Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Gran Inmundicia de Nurgle por Jon Hodgson

El Saber prohibido de la Demonología se preocupa de convocar, vincular y controlar a los demonios, típicamente para potenciar al hechicero. Es terriblemente peligroso, y suele llevar a la caída del demonólogo cuando su alma es arrebatada por los Poderes Ruinosos y nace un nuevo hechicero del Caos.

Descripción[]

Los Demonologistas son una casta rara y desagradable. Muchos comienzan con la intención de convertirse en hechiceros, pero se impacientan con el lento y difícil proceso de adquisición de conocimiento. La Demonología ofrece un camino relativamente rápido hacia la magia poderosa, aunque el terrible precio que hay que pagar se revelará de forma lenta. Muchos demonologistas vivirán engañados pensando que la invocación de demonios no tiene nada de malo y que estas criaturas son simplemente poderosas entidades provenientes de otros planos de existencia. No es así, ya que todos los demonios son en última instancia agentes del Caos.

Con el tiempo, los demonologistas lentamente se van corrompiendo por el poder del Caos que ellos mismos atraen cuando invocan demonios. A medida que se acercan más al Caos, la mayoría se alinean con uno de los grandes poderes del Caos: Tzeentch, Nurgle o Slaanesh. Cuando lo hacen, descubren inevitablemente que sólo son capaces de invocar a los esbirros del señor del Caos elegido.

La demonología es una ocupación solitaria, practicada en remotos lugares debido al miedo a los cazadores de brujas. No se conocen colegios de demonología en el Viejo Mundo y los seguidores de este arte raramente se ponen en contacto con otros o se reúnen en un mismo lugar. Mientras un demonologista puede aparentar ser algo excéntrico, tres o cuatro juntos comenzarían a llamar la atención y lo más probable es que acabaran ante las autoridades. Muchos demonologistas, sin embargo, terminan como miembros de cultos del Caos, invocando demonios para perseguir los fines del grupo y para incrementar el poder de su particular dios del Caos en el mundo.

Los hechizos de Demonologista entran en diversas categorías, pero en su mayor parte están relacionados con la invocación, atadura y expulsión de Demonios.

Invocar Demonios[]

Invocar a un Demonio es algo muy difícil, ya que la mayoría de ellos no tienen ningún deseo de servir a un mero mortal. Todos los hechizos de invocación han de ser preparados cuidadosamente, o el Demonologista corre el riesgo de ser atacado o incluso muerto por la criatura a la que invoque.

Primero, el Demonologista debe intentar descubrir el nombre del Demonio que desea invocar. Esto puede hacerse de varias formas: investigando en antiguas fuentes de saber demoníaco, o aprendiéndolo de otro Demonologista o Demonio. Ignorar el nombre de un Demonio no impide invocarlo: sólo lo hace más arriesgado. Después, el Demonologista debe preparar un pentagrama, inscribiéndolo en el suelo con mucho esmero: cualquier error podría tener graves consecuencias. Una vez aparece el Demonio, el hechicero debe intentar controlarle con su fuerza de voluntad. Si tiene éxito, el Demonio estará dispuesto a servirle durante un corto período de tiempo (normalmente una hora por nivel del hechicero). Si falla en su intento de controlarle, el Demonio le atacará o le esclavizará.

Cada invocación inicial de un Demonio por parte de un Demonologista hace que pierda de forma permanente resistencia (que se puede remediar recurriendo a exóticas drogas), en el momento que toda su resistencia sea totalmente destruida, el Demonologistas se convierte a partir de entonces en un ser sin voluntad esclavizado por los demonios.

Pactos Demoníacos[]

Los Demonios -incluso los que hayan sido controlados con éxitopor el hechicero- se negarán a prestar ayuda si no se les ofrece algo a cambio. Nunca se trata de dinero o riquezas: les interesan más las almas. Esto suele significar que el invocador de un Demonio quedan atados de alguna forma a la deidad que lo gobierna. Los vínculos pueden variar de una deidad a otra, pero todos implican una paulatina transformación de las mentes y cuerpos de los invocadores hasta un punto en el que pertenecen en cuerpo y alma a la deidad.

Una vez se ha llegado a un pacto con un Demonio, éste es más fácil de invocar. Las invocaciones sucesivas no requieren pentagrama ni hacen perder resistencia, pero el hechiceros debe intentar controlar de nuevo al Demonio. Si falla, el Demonio actuará como le venga en gana.

Invocar Poder[]

Ciertos hechizos demoníacos permiten conjurar fuerzas que aumentan los puntos de magia del Demonologista. Estas fuerzas, a diferencia de los Demonios, no son entidades inteligentes, pero su empleo sigue implicando un cierto peligro, ya que hay muchas posibilidades de que el Demonologista quede muy debilitado después. Es más, el hecho de aprender uno de estos hechizos ocasiona una nueva Incapacidad, y cada vez que el Demonologista usa uno de ellos ira perderá un poco más de cordura.

Cada vez que lance uno de estos hechizos, el Demonologista deberá usar su fuerza de voluntad para poder absorber las energías mágicas.

Atar y Expulsar Demonios[]

Estos hechizos tienen efectos similares: Atar impide que un Demonio se mueva o use sus facultades, y Expulsar le envía de vuelta a su plano. Ambos hechizos le dan al Demonologista una cierta defensa frente a Demonios hostiles y/o incontrolados.

Listado de Hechizos[]

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Fuentes[]

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