"¿Honor entre ladrones? No somos ladrones. No tenemos tales restricciones."
- —Sin rostro anónimo.
Todas las bandas de herrimaults tienen un líder; un grupo se forma casualmente, o bien surge un líder o el grupo acaba dividiéndose. Las bandas de herrimaults que prosperan siempre están dirigidas por un Sin Rostro, un individuo sumamente experimentado en la defensa de los derechos y de la justicia por medios poco convencionales.
A diferencia de los jefes de forajidos convencionales, los sin rostro casi nunca han de preocuparse por la posibilidad de que sus propios seguidores les apuñalen por la espalda. De igual modo, la mayoría apoyan a los sin rostro potenciales de su banda para que funden sus propios grupos. La ética tiene sus ventajas.
Por otro lado, tienen que alimentar a su banda, encontrar refugio y enmendar injusticias, todo ello sin infringir el código ético que se han marcado a si mismos. Con el tiempo, algunos acaban sucumbiendo a la presión.
La mayoría de los sin rostro desarrollan un aire misterioso, para lo que se ayudan vistiendo una oscura capucha que oculta sus rasgos. De algunos se rumorea que son poderosos nobles, incluso Caballeros del Grial, que enderezan entuertos a los que no pueden atender públicamente.
Algunas mujeres también son sin rostro, pero para ello tienen que hacerse pasar por hombres.
Un Día en su Vida[]
La mayoría de los plebeyos creen que los Sin rostros y sus hombres son vulgares bandidos, acechando en los bosques y preparados para atacar a cualquiera que se aventure demasiado cerca de su base oculta. Sin embargo, esto es completamente inexacto. Los Sin rostros son hombres de principios y disciplinados, y mantienen a sus seguidores al mismo nivel. Son muy cuidadosos con sus víctimas, y pasan gran parte de su tiempo preparándose para cada operación.
Cada mañana, después de desayunar con sus hombres, un Sin rostro explora su entorno, asegurándose de que su campamento está a salvo de ser detectado. Luego se aventura en la ciudad o pueblo más cercano para conocer las últimas noticias. Obviamente va disfrazado, aunque para un Sin rostro esto generalmente significa quitarse la capa que lo oculta y vestir simples ropas de granjero o jornalero. Después de escuchar los chismorreos locales, el Sin rostro busca a su próxima víctima, vigilando al hombre a distancia para estudiar sus hábitos, sus defensas y su método de transportar su riqueza mal adquirida.
El sin rostro regresa a su banda a tiempo para la comida del mediodía, trayendo suministros frescos con él. Entrega órdenes a sus hombres, encarga a varios de patrullar el área, a otros con tareas comunes como lavar la ropa y reparar las armas, y a unos cuantos los envía a explorar los caminos para su próxima emboscada. Luego regresa para estudiar a su próxima víctima, a menudo trazando el camino que espera que el hombre tome a través del bosque para que pueda determinar el mejor lugar para el ataque. Al anochecer, el sin rostro vuelve con su banda, asegurándose de que haya suficiente comida para la cena, asegurándose de nuevo de que su campamento está a salvo y bien escondido, y resolviendo cualquier disputa que haya ocurrido durante el día.