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Mannfred von Carstein FdlT

El último y más peligroso de los Condes Vampiro era Mannfred von Carstein, un individuo sutil, taimado y traicionero, más que cualquier otro Conde. Carece de la visión y el ingenio de Vlad, pero posiblemente sea lo único que le falta. Mannfred von Carstein es el mayor y más poderoso exponente de una aristocracia oculta que una vez tuvo a todo el Imperio en sus garras. Si un sabio profundiza lo suficiente en el conocimiento de las Guerras de los Vampiros, llegaría a la conclusión de que no es casual que Mannfred fuera el último superviviente de los von Carstein, ya que es el más astuto de los suyos y no es ajeno a la traición.

El padre de sangre de Mannfred, el infame Conde Vlad von Carstein, murió en los muros de Altdorf por la combinación de una larga caída, una estaca de madera de tres metros y el peso del cuerpo en caída del Gran Teogonista Wilhelm III. Mannfred fue uno de los cinco vampiros supervivientes que reclamaron el título de Vlad. Uno a uno, los hermanos de la oscuridad murieron, víctimas del destino macabro: uno bajo las espadas de los soldados del Imperio, otro empalado por las estacas de Cazadores de Brujas y se rumorea que cortado en pedazos por sus propios rivales. Los vampiros de Sylvania afirman que la influencia de Mannfred se puede rastrear en cada evento, y se cree que podría haber evitado el robo del anillo de los von Carstein que mantenía a su padre de sangre a salvo de una muerte definitiva. Los detalles exactos han sido sepultados por el tiempo, y Mannfred no tiene ninguna prisa por desenterrarlos.

Historia[]

La tierra maldita de Sylvania ha dado a luz a muchas criaturas malignas, pero ninguna tan astuta como Mannfred von Carstein. Si Vlad von Carstein podría considerarse el Conde Vampiro físicamente más poderoso de todos, y a Konrad el más sanguinario, sin duda Mannfred sería el más astuto. Durante las Guerras de los Condes Vampiro, cuando sus predecesores trataban de conquistar el Imperio, Mannfred permanecía rezagado y oculto en las sombras, mientras les contemplaba a ellos y al mundo, manipulando a sus pares mediante magia y engaños. Algunos afirman que Mannfred traicionó a Vlad y que permitió que robaran el Anillo de los von Carstein a su maestro, hechizando a los centinelas para evitar que avisaran del robo.

Desempeñó un papel similar en la derrota de Konrad, al tiempo que evitaba el brutal reinado de su hermano vampírico manteniéndose lejos de él. Cuando Vlad resultó destruido, Mannfred no se vio implicado en la lucha interna en la que Konrad alcanzaría la prominencia. En lugar de ello, Mannfred se dedicó a viajar para profundizar en el conocimiento del saber nigromántico. Estudiaba todo lo que hacían y aprendía todo lo que podía. También viajó por todo el mundo y realizó un peregrinaje impío hacia las tumbas ancestrales de Nehekhara y las antiguas e impresionantes ruinas de la ciudad de Lahmia en busca de los secretos de la No Vida y aprender todo lo que había que aprender sobre el origen de su especie, arrancando los conocimientos de los Sacerdotes Funerarios en forma de papiros desecados en huesos y pergaminos hechos con piel humana, e incluso aprendió de las paredes de las tumbas piramidales las prácticas del Culto Mortuorio de Nehekhara.

W6 vc Mannfred von Carstein

Mannfred von Carstein también estudió los hechizos ancestrales del Libro de los Muertos y su poder sobre la Magia Oscura aumentó. Finalmente, con el tiempo, los viajes del conocimiento de Mannfred lo llevaron a Nagashizzar, la ciudadela del Gran Nigromante. Allí estudió con los grandes maestros que sirvieron a Nagash. Nadie sabría a ciencia cierta el trato que hizo Mannfred con estos hechiceros profanos y los extraños habitantes de esa zona a cambio de su conocimiento, pero allí hizo un descubrimiento tan profundo que cambió el curso de la historia.

Después de aprender muchos de los secretos oscuros del hombre y la magia, Mannfred regresó de su exilio autoimpuesto al Castillo Drakenhof en el momento de la destrucción de Konrad, siendo más poderoso que nunca, con un profundo conocimiento de la Magia Oscura. Se hizo cargo de las legiones de No Muertos tras la muerte de Konrad y dedicó bastante tiempo a estar seguro de su poder. Reunió a los últimos de sus competidores en Templehof bajo una bandera de tregua y acabó con ellos. Mezcló las cenizas de sus rivales con hierro maldito y se forjó una armadura que añadía su fuerza a la suya propia y, sin esfuerzo, asumió el control de las legiones no muertas.

Con el paso de los años, Mannfred ha acumulado una biblioteca de proporciones asombrosas, aunque palidece en comparación con los conocimientos que guarda en su cabeza. Pero aún se considera un estudiante y sigue devorando con avidez todo conocimiento y experiencia que pueda obtener. Es lo bastante sabio como para identificar dónde puede aprender algo y admitir que no es omnipotente ni invulnerable. No cuenta con que sus poderes vampíricos basten para salvarle, ni jamás confiaría plenamente en un artefacto mágico como el Anillo de los von Carstein.

Mannfred fue casi tan cuidadoso como Vlad a la hora de ocultar su verdadera naturaleza. Como buscó aliados más allá de las fronteras de Sylvania, Mannfred viajaba frecuentemente al extranjero tomando la identidad de un señor imperial de rasgos acusados y pelo color negro. Siempre fue cortés y arrogante con la gente que conoció en sus viajes, como corresponde a un noble de una familia poderosa. Cuando Mannfred reveló su identidad en el cenit de su poder, su apariencia era mucho más aterradora. Imbuido de energía nigromántica, su rostro se había desfigurado y parecía el de un cadáver, y su piel estaba retorcida por la energía mágica. Entonces desató una guerra de terror y destrucción solo superada por la que iniciase Vlad un siglo antes.

Mannfred von Carstein por Wayne England-

Durante más de una década, Mannfred llevó el terror al Imperio, y solo mediante los esfuerzos combinados de cinco provincias y los Enanos de Karaz-a-Karak pudo ser derrotado en Hel Fenn. Al final, Mannfred fue derrotado y su ejército aniquilado en la Batalla de Hel Fenn. La historia recoge que Mannfred cayó abatido por el Colmillo Rúnico del Conde Martin de Stirland mientras trataba de retirarse de la batalla, y por este motivo Hel Fenn se conmemora como el lugar donde desapareció el último de los Condes Vampiro de Sylvania.

De todas formas, no todo el mundo cree que Mannfred fuera destruido en Hel Fenn. Manfred era el vampiro que más tiempo había vivido, y persiste el rumor de que Mannfred von Carstein sigue viviendo y que amenaza con volver una vez más al frente de los ejércitos No Muertos de Sylvania. Se dice que el vampiro se sumió en las sombras para restañar sus heridas. Allí aguardó, paciente como una araña en la oscuridad, a la espera del momento en que las cortas vidas de los mortales le olvidasen y la verdad de la dinastía von Carstein se hubiese desvanecido en el mito.

En verdad, el poeta menor Félix Jaeger afirma que lo ha visto mientras viajaba en compañía del Matador Enano Gotrek Gurnisson en el año 2503. Pero Jaeger es un criminal conocido y un agitador populista, por lo que los relatos de sus viajes son altamente extravagantes. Por esto, los eruditos no creen que esta afirmación sea verdadera. La verdad es que se duda de que un vampiro tan poderoso como Mannfred von Carstein lo pusiese en fuga un Enano paria con un par de candelabros de plata en la mano, tal y como Jaeger cuenta que ocurrió.

En realidad, y como algunos narradores de taberna afirman, Mannfred ha regresado de entre los muertos gracias a las acciones de un inconsciente nigromante, que recuperó su cadáver del fondo del pantano y lo resucitó.

Dicen que se dirigió a caballo desde el Castillo Drakenhof al frente de un ejército No Muerto para enfrentarse a las fuerzas del Caos durante la gran invasión de Archaón. Con Mannfred de vuelta, puede que sea ahora, cuando el Imperio se enfrenta a los ejércitos del Caos, el momento que aproveche Mannfred para luchar por el trono imperial.

El único defecto de Mannfred tal vez sea su necesidad de comprender. Podría haber destruido fácilmente a Konrad en cualquier momento, y haber atacado el Imperio mientras se recuperaba de la campaña de Vlad; su demora con tal de no parecer una amenaza y obtener una perspectiva más precisa de su historia y de la situación política proporcionó al culto de Sigmar el tiempo necesario para hallar la forma de derrotarle. Sin embargo, Mannfred también posee la más insólita de las cualidades en alguien tan poderoso: la capacidad de reconocer sus propios errores y aprender de ellos. La derrota del vampiro le enseñó una importante lección, y está decidido a no cometer el mismo fallo por segunda vez. Si el experto estratega ha adquirido realmente la ferocidad de Konrad y la visión de Vlad, el Imperio está condenado. Tan sólo es cuestión de tiempo ver cuándo asestará su golpe, y no cabe duda de que será pronto.

Cambios del Trasfondo[]

Mannfred

Con la campaña de El Fin de los Tiempos, el trasfondo de Mannfred es alterado tras su derrota en Hel Fenn. El trasfondo antiguo abarca hasta los momentos posteriores a la Tormenta del Caos.

Sangre de Sigmar[]

Han pasado casi cuatrocientos años desde que la alianza de humanos y Enanos acabase con las Guerras de los Vampiros. Con el paso de cada década oculto en las sombras, Mannfred ha aprendido más sobre la maldición de la No Muerte y las energías que la sostienen y poco a poco ha unido las piezas necesarias para alcanzar su ambición. Su búsqueda oscura es la de propagar la No Muerte a todo el mundo, convirtiéndolo en una necrópolis en la que los seres vivos queden reducidos a simples autómatas al mando de unos pocos elegidos.

La visión de Mannfred se inicia con la secesión de Sylvania del Imperio, un viaje que ya ha emprendido. Usando todos los fragmentos de poder mágico a su disposición, ha llevado a cabo un ritual para desenterrar uno de los legendarios Nueve Libros de Nagash con el fin de provocar la Gran Oscuridad. Es el primer paso de su plan para convertirse en el señor inmortal de su propio imperio sombrío, un reino que cree que es suyo por derecho.

Los von Carstein han reclamado durante mucho tiempo su derecho al trono imperial. Vlad fue Conde de Sylvania durante muchos años y tenía un gran poder político. Mannfred, el último vástago de Vlad, piensa que Sylvania le pertenece por derecho. Sin embargo, arrebatar esa provincia al Imperio no es más que la primera parte de su plan diabólico, una máscara que esconde su verdadero objetivo de la vista mortal hasta que sea demasiado tarde para que los vivos se unan contra él.

El Ritual de oscuridad de Mannfred ha provocado una fuerte reacción de los defensores de la luz, tal y como el vampiro esperaba. El ejército que marcha cerca de Sylvania ha probado su valía matando con cañón y martillo a todo el que se ha interpuesto en su camino, ajenos al peligro que corren y a la magnitud del papel que juegan en el plan del Señor Vampiro.

Los cuatrocientos años de espera empiezan a cosechar sus frutos y Mannfred quiere presenciar los resultados.

El Fin de los Tiempos[]

Fin trans
El trasfondo de esta sección o artículo se basa en la campaña de El Fin de los Tiempos, que ha sustituido la línea argumental de La Tormenta del Caos.

Tras la Batalla de Hel Fenn[]

Las historias del Imperio explican que Mannfred fue abatido en Hel Fenn por Martin Anderssen, Conde Elector de Stirland. Sin embargo los historiadores mienten, o al menos fueron engañados por un noble que rechazó ser conocido como el hombre que dejó que el Conde de Sylvania escapara de su merecido destino. Pues lo cierto es que Mannfred no pereció con su ejército entre los pantanos, sino que huyó a Sylvania para recapacitar sobre su derrota. En los años subsiguientes a Hel Fenn, Mannfred eligió trabajar entre bambalinas. Había sido el orgullo, razonó, lo que le había llevado a intentar conquistar el Imperio allí donde Vlad no pudo, así que decidió no repetir dichos errores. Lo que Mannfred había fallado en dominar por la fuerza de las armas, lo conseguiría mediante engaños y hechicería. Mientras el mundo le creía muerto, Mannfred trabajó en secreto construyendo una red de informadores y espías en todas las grandes ciudades entre las Montañas del Fin del Mundo y la frontera de Bretonia.

Stirland y Averland recibieron la mayor atención de Mannfred. Stirland había reclamado Sylvania tras Hel Fenn, pero Averland había intentado disputársela. En esa época gran parte de las fortalezas de Mannfred se habían reconstruido, y cualquier ejército que hubiera marchado hacia los bosques de Sylvania se habría ahogado en su propia sangre. Sin embargo, Mannfred evitó la confrontación ya que, mientras el mundo creyera que la amenaza de los Condes Vampiro había terminado, tendría mucha más libertad para conseguir sus metas. Por tanto, los ejércitos de Stirland y Averland marcharon a través de Sylvania sin encontrar más oposición que la que representaban el uno para el otro.

Las relaciones entre ambas provincias eran tensas, ya que ambos Electores se sentían ofendidos de que otro quisiera reclamar lo que veían como sus propias tierras, y Mannfred se ocupó de encender sus disputas mediante su red de espías. El Señor de Sylvania tocó las cuerdas de esa red como si fuera un arpa, haciendo sonar notas amargas de las que emergió una sinfonía de complots y traiciones. Averland dio el primer golpe en Templehof, cuando Ignatio Leitdorf fue informado de que su odiado rival, Gunther Anderssen, planeaba un ataque sorpresa. Las represalias no tardaron en producirse y Sylvania volvió a ser una nación desgarrada por la guerra. Esta situación le resultaba muy cómoda a Mannfred, pues no solo llenaba los cementerios con nuevos cuerpos sino que ayudaba a camuflar muchas de sus acciones. Sus patrullas callejeras no llamaban la atención y, ocasionalmente, un soldado especialmente inteligente o sanguinario atraía la mirada de Mannfred y probaba ser digno de recibir el beso de sangre.

Las generaciones se sucedieron y la guerra por Sylvania iba y venía. Hubo momentos de paz, habitualmente ocasionados por una mayor amenaza en las fronteras del Imperio, pero no pasaba mucho tiempo antes de que las maquinaciones de Mannfred volvieran a dar inicio al conflicto. Los nobles que abogaban por el fin de las hostilidades desaparecían o eran asesinados, de forma que toda la culpa recaía sobre sus oponentes. Un matrimonio acordado entre Holger Leitdorf y Klaudia Haupt-Anderssen que pretendía forjar una paz duradera entre los estados acabó horriblemente cuando la novia, actuando sin saberlo bajo la influencia hipnótica de Mannfred, cortó la garganta de su marido durante su noche de bodas.

Pese a todo, los campesinos de Sylvania cargaban con sus problemas, guardando el mismo silencio que el resto. La verdad era que mantener encendidos los fuegos del conflicto ocupaba muy poca de la atención de Mannfred, y no tardó en convertirse en un mero juego, una diversión que le distraía cuando sus estudios se volvían muy frustrantes. Con el tiempo, Mannfred perdió todo interés en dichas actividades y ya se sumergió por completo en el estudio de los conocimientos de Nagash, esforzándose al máximo por descubrir los Nueve Libros de Nagash, los tomos escritos en sangre que resumían todo el conocimiento del Gran Nigromante.

Cuando la enemistad entre Stirland y Averland se difuminó, la segunda abandonó su reclamación sobre Sylvania, ya que no poseía suficientes fuerzas para guarnecer adecuadamente sus límites, y Mannfred viajó de nuevo a Nagashizzar, donde descubrió las bóvedas secretas en las que se guardaban tres de los Libros de Nagash. A cada paso, Mannfred notaba la mano espectral del Gran Nigromante guiándole. El vampiro sabía que Nagash estaba intentando manipularle pero creía poder dominarlo e ignorar la influencia de su espíritu. Al regresar a Sylvania forjó el encantamiento que le permitiría separar su reino del Imperio de una vez por todas. Fueron los primeros pasos de un plan que convertiría a Mannfred no solo en el señor del Imperio, sino de todos los reinos humanos. En su arrogancia, Mannfred no sospechó que estaba caminando por el sendero que Nagash le había preparado, y que ello le convertiría en uno de los Nueve Señores Oscuros.

El Retorno de Nagash[]

Mannfred von Carstein en Terror Abisal Ashigaroth por Mark Holmes

Durante el Fin de los Tiempos, Mannfred hizo todo lo posible para resucitar a Nagash y de esa forma conseguir más poder, viajando por todo el mundo para obtener los artefactos y sacrificios necesarios para lograr su objetivo. Se las arregló para atraer al Gran Teogonista Volkmar a una trampa, sellando el destino tanto del hombre santo como de su ejército cruzado cuando se sumergieron profundamente en la oscuridad de Sylvania. Esto continuó hasta que Balthasar convirtió a Sylvania en una prisión mágica para todas las criaturas sin vida con la ayuda de un visitante inesperado gracias a una serie de poderosos encantamientos. Esto fue un revés para los planes de Mannfred, pero la ayuda llegó de un lugar inesperado. La búsqueda de Mannfred significó que su agenda se superponía con la de la mano derecha de Nagash, Arkhan el Negro. Arkhan vino a Sylvania para ayudar a Mannfred con su plan, o para hacerse cargo si se negaba obstinadamente a unírsele. Mannfred hizo una excepción y los dos entablaron un feroz duelo antes de llegar a una tregua. Después de que Arkhan encontrara un camino a través del Muro de la Fe, voluntariamente dividieron el trabajo para recuperar los artefactos restantes. Después de la interferencia de los bretonianos, elfos, Hombres Bestia y varios eventos de traición, tuvieron éxito y Nagash caminó por el mundo una vez más, más fuerte que nunca.

Habiendo ayudado a resucitar a Nagash, Mannfred fue recompensado con más poder, el título de Mortarca y una poderosa montura de Terror Abismal llamada Ashigaroth. Sin embargo, cuando Nagash leyó la mente del vampiro y descubrió la traición y el engaño, Mannfred fue castigado con la resurrección de Vlad von Carstein quien, a pesar de estar debilitado y desarmado, logró derrotar a Mannfred en un combate singular. El regreso de Vlad hizo que casi todos los partidarios de Mannfred abandonaran su causa y ayudaran al verdadero gobernante de la línea de sangre von Carstein. Vlad también fue nombrado Mortarca y enviado por Nagash para ayudar a mantener la Hueste del Caos de Archaon, ocupado mientras Nagash promulgaba su propio plan para conquistar el mundo y convertirse en el único dios verdadero existente. Cuando Nagash lanzó su invasión a Nehekhara, Mannfred unió fuerzas con Luthor Harkon, atacando al ejército terrestre de Zandri mientras Luthor atacaba a su armada. Mannfred se batió en duelo con el Rey Funerario Behedesh II y estuvo a punto de morir, pero su lugarteniente lo salvó dos veces, apuñalando al Rey Tumulario por la espalda, lo que lo llevó a su muerte por medio de una maldición. Mannfred estuvo menos activo durante el resto de la guerra, pero se horrorizó cuando Nagash prácticamente alcanzó la divinidad y conquistó a los Reyes Funerarios en Khemri. Reflexionó que si se hubiera aliado con Settra, podría haber evitado que Nagash alcanzara un poder sin precedentes.

Mientras continuaba el Fin de los Tiempos, Mannfred se irritaba cada vez más bajo el gobierno de Nagash. Cuando Vlad desobedeció a Nagash para ayudar a Averheim, y las fuerzas de Nurgle invadieron Sylvania, intentó robar el poder de Vlad a sus espaldas. Cuando Arkhan nombró a Mannfred comandante en funciones, intentó luchar contra las huestes de Nurgle, pero demostraron ser demasiado fuertes para él. Incluso cuando Vlad regresó y se vieron obligados a trabajar juntos, no fue suficiente y Mannfred huyó. Mientras las fuerzas de Nurgle se acercaban a la Pirámide Negra, Arkhan le ordenó a Mannfred que fuera su chico de los recados. Envió un mensaje a Neferata de Arkhan y ella aceptó los términos de Arkhan; ayudaría a defender la Pirámide Negra y, a cambio, recibiría a Khalida como prisionera. Mannfred luchó cuando la Pirámide Negra fue atacada, pero se desvió del plan de batalla de Arkhan y se trasladó al borde de la batalla para asegurar su propia supervivencia. Después de que la Pirámide Negra fuera destruida y Nagash atacase a las fuerzas de Nurgle con toda su reserva mágica de poder, Mannfred se acercó a lo que quedaba de la Pirámide. Había esperado que Nagash hubiera caído y que tuviera la oportunidad de tomar el mando completo de las Legiones de No Muertos, sin tener en cuenta que Neferata tenía el mismo plan. Desafortunadamente para ambos, Nagash vivió, aunque debilitado, pero no lo suficientemente débil como para no devolver a sus sirvientes más leales, Krell y Arkhan, de vuelta al mundo.

Por orden de Nagash, los no-muertos reunieron sus fuerzas y se dirigieron a Athel Loren para aliarse con los elfos, humanos y enanos supervivientes. Mannfred fue degradado aún más cuando Sylvania fue entregada a Neferata después de la aparente muerte de Vlad, ya que los Reyes Funerarios estaban menos dispuestos y eran menos confiables para servir a Nagash sobre los vampiros. Cuando llegaron a Athel Loren, Mannfred pronunció los términos de Nagash en tono de burla, solo para que Malekith lo fulminara con la sumisión. Cuando Nagash ofreció al responsable de la muerte de Aliathra como muestra de buena voluntad, Mannfred fue despojado de su poder y arrojado a la misericordia de sus enemigos. Fue encerrado por los elfos. Vlad, una vez más de entre los no muertos, lo visitó para darle algunas palabras de despedida antes de dejarlo morir.

Desafortunadamente para el mundo, este no sería el fin de Mannfred. Be'lakor, recién salido de su primera derrota a manos de los Encarnados, se coló en el reino de Athel Loren para causar confusión. Se encontró con Mannfred, que deseaba cambiar su libertad por vender a Lileath a Be'lakor. Al no tener otra opción, aceptó su oferta. Antes de abandonar el bosque maldito, el Señor de los Vampiros le dio al líder de los bretonianos, Jerrod de Asareux, la verdad de su diosa.

Sin embargo, incluso con la aparente lealtad de Mannfred, Archaon sabía que era mejor no confiar en el traicionero vampiro. Mannfred, una vez más sin ningún aliado, se sintió abrumado por la indecisión cuando los Encarnados finalmente sitiaron las torres de Middenheim. Al final, Mannfred decidió continuar con su larga tradición de traición y arrogancia, apuñalando a Balthasar Gelt por la espalda. La reacción mágica despojó los poderes de los otros Encarnados, volviendo loco a Mannfred y, lo que es más importante para Mannfred, matando a Teclis en el proceso. Tyrion vio a Mannfred, el supuesto asesino tanto de su hija como de su hermano, y balanceó su espada con todas sus fuerzas, arrojando al vampiro desde lo alto antes de que el fuego dorado envolviera a Mannfred, convirtiéndolo en cenizas.

A pesar de su muerte, el daño estaba hecho y los Encarnados ya no podían controlar la grieta al Reino del Caos, que se salió de control, consumiendo el mundo y a todos en él...

Batallas del Fin de los Tiempos[]

La Batalla de la Madriguera Mordkin[]

Mannfred decidió no compartir el mando de su expedición que acabaría en la Batalla de la Madriguera Mordkin con ninguno de sus esbirros. Sabía que no podía permitirse fracaso alguno, y consideró que la posibilidad de cometer tales errores no haría sino aumentar si confiaba a otros incluso una pequeña parte de la misión.

Emboscada en el Desierto Profundo[]

Cuando llegó el momento de armar su ejército de invasión, Mannfred fue especialmente exigente al seleccionar las fuerzas que conduciría personalmente hacia Nehekhara. Sospechaba de espías, desconfiando tanto de Arkhan como de Neferata. Como un orgulloso von Carstein, Mannfred no quería tener nada que ver con el desquiciado Dieter Helsnicht ni con ningún Strigoi, a los cuales consideraba abominables. Cuando se hizo necesario, Mannfred invocó esqueletos que cumplieran su voluntad, pero prefirió mantener su ejército concentrado en torno a aquellos que marcharían bajo su propio escudo de armas y las criaturas de la noche que él mismo convocó.

Batalla de los Muertos y Enterrados[]

Mannfred von carstein batalla muertos y enterrados

Humillado, derrotado y una vez más subordinado a su odiado padre, Mannfred veía gran oportunidad en la próxima batalla. No anticipaba la victoria, ya que Isabella ya había demostrado ser un enemigo peligroso. Más bien, no había escapado a su atención que muchos de sus rivales y enemigos - porque la separación entre los dos era muy delgada en la mente de Mannfred - estaban ahora a mano. Si por fin se encontraba con su muerte en los Muertos y Enterrados, Mannfred estaba decidido a que Vlad, Harkon, Isabella o el Sin Nombre lo precedieran en el olvido. Preferiblemente, todos ellos, y pidiendo misericordia a gritos mientras morían.

Objetos Mágicos[]

  • Armadura de Templehof - Esta pieza es el resultado de la hechicería ancestral oscura e imbuye su esencia y proporciona una gran resistencia a su portador.
  • Báculo de Ébano (5ª y 6ª edición) - El Báculo de Ébano también es conocido como el Báculo Negro de la No Muerte y es un poderoso artefacto del mal. Manfred lo arriesgó todo para conseguir recuperarlo de una fortaleza de los servidores del Caos.
  • Capa de las Tinieblas (6ª edición) - Este manto ha sido encantado por el propio Manfred y es una de las más poderosas defensas mágicas jamás creadas.
  • Pergamino Maldito Artefacto (5ª edición) - Este fragmento de papiro es tan viejo que es posible que se trate de un pergamino de la antigua civilización de Khemri.

Relatos Relacionados[]

Miniaturas[]

Imágenes[]

Fuentes[]