El icor que los tregara utilizan para reparar sus caparazones se guarda en tarros de tierra bien cerrados, ya que una vez abierto el tarro comienza a endurecerse al contacto con el aire. La Savia de Tregara se usa para recubrir virotes de ballesta, que deben usarse en el plazo de un día, puesto que la savia que se endurece hará que los virotes se vuelvan inútiles, pero hasta entonces los virotes tienen una mayor capacidad de perforación.