Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Una víctima de Obsesión Irracional se siente abrumada por la necesidad de llevar a cabo una única tarea una y otra vez. Cuando no está realizando este acto concreto y obsesivo, se siente atormentado por pensamientos constantes del mismo, con lo que le resulta extremadamente difícil funcionar en sociedad. Entre tales conductas compulsivas se incluyen lavarse las manos, abrir y cerrar puertas, limpiarse obsesivamente o asegurarse de que ciertos objetos no se han perdido. Si tiene la oportunidad, el afligido pasará todo el día y toda la noche realizando estas acciones obsesivas. Ni siquiera el sueño alivia esta compulsión, pues sus sueños se llenan de pensamientos de culpabilidad en los que sus manos se llenan de mugre, las puertas han sido arrancadas por el viento o sus zapatos se han alejado caminando por sí solos.

Descripción[]

Las personas que sufren este trastorno desatienden sus deberes y tareas cotidianas. A no ser que su obsesión irracional particular implique un aseo corporal constante, la mayoría acaban sucios y desaliñados, ignorando incluso los cuidados higiénicos más básicos. Sus negocios se hunden en la bancarrota y sus seres queridos se sumen en la desesperación, hasta que acaban abandonándolos cuando ya no pueden seguir soportando su comportamiento.

Si no puede resistirse al impulso de su obsesión, pasará cada momento de vigilia ejecutando su acto compulsivo, ignorando sus demás tareas y obligaciones. Si un superior le ordena que pare o es obligado a ello por otra persona, podrá intentar detenerse y actuar con normalidad. Sin embargo, si se le vuelve a presentar una situación que active su compulsión, puede volver a caer otra vez en la rutina. Por ejemplo, cuando una persona con la obsesión irracional de cerrar las puertas con llave se encuentra una puerta abierta de par en par. Si el origen de su malestar es particularmente ofensivo (por ejemplo, un lavamanos compulsivo que se llena las manos de sangre) y no puede hacer nada por evitarlo, puede terminar afectando a su cordura.

Las personas con esta aflicción son encerradas en calabozos o manicomios que a menudo los hunden en simas aún más profundas de desesperación si les impiden satisfacer sus conductas obsesivas. Gritan y se sacuden atormentadas, reprendiendo a sus cuidadores sobre la suciedad que los rodea, las puertas abiertas que permiten la entrada a cualquier ser maligno, y demás horrores innumerables (sean o no reales).

Fuente[]

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