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Portada libro de ejército Mercenarios por David Gallagher

El mundo está lleno de señores de la guerra y de bandidos, de espadas de alquiler y saqueadores, y de valientes aventureros que se arriesgan voluntariamente en el campo de batalla a cambio de la oportunidad de conseguir grandes riquezas. Estos son los Mercenarios, también conocidos como Perros de la Guerra.

Lo más importante de los mercenarios es que lucharán por cualquiera. Bueno, por cualquiera que les pague. No tienen muchos escrúpulos en lo que respecta a favor de quién luchan, y combatirán sin mayor problema contra su propia gente mientras la paga sea buena.

Descripción[]

A diferencia de otros ejércitos del mundo, los Mercenarios no proceden de un lugar determinado, ni comprenden una sola raza, aunque la mayoría de ellos suelen ser humanos. Son grupos de guerreros que viven para luchar: luchar por dinero, luchar por aventura y, lo que es más importante aún, luchar por la oportunidad de obtener riquezas fabulosas. Algunos no son más que bandidos, piratas y chusma de la más baja estofa, pero otros son galantes Príncipes y corsarios que dirigen a valientes guerreros en busca de aventuras y conquistas en tierras lejanas.

Imagen Mercenarios 5ª Edición

Hay un gran número de compañías mercenarias que trabajan en el Viejo Mundo y más allá. Pueden ser desde unidades veteranas muy respetadas y disciplinadas hasta poco más que bandas de bandidos desesperados. Las compañías mercenarias suelen formarse tras una gran acción militar. Cuando vuelve la paz, muchos soldados no son bienvenidos. Los que pueden volver a ganarse la vida como civiles lo hacen, pero muchos otros no conocen otra vida. Estos se agrupan y ofrecen sus servicios al mejor postor.

Esto puede ser conveniente para quienes los contraten, ya que el precio es más alto, y suelen ser soldados experimentados y competentes. Trabajan más barato, pues se les contrata por períodos mucho más cortos. Sin embargo, los mercenarios pueden ser un problema en tiempos de paz, ya que a menudo recurren al bandidaje o incluso a irse de aventuras.

Como se ha explicado, no todos los mercenarios son humanos, aunque muchos lo son. Entre los Mercenarios, salvajes de los helados páramos de Norsca luchan hombro con hombro junto a Corsarios de Arabia y misteriosos monjes guerreros procedentes del Este. Los Mercenarios habitualmente forman grupos itinerantes bajo el mando de un jefe carismático o especialmente brutal. A menudo, las más famosas de estas bandas son conocidas por el nombre de su Capitán, como por ejemplo los Hombres Lobo de Hagar Colmillo Blanco, los Certeros de Khalag, o los célebres Ogros de Golgfag. Un ejército de Mercenarios está completamente compuesto por varias de estas bandas bajo el mando de un general mercenario.

Los mercenarios más ambiciosos del Imperio gravitan hacia Kislev o los Reinos Fronterizos en busca de fortuna. Unos pocos afortunados regresan enriquecidos con historias de lugares exóticos y de hazañas, aunque de la mayoría no se vuelve a saber más.

El papel de los mercenarios[]

Humano y Enano mercenarios por Wayne England

Las fuerzas mercenarias responden a varias necesidades. Permiten a los gobernantes construir rápidamente ejércitos a los que solo hay que pagar mientras duran sus contratos, ahorrando el coste de mantener grandes destacamentos durante todo el año. En tiempos de paz, la nobleza y los freiburgs necesitan un pequeño núcleo de profesionales y milicias locales. Los mercenarios también proporcionan servicios especializados que un empresario no es capaz o no está dispuesto a desarrollar por su cuenta, como zapadores y maestros ingenieros de asedio, por ejemplo.

Los Perros de la Guerra también son populares entre quienes buscan evitar el servicio militar. En muchas partes del Viejo Mundo, las leyes obligan a los agremiados a servir en las fuerzas de su ciudad a cambio del privilegio de hacer negocios. Esto, por supuesto, conlleva el riesgo de que los comerciantes se trasladen a otro lugar.

La costumbre del ‘soldado del chelín’ surgió por primera vez en Bögenhafen. Cuando el viejo Graf von Saponatheim exigió que todos los aprendices y oficiales del Gremio de Sastres hicieran cuatro meses de servicio militar, fue simplemente demasiado. El gremio esperaba un gran pedido de Marienburgo, pero, si no podían cumplir el plazo debido a la falta de personal, perderían el negocio. Así que hicieron una propuesta: el gremio ofreció una ‘donación’ de un chelín por cabeza (más tarde elevado a una corona) para que el Graf pudiera ir a contratar sus propios soldados, ‘si Su Alteza nos pudiera dejar amablemente en paz’.

El Graf estuvo de acuerdo, ya que no tendría que tratar tan a menudo con ‘burgueses rencorosos y mal disciplinados que apenas saben distinguir la punta del pomo’. La donación se convirtió en una costumbre regular y la idea pronto se extendió, con ricos individuos que hoy pagan para que alguien ocupe su lugar.

De gira por el Mundo[]

Saqueo lustria warhammer total war por Lucas Staniec

Los ejércitos mercenarios combaten en los cuatro confines del mundo. Se ven atraídos hacia lugares donde unos aventureros implacables como ellos pueden conseguir una gran fortuna. Los templos repletos de tesoros de los Hombres Lagarto en Lustria son un gran botín, y han atraído a más de un presunto conquistador, como el loco Piaza Pizzaro y el casi legendario Sven Hasselfriesian. Hacia el Este, las misteriosas Islas del Dragón y las extrañas tierras de Catai han tentado a los soldados de fortuna como el Conde Egmund Baernhof y el famoso Thorson Grint. Hacia las Tierras del Sur y los legendarios tesoros de Karak-Zorn, hacia el Este hasta Catai, y hacia el Oeste y los templos atiborrados de tesoros de Lustria, el mundo está repleto de soldados de alquiler que alimentan sueños de conquistar un imperio!

Aunque los Mercenarios practican su sangriento comercio en los cuatro puntos cardinales, la tierra de mercenarios más famosa es Tilea, en el Viejo Mundo. Desde todos los reinos del Viejo Mundo, y de tierras aún más lejanas, llegan a Tilea multitud de soldados de fortuna, donde tienen asegurado un empleo provechoso. Las razones de ello son bastante obvias. Tilea es un país anárquico y prácticamente ingobernable, donde individuos egoístas mandan de forma precaria sobre ciudades orgullosamente independentes. El auténtico poder reside en los ricos Príncipes Mercaderes, que planean e intrigan contra las autoridades encargadas de la recaudación de impuestos con el mismo entusiasmo que entre sí. De hecho, la tradición en Tilea es que todos los ejércitos de un tamaño respetable estén compuestos por mercenarios, pagados por un rico Príncipe, un mercader avieso o algún tirano ambicioso.

Tilea es también la tierra donde llega todo tipo de mercenario con la idea de unirse a cualquier aventura allende los mares que tenga lugar ese mes. A veces tales empresas son organizadas por ricos mercaderes deseosos de abrir nuevas rutas comerciales hacia el Este y el Sur, pero a menudo todo está organizado por algún alocado aventurero con la estúpida teoría de que el mundo es redondo, o tiene forma de cubo, o la forma de un sombrero alargado, o alguna otra de esas tonterías. No importa cuál sea la motivación, ejércitos de Mercenarios parten cada pocas semanas de los puertos de Tilea, y se dirigen hacia el sol poniente. La mayoría de las veces no se vuelve a oír hablar de ellos, pero ocasionalmente una nave regresa cargada hasta la borda con tesoros, con unos cuantos supervivientes cubiertos de joyas, trayéndolos de vuelta a una nueva vida repleta de placeres y lujos.

Una tierra de Mercenarios[]

Piquero por Álvaro Jiménez

Los mercenarios están tan solicitados en el Viejo Mundo (y más allá) que han surgido empresas por todas partes, incluso se sabe que hay mercenarios enanos, aunque su precio es previsiblemente elevado. Sin embargo, cuando la mayoría de los ciudadanos del Viejo Mundo oyen la palabra mercenario, piensan en las compañías profesionales formadas por los soldados de Tilea.

Cuando un ciudadano imperial piensa en Tilea, podría imaginar sus grandes artistas o la legendaria cocina de Tilea y sus vinos de calidad. Quizás, también, hacen muecas y se acuerdan de las depredaciones de los piratas o de las familias organizadas de chantajistas que asolan ciudades como Nuln. Pero Tilea también tiene otro tipo de exportación, que durante mucho tiempo ha desempeñado un papel crucial en la economía imperial: los mercenarios. Los ‘Perros de la Guerra’. Soldados profesionales que venden sus servicios al mejor postor.

Los Perros de la Guerra han luchado por todo el mundo y su reputación de competencia y profesionalidad vale la pena para muchos. Muchos capitanes han cultivado una imagen gallarda y heroica para darles más lustre.

Sin embargo, hay un lado oscuro. Cuando la guerra es un negocio, la lealtad suele ir a parar a la persona con el bolsillo mejor provisto. Algunos mercenarios tienen fama de cambiar de bando en plena campaña. Pobre del empresario que rompa su contrato (más de uno ha encontrado sus propias posesiones saqueadas y a ellos mismos pasados a cuchillo en señal de venganza).

Orígenes[]

Compañía del Leopardo de Leopold

Los guerreros siempre han prestado sus servicios a cambio de dinero u otras recompensas, pero los mercenarios, como comúnmente se les conoce en el Viejo Mundo, se desarrollaron por primera vez en Tilea. Los mercaderes de Tilea contrataban soldados para defender sus barcos de los piratas y escoltar sus mercancías en las rutas comerciales terrestres. Los almacenes y la propiedad también tenían que ser custodiados y así se hizo habitual que los comerciantes tuvieran sus propias tropas. Las familias de mercaderes también utilizaron sus propios mercenarios para promover ambiciones políticas en su casa, ya fuera para hacerse gobernantes absolutos de sus ciudades o para oponerse a los tiranos y proclamar una república.

Los primeros tileanos tuvieron suerte de que sus tierras permanecieran en gran parte libres de criaturas monstruosas, pero en el 475 CI una gran horda de orcos y goblins invadió desde el este. Los comerciantes tileanos no estaban acostumbrados a luchar contra invasores, (la mayoría de sus guerras habían sido internas) y la repentina aparición de orcos quemando cosechas e incendiando granjas les hizo huir con estupor en sus caravanas.

Las cosas se pusieron cada vez más peligrosas cuando ciertos príncipes tileanos contrataron orcos para crear el caos en su nombre. Cuando el conde de Zelucco asaltó Amato y recuperó la corona de su familia, las grandes ciudades estado temían que esto solo fuera el principio. Entraron en pánico cuando el ejército, reforzado con goblins de los Appucini aplastó a una milicia de Remas. Solo la llegada de la temporada de lluvias impidió que el ‘Conde Negro’ marchara sobre Remas.

Apareció entonces Rienzi, que llegó a ser conocido como “el Magnífico”, un sacerdote de Myrmidia. Rienzi había estudiado todos los textos sagrados del culto. Cuando se supo de la derrota de Remas, aquel joven hijo de una familia de comerciantes de dicha ciudad vio la oportunidad de honrar a su diosa y obtener beneficios. Se ofreció a los gobernantes de la ciudad para construir un ejército invencible si firmaban un contrato vinculante y pagaban sus honorarios. Desesperados y asustados, aceptaron. Durante el invierno, Rienzi reclutó y formó un ejército, entrenándolo una y otra vez en las artes de Myrmidia, preceptos de estrategia y táctica, y pagando bien para que pudiera servirle a tiempo completo.

En primavera, las ‘Águilas de Remas’ aplastaron al ejército del ‘Conde Negro’ en la Batalla del Vado Sangriento. La caballería pesada de Monte Scorri cargó una y otra vez contra los piqueros de Rienzi, pero no pudieron abrirse paso. Mientras tanto, los ballesteros soltaron andanada tras andanada contra los goblins, que rompieron filas cuando la caballería de Rienzi se abalanzó sobre sus flancos. El ejército del ‘Conde Negro’ se desmoronó y él murió mientras intentaba escapar a través del río. Remas fue salvada.

Guardia Republicana de Ricco por John Wigley

Sin embargo, en lugar de enviar a sus hombres a casa, Rienzi los mantuvo en servicio. Llegaban ofertas de otras ciudades y Rienzi reconocía una máquina de hacer dinero cuando la veía.

El ejército mercenario marchó al encuentro de las tribus orcas. Rienzi levantó su tienda a un lado de un caudaloso río donde pudiera observar los campamentos enemigos. Descubrieron que varios contingentes orcos luchaban entre sí ocasionalmente, de hecho, todo el ejército estaba claramente desgarrado por la disidencia y solo la guardia personal de los grandes caudillos orcos se mantenía firme.

Rienzi decidió que, en lugar de luchar contra los orcos, simplemente contrataría a la mitad del ejército orco para luchar contra la otra mitad. De ese modo, no importaba qué bando ganara, los tileanos no podrían perder y el botín ganado por la mitad victoriosa pagaría el coste de contratarlos.

Al cabo de poco tiempo y gracias al ejemplo de Rienzi, otros empresarios fueron creando sus propios cuerpos de mercenarios y ‘Los Perros de la Guerra’ se convirtieron en una de las principales exportaciones del país.

En Tilea[]

The Alcatani

Los Perros de la Guerra alcanzaron su forma más pura en Tilea. En las ciudades estado, donde los disturbios son habituales, las casas de mercaderes prefieren contratar a gente de fuera para que peleen por ellas, en lugar de armar y entrenar a una turba potencial. La mayoría mantiene guardias y milicianos, pero la Guardia es destinada a patrullar las calles y controlar las puertas, no a la guerra, mientras que las milicias se entrenan con tan poca frecuencia que son poco más que chusma. Miragliano lo eliminó todo manteniendo un gran ejército de mercenarios a largo plazo que también actúa como la Guardia de la ciudad, cuando no está en campaña. Incluso emplean a un grupo de cazarratas, soldados profesionales especialmente entrenados para patrullar los canales y alcantarillas para hacer frente a los enjambres de ratas y criaturas que surgen de las Marismas Enfermizas.

De los demás estados de Tilea, solo Remas recluta a sus propios ciudadanos, vendiendo el derecho de contratación a contratistas capitanes llamados condottieri por un periodo de servicio, tras el cual son libres de buscar trabajo en otra parte. Luccini, por otra parte, contrata a lo largo y ancho del mundo, incluso entre los detestados estalianos, debido a la necesidad de guarnecer la fortaleza de Monte Castello, que guarda la frontera con los Reinos Fronterizos.

La ciudad de Tobaro, construida en escarpados acantilados junto al mar de Tilea y con los montes Abasko a sus espaldas, tiene poca tierra que defender. Pero el mar es su sangre vital y los túneles que hay por debajo y más allá de los límites de la ciudad albergan muchos peligros, como pieles verdes y cosas peores. Así que Tobaro contrata a mercenarios especializados, zapadores y combatientes de túneles, así como infantes de marina para vigilar sus barcos.

Sartosa es única, pues los llamados ‘Perros marítimos de la Guerra’ sirven como corsarios mercenarios por una temporada, para luego aprovecharse de los mismos clientes al año siguiente como piratas.

Luccini contrata barcos de Sartosa para proteger su comercio y las costas de los corsarios árabes, mientras que Marienburgo paga para que acosen los envíos de Magritta y Bilbali. Aunque Sartosa parece anárquica, hay una regla firme por encima de todas: nunca ataques barcos custodiados por otros capitanes sartosanos, pues es malo para el negocio. El último en romper dicha regla, el capitán bretoniano Guillaume ‘Un Ojo’, fue finalmente capturado por sus compañeros capitanes. Ahora se le conoce como ‘Will el Ciego’.

En el Imperio[]

Mercenario imperial

Los mercenarios del Imperio complementan las fuerzas existentes, en lugar de formar su ejército. Esto se debe a la creencia de que tu propia gente luchará más duro por ti que cualquier mercenario que solo ‘lo haga por dinero’. Cuando los orcos vienen arrasando desde las Montañas Negras, los habitantes de Stirland en el Ejército del Estado saben que están luchando por sus hogares. Los mercenarios bien podrían decidir volver a casa. Middenland y Talabecland emplean menos mercenarios, ya que los ulricanos tienden a despreciar a cualquiera que luche por ellos. Los mercenarios son más aceptados en el oeste y el sur.

En Reikland, los mercenarios aumentan el Ejército Estatal a un tamaño que pocos de los grandes nobles pueden igualar. Nuln ha ido más lejos en este camino. Pequeña en territorio, pero rica más allá de lo que se cree, los Grandes Condes han contratado a largo plazo a muchos Perros de la Guerra como el núcleo del ejército de la ciudad, mientras que sus habitantes son más a menudo artilleros e ingenieros.

Cómo contratar mercenarios[]

Cofre de la paga

Aunque los gobiernos de las ciudades tileanas y sus nobles hacen su propio reclutamiento, cualquier otra persona que busque ayuda armada se dirige a la sala del gremio de mercenarios, que suele estar anexa al templo de Myrmidia. Allí, después de hacer una donación al gremio, el Maestre residente, a menudo un mercenario retirado que se ha unido al sacerdocio, reúne al cliente y al mercenario y organiza el contrato, quedándose el templo con una copia y mediando en cualquier disputa.

En el Imperio, las autoridades suelen mirar con recelo a cualquiera que intente contratar hombres armados, sobre todo si son un gran grupo. Una cosa es contratar mercenarios para vigilar una mina en las colinas, pero, con su historia de guerras civiles y rebeliones, los nobles y las ciudades que reclutan un gran número de mercenarios acaban resultando sospechosos. ¿No es suficiente el Ejército Estatal, o su propia escolta privada?

Sin embargo, reconocen que a veces es necesario. Aunque las leyes varían, los aspirantes a general deben comprar una ‘licencia para reclutar’ de los gobernantes locales, ya sea un noble o el consejo de un freiburg. Esto les da permiso para reclutar y operar en el territorio de ese gobernante. Cuanto más arriba, más amplia será la zona que abarque la licencia. Solo el tribunal del Conde Elector puede conceder una orden que cubra toda una Gran Provincia, un premio desalentador y costoso.

Aunque así es como se supone que funciona, la corrupción y la agitación pueden llevar al abuso. Muchos nobles han contratado mercenarios en un territorio para atacar a otro; cuando las víctimas se quejan a las autoridades, estas fingen estar tan conmocionadas como cualquiera (y olvidan mencionar los sobornos que recibieron para aparentar lo contrario).

Tarifas[]

Aunque los sacerdotes de Myrmidia esperan unas coronas por sus servicios de mediación, reconocen que no todos los necesitados pueden permitirse sus tarifas. Si un solicitante no puede permitirse el pago, aceptarán un trueque (algunas ovejas o ganado, una parte de las cosechas o una garantía o ‘prenda’) por el servicio. Incluso unas monedas de cobre, siempre que la causa parezca digna. Los myrmidianos también comercian con conocimientos e información, así que si alguien que solicita sus servicios acude a ellos con relatos creíbles de nuevas tácticas o estrategias, estos pueden servir bien como pago.

Ejército de Mercenarios[]

General mercenario Alto Elfo

Un ejército de mercenarios está compuesto por diferentes Regimientos de Renombre convocados y pagados por un ambicioso general mercenario. Es probable que el general mercenario sea un aventurero que ha ascendido desde los escalones de tropa más bajos, o quizás un Señor renegado que se ha visto obligado a reclutar mercenarios para reconquistar las tierras que le pertenecen... o no, que también puede darse el caso. La verdad es que los generales mercenarios provienen de cualquier estrato social. Mientras que muchos están motivados por una honesta codicia y una humana ambición, indudablemente existen unos cuantos individuos dementes a los que simplemente les gusta una vida de aventuras y descubrimientos en extrañas tierras.

Para mantener un ejército mercenario se necesita dinero. Montones de dinero. Por esta razón, el individuo más importante en un ejército mercenario, después del general, es el Pagador. El Pagador controla el dinero, y mientras no le pase nada, el ejército mercenario continuará combatiendo con su habitual determinación. Por otro lado, si el Pagador muere y las arcas del ejército son capturadas por el enemigo, la cosa puede complicarse mucho.

Comandantes[]

Héroes[]

Unidades Básicas[]

Unidades Especiales[]

Unidades Singulares[]

Regimientos de Renombre[]

Las regimientos mercenarios famosos adquieren una cierta notoriedad debido a que son tan eficaces, brutales, aventureros, o cualquier otra razón, que llaman la atención del mundo. Los Regimientos de Renombre están al mando de personajes famosos, y de hecho a menudo reciben el nombre de ese jefe. Por ejemplo, el conocido Capitán Ogro Golgfag, cuyos Ogros mercenarios han saqueado, en un momento u otro, la mayor parte de las zonas civilizadas del Viejo Mundo... y también algunas no tan civilizadas.

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Imágenes[]

Curiosidades[]

  • Las antiguas publicaciones de Games Workshop permitían a los jugadores desplegar mercenarios de la mayor parte del Viejo Mundo.
  • Josh Reynolds, autor de parte de la pentalogía del Fin de los Tiempos, respondió a los fans interesados ​​sobre el destino de las ciudades-estado de Tilea y las compañías mercenarias más famosas. Sin embargo, al no haber sido publicada nunca, esta información debe considerarse no del todo canónica y puede consultarse en este enlace.

Fuentes[]