El Martillo Infernal es la adaptación un tanto peculiar de la exitosa Galera de Guerra Imperial. La Galera de Guerra es uno de los mejores barcos de combate: suficientemente resistente como para soportar una buena cantidad de daño, impulsado tanto por remo y como vela por lo que puede maniobrar rápidamente en cualquier momento, tripulada por un considerable contingente de marineros bien armados, y lanzar una considerable cantidad de cañonazos desde su cubierta de proa. Aunque es empleada principalmente por las flotas imperiales, las Galeras a menudo son capturadas o construidos por los piratas, y por lo tanto se encuentran navegando por los mares de todo el mundo.
El Martillo Infernal toma este robusto y bien probado diseño, y añade una modificación importante: un inmenso cañón montado en su cubierta principal.
Descripción[]
Segismundo el Loco, un canoso alquimista, ingeniero y especialista en explosivos y que aconsejaba directamente al propio Emperador Karl Franz, tiene fama de haber ideado el concepto del Martillo Infernal. Se dice que la inspiración le llegó después de una visita a las cámaras subterráneas de los ingenieros enanos, bajo las Montañas del Fin del Mundo.
El enorme cañón que transporta el Martillo Infernal fue diseñado para el asedio, pero ni siquiera los más grandes caballos de guerra del Imperio eran capaces de arrastrar el peso del carruaje; el cañón tiene la tendencia a hundirse en el suelo, siendo casi imposible de levantar. Además, cuando se disparaban, destrozaban el carro, enviando trozos de madera y metal volando a cientos de metros. Es comprensible que el proyecto fue archivado.
Sin inmutarse, Segismundo se retiró a la soledad de su elevada torre en las afueras de Middenheim a estudiar el problema. Durante muchas noches se podía ver la tenue luz a través de la ventana de su habitación superior. Tras muchos días, salió de su reclusión, desaliñado pero muy entusiasmado, blandiendo un pergamino en la mano derecha. Sin detenerse para vestirse con ropas más adecuadas, el extravagante erudito partió inmediatamente para presentar al Emperador sus planos rediseñados.
El nuevo diseño de Segismundo fue para el Martillo Infernal. Con el apoyo de la flotabilidad del mar, el enorme cañón se asienta cómodamente encima de una robusta Galera. El mástil de la nave se desplaza hacia atrás a lo largo de la cubierta para acomodar el arma, y pesadas bandas de hierro los mantienen en su sitio. Abarrotadas alrededor del masivo tubo están las bancadas de los esforzados remeros, que maniobrar el barco para colocarlo en posición. Cuando se dispara, el Martillo Infernal desaparece tras una acre nube de humo de cañón, y la todopoderosa detonación hace eco a varios kilómetros a la redonda.
El único problema con el diseño parece estar en la fuerza de retroceso del enorme cañón, que recorre el largo de la nave, arrastrando la galera en el agua, y destrozando cualquier remo que no se hubiese levantado a tiempo. De hecho, durante las pruebas, tres Martillos Infernales acabaron encallados en rocas cercanas tras ser ser lanzados hacia atrás. Incluso con estos problemas iniciales, el poder destructivo del arma impresionó lo suficiente al Emperador como para que encargase la construcción de una docena de escuadrones para las flotas del Imperio.
El cañón es tan grande que su munición tiene que ser cargado en la embarcación mediante grúas especiales en los astilleros militares del río Reik. El arma sólo se puede disparar un par de veces en cada batalla, ya que el barco simplemente no puede transportar muchas balas de cañón del tamaño requerido o la suficiente pólvora como para disparar varias veces el cañón. Pero por ahora, su mayor inconveniente es la posibilidad de que el cañón puede fallar, lo que sin duda provocaría el hundimiento del Martillo Infernal. Un pensamiento aleccionador para cualquier almirante.
Por el lado positivo, incluso con estas limitaciones, su poder destructivo a quemarropa es verdaderamente impresionante: puede causar sin problemas enormes agujeros en las naves enemigas, llegando a hundir las embarcaciones enemigas más grandes con un solo disparo. No hay ni un solo Almirante Imperial que no quiera ansiosamente tener una escuadra en su flota.
Técnicamente, los Martillos Infernales se emplean a menudo para liderar la flota a la batalla y romper la línea enemiga con un gran rugido de llamas y acero. Sin embargo, no son tan rápidos o maniobrables como otros barcos de la flota, por lo que un almirante debe tener cuidado de no dejarlos atrás ni rezagados tras la retaguardia de sus formaciones.
Miniatura[]
Fuente[]
- Suplemento: Sea of Blood, págs. 41-42.