La Maldición de Zandri

La Maldición de Zandri es la nave real del Rey Amanhotep el Intolerante. Se trata de una gigantesca galera de guerra de Nehekhara, flanqueada por cuatro enormes estatuas de jade, obsidiana y oro y otra mas en la proa. La cubierta de la galera está coronada con una gran pirámide y su popa estaba curvada como la cola de un escorpión. Una intensa luz blanca quemó la niebla en la punta de la popa.

Descripción[]

Incluso para los estándares de las flotas No Muertas de Nehekhara, la Maldición de Zandri, el buque insignia del Rey Amanhotep, resulta un navío extraño y maravilloso. Está tripulada por centenares de remeros esqueleto, una Necroesfinge y cuatro Colosos Necrolíticos dispuestos a proteger a su señor si surge la necesidad.

Se impulsa gracias a centenares de remeros, soldados No Muertos cuya fuerza surge de las mareas de la magia, por lo que nunca se cansan de llevar a cabo su trabajo, con los remos subiendo y bajando a una velocidad y precisión que ningún galera humana podría esperar igualar. Esto hace que la galera de Nehekhara avance a través de las olas sin problemas hacia su presa, tan inexorable como la muerte.

A lo largo de los flancos del Maldición de Zandri hay masivas estatuas de los dioses de Nehekhara, a las que se ha animado para que ayuden en la captura y destrucción de cualquier presa. Alineadas a lo largo de la cubierta de la nave pirámide hay gigantescas Catapultas Lanzacráneos, listas para escupir muerte contra los enemigos de Amanhotep. A medida que la Maldición se acerca a un navío enemigo, de las aperturas triangulares de sus flancos surgen de pronto estacas de hueso de Dragón de casi tres metros de largo, que rajan y atraviesan su casco causando grandes destrozos. Cuando embiste a un enemigo, las dorada hoja curvada que sobresale de su proa actúa de terrible espolón.

No obstante, el arma más letal a disposición de la Maldición de Zandri es el complejo en forma de pirámide que domina su cubierta principal: se trata de una estructura mística capaz de absorber y canalizar los rayos de Ptra, el dios solar. La espejada tumba piramidal proyecta desde su cúspide abrasadoras columnas de luz, perfectamente alineadas con el legendario Rubí del Río Mortis que sobresale de la popa del barco. A una orden del Rey Amanhotep, los rayos solares salen disparados, en un abrasador haz de energía pura capaz de envolver en llamas incluso a las más grandes naves enemigas, convirtiendo a docenas de tripulantes en cenizas a su paso.

Amanhotep quiere que estas demostraciones de poder sirvan de ejemplo para cualquiera que esté planteando profanar las tierras de Nehekhara.