Empleada por Hechiceros del Caos y Demonios, la Magia del Caos está relacionada con la Magia Oscura, compartiendo el mismo origen, pero mientras que esta emplea las energías de los Vientos de la Magia indivisibles que penetran en el mundo desde el Reino del Caos, la Magia del Caos es la magia en su forma más pura, ya que extrae sus energías directamente del Reino del Caos, siendo concedida por capricho por los Dioses del Caos a sus seguidores y a cualquiera lo bastante estúpido o desgraciado como para toparse con ella.
Descripción[]
La magia del Caos es muy potente, pero, a la vez, comporta muchos riesgos, más incluso que cualquier otro tipo de magia, puesto que esta se acaba por transformar a todo el que la utiliza debido a su esencia corruptora. Solo los que poseen una gran fuerza de voluntad logran dominar la Magia del Caos, dado que el trato con tales poderes no solo provoca mutaciones físicas, sino que también hace mella en la cordura del hechicero, que puede sufrir ataques de histeria, paranoia, alucinaciones y megalomanía autodestructiva. De todas las formas de magia del Viejo Mundo, ésta es la más temida y odiada. Hay hechiceros de prestigio que han visto cómo sus carreras se han manchado e incluso terminado debido a que sobre ellos han recaído sospechas de ser seguidores del Caos.
Los hechizos del Caos pueden ser otorgados por los dioses, pero también pueden estar escritos y ser transmitidos y enseñados por hechiceros corrientes. Los Hechiceros del Caos son aquellos lanzadores de hechizos, de cualquier raza, que de manera consciente o inconscientemente emplean hechizos con poderes que provienen de los Dioses del Caos. Suelen ser miembros de la tribus del norte, Demonologistas o sectarios del Caos, aunque se sabe que de Hechiceros de Batalla Imperiales, Hechiceros Vulgares, las practicantes de la Magia del Hielo, los Magos Elfos e incluso Herreros Rúnicos Enanos entre otros que han llegado a caer alguna vez en su red de mentiras, engaño y locura. Ser un Hechicero del Caos no es lo mismo que ser un sacerdote de uno de los Dioses del Caos, aunque las facultades y la magia de ambos puedan solaparse y un Cazador de Brujas pueda tratarles de manera idéntica.
Convertirse en un Hechicero del Caos[]
Hay tres formas de convertirse en un Hechicero del Caos. La primera es que alguien que ya sea sectario comience a estudiar la magia, ya sea en un colegio legítimo o con un maestro con licencia, o enseñado por algún miembro de su propio culto. Aprenden la teoría general de la magia a la vez que la naturaleza de la hechicería del Caos; las dos se entrelazan en su mente. La adhesión a un culto del Caos no es algo que se realice a la ligera; implicará cambios de mentalidad, locura y horrores indescriptibles.
La segunda forma es que un lanzador de hechizos realice un trato con un agente de uno de los Poderes del Caos (sea éste un miembro de uno de los cultos del dios o un demonio) para aprender los secretos de la Magia del Caos a cambio de adoración, homenaje o sacrificio. Algunos se aproximan al Caos por sí mismos; otros se acercan a él porque el culto o el demonio ha visto una debilidad en ellos que puede ser explotada.
La tercera forma es que el hechicero comience a aprender la Magia del Caos por accidente o debido a algún engaño. Muchos aprendices de hechiceros a través de la historia han descubierto con horror, tras varios años de estudio, que todo lo que han aprendido ha sido corrompido por la adoración de su maestro a un dios del Caos. Otros han descubierto hechizos o textos de teoría mágica en libros polvorientos, pergaminos olvidados o en mal estado, y los han investigado y aprendido sin darse cuenta de que el origen y naturaleza de los hechizos son caóticos. Esto les hace más susceptibles de ser influenciados por el Caos, y el destino tiene formas de disponer más tentaciones caóticas en su camino: más hechizos, promesas de mayor poder y finalmente la oferta de un culto, demonio o Hechicero del Caos para que den el paso, acepten el Caos y adquieran así sus poderes.
Una vez que un practicante de la magia se ha convertido en un Hechicero del Caos, adquirirá la facultad de aprender también hechizos de magia Caótica específicos de su dios. Los demonologistas que se han convertido en hechiceros solo invocarán demonios de su dios particular una vez que hayan realizado su juramento. No hay hechiceros de Khorne, ya que es un dios de guerreros, el enemigo de Tzeentch, y no tiene aprecio alguno por la hechicería.
Cuando un Hechicero del Caos alcanza cierto nivel de maestría, puede jurar lealtad eterna a un dios del Caos, en una compleja ceremonia que puede prolongarse durante días y que implica ritos que marcarán para siempre el cuerpo y la mente del iniciado. Como muestra de su paso recibirá una Marca del Caos de su dios y penas tendrá que buscar o investigar más los hechizos del Caos que desea aprender. En su lugar, su dios del Caos le concederá los hechizos directamente. El hechicero puede rezar a su dios para que le conceda un hechizo, pero es improbable que se lo conceda. Estos hechizos recibidos no suelen ser los hechizos que se esperan, y aparecen a intervalos irregulares, a veces para ser utilizados con una finalidad concreta. Todavía pueden aprender otros hechizos Caóticos de libros de otros maestros del arte, de la forma habitual.
Historia[]
El Caos es el origen de toda la magia existente en el mundo. Los vientos místicos que soplan desde los Desiertos del Norte proporcionan la energía que los hechiceros de todas las razas canalizan y transforman para lanzar sus hechizos.
En los tiempos anteriores a la llegada de los Elfos y de los Enanos, los Ancestrales gobernaban el globo terráqueo. Sus poderes mágicos eran casi divinos y gracias a ellos dieron forma a los continentes y crearon todas las razas. Pero, cuando sobrevino el desastre y la Puerta Celestial se derrumbó, la fuente de sus poderes quedó abierta y el Caos en estado puro se extendió por el mundo.
Todo aquel que usa la magia tiene que extraer su poder de esta fuente de energía mágica, pero los Hechiceros del Caos, al igual que los de los Elfos Oscuros, pueden utilizarla en su forma pura, ya que la doblegan bajo su voluntad gracias a los pactos demoníacos y a plegarias impías a sus poderosos dioses. La Magia del Caos es un poder altamente destructivo, pues extrae su energía principalmente de los vientos de la muerte y de las sombras. Aquellos que poseen un verdadero don para las artes mágicas, aquellos a quienes sus dioses benefactores han recompensado con saberes y fuerzas místicas, son capaces de dar otras formas más complejas a los Vientos de la Magia.
Magia Demoníaca[]
Los hechiceros mortales deben nacer con el talento para manipular la energía caótica de los Vientos de la Magia. Los que no son consumidos por él, se pasan la vida refinando sus habilidades y ampliando sus conocimientos, aprendiendo a controlar y utilizar muestras más poderosas de su don. En contraste, los demonios son eternos e inmutables.
Las habilidades de un demonio (de hecho, todo su ser) quedan fijadas en el momento de su creación. No pueden crecer y desarrollarse como los mortales. Los demonios dotados para la magia son creados con dicho conocimiento, y este raramente aumenta o disminuye. La única forma en que un demonio puede aumentar su dominio de la magia es recibiendo un regalo de su dios. Como cada demonio es una expresión del propio ser de los dioses, si un demonio aumenta su poder, otro lo ve disminuido.
Los Cuatro Poderes[]
De todos los practicantes, los más poderosos, hábiles y temidos de todos son los leales a Tzeentch, el Gran Hechicero. Los sirvientes de Tzeentch tienen el conocimiento más amplio de las aplicaciones de la magia. Los hechiceros guerreros y los Señores de la Transformación pueden luchar con una fuerza descomunal y, además, gozan de toda la sabiduría del mundo, pues se dice que los más favorecidos conocen miles de los hechizos que existen. Los servidores de Tzeentch pueden canalizar los colores primarios de la magia para crear llamaradas mutadoras y destrozar al enemigo con rayos de energía iridiscente. Muchos demonios de Tzeentch utilizan sus poderes mágicos para obtener más poder de los Vientos de la Magia, o incluso para manipular las mentes de los hechiceros enemigos.
Son pocos los servidores de Nurgle que poseen las mismas habilidades mágicas que sus rivales de Tzeentch, pues el Señor de la Plaga considera la magia como un instrumento para llegar a un fin, no como un fin en sí mismo. Sin embargo, Nurgle ha adoptado entusiasmado la magia como uno de los diversos métodos de propagar sus enfermedades. Los Hechiceros de Nurgle utilizan la magia para pervertir y corromper la naturaleza y propagan males espantosos para los que no existe cura, afectando a sus enemigos con todo tipo de pestilencias o debilidades que hacen al enemigo más vulnerable a las enfermedades. Pueden retorcer los cuerpos de sus adversarios y llevar a sus enemigos a la locura. La magia de Nurgle a su paso solo deja cuerpos licuados y el zumbido de miles de gordas moscas negras engordando en la putrefacción.
Slaanesh está tan intrigado por la magia como con cualquier otra forma de obtener poder. Aunque no posee la habilidad innata de Tzeentch para leer y controlar el flujo de energía, el Príncipe Oscuro está constantemente tratando de mejorar sus habilidades místicas. Estos esfuerzos son inútiles, pues cada Dios Oscuro está atrapado en su predestinada función, como los demás demonios, pero la propia naturaleza obsesiva de Slaanesh hace que siga intentándolo. Los adeptos del Saber de Slaanesh suelen ser muy sutiles, pues su magia se basa en la manifestación de tentaciones y placeres para controlar la mente de aquellos a los que se enfrentan.
Khorne no utiliza la magia. El Señor de los Cráneos odia su práctica, considerándola una herramienta utilizada por cobardes y débiles. Algunos eruditos heréticos han postulado que la causa de ello se encuentra en el inmenso orgullo de Khorne, pues el Dios de la Sangre no puede soportar no ser el más poderoso en cualquier aspecto. Esto no quiere decir que Khorne evite la magia totalmente; simplemente le disgustan aquellos que prefieren la magia para lograr la victoria en vez de un buen golpe físico directo al cuerpo del enemigo. Khorne domina el arte de forjar runas de dolor y destrucción en espadas, hachas, escudos y armaduras. Para Khorne esta es la única función honorable de la magia: hacer más fuertes a sus paladines, y derramar más sangre para el Dios de la Sangre.
Otros Dioses del Caos también tienen sus propios hechiceros y magia particular.
Listado de Saberes[]
Los hechizos del Caos son muy diversos. Los diferentes servidores del Caos usan sus propios hechizos, desconocidos para los que no son miembros de sus credo. Algunos de los siguientes hechizos aparecen en el libro "Las Ofensas del Caos", que describe los hechizos que suelen usarse en combate. Sus orígenes son desconocidos, pero el Cazador de Brujas Albrecht de Kemperbad envió ejemplares a todos sus colegas en el Imperio. Muchos de ellos cayeron después en manos de sectas del Caos, lo que hizo que estos hechizos tuvieran una amplia divulgación.
Saber del Caos[]
El Saber del Caos es la magia la destrucción, la tentación y el deterioro, y no están asociados a ningún dios oscuro en particular.
- Ver artículo: Saber del Caos.
Saber de Malal[]
Saber de Nurgle[]
Como padre de plagas, Nurgle concede a sus servidores una variedad de nauseabundos hechizos que propagan enfermedad y desesperación. Estos hechizos se caracterizan por su profunda vileza, y siempre implican aromas perturbadores, carne putrefacta y la corrupción del cuerpo.
- Ver artículo: Saber de Nurgle.
Saber de Slaanesh[]
Slaanesh es el Dios del Dolor y el Placer, y los hechizos asociados a sus perversos encantos reflejan sus pasiones enfermizas. Sus armas son la hipnosis, las ilusiones que alteran el pensamiento y los conjuros de dominación.
- Ver artículo: Saber de Slaanesh.
Saber de Tzeentch[]
La magia de Tzeentch es salvaje y destructiva, especializada en deformes descargas multicolor de fuegos infernales, que provocan el cambio definitivo, el cambio de la vida a la muerte, aunque también tiene un aspecto más sutil, como corresponde al Gran Conspirador.
- Ver artículo: Saber de Tzeentch.
Saber de Zuvassin[]
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: Hordas del Caos (6ª Edición), pág. 42.
- Ejércitos Warhammer: Guerreros del Caos (7ª Edición), pág. 106.
- Ejércitos Warhammer: Demonios del Caos (7ª Edición), pág. 60.
- Ejercitos Warhammer: Bestias del Caos (6ª Edición), pág. 76.
- Warhammer Fantasy JdR: Reinos de la Magia (1ª Ed. Rol), 01 Ars Theorica, págs. 120-122.
- Warhammer Fantasy JdR: Reinos de la Magia (1ª Ed. Rol), 02 Ars Practica, pág. 98.
- Warhammer Fantasy JdR 2ª Edición, págs. 160-162.
- Warhammer Fantasy JdR: Tomo de Corrupción (2ª Ed. Rol), págs. 212-214.