Imagen ilustrativa
Del humo y los gritos salió un guerrero de pesadilla, con su coraza carmesí brillando en las llamas de la ciudad en llamas. Levantó su espada rúnica sobre su casco con cuernos en señal de triunfo. La partida de guerra del guerrero del Caos se reunió a su alrededor, aullando blasfemias, con sus músculos desnudos marcados con misteriosos símbolos oscuros y su pelo salpicado de sangre. Cabezas como trofeos colgaban de sus cinturones. Junto a ellos, se arrastraba una masa de pulsante carne y temblorosos tentáculos. Espinas de hueso sobresalían de sus caras sin ojos. La cosa gimió ante la perspectiva de una nueva masacre.
El aire estaba cargado con el hedor de la muerte, pero la sed de sangre de la partida de guerra estaba apenas saciada...