
Los Panzafuegos son los rugientes y ardientes sacerdotes de la deidad Ogra conocida como Bocaenllamas. Son profetas de leyenda, locuaces y vitalistas, dominados por un intenso fuego interior, tanto metafórico como literal, y un temperamento que puede pasar de la alegría a la ira (y viceversa) con suma facilidad. Su cabeza es totalmente calva y sus cuerpos son enormes. Su piel resplandece con un brillo que parece salirles de las mismas entrañas, y sus pectorales descubiertos están llenos de tatuajes con símbolos de destrucción. Un Panzafuegos enfurecido puede vomitar una nube de abrasadoras llamas tan violenta e intensa que funde las cotas de malla enemiga en segundos. Por todo esto, los Panzafuegos son sumamente bienvenidos en cualquier tribu Ogra.
Descripción[]
El Bocaenllamas es el volcán más grande y poderoso de las Montañas de los Lamentos. Se trata de una figura importantísima en la mitología de los Ogros, a la que se muestra gran reverencia por toda la región de las Grandes Fauces, y que es adorada fervientemente por aquellas tribus que han tenido ocasión de contemplar sus violentas erupciones. Cada año, docenas de Ogros peregrinos se reúnen en la ladera del Bocaenllamas y anuncian su presencia a la pequeña pero influyente tribu que habita las cuevas a las laderas del volcán. A medida que el magma empieza a descender por ellas, como saliva que brota de un Matarife al contemplar un bistec, los aspirantes se aprestan a superar el “Desafío Ardiente”, un misterioso ritual que la tribu de los Panzafuegos celebra mientras su dios volcán duerme ruidosamente.

Al igual que todos los demás eventos religiosos que se celebran en los Reinos Ogros, esta prueba empieza y acaba con el acto de ingerir algo. Primero, el aspirante deberá beber un caldero lleno de salsa de sapofuego sazonada con pimienta infierno loco, una mezcla repugnante que los Ogros emplean para arrojar a sus enemigos y romper asedios prolongados. Sin tiempo para quejarse por el agónico ardor de sus estómagos, los aspirantes deberán cazar y comerse uno de los escarabajos de fuego gigantes que corren y excavan entre las corrientes de lava. Sin embargo, por muy desagradable que parezca todo esto, lo peor (y más mortífero) aún está por llegar...
Antes de ser aceptado como Panzafuegos de pleno derecho, el aspirante deberá beber la “sangre” del Bocaenllamas. Para ello, empezará escalando hacia la cima de la caldera del volcán. La visión de ese titánico lago de burbujeante magma es tan impresionante que corta la respiración (incluso antes de que sus sulfurosos vapores asalten los sentidos). Llegados a este punto, son muchos los aspirantes que se echan para atrás, pero aquellos que demuestren tener el coraje suficiente para seguir adelante son bajados lentamente hacia el interior del volcán mediante un arnés de gruesas cadenas. El calor allí es tan intenso que el aspirante pierde todo el pelo del cuerpo y sus ojos empiezan a bullir dentro de sus cuencas. Sin embargo, si su fe es verdadera resistirá el dolor y llenará de lava un cráneo usado a modo de cuenco. Tras esto volverá ser alzado hasta la cima del Bocaenllamas, y se beberá de un solo trago el viscoso y ardiente magma. Este último acto sería letal incluso para el Ogro con mayor tolerancia gastronómica; solo aquellos que hayan recibido la bendición del dios volcán volverán para contarlo.
La supervivencia y subsiguiente iniciación de un nuevo Panzafuegos puede tener lugar unas pocas veces por década, y a menudo coincidirá con algún estallido importante del Bocaenllamas. Esto se interpretará como una señal segura de que ha llegado el momento de marchar a la guerra contra las tierras de otras razas más débiles hasta el punto de que el tamaño de las batallas que se lleven a cabo coincidirá con la fuerza de la erupción. En la guerra, los Panzafuegos son de gran ayuda para los ejércitos Ogros, pues como discípulos directos del volcán parecen haber heredado de él diversos poderes sobrenaturales: gozan de protección contra las más fieras conflagraciones, pueden escupir un infernal aliento contra sus enemigos, e incluso son capaces de lanzar y controlar diversos hechizos flamígeros.
El Bocaenllamas nunca suele tener más que unos pocos sacerdotes disponibles al mismo tiempo, pues los Panzafuegos escasean y la mayoría prefieren vagar solos por los Reinos Ogros, uniéndose temporalmente a alguna tribu para extender la fe de su dios incandescente y llevar la destrucción a sus enemigos. Los Panzafuegos suelen maravillar al resto de Ogros de la tribu, tanto por su elocuencia al hablar como su habilidad para vomitar magma o expulsar espectaculares flatulencias explosivas.