
"Los ejércitos de esta nación del desierto, son míos para dirigirlos, al igual que el mundo es mío para tomarlo, al igual que yo conquistaré a la propia muerte. Porque soy Khemrikhara, el Rey Settra el Imperecedero, y toda la eternidad se inclinará ante mi voluntad."
- —Rey Settra, Octava Coronación.
De todos los reyes de Nehekhara, ninguno podría igualar el esplendor, la crueldad y la arrogancia de Settra el Imperecedero, Primer Rey Sacerdote de Khemri y Rey de todos los Reyes Funerarios. Settra fue el Rey sacerdote que fundó Khemri, la antigua ciudad que engendró a Nagash y Arkhan el Negro. También fue el primero de los Reyes Sacerdotes que fue enterrado en una pirámide, las siluetas de las cuales son numerosas en los paisajes de la tierra marchita de los Reyes Funerarios.
Descripción[]
"¡He aquí el todopoderoso dios rey Settra, que ha despertado de su bendito sueño! Sus legiones, enterradas bajo las arenas, han formado tras él y esperan sus órdenes. Y su única palabra ha sido "¡Guerra!" y el mundo ha temblado..."
- —Anónimo
En vida Settra fue un líder despótico y despiadado cuya ansia de conquistas no conocía límites. Era capaz de mantener largo tiempo un agravio y odiar a cualquiera que pusiera en duda sus acciones o motivos. Le preocupaba muy poco que los otros pudieran sufrir por sus acciones, y dicen que murieron pueblos enteros mientras trabajaban como esclavos para construir su pirámide. Gracias a su capacidad para la guerra y a su falta de misericordia, los reyes de Nehekhara fueron conquistados y obligados a pagar tributo y a reconocer a Khemri como la más gloriosa de las ciudades de la tierra. Las tribus fueron sometidas y los ejércitos de Settra se hicieron extremadamente poderosos. Sus flotas de guerra esclavizaron a los pueblos más allá del mar y el terror que inspiraban se extendió por la tierra. Settra era un rey vanidoso y egoísta que exigía altos tributos y ser adorado como un dios. Con todo, aunque era un gobernante tirano, Khemri nunca fue tan próspera como bajo su reinado.

Llegó un momento en que el reino de Settra se extendía sin oposición, pero, a pesar de sus conquistas, el rey no estaba satisfecho porque sabía que algún día la muerte le arrebataría todo lo que poseía, todo lo que tanto esfuerzo le había costado conseguir. Su arrogancia y su desconocimiento le hicieron jurar que vencería a la muerte y obligó a sus más sabios Sacerdotes Funerarios a buscar un camino para no tener enfrentarse a su mortalidad.
Los sacerdotes viajaron durante años por toda la tierra, pero no encontraron ningún modo de derrotar a la muerte. La ira de Settra fue enorme. Aunque los sacerdotes pudieron alargar su vida mediante la magia, no pudieron evitar su muerte. Cuando yacía en su lecho de muerte, los sacerdotes prometieron a Settra que un día le devolverían la vida y que, a partir de ese momento, viviría para siempre y gobernaría por el resto de la eternidad en un paraíso terrenal. Cuando finalmente murió, un sentimiento de alegría inundó la tierra. Su cuerpo momificado fue enterrado en la Gran Pirámide de Khemri hasta que llegase el día del Gran Despertar.
Pero todo se truncó por culpa de las retorcidas ambiciones del nigromante Nagash. Tan pronto como el poderoso hechizo lanzado por Nagash se extendió como una ola por Nehekhara, los reyes y las legiones que una vez habían caminado por estas tierras despertaron y salieron de sus sepulcros. Los reyes, a quienes se les había prometido despertar en un paraíso en el que podrían gobernar por toda la eternidad, despertaron en medio de un Imperio en ruinas. Aun así, el fuego del orgullo y de la ambición todavía ardía en sus corazones y se armaron para reconquistar sus antiguos reinos.

Nehekhara se vio envuelta en cruentas batallas hasta que la puerta de la Gran Pirámide de Khemri se abrió y Settra apareció bajo su dintel amparado por la resplandeciente luz del sol. La ira que dominó a Settra fue tan grande al ver el desastre que se extendía ante él que pidió su carro y, junto a su ejército, no tardó en someter una vez más a todos los reyes menores que se le oponían.
Ahora era consciente de que los sacerdotes le habían engañado y le habían ocultado gran parte de sus conocimientos. El poder de Settra era ahora muy grande. Expulsó de su presencia a los Sacerdotes Funerarios y ordenó a sus reyes vasallos que volvieran a sus tumbas hasta que él reclamase sus servicios. Él permanecería despierto, rey de una tierra devastada, pero preparado para empezar en cualquier momento la reconquista de la tierra que una vez fue suya.
Su poder es mucho más grande que el de ningún otro Rey Funerario, y su fuerza de voluntad es tan inquebrantable que nunca necesita volver a su sarcófago para descansar. En vez de eso permanece siempre despierto, vigilando y gobernando sus devastados dominios. Ya tiene la inmortalidad por la que tanto suspiraba en vida, y está decidido a descargar toda su ira sobre aquellas civilizaciones que han osado florecer en su ausencia. Las nuevas razas que campaban por el mundo pronto aprendendieron a temer su ira.

Cuando Nagash volvió a la vida en su Pirámide Negra, 1111 años después su derrota a manos del Rey Sacerdote Alcadizaar, esperaba que los No Muertos animados por su hechizo le obedecieran y siguieran. En esa época, Settra había gobernado la ciudad durante cientos de años, y era demasiado orgulloso y arrogante para someterse a otro gobernante. Settra dirigió sus ejércitos contra Nagash y los numerosos seguidores que el nigromante había logrado que dependieran de su voluntad, provocando una guerra civil en Khemri. Combatieron por las ruinosas calles y edificios de la por las necrópolis que la rodeaban, luchando las fuerzas de No Muertos entre ellas en medio de un silencio sepulcral.
Arkhan el Negro y su ejército pronto se unieron a Nagash. Buscó ayuda visitando las otras ciudades de los difuntos Reyes Funerarios. Esto fue un error que pagó muy caro, ya que los otros Reyes Funerarios se unieron por su odio contra Nagash por lo que había hecho a su reino. Los Reyes Funerarios formaron una alianza bajo el liderazgo de Settra. Contra unas fuerzas tan abrumadoramente superiores, Nagash y Arkhan no tenían otra opción que retirarse hacia el Norte, hacia Nagashizzar. Tras esto, la alianza de las Reyes Funerarios no duró demasiado tiempo. Settra era tan arrogante, egocéntrico y despiadado en la muerte como lo había sido en vida. Como primer Rey Sacerdote, creía que todos los que le sucedieron le debían obediencia, y se sintió ultrajado cuando las demás no quisieron seguir sus órdenes después de la desaparición de Nagash.
Decidido a hacer imponer su voluntad a los demás, Settra dirigió su ejército contra sus anteriores aliados. La batalla resultante duró siete días y siete noches. Los combatientes de ambos bandos eran ajenos al cansancio o al desánimo. Además, cada bando iba recuperando sus bajas al ir reanimando aquellos guerreros esqueléticos que previamente habían sido eliminados. Con la población de Khemri bajo su control, Settra era mucho más poderoso que los demás Reyes Funerarios, pero las fuerzas combinadas de los demás le superaban ampliamente en número, y finalmente tuvo que retirarse antes de ser completamente aniquilado. Mientras Settra conducía sus fuerzas hacia Khemri, maldijo a sus enemigos y prometió vengarse de ellos.

Desde entonces, Settra ha seguido expandiendo su maligno imperio, enviando a sus ejércitos a luchar contra los otros Reyes Funerarios, y enviando sus flotas a atacar las costas de Tilea, Estalia, Bretonia y Arabia. Estos ataques le han valido a Settra una reputación temible y maligna, ya que las flotas No Muertas no sólo atacan para recuperar sus tesoros saqueados, sino también para capturar a hombres vivos. Las desafortunadas víctimas son llevadas a Khemri, donde son empleadas como esclavos para ayudar en la reconstrucción y mueren en horribles rituales de forma que sus cuerpos pasan a engrosar las filas de los ejércitos de Settra. Estos ataques muchas veces son dirigidos personalmente por Settra, desembarcando su ejército en la costa y abriendo un camino sangriento por las tierras de los vivos, dejando tras él sólo pueblos ardiendo y aldeas deshabitadas. Después el ejército vuelve a la flota con una gran cantidad de víctimas vivas, y desaparecen tan silenciosa y rápidamente como habían aparecido.
Settra siempre marcha a la guerra montado en su carro mágico, con la majestuosa Corona de Nehekhara firmemente plantada en su cabeza, como símbolo de su poder. En combate Settra es un guerrero tan hábil como sanguinario, que aniquila a sus enemigos sin la menor muestra de compasión, abatiéndolos en gran número con cada descarga de su arma sagrada.
Settra es el único Rey Funerario que conoce los secretos de los Sacerdotes Funerarios. Comprende su lenguaje, pero para su eterna frustración nunca ha sido capaz de dominar del todo las artes mágicas de las que hacen gala. Aunque no ha perdonado ni mucho menos al Culto Mortuorio por sus mentiras, Settra no tiene más remedio que tratar con ellos, pues necesita de sus habilidades místicas tanto para invocar a la guerra a sus reyes vasallos como para mantener operativo su reino. Pese a esto, sólo un Sacerdote Funerario realmente estúpido pensaría que puede llegar a derrocar a Settra. Cualquiera que despierte su ira, ya sea Sacerdote Funerario o no, será completamente destruido por el único y verdadero Rey de Khemri.

El Fin de los Tiempos[]
El trasfondo de esta sección o artículo se basa en la campaña de El Fin de los Tiempos, que ha sustituido la línea argumental de La Tormenta del Caos.
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La Batalla de las Puertas de Khemri[]

Orgulloso por derecho, Settra ostentó el título de Rey de Reyes durante muchos miles de años. Él fue el conquistador último de Nehekhara; algo que hizo una vez en vida y muchas más veces en su eterna no muerte. Maestro de las tácticas y guerrero implacable, Settra ha perdido batallas en su larga carrera, pero nunca una guerra. Su intención cuando se produjo la invasión de los ejércitos de Nagash y sus siervos era atraer y aplastar a sus enemigos en las llanuras pantanosas ante las puertas de la ciudad de Khemri.
Objetos Mágicos[]
- Corona de Nehekhara - Combinando varias coronas en una, este regio tocado le permite a Settra imponer su voluntad sobre aquellos cerca de él. Portando está corona, Settra evidencia que es el supremo gobernante de la tierra. Esta corona está bendecida por todos los dioses y diosas de Nehekhara y está adornada con una cobra de oro que ataca a los enemigos de Settra.
- Jepesch Bendecido de Ptra - Settra porta esta antigua y reverenciada espada bendecida por el dios del sol, Ptra. Su ardiente filo imbuido por el calor del sol del desierto, quema el mismísimo aire y ciega a los enemigos de Settra con su fulgor. El brillo de esta arma es tal que, en batalla, parece que golpee a sus enemigos con el mismo astro rey.
- Broche de Usirian - Hecho a la imagen del escarabajo khepra con caparazón de calavera, este talismán envuelve al portador en las energía, protectoras de Usirian, dios del Inframundo.
- Carro de los Dioses - Este poderoso carruaje tiene imbuidas las bendiciones de todas los dioses y diosas de Nehekhara, y sus ruedas arden con llamas místicas.
- Armadura del Esplendor Áureo (6ª edición) - Settra lleva una armadura que, según algunas leyendas, fue forjada para Djal el mismísimo Dios Chacal y no puede ser dañada.
- Báculo de Osiris (4ª Edición).
- Corona del Rey Funerario (4ª Edición).
- Mayal de Cráneos (4ª Edición).
Miniaturas[]
Imágenes[]
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: No Muertos (4ª Edición), págs. 94-95.
- Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (6ª Edición), págs. 66-67.
- Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (8ª Edición).
- The End Times I - Nagash.
- Total War: Warhammer II - Rise of the Tomb Kings.