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Mordheim La Roca

El Sagrado Convento de la Orden de las Hermanas de Sigmar es el hogar de la orden de sacerdotisas dedicada al dios patrón del Imperio, las Hermanas de Sigmar. El templo también es conocido simplemente como la Roca de Sigmar, por la abrupta isla sobre el río Stir en Mordheim en el que se asienta.

Descripción[]

La fortaleza abadía de las Hermanas de Sigmar fue el único edificio que resistió en pie tras el holocausto que causó el impacto del cometa en la ciudad. La Vidente Cassandora había predicho el desastre y en su vigilia nocturna las Doncellas de Sigmar oyeron la propia voz de Sigmar hablándoles del desastre que habría de acontecer con la caída del meteorito. De ese modo supieron que estarían a salvo en su fortaleza. Mientras el resto de Mordheim caía en la locura, las Hermanas ofrecieron oraciones a Sigmar y llevaban actos de penitencia para eliminar cualquier pensamiento pecaminosos y para endurecer sus mentes contra la depravación que reinaba en las calles de la ciudad.

Las devotas Hermanas de Sigmar lograron sobrevivir a la bola de fuego que envolvió la ciudad, resguardándose bajo la gran cúpula del templo de su convento y en las catacumbas existentes en el subsuelo de la abadía donde rezaron. Bien construido y fortificado con las plegarias de las Hermanas, cuando finalmente llegó el impacto, el Sagrado Convento de la Orden de las Hermanas de Sigmar logró sobrevivir al fuego y las llamas provocadas por la ira de su señor. Además, al estar edificada en lo más alto de la ciudad, el templo también se encontraba muy por encima de sus vapores nocivos generados por la hecatombe.

Las hermanas interpretaron la salvación de su santuario como una señal de intervención divina. Los habitantes de Mordheim que sobrevivieron se dirigieron a la abadía para resguardarse, pero las Hermanas rehusaron acudir en ayuda de la multitud de gente desesperada, ya que tenían el convencimiento de que todos los habitantes de Mordheim eran unos pecadores que merecían desaparecer.

Las Hermanas creen que tienen una sagrada misión, una tarea que les ha sido impuesta por el mismísimo Sigmar y a la que deben entregarse en cuerpo y alma. Desde La Roca, estas fanáticas hijas de Sigmar vigilan las ruinas de la ciudad maldita, enfrentándose a los seguidores del Señor Oscuro, los muertos vivientes, los skavens, y cualquier otro horror que ahora deambule por las derruidas calles, y recogen fragmentos de Piedra Bruja para posteriormente destruirlos en el interior del edificio sagrado de la abadía.

Muchos objetos arcanos y herejes se guardan bajo las criptas de su convento donde, protegidos por capas y capas de sólido granito y guardados por las eternas plegarias de la hermandad, a salvo de ojos codiciosos que querrían usarlos en su provecho para que no puedan causar ningún daño a los hijos de Sigmar. Es el rumor de estos tesoros lo que causa que los codiciosos y los sedientos de poder intenten infiltrarse en la abadía. Pero las catacumbas de La Roca son muy extensas y apenas han sido exploradas; hay miles de túneles que llevan en todas direcciones.

Fuentes[]