Al igual que muchos monstruos, las Mantícoras han nacido rodeadas por las cambiantes energías de Caos procedentes de los desiertos del caos. Poseen el cuerpo de un león titánico, enormes alas de murciélago, y su cola tiene forma de látigo que acaba en un venenoso aguijón como el de los escorpiones.
Aunque originarias del lejano norte, la mayoría han volado hacia el sur para disfrutar de climas menos veleidosos, encontrándose a gusto habitando en las cordilleras montañosas septentrionales del mundo como las Montañas del Fin del Mundo en elViejo Mundo y las Montañas de Hierro de Naggaroth, entre otros lugares.
Las mantícoras son criaturas poseedoras de una furia fuera de lo normal, que se enfrentaran ante cualquier amenaza para defender sus territorios. Aunque esta amenaza sea una criatura aun más poderosa que la propia mantícora, esta se lanzará sin dudar para enfrentarse a su adversario de forma brutal. Gracias a su ferocidad, su fuerza y su aguijón venenoso, la mantícora suele salir victoriosa en la mayoría de los enfrentamientos.
A pesar de su naturaleza como criatura del caos, es bastante frecuente representaciones heráldicas de esta criatura en muchas casas nobles del Viejo Mundo, pues a muchos les gusta verse asociados con su pericia en el combate (lo que no indica que no cazarían a estas criaturas si fuesen una amenaza). En cambio, muchos señores de la Guerra del Caos dirigen a sus ejércitos en estas peligrosas criaturas. Los Paladines de los Dioses Oscuros viajarán a las Montañas de Hierro para capturar y domesticar a una Mantícora, sobre la que luego cabalgarán al combate. El tiempo que la Mantícora tolerará este tratamiento es debatible, pero una cosa es segura, cuando finalmente son libres, su furia será imparable.
Sin embargo, son los Elfos Oscuros quienes tienen mayor estima a las mantícoras, porque creen que esta criatura es una de sus miles encarnaciones de Khaine. Se consideran bestias sagradas y debido a su fuerza y crueldad son monturas muy valoradas por los Druchii, por lo que son capturadas, criadas y adiestradas por los Señores de las Bestias, a pesar de que en ocasiones estas monstruosas monturas suelen ignorar las ordenes de sus jinetes y lanzarse hacía donde el combate es más peligroso. Pero para todo Druchii que se precie, esto es un mal menor comparado con el miedo y respeto que suponer ir montado en una mantícora.
