La pequeña casa de Madame Yaga está situada entre dos hileras de sucias viviendas en el extremo este de la Pequeña Kislev. Yaga es una adivina de cierta habilidad, y continúa sorprendiendo a la gente con su visión sobrenatural y eterna sabiduría. Solo recibe con cita previa. Debido a que rara vez sale de los confines de su casa, un joven conocido solo como Yuri se sienta delante de su puerta y gestiona su agenda. Nadie sabe cómo están relacionados Yuri y Yaga, o incluso si son familiares.