Tras reunir los contingentes de tres de las mayores fortalezas enanas y los de muchas otras fortalezas menores, Thorgrim Custodio de Agravios partió de las Montañas del Fin del Mundo rumbo al Imperio con la firme intención de impedir que la Runa de las Edades cayera en manos de los agentes del mal.
Su camino lo condujo por la Vieja Carretera Enana y a través del río Talabec hasta llegar a las Colinas Aullantes pasando por multitud de emplazamientos milenarios en los que los muertos yacen sin descanso en sus tumbas. Thorgrim y su ejército acababan de penetrar en las Colinas Aullantes, donde se suponía que yacía enterrada la obra maestra de Alaric, cuando fueron víctimas de un ataque. Mientras los Enanos se aproximaban a la falda de las colinas boscosas, los No Muertos se alzaron de los túmulos antiguos que había por doquier a ambos lados de la carretera como si algún mal implacable los impeliera a impedir que Thorgrim se hiciera con la corona.
Thorgrim y los suyos lucharon con una determinación inquebrantable abriéndose paso a través de las filas de muertos vivientes para acercarse con cada paso a las minas perdidas de Khrazi Drudd.