
Aunque la fuerte cerveza Enana que habían saqueado y consumido la noche anterior había lentificado sus reacciones, Arrancatripas Guttslag ya estaba sobre sus pezuñas antes de que su horda se despertara.
A lo lejos podía oír ruidos, y supo que muchos carros avanzaban en su dirección. Para despertar a su adormecida horda, Gorebellow alzó su bestial cabeza ¡y bramó!
Para cuando los Hombres Bestia estaban dispuestos, el tamaño de la hueste que se aproximaba era evidente. El sonido de muchos ruidosos carros y pezuñas marchando resonaba en la brisa matutina.
"Por la Plaga y la Corrupción, defended la piedra!" -rugió la enorme bestia a su horda, invocando a los Dioses Oscuros y sugiriendo el castigo por fracasar. Los Bestigors agarraron con fuerza sus alabardas, los Gors discutieron entre ellos y los grandes Minotauros formaron filas delante de la piedra de manada.
Arrancatripas frunció el ceño bajo sus grandes cuernos. El viento también estaba cargado con el hedor de los Hombres Bestia. "¿Qué es esto?, -pensó. -¿Algún truco de los humanos?".
Saliendo de entre los árboles de Drakwald, el legendario Gorthor y su ejército de Carruajes de Hombres Bestia entraron en el claro de Arrancatriopas. Cuando el poderoso Señor de los Hombres Bestia ordenó para, el aire se llenó con el polvo levantado por las pezuñas de los Tuskgors y el olor de las bestias del Caos.
"Uníos a mí y aplastaremos al mundo. Luchad contra mí ¡y esparciré vuestras entrañas a los cuatro vientos!"
Fuente[]
- White Dwarf 44, pág. 41.