Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Matahombres es la novena entrega de las aventuras de Gotrek y Félix, y la segunda entrega escrita por Nathan Long.

Sinopsis[]

Después de las aventuras sufridas en las profundidades de Karak-Hirn, la pareja de héroes regresan al Imperio para poder participar en la guerra contra la invasión de las hordas del Caos. Al hacer escala en Nuln, se reencuentran con el ingeniero enano Malakai Makaisson, que contribuye al esfuerzo Imperial transportando cañones hasta el frente en su nave voladora, la Espíritu de Grungni. Pero una serie de horrendos accidentes dejarán al descubierto una trama de sabotaje. ¿Podrán nuestros héroes encontrar a los villanos a tiempo para salvar la situación?

Trama[]

Plantilla Spoiler Cazador de Brujas
Alto, estás caminando por la senda del Hereje. Si continúas, corres riesgo de... perderte.
Este artículo puede contener spoilers de Matahombres

La historia comienza con Gotrek y Félix en la ciudad de Nuln, después de sus últimas correrías por los Reinos Fronterizos. Allí Félix va a visitar a su hermano Otto, que se sorprende de que Félix apenas haya envejecido. Otto ha prosperado mucho desde la última vez que su hermano y el matador estuvieron en Nuln. Para sorpresa de Félix, Otto le informa de que también él ha amansado una fortuna considerable, gracias a que sus diarios, que Otto fue publicando, han tenido un gran éxito, si bien casi nadie se toma en serio sus aventuras, algo que en cierta a forma molesta al poeta. Félix también conoce a su sobrino Gustav.

Otto le sigue ofreciendo la oportunidad de trabajar en la empresa familiar, aunque Félix sigue declinando la oferta. Antes de regresar a la posada, su hermano también le informa de que su padre se está muriendo en Altdorf. Félix no sabe como encajar la noticia pues ciertamente nunca se había llevado muy bien con él.

Al día siguiente, Félix despierta con el sonido de un cañonazo. Se había olvidado de que en Nuln se fabrican los cañones del Imperio, y hoy en día, con la guerra en el norte, la producción está más activa que nunca dedicándose la mayoría de los recursos y esfuerzos de la ciudad a esta tarea, dejando desamparada a mucha gente. El descontento por la situación y la guerra en el norte ha sido caldo de cultivo para muchos fanáticos, demagogos y alborotadores. De todos ellos, destacan los de la Hermandad de la Llama Purificadora, caracterizados por llevar pañuelos amarillos que le cubren la cara. Estos acusan a los ricos y poderosos, en especial a al Colegio, de permitir que el pueblo llano se muera de hambre y aboga por prender fuego a la ciudad para purificarla.

Félix llega a la taberna del Cerdo Ciego, donde Gotrek y su antiguo amigo Heinz brindan por Hamnir. Allí conoce la noticia de que uno de los guardias que protege los cañones ha sido quemado al mostrar el estigma de la mutación. El enano hace estallar una pelea en el local por lo que tanto él como Félix son expulsados de allí.

Tras deambular por las estrechas calles de Las Chabolas, ven el Espíritu de Grungni sobrevolar la ciudad. Gotrek y Félix salen en su persecución hasta que llegan al Colegio de Ingeniería, donde se reencuentran con Malakai Makaisson. El Matador- Ingeniero ahora es profesor en el Colegio de Ingeniería y se muestra sorprendido de reencontrarse con ellos pues los había dado por muertos desde que Max y Snorri le dijeran que habían atravesado un portal para nunca regresar.

Gotrek le explica todo a la mañana siguiente al ingeniero. Por su parte Malakai les informa que él tiene que llevar un cargamento de cañones con la nave voladora a Middenheim para el asedio. Gotrek le pide que lo lleve, a lo que el ingeniero acepta, pero antes tiene que llevarlos ante Julianus Groot, el director de la Escuela, para que le dé su aprobación.

Groot acepta que Gotrek y Félix viajen con Makaisson, además informa a este último que viajará con él Waldemar Lichmann, un hechicero del Colegio Brillante al que le falta el brazo derecho debido a un accidente, que trabajaba con Groot en nuevas aleaciones para los cañones. Mientras hablan, son interrumpidos por un mensajero que les informa del robo de una gabarra que transportaba la pólvora destinada a los cañones, lo que obliga a retrasar el viaje hasta conseguir pólvora nueva.

Los cinco van a investigar la zona del crimen, donde se encuentran con Adelbert Wissen, un pomposo y arrogante capitán de guardia del distrito del Neuestadt. Hay un cruce acusaciones entre los que participaron en la transacción comercial de la pólvora, mientras que Wissen se limita echarle la culpa a los alborotadores. Gotrek, por su parte, investiga la zona y le informa a Félix de sus descubrimientos.

La pareja de héroes se ponen a investigar los puertos de la zona de Chabolas de la ciudad, y en sus pesquisas, descubren que un pequeño jefe mafioso, un Halfling conocido como el Gran Nod, estuvo detrás del robo. Gotrek y Félix va hacerle una visita a su guarida, un almacén de pescado. Después de derrotar a todos sus secuaces, Gotrek atrapa al Halfling y el obliga a informarle donde está la pólvora. Nod lo ignora pues ya se la vendió a quienes les habían contratado. Tampoco sabe quiénes eran pues llevaban capas con capucha y se cubrían la cara con pañuelos, aunque por su forma de hablar eran gente de clase social alta, y probablemente magos. Antes de que el interrogatorio continúe, llega la guardia de la ciudad, que se los llevan para ser interrogados.

A la mañana siguiente, Félix es despertado por una explosión, pero a diferencia de las anteriores, esta ha sido extremadamente fuerte y potente. Al ir a investigar descubre que un cañón explotó en el campo de pruebas, matando a dos ingenieros en el proceso. Nadie se explica la razón de la explosión, Groot asegura de que el cañón estaba en perfectas condiciones, no se estaba usando pólvora experimental, y que los hombres que murieron eran veteranos con quince años de experiencia, además Lichtmann no detecta ningún residuo de magia. Por su parte Wissen opina que fue un acto de sabotaje perpetrado por adoradores dentro del Colegio, acusación que molesta a Groot. Por suerte, tenían otro cañón a punto de colar que sustituiría al anterior.

Debido al incidente, el Colegio recibe la visita de Hieronynous Ostwald para investigar lo acontecido, reencontrándose con Félix después del ataque Skaven hace ya veinte años. Sin embargo son interrumpidos cuando un grupo de agitadores, encabezados por miembros de la Llama Purificadora, ataca un cargamento que transportaba un cañón mientras atravesaba uno de los puentes. Gotrek y Félix, junto con Wissen y la guardia, tratan de detener a la turba enfurecida pero se ambos son rociados con aceite inflamable y se ven obligados a saltar al río para no ser incinerados. El cañón cae poco después.

Gotrek y Félix regresan al colegio de ingeniería donde Groot se lamenta de los últimos acontecimientos. Allí conocen una de las tradiciones de la escuela. Los artilleros distinguidos son incinerados cuando mueren, y sus cenizas se añaden a un nuevo cañón, pues se cree que imbuyen al cañón con la fortaleza y el valor que el hombre tuvo en vida. Félix y Gotrek son testigos de la ceremonia, donde un sacerdote de Sigmar con la cara tapada y sus acólitos, todos con quemaduras circulares, vertían las cenizas de un ingeniero en el cañón mientras era colado.

Tras aquel ritual, para alegría de Gotrek, Groot decide hacer un brindis, pero ocurre un nuevo incidente cuando uno de los guardias que vigilaban los cañones destinados a Middenheim, alegando que los cañones estaban vivos y que tenían intenciones de asesinarlo. El Guardia es enviado a las hermanas de Shallya, y el brindis se cancela.

Gotrek y Félix deciden volver al Cerdo Ciego. Allí Heinz les informa que el capitán Weiss y sus matones han estado rondando por Las Chabolas y el Laberinto, intentando dar con los jefes de la Hermandad de la Llama Purificadora, aunque pierde el tiempo ya que los de líderes son gente procedente del Altestadt, la zona rica de la ciudad, que se aprovechan del descontento popular pero que nunca dan la cara. Según los rumores, tiene una guarida en un antiguo edificio desvencijado conocido como La Corona Roja.

El dúo va a investigar el local donde tienen un encontronazo con algunos de los miembros de la Hermandad. Durante la pelea, reciben la ayuda inesperada de una vieja conocida: Ulrika, antiguo amor de Félix transformada en vampiresa durante sus aventuras por Sylvania. Ulrika estaba también estaba allí investigando para el clan Lahmia, a raíz de los actos perpetrados por aquel grupo, y sugiere la idea de colaborar. Ambos aceptan, aunque a Gotrek no le hace gracia la presencia de Ulrika.

La kislevita les informa de que fueron los miembros de la hermandad los que robaron la polvora y que tienen intención de usarla para destruir la Escuela Imperial de Artillería. Al investigar el local, descubre que la Hermandad es algo más que un grupo de agitadores enmascarados. Se trata de una secta de adoradores de Tzeentch que tiene como objetivo debilitar a las fuerzas del Imperio.

Estalla la pelea donde los sectarios tratan de defenderse como pueden, empleando mutantes y magia hasta que los supervivientes deciden huir en desbandada prendiendo precipitadamente fuego al edificio para destruir todas las pruebas, lo que ocasiones quemaduras a varios de ellos. El fuego se extendiéndose rápidamente por todo el barrio. Félix, Gotrek y Ulrika consiguen escapar de las llamas, pero la vampiresa se escabulle, siendo arrestados el matador y su compañeros por el capitán Wissen. Este les acusa de que, por culpa de su intervención, perdieron la pista de la Llama Purificadora, además de que el incendio provocado había causado numerosas víctimas.

Gotrek y Félix les informan de las intenciones de la Llama de hacer volar la Escuela con la pólvora robada. Groot ordena que se lleva a cabo una investigación por todo el complejo y las cloacas debajo de él. Pero Malakai no encuentra ninguna entrada secreta y Lichtmann tampoco encuentra indicios de que se haya empleado magia, y tampoco la guardia de cloacas no ha encontrado ningún indicio ni pista sobre la polvora, lo cual no les da ninguna credibilidad.

Debido a esto, Weiss les acusa de ser los responsables del incendio y ordenan que sean puesto bajo custodia en la Escuela, hasta que Ostwald pueda analizar lo sucedido, aunque por precaución, enviará a algunos de sus hombres para patrullar las alcantarillas, por si su historia fuera cierta. Los demás acceden y Malakai se compromete y jura que ninguno de los dos atravesará los portones del Colegio de Ingeniería hasta que el señor Ostwald vaya a verlos.

Obviamente, esto no es más que una treta de Malakai quien si creen en su versión, y les comunica que hay un agujero por el que salir por las cloacas (el juró que ninguno saldría por las puertas, no dijo nada de agujeros). Aprovechando esto, regresan a la zona de chabolas donde ven a un grupo de la Llama que estaban aprovechando el reciente incendio para aumentar aún más el resentimiento de la población.

Mediante tretas, Gotrek se van deshaciendo de uno a uno hasta que atrapan al jefe principal de aquella banda. A pesar del interrogatorio, el enano no consigue sacar nada del sectario, quien se suicida degollándose con el hacha del matador. Deciden regresar al Cerdo Ciego, pero descubren para su horro que los de la Llama le habían prendido fuego. En ese momento reaparece Ulrika, quien los invita a la guarida de su señora ya que quiere proponer un trato. Tras jurar que se vengaría de la Llama por lo que hicieron a su amigo, Gotrek le da oro a Heinz para que reconstruya el local.

Félix es entrevistado por la Condesa Gabriella, ahora bajo otro seudónimo, quien accede a ayudarlos a cambio de informarla de sus investigaciones y de no informar a nadie de la presencia de la vampiras. Ulrika le entrega un colgante que arrancó del cuello de uno de los sectarios que mato la otra vez. Se trata de una cadena distintiva que llevan los miembros de Wulf's, un club privado para caballeros regentado principalmente por jóvenes ricos. Dado que no se permite la entrada a las mujeres, el objetivo de Félix es averiguar si hay otros miembros del Wulf's que también pertenecen a la Llama Purificadora. Su hermano Otto es miembro del club así que debe convencerlo para ir a cenar allí.

Cuando Félix se disponía a marcharse, es interrumpido por dos vampiresas rivales de Gabriella, la dama Hermione y la señora Wither. Ambas están en desacuerdo con usar a alguien que no es un sirviente mortal del clan Lahmia, pero esta las convence de que es el único capaz de hacerlo pues es el único que podría reconocer a uno de los miembros por la voz.

Tal como fue planeado, Félix convence a su hermano para cenar en el Wulf’s y durante la velada, cree reconocer la voz a uno de los comensales como miembro de la Llama. Se trata de un joven llamado Nikolas Gephardt, quien presenta una quemadura en la mano. Sin embargo, antes de que pueda hacer nada, Gephardt parece reconocer también a Félix y se marcha del local.

Cuando regresaban a la casa de Otto, su carruaje es asaltado por más miembros de la llama, aunque Félix y la escolta consigue derrotarlos a todos. El poeta trata de interrogar al líder de aquel grupo, pero como ocurrió anteriormente, se quita la vida antes de revelar nada. Otto se enfurece al darse cuenta de que Félix lo había usado y de que sus acciones podría tener consecuencias para su él y su familia, por lo que le ordena que no vuelva acercarse nunca más a su casa. Antes de acceder a sus exigencias, consigue averiguar de su sobrino donde vive Nikolas.

Félix regresa junto con Gotrek, quien le había contado todo a Makai, salvo el encuentro con las vampiresas. Tras contarle lo acontecido aquella noche, se van a vigilar la residencia de los Gephardt, a la espera de que Nikolas salga de ella y seguirle. Las horas pasan sin que ocurra nada, y una patrulla de la guardia urbana está a punto de descubrir a Félix cuando la oportuna intervención de Ulrika consigue convencerlos de que no es ningún problema.

Ulrika confiesa a Félix que varios espías de las Lahmias han estado vigilándole los paso y también los del matador, por lo que pudieron conocer la condición de Nikolas como miembro de la Hermandad de la Llama, y que ahora mismo tienen varios espías vigilando la casa. Sin embargo también le da malas nuevas.

El poeta no cumplió su parte del trato de informar a Gabriella si descubría algo, además según la señora Whinter, sus espías la habían informado de que Gotrek se lo había contado absolutamente todo a Makaisson, por lo que ambos debían ser eliminados, pero Félix declara que eso es mentira, y que el matador le ocultó a su homólogo cualquier referencia a las vampiresas Lahmia. Ulrika toma su palabra y decide enviarle una orden a su señora para que revoque la orden.

Las horas pasan y finalmente ven como Nikolas Gephardt se marcha montado en carruaje. Gotrek, Félix y Ulrika le siguen hasta llegar al lugar de reunión. Tras matar a un par de miembros, el poeta y la vampira se disfrazan de sectarios, y empleando sus poderes vampíricos, Ulrika consigue convencer al guarda para que les deje pasar. Una vez allí, oyen los planes de los sectarios para prender fuego a toda la ciudad de Nuln, lo cual dejaría muy debilitado al Imperio ya que allí se construyen la mayoría de las máquinas de guerra.

El plan consiste en esperar la señal, que llegará dentro de pocas horas, cuando los hombres de la escuela prueben el último cañón fabricado. Cuando dispare el cañón, nuestro líder encenderá la pólvora que hará volar la Escuela Imperial de Artillería. Esa explosión será la señal para prender fuego a varios objetivos.

Félix y Ulrika son descubiertos, por lo que estalla un enfrentamiento en el que Gotrek no tarda en intervenir. Nuevamente, los sectarios prenden fuego al local pero todos mueren, incluido Gephardt que cae ante Félix. Sin embargo, uno de ellos logra escapar para dar el aviso de que adelanten los planes. Tras advertir al vecindario del incendio, siguen el rastro del que huyó.

Este les lleva de nuevo hasta debajo de la Escuela. Gotrek recuerda que había un lugar que no se había investigado, los túneles de los Skavens, que habían sido usados por los hombres rata en su ataque a Nuln y que se encontraban debajo de las propias alcantarillas. En ese momento aparecen la dama Hermione, la señora Winther y otra vampiresa conocida como madame Mathilda, junto con varios de sus secuaces mortales. Les informa de que Gabriella recibió la carta de Ulrika y las envió para ayudarlos. Aunque al Enano no le hace ninguna gracia, juró vengarse de la Llama por quemar el establecimiento de Heinz, así que no tenía tiempo para peleas.

El grupo exploran los túneles Skavens hasta que finalmente se encuentran con los barriles de pólvora, además, para su horror, estaba mezclada con piedra de disformidad lo que no solo potenciaría la explosión si no que también contaminaría una buena parte de la superficie. Además, calcula que ahí abajo hay unos cincuenta adoradores del caos, mutantes incluidos.

Gotrek se propone atacarlos antes de darles la oportunidad de encender las mechas, pero cuando se disponía a ello, se encuentran de repente con el capitán Wissen y su patrulla. Las vampiras y sus secuaces se escabullen para no ser descubiertos. Tan sorprendidos como ellos, el capitán Wissen pregunta a Gotrek y a Félix que hacen ahí. El poeta dice que se encuentran solos y que finalmente han encontrado la pólvora robada. El capitán les exige que le lleve hasta los barriles, pero una vez allí advierte a los adoradores del caos de la presencia del dúo, pues el también es un sectario mutante.

Se produce una gran batalla entre los mutantes y Félix y Gotrek junto a sus aliados vampíricos, cayendo combatientes de ambos bandos sus aliados, mientras los hechiceros del caos y las vampiras intercambian conjuros y hechizos. Uno de los sectarios aconseja encender ya las mechas pero Wissen se lo prohíbe y ordena que aguante todo lo posible hasta que suene la señal, el cañonazo de prueba. Esto hace que Félix se pregunte por qué es tán importante aquella señal. Los adoradores del caos empiezan a imponerse, pero las vampiras resucitan los cadáveres de los skavens para cambiar las tornas.

En ese momento se oye la señal. El cañón ha pasado la prueba con éxito, y lo están cargando junto al resto de cañones destinados a Middenheim en la nave aérea. En ese momento Wissen ordena que prendan fuego a las mechas, pero Félix y su grupo consiguen detenerlas. Un mutante enciende una mecha pero Wissen le ordena que la arranque pues, para que la destrucción de la Escuela tenga éxito, debía explotar todos los explosivos a la vez.

Un brujo del caos emplea su magia para iniciar la detonación, antes de caer bajo el hacha de Gotrek. Félix no puede apagar las llamas, por lo que los supervivientes de la contienda tratan de ponerse a cubierto, pero el Matador tiene otro plan. Provoca una explosión prematura de uno de los explosivos, lo que abre un enorme agujero hacia las alcantarillas que estaban por encima de ellos. Esto permite la entrada de un enorme torrente de aguas fecales que inutilizan los explosivos, haciendo fracasar el plan de los sectarios.

Enfurecido por aquello, Wissen trata de acabar con ellos pero es facilmente despachado por Ulrika y Gotrek. Mientras agonizaba, menciona que aún queda el maestro. Al estudiar el cuerpo del mutante, Félix descubre unas quemaduras circulares como las que tenían un mutante al que había matado durante aquel combate. El corazón le dio un vuelco al recordar que eran iguales a los que tenían los sacerdotes sigmaritas que habían vertido las cenizas cuando se coló el cañón.

Félix trata de sacarle una confesión al agonizante Wissen quien le replica antes de morir que todos los cañones destinados a Middenheim han sido contaminados. El plan consiste en, una vez que estén sobre las murallas, el maestro los despertará, enloqueciendo a los artilleros y los dispararán contra las puertas de la ciudad, permitiendo la entrada de Archaon y su ejército y el triunfo del Caos. Félix trata de saber quién es el maestro pero Wissen muere sin decirle nada.

Gotrek y Félix tratan de volver a la superficie para avisar a Makaisson antes de que parta con el Espíritu de Grungni, si es que no lo ha hecho ya, pero las tres vampiresas les cortan el paso. A pesar de que habían salvado Nuln, la condesa Gabriella había ordenado sus muertes. A pesar de la carta de Ulrika, seguía creyendo que Gotrek había faltado a su juramento al darle a conocer su existencia a Makaisson. Ulrika no quiere matar ni al matador ni al humano, pero tampoco se ve capaz de ir en contra de los designios de su señora, por lo que huye de allí. A pesar de que estuvieron a punto de caer bajo las zarpas de las vampiresas, Gotrek y Félix consiguen escapar del túnel, cuando la luz del día bañaba las calles de la ciudad.

Gotrek y Félix llegan a la Escuela Imperial de Artillería, solo para descubrir que el Espiritu de Grugni ya había marchado en dirección Middenheim. Félix trata de explicarles a Groot y al resto de los últimos acontecimientos, pero cuando mencionan que el capitán Wissen era un mutante y le mataron, no el creen y ordenan que sean arrestados. El poeta y el enano se escabullen y llegan hasta un hangar donde hay un girocóptero. Tras quitarle todo lo prescindible para aligerar el peso, huyen de allí en la máquina voladora para poner sobre aviso a Makaisson de la letal carga que transporta.

Tras varias horas de vuelo, el girocóptero consigue alcanzar el Espíritu de Grugni y abordar la nave. Allí les explica a Malakai la verdad sobre los cañones, por lo que el ingeniero ordena dar la media vuelta. Pero Lichmann trata de impedirlo y le ordena que continúen con el viaje. Es entonces cuando se descubre que el mago también es un mutante era el misterioso maestro del que hablaba los sectarios. Por ello contaminó los cañones con piedra de disformidad mezclara con las cenizas de poderosos hechiceros de Tzeentch.

El caos estalla a bordo de la nave aérea cuando el hechicero, contando con la ayuda de estudiantes traidores, trata de destruir a Félix y al resto. Uno de ellos deja inconsciente a Malakai, pero el resto de la tripulación trata de detenerlos. Muchos mueren a manos de Litchmann quien, al darse cuenta del peligro que representa el Hacha de Gotrek, se aprovecha de la sangre de las numerosas víctimas para invocar a un demonio.

Gotrek trata de destruirlo, pero no lo logra ya que, como declara el hechicero traidor, se aprovecha de las energías de las almas de los hechiceros encerrados en los cañones. Mientras el matador se encargaba del Demonio, Félix se encaramó contra Lichmann, quien le explica que se volvió un adorador de Tzeentch después de que su brazo derecho mutara, a pesar de que él nunca había experimentado con fuerzas corruptas y había tomado todas las precauciones. Sabiendo que en el Imperio le quemarían por su condición, decidió ayudar a las fuerzas invasoras del Caos sabiendo que Archaón le permitiría vivir.

El brujo del caos trata de evitar que los cañones resulten dañados, pero cuando la cosa se complica empieza varios de los cañones se unen al cuerpo del monstruo, quien emplea estos para deshacerse de sus adversarios, matando a varios ingenieros y causando numerosos desperfectos en la nave.

Gotrek decide abandonar la bodega de cargar y retirarse la cubierta del barco, amenazando con hacer estallar el globo, llevándose varias latas de combustible para ello. Lichmann y el demonio lo persiguen para detenerlo. Una vez en cubierta, rocían buena parte de la zona con el líquido para limitar que el renegado haga uso de su magia. Continúa el enfrentamiento contra el demonio, y varios de los cañones caen a tierra, y por poco caen también varios de los contendientes debido a lo peligroso del combate y los numerosos daños que estaba recibiendo la nave a causa de ellos.

Finalmente, a duras penas, Gotrek consigue eliminar al demonio, y herir de gravedad a Lichmann. A pesar de pedir misericordia, el matador le da el golpe de gracia. Tras esto, aparece Malakai y algunos de los ingenieros supervivientes, y ordena abandonar la nave, debido a que el depósito de munición había empezado a arder y no podían detener las llamas.

Para escapar de allí, emplean el último invento de Makaisson, mochilas con un atrapador de aire, un enorme trozo de tela que les llevará sanos y salvos al suelo. Cuando todo el mundo está listo, saltan de la nave en llamas y tiran de la anilla para activar el aparador. Mientras descienden suavemente, el Espíritu de Grungni finalmente estalla, y cae envuelto en llamas. Una de las piezas golpea a Félix en la cabeza y lo deja inconsciente.

La historia termina a muchos quilómetros al sur, en una madriguera Skaven bajo Bilbali, donde el Vidente Gris Thanquol es informado del regreso de Gotrek y Félix. Esto le llena de regocijo pues llevaba veinte años esperando para poder vengarse de ellos.

Fuente[]

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