La Plaza del Mercado de Mordheim, antaño un lugar bullicioso y animado, se encuentra actualmente abandonada y desierta. Tan solo los muy valientes o los rematadamente tontos se atreven a cruzar la plaza empedrada en la que hace años miles de comerciantes vendían sus mercancías. Adentrarse en la Plaza del Mercado implica exponerse a los ataques de todos los que la vigilan de cerca ocultos entre las sombras. Hay muchos ojos observando desde las callejuelas oscuras y los edificios en ruinas buscando la oportunidad de cometer un rápido asesinato. Además, sigue habiendo una gran cantidad de mercancías valiosas y exóticas guardadas en los sótanos semiderruidos de las casas de los comerciantes esperando a quien quiera llevárselas.
En el año 1818, un pudiente comerciante bretoniano trajo consigo una caballada de pegasos grises. Se dice que varios de los pegasos sobrevivieron a la destrucción y lograron escapar de sus jaulas y que ahora tienen sus guaridas alrededor de esta zona. Algunos han sufrido horribles mutaciones y no son más que diabólicas parodias deformes de lo que fueron antaño. Se cree que la más terrible de estas criaturas es un enorme Pegaso Negro con varias cabezas adicionales, una de serpiente y otra de carnero. El hambre ruge en los estómagos de tales monstruos y son capaces de enfrentarse a un gran número de enemigos con solo husmear a su presa.