthew Ralphs y Gav Thorpe.
- Cap. 8: Sigmar lucha contra Skaranorak.
- Saga de La Leyenda de Sigmar: Heldenhammer, por Graham McNeill.
- Cap. 17: Cadenas de deber.
- Cap. 18: Skaranorak.