
Imagen Ilustrativa
Manfred von Bock es un capitán que cuenta con la plena confianza de Rutgar de Wissenland, liderando a los alabarderos en sus intentos por establecerse en los Reinos Fronterizos.
Descripción[]
Manfred von Bock es un veterano que ha servido lealmente al padre de Rutgar durante muchos años. Manfred ha sido el instructor de los Alabarderos, a los que ha dirigido con cruel precisión, inspirándoles un gran sentido del valor. El Conde Wilhelm lo ha enviado con Rutgar como favor hacia su hijo, sabiendo que la devoción y experiencia de Manfred podrán ayudar a Rutgar y a sus tropas en momentos de apuro. Por tanto, no es de extrañar que Rutgar acepte cualquier sabio consejo que Manfred le ofrezca.
Manfred tiene una reputación de inhumana determinación, y es un hombre muy corpulento cuya mera presencia equivale a una fila completa de guerreros. Por ello, el grito de guerra de los soldados bajo su mando es “¡Von Bock, duro como una Roca!”
Historia[]
Manfred acompañó Rutgar a los Reinos Fronterizos para ayudarlo a colonizar las tierras que habían sido arrebatadas a los Pieles Verdes de la Tribu Garra de Hierro. Durante la construcción del asentamiento, los imperiales trataron de derribar los dos toscos ídolos de los Dioses Orcos, pero hubo un accidente al echar abajo uno de ellos, causando la muerte de varios trabajadores. El miedo y la superstición se propagó entre los humanos, pensando que aquello fue un maligno portento de la deforme divinidad Piel Verde. A raíz de esto, Rutgar ordenó que nadie tocara los ídolos, ordenando a Manfred von Bock y a un grupo de guerreros que los vigilaran y observaran cualquier suceso extraño o sospechoso que tuviera lugar.
No mucho después fueron atacados por incursores Goblins Nocturnos aprovechando la oscuridad de la noche. Estaban liderados por Oddgit, Chamán Goblin Nocturno de los Garra de Hierro. Manfred murió heroicamente mientras intentaba reagrupar sus tropas allí donde el combate era más duro. A pesar de la muerte de su capitán, la batalla fue considerada como una victoria, pues los Goblins no habían recuperado los ídolos, y se habían dispersado. Para vengar la pérdida de su buen oficial, Rutgar ordenó que los ídolos fueran destruidos con pólvora, algo que sus hombres hicieron encantados, a pesar de la desafortunada muerte de varios zapadores al ser aplastados por la caída de la otra estatua sobre los barriles que estaban colocando.
Los imperiales desconocían que el verdadero objetivo de Oddgit era hacerse con la Corona de Gorko, un poderoso casco mágico oculto bajo los ídolos. El chamán logró hacerse con el objeto, huyendo del campo de batalla nada mas lo ocultó entre sus ropas. Oddgit entregó la Corona de Gorko a Grotfang Skab, señor de la Guerra Orco de los Garra de Hierro, para que usara su poder para expulsar a los humanos.
Fuentes[]
- Campaña: Ídolo de Gorko, págs. 8, 9, 18.
- Hoja de Escenario I - El Golpe (Imperio).