
Imagen Ilustrativa
El Brienne es el más meridional de los grandes ríos, y el hecho de que su nacimiento se halle en el bosque de Loren ha llevado a muchas Bretonianos a considerarlo sagrado. Sus aguas tienen un característico color azul y pueden beberse sin riesgo alguno en cualquier punto de su recorrido, incluso a su paso por la ciudad de Brionne. La mayoría de los bretonianos atribuyen este hecho a la influencia de las hadas del Loren.
Descripción[]
El río Brienne comienza su andadura hasta el mar entre las fastuosas corrientes montañosas de Las Cuevas. Desde aquí, discurre casi directamente hacia el oeste a través del salvaje dominio del Bosque de Loren, y del grande reino de los Elfos Silvanos. El río adopta considerables proporciones dentro del Bosque de Loren, alimentado por numerosos manantiales del bosque y pequeños ríos fluyendo desde las Montañas Irrana hacia el sur. En este momento, pasa por la ciudad de Quenelles, donde tiene varios metros de anchura y donde los puentes en esta ciudad, se encuentran divididos en tramos soportados por pilones hundidos en el lecho.
Quenelles se encuentra a varios cientos de kilómetros del mar, pero todavía es accesible a las embarcaciones de alta mar, aunque el río, más arriba de Quenelles, es más bien poco profundo, y el transporte se realiza con barcazas de fondo plano. Desde aquí hasta el mar el río es acrecentado por numerosos y grandes afluentes, hasta el punto de que su desembocadura tiene varios cientos de metros de anchura. La ciudad de Brionne se encuentra en la orilla norte, mientras que la sur es pantanosa y deshabitada.
El tráfico en el Brienne es más ligero de lo que cabría esperar, ya que los botes que lo navegan a veces desaparecen sin dejar rastro. Nunca vuelven a verse ni los botes, ni sus pasajeros, ni siquiera astillas de madera. Esto no es un suceso cotidiano, y no suele ocurrir más de una vez al mes, pero es un hecho demasiado frecuente como para deberse a coincidencias. Por el momento sigue sin tener explicación.