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Malicia de Dragón

Malicia de Dragón es la espada mágica del implacable y temido Brunner, el cazador de recompensas más famoso del Viejo Mundo, que la emplea con gran destreza y habilidad.

Descripción[]

Malicia de Dragón es una espada larga, propia del Imperio, cuya delgada hoja había sido hecha mucho tiempo atrás en las forjas de Reikland. el arma en sí es una obra de artesanía, ya que la empuñadura tiene forma de dragón, la guarda constituyen las alas abiertas de la bestia, y el pomo está formado por la cabeza adornada por cuernos. Tanto la empuñadura, como la guarda y el pomo estaban cubiertos de oro, por los que su superficie dorada brilla y destella bajo la luz del sol. Hay magia en el interior de su acero, una magia que sólo despierta en las manos de quienes tienen derecho de blandirla por nacimiento.

La espada fue forjada durante la Gran Guerra contra el Caos y se habían incluido en ella potentes hechizos para que destruyera a las creaciones de los Dioses Oscuros, especialmente a los demonios. Por ello, cuando Malicia de Dragón captaba por las cercanías las potentes energías del Caos que suelen radiar estas criaturas, la hoja de la espada empieza a relumbrar al rojo vivo.

Historia[]

Plantilla Spoiler Cazador de Brujas
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Este artículo puede contener spoilers de Dinero Sangriento, Sangre y Acero, y La Sangre del Dragón

La espada en si tiene bastante historia. Se trata de un arma relacionada con una de las casas nobles del Imperio, los von Drakenburgo, y estaba unida a su linaje, formando parte de sus vidas. Durante la Gran Guerra contra el Caos, fue enarbolada con el ejército de cruzados que siguió a Magnus para combatir a la horrenda horda del Caos que estaba arrasando Kislev.

Tras la guerra, la espada se convirtió la reliquia tradicional de familia de los barones de la casa von Drakenburgo, pasando de barón a barón, hasta la total aniquilación de la estirpe por parte de un vizconde de Bretonia, Augustine de Chegney, que ansiaba sus tierras y había estado en guerra durante años. El traicionero Bretoniano había preparado una trampa contando con la colaboración del mayordomo y senescal de los Drakenburgo, Albrecht Yorck.

Gracias a esta traición, el último baron von Drakenburgo fue derrotado por de Chegney, capturado y vendido como prisionero a los esclavistas de Arabia, mientras que el traidor Albrecht, al comprender que Augustine no estaba dispuesto a cumplir su parte del trato por su colaboración, huyó a los Reinos Fronterizos llevándose la espada.

Una vez allí, se convirtió en un cruel regente de una población empobrecida, un tirano que disfrutaba llevando a cabo toda clase de atrocidades a sus súbditos. Su tiranía acabó cuando Brunner, quien resultó ser el último Barón la casa von Drakenburgo, fue contratado por los habitantes del pueblo por unas pocas monedas para asesinarlo. Una vez cumplido su contrato, Brunner recuperó la espada que había pertenecido a su familia durante generaciones.

Fuentes[]

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