
El anciano Króxigor conocido como Nakai el Errabundo es una criatura sagrada y reverenciada. Los Chamanes Eslizón dicen que se trata de la personificación de un poderoso espíritu de la selva y que aparece en la jungla en tiempos de necesidad. Aunque ha viajado por todo el mundo, Nakai es un poderoso protector de los Hombres Lagarto.
Descripción[]
Se cree que Nakai fue desovado en Tlanxla en tiempos de los primeros desoves. Las escamas de su cuerpo son muchísimo más duras que las de los Kroxigores de desoves posteriores, y su cuerpo está lleno de cicatrices. Ha sobrevivido a heridas atroces que habrían acabado en un instante con cualquier otra criatura. Cuando aparece, los Chamanes Eslizón lo tratan con gran deferencia y adornan su corpachón lleno de cicatrices con ropas y objetos ceremoniales. Además, antes de entrar en batalla, también renueva sus placas de oro y las inscripciones que tiene por todo su cuerpo. Tras milenios de victorias, Nakai está recubierto de trofeos dorados.
El nudoso Króxigor ha aparecido en muchos lugares distintos del continente de Lustria a lo largo de los siglos, normalmente horas antes de que una batalla fuera a tener lugar y en las inmediaciones del lugar donde ésta se iba a producir. La aparición de Nakai alerta a los templos más aislados de que corren algún peligro. Apareció en la Defensa de Itza, asoló los Campos Rojos, y más recientemente se le vio en el Gran Juicio. Su presencia es una señal manifiesta de que se aproxima una batalla de gran importancia.
Historia[]

Se cree que Nakai se engendró originalmente en la Ciudad-Templo de Tlanxla durante la época de los primeros desoves, antes de la destrucción de la ciudad durante la Gran Catástrofe.
Con su propia Ciudad-Templo en ruinas, viajó a Itza donde participó en la su defensa durante la Gran Catástrofe. Fue en esta titánica batalla que Nakai saltó a la fama. Mató a cuatro de los asquerosos demonios, sosteniendo el vital Puente de las Estrellas por su cuenta hasta que llegaron refuerzos, lo que le valió un gran honor. Tan grande fue el recuento de entidades demoníacas cosechadas por el Króxigor ese día que se dice que tales criaturas temen el sitio como ningún otro lugar en el mundo material, escuchando el toque de muerte de innumerables de sus parientes resonando por los milenios. Se pensó que había muerto, hasta que tuvo lugar su reaparición casi tres mil años después.
Nakai apareció de nuevo durante el ascenso de Sotek. El Clan Pestilens había dado a luz a una Rata Ogro especialmente poderosa, su fuerza y vitalidad solo aumentaban a medida que el clan y él estaban más unidos en la enfermedad y la inmundicia. Las dos enormes criaturas se buscaron desde el comienzo de la batalla, que pronto se convirtió en un mero telón de fondo del titánico enfrentamiento. Enfermedades repugnantes se filtraron por las heridas que Nakai sufrió y estuvieron a punto de abrumar al poderoso Króxigor. Al final, Nakai derribó a la bestia, pero al hacerlo quedó salpicado de su sangre apestosa.
El Króxigor fue inmediatamente preso de una fiebre feroz y colapsó en un coma profundo. Temiendo que pudiera morir, los Eslizones lo atendieron con los bálsamos y ungüentos más potentes que pudieron preparar. Después de muchos meses, la fiebre del Kroxigor se calmó y recuperó la conciencia, se puso de pie tambaleándose y salió una vez más en busca de esos enemigos que profanarían los reinos de los Hombres Lagarto.
En el 930 CI, ayudó a Lord Xltep a derrotar a las hordas de piratas y marineros ahogados de Luthor Harkon en la Batalla del Eclipse, evitando así su intento de penetrar en el interior de Lustria.
El poderoso Króxigor ha aparecido por todo el continente de Lustria a lo largo de los siglos, por lo general, solo unas horas antes de que tenga lugar una batalla. A veces, la aparición de Nakai es todo lo que ha alertado a los templos aislados de una próxima incursión. Se convirtió en una leyenda entre los Hombres Lagarto, quienes lo conocían como "el Espíritu de la Jungla", el cual desaparecía sin dejar rastro durante años. En tiempos de necesidad, en las Ciudades-Templo de Lustria, los Hombres Lagartos se aúnan para invocar a su gran guardián.
En Tiempos Recientes[]
Cuidado, la información procede de un videojuego, por lo tanto su validez puede ser exclusiva solo del videojuego.
Este artículo contiene información de Total War: Warhammer II
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En tiempos recientes, en las profundidades de la impenetrable jungla, algo monstruoso despierta sigilosamente. Lustria es y siempre ha sido el dominio de los Hombres Lagarto, pero ahora los de sangre caliente osan adentrarse en tierra sagrada, y sus saqueos y mera presencia suponen una afrenta al Gran Plan. Nakai, con un enjambre de fieles seguidores a su espalda, percibe instintivamente que se acerca un conflicto de gran importancia. El Espíritu de la Jungla emprende una campaña sin precedentes para recuperar el territorio perdido y expulsar a los invasores del continente.
Ha llegado el momento de que la avaricia de los "civilizados" se enfrente a todo el salvajismo de la jungla.
Ancestrales Patrones de Nakai[]

Como cualquier otro Hombres Lagarto, Nakai venera a los Ancestrales, pero hay tres que adora por encima del resto: Quetzl, Itzl y Xholankha. A medida que el Króxigor avance en su campaña, es su intención erigir templos en los lugares que tome en honor a uno de estos Ancestrales.
- Quetzl - Aquellos deseosos de luchar para defender el Gran Plan, alaban al dios guerrero Quetzl en busca de guía y protección.
- Itzl - Los sacrificios al gobernante de los tres cuernos de los Hombres Lagarto, Itzl, aseguran bendiciones para aquellos que desean dominar a las bestias más poderosas.
- Xholankha - Aunque rara vez se invoca a Xholankha, el "Perdido", sus seguidores creen que un día volverá de su misión milenaria casi imposible.
Objetos Mágicos[]
- Tributos de Oro - El Errabundo está considerado un espíritu de la jungla corpóreo y, como tal, lo tratan con gran deferencia y lo cubren de adornos ceremoniales. Estos objetos poseen una magia que dota a Nakai de una mayor resistencia física y lo hace casi inmune a la fatiga.
- El Fragmento de Ogham - El fragmento es una pieza fracturada de uno de los monolitos de Ogham originales, cuyas propiedades místicas pueden contener al Caos. Este trofeo de Albión es un recuerdo de una era pasada que dota a Nakai de una gran resistencia mágica y es capaz de hacer que la influencia corruptora del Caos mengüe frente a su poder.
Curiosidades[]
- Nakai se refiere a otros Hombres Lagarto como "niños", algo natural sabiendo que es una de las criaturas vivas más antiguas que caminan por el mundo, con varios miles de años a sus espaldas.
- Las fuerzas que siguen a Nakai se llaman "Espíritu de la Jungla", refiriéndose a cómo los Hombres Lagarto conocen al Króxigor. Sin embargo, cuando la horda de Nakai toma una ubicación, este lugar pasará a pertenecer a la facción de los Defensores del Gran Plan ya que, según cree, no puede echar raíces en ninguna parte ya que Lustria necesita toda la fuerza de Nakai.
- Dependiendo de la campaña que se juegue en el Total War: Warhammer II, la horda de Nakai aparecerá al oeste de Lustria o en Albión. En este último lugar se colocó como una forma de balanceo de las facciones, pero tal vez se pueda entender dentro del trasfondo como que ha sido enviado a asegurar el control de la nueva Ciudad-Templo de Konquata y hacer frente a las fuerzas del Caos (algo que se retroalimentaría con lo dicho anteriormente).
- Es más, parece ser que Nakai estuvo en Albión en una distante era pasada guiado por los Ancestrales, ya que siente una sensación de "déja vù" cuando se encuentra en estas tierras. Este hecho también puede confirmarse con uno de sus objetos mágicos.