
Imagen ilustrativa
El año 359 del reinado de Finubar, estuvo lleno de malos augurios. El Rey Brujo subió a su trono de hierro y sus legiones estaban listas para invadir Ulthuan una vez más. En otro lugar, los seguidores del Caos se reunían bajo un único estandarte, ansiosos por llevar la destrucción al Imperio, por lo que el Rey Fénix supo que pronto necesitarían la ayuda de sus espadas.
Pero fue al final de la Estación de la Tormenta, cuando tuvo lugar la mayor tragedia de todas. Aliathra, hija del Rey Fénix y futura Reina Eterna, había desaparecido mientras iba a darle un mensaje al Gran Rey de los Enanos. En la corte se produjo un gran alboroto, pues los nobles de todos los rangos fueron llamados a la guerra. Pero Finubar rechazó la llamada y fue a buscar el consejo de la Reina Eterna. Alarielle estaba segura de que Aliathra seguía viva, pero que estaba escondida contra su voluntad; el linaje de la Reina Eterna conectaba a madre e hija más estrechamente que cualquier vínculo de sangre.
Así tuvo lugar la mayor reunión de héroes Elfos en muchos cientos de años. El Príncipe Tyrion, el campeón de la Reina Eterna, lideró un ejército compuesto por los mejores guerreros de Ulthuan. Con él no solo iba su hermano Teclis, sino también Eltharion de Tor Yvresse, Eldyra de Tiranoc, Ystranna de Avelorn y Belannaer de Hoeth. Durante el viaje, Teclis rompió finalmente el secreto que rodeaba a Aliathra. Estaba en las cámaras laberínticas de Nagashizzar.
Con Tyrion a la cabeza, los Elfos marcharon hacia el corazón oscuro de la guarida de Nagash. Del Gran Nigromante no había señales, pero miles de sus sirvientes atestaban las enormes salas. Contra la Espada Colmillo de Eltharion y la Lanza Lunar de Ystranna, los No Muertos poco podían hacer. Los vampiros y los Murciélagos Vampiro se arremolinaban alrededor de los Elfos, solo para acabar aplastados por la magia de Teclis. Los espectros condenadores emergieron de las paredes para aniquilar a los valientes guerreros de Lothern e Yvresse, pero Tyrion liberó el poder de Colmillo Solar y los quemó por completo.
Por último, aunque muy inferiores en número, los Elfos entraron a una de las profundas mazmorras que había en el interior de una torre maldita de Nagashizzar. Allí, encontraron a Aliathra, pálida y en un sueño profundo. Considerando que no había tiempo de despertarla, Tyrion la cogió en brazos, y ordenó a Eltharion que liderara a los Elfos supervivientes. Sin resistencia alguna, salieron de allí, pues los habitantes de la torre habían sido aniquilados o habían huido hacia la fortaleza de Nagash. Pero los Elfos no estaban aún a salvo. Cuando pasaron por las puertas y miraron más allá, vieron a una enorme hueste de No Muertos reunida en los campos de ceniza. Mannfred von Carstein se había esforzado mucho en secuestrar a Aliathra para sus oscuros planes. Y ahora no renunciaría a ella sin luchar primero.
Siendo embajadora de los Altos Elfos ante el Gran Rey Thorgrim, Aliathra, la futura Reina Eterna de Ulthuan, había sido capturada. El vampiro Mannfred von Carstein había tendido una emboscada a su escolta con un poderoso ejército de No Muertos ante las puertas de Karaz-a-Karak. A Thorgrim le preocupaba poco el destino de cualquier Elfo, pero en este caso el honor le exigía emprender alguna acción. El clan de Thorgrim siguió a Mannfred hasta Nagashizzar y, al llegar, comprobaron que los Altos Elfos ya habían enviado a su propio ejército, una fuerza dirigida por el renombrado Príncipe Tyrion. Los Altos Elfos habían logrado rescatar a Aliathra de la ciudadela en ruinas, pero Mannfred había desatado un contraataque con una enorme hueste de No Muertos. A una orden brusca de Thorgrim, los guerreros sombríos de Karaz-a-Karak se unieron a la refriega y, al final, el acero Enano logró cambiar el rumbo de la situación. Thorgrim, con sus Atronadores a la espalda, aplastó a la cábala de nigromantes que había hecho que cobrara vida el ejército de Mannfred. Por desgracia, el golpe cayó demasiado tarde.
A pesar de que sus secuaces perecieron bajo los martillos de gromril, Mannfred se abrió camino a través de las filas de los Elfos, hiriendo o matando a muchos de sus héroes, y volvió a capturar a Aliathra, alejándose en la oscuridad. Así fue como una gran victoria se oscureció.