La Asamblea es el nombre con el que se conoce a la tierra de los Halflings y está ubicada entre las provincias imperiales de Stirland y Averland. Es una provincia del Imperio y constituye la mayor comunidad Halfling de todo el Viejo Mundo. Aunque forma parte del Imperio, la región es completamente autónoma, gobernada únicamente por los Halflings. El Anciano de la Asamblea dispone además de un voto imperial.
Se trata de una tierra tranquila, llena de valles fértiles que descansan entre las suaves laderas de las montañas. El clima es benigno y disponen de recursos suficientes; en el caso del agua, gracias a la proximidad del poderoso río Aver que atraviesa la provincia y cuenta con gran cantidad de afluentes y calas a lo largo de su curso. Como resultado, la Asamblea tiene unos espléndidos parajes y una tierra fértil y, a pesar de la absoluta desidia de sus habitantes, es en su mayoría tierras de cultivo y produce grandes cantidades de comida que se exportan al resto del Imperio.
Historia[]
Los Halflings creen en la historia, pero no como los humanos. La suya, dicen, es una historia de familia. Es mucho más probable que un Halfling sepa qué hizo un antepasado en una fiesta qué saber en que año concreto un determinado rey hizo algo. No obstante, hay algunas fechas que sí recuerdan, y los Halflings aprovechan cualquier excusa para celebrar una fiesta, un festival o un evento.
- Ver artículo: Historia de La Asamblea.
La Región[]
"La tierra es hermosa y verde, y la gente es cálida y acogedora. Eso es muy sospechoso, ¿no crees?"
- —Andulla Sorgewarze, cazadora de brujas de Averland.
"Mootland es otro país. Allí hacen las cosas de forma diferente."
- —Friar Boz, Bocetos del Imperio.
Las tierras de la Asamblea son tal vez las más ricas y fértiles de todo el Imperio, y también algunas de las más bellas. Abarcan partes de Averland y Stirland que el Emperador Ludwig el Gordo separó de sus territorios por despecho para convertirlas en una provincia electoral gobernada por halflings. El río Aver fluye fresco y claro, y el clima es templado y predecible.
El oeste de La Asamblea es una región de hermosas y apacibles laderas y praderas que se elevan paulatinamente hasta conformar colinas onduladas y luego a promontorios más altos en el este, pero a los asamblearios les horrorizaría poseer algo tan desnudo y miserable como una montaña o un acantilado.

La mayor parte es campo abierto con algunos bosquecillos dispersos de robles, hayas, olmos y sauces junto a los cauces fluviales. Hay bosques grandes y pequeños, pero nada ostentoso como un bosque élfico o asfixiante como el Drakwald. Los dos únicos bosques de interés son el Bosque Durmiente y el misterioso Bosque de Altern. Las praderas suelen estar ocupadas por parcelas llenas de hortalizas dignas de premio; ovejas, cerdos y cabras resistentes; y en el oeste, su afamado tabaco.
La Asamblea está mucho más densamente poblado que la mayoría de las provincias del imperio. Con pocos bosques y montañas, vastas áreas para la agricultura y una población que aumenta rápidamente, la gente vive prácticamente en cualquier lugar, en ciudades grandes y pequeñas que se extienden por el campo y casi se superponen. Sólo la capital, Eicheshatten, podría llamarse con propiedad ciudad, aunque es humilde y pequeña en comparación con otras ciudades del imperio. La mayoría de los asentamientos halfling sólo podrían calificarse de aldeas. Los caminos están poco cuidados porque los halflings suelen tener lo que necesitan a mano; consideran que los amplios caminos pavimentados de Reikland son una prueba de que aquella gente está demasiado ocupada como para hablar con alguien o detenerse un rato por el camino.

Aunque la provincia está regada en su mitad meridional por los ríos Aver Negro, Aver Azul y Aver, llueve lo suficiente como para garantizar buenas cosechas de forma regular en toda la Asamblea. La presencia del Aver proporciona agua a toda la provincia, con lo que la población halfling cuenta con sistemas de irrigación y agua corriente. Con el transcurso de los años, muchos pueblos y aldeas han florecido a lo largo de su cauce.
Los ríos dividen el territorio de la Asamblea en tres grandes regiones (cuatro, según algunos halflings): Aver Blanco (Averland), Vieja Styrland (Stirland) y Hojasverdes. Al suroeste del río Aver se encuentra Aver Blanco, o Marca de Aver, que recibe el nombre de ese bullicioso río que también da nombre a sus vecinos los averlandeses. En general, los averlandeses y los asamblearios se llevan bien, aunque la competencia entre ellos es feroz cuando se trata de ver quién produce las mejores ovejas y las mejores prendas de lana. Más de una feria del condado ha acabado con derramamiento de sangre, ya que los habitantes de Averland no parecen tener ningún sentido del humor.

Vieja Styrland está al norte de los ríos, y lleva el nombre de la provincia cuya antigua tierra ocupa. Las relaciones en esta frontera son más tensas, ya que Stirland nunca fue capaz de perdonar el mal que les hizo el emperador Ludwig. Hasta el día de hoy, lo llaman ‘el gran error’, y reniegan cuando se habla de arreglarlo de nuevo.
Las ásperas colinas conocidas como las Hojasverdes están al oeste. Esta tierra no formaba parte del decreto imperial. Fue comprada a un señor de Averland, que declaró que la tierra no tenía ningún valor para obtener ningún tipo de beneficio. El clan Hojaverde había descubierto que las colinas secas eran perfectas para el cultivo de aceitunas, uvas y, sobre todo, tabaco.
Al este de La Asamblea se encuentra un vecino muy diferente: la tenebrosa tierra de Sylvania. El mal de esa tierra se filtra como el agua a través de la tela. Stirland y Averland deben lidiar con sus oscuras intrusiones. Cada condado tiene sus propias soluciones. Los rasgos halfling de diligencia y coraje han demostrado ser los más eficaces.
Asentamientos[]
"El símbolo de La Asamblea es el gallo, así que para agradecer tu generosidad hemos dibujado en las paredes de tu taberna uno rosa, orgulloso y erguido, empujando hacia delante con toda su fuerza."
- —Hillary Arbolalto, artista callejera halfling.
A primera vista la Asamblea podría parecer una tierra de hermosas colinas y campos donde reina la paz, pero una inspección más profunda pone de relieve una situación bastante diferente. Una típica aldea halfling consiste en una serie de estructuras ruinosas que necesitan una limpieza urgente; además, la mayoría de ellas están ladeadas ya que los halflings no tienen limitaciones a la hora de construir sus edificios. Los jóvenes halflings corretean entre las casas, seguidos por unos cuantos animales sucios (normalmente, perros, cerdos y gallinas). Los adultos suelen pasar el día descansando o devorando una de las muchas comidas que realizan al día.
Normalmente las aldeas halflings cuentan con varios edificios suspendidos por encima de la tierra que suelen ser los hogares de las familias más humildes. Los miembros más pudientes de la comunidad halfling tienen hogares subterráneos cavados en grandes agujeros, aunque estas viviendas están igual de mal cuidadas que sus homólogas de arriba. De hecho, el espíritu descuidado de los halflings se hace mucho más patente en las casas excavadas y en más de una familia halfling se ha dado el caso de que un marido halfling ha excavado un túnel hasta la casa de los vecinos para encontrarse al otro lado a una halfling más que dispuesta…

Por último, entre los lugares de interés cabe mencionar que en la Asamblea se encuentran algunas de las mejores posadas del imperio: los Perros Bailones, la Posada de la Cabeza del Cerdo, el Asno Sonriente y la Serpiente Escarlata. Si un viajero se adentra en la Asamblea y no visita tantas posadas como puede, está perdiendo el tiempo. Resulta difícil encontrar camas más confortables (además disponen de habitaciones acomodadas para los estándares humanos) ni manjares más suculentos en todo el Imperio.
Las ruinas de Moldberg se encuentran al norte de Brandenberry. Esta zona perteneció antaño a un poderoso señor de una era pasada, y se rumorea que su espíritu y los de sus tropas aún rondan las frías piedras que son los únicos vestigios que quedan de la fortaleza de Moldberg.
Al sudoeste de la provincia está el Bosque de los Lamentos. Aunque la mayoría de los bosques de la Asamblea son muy claros y abiertos, el Bosque de los Lamentos es una excepción. Además de ser un bosque tan denso y oscuro como un bosque del Imperio, se rumorea que está encantado. Algunos expertos en la materia afirman que la causa de tales problemas se debe a los Elfos que habitan en este bosque y no a los espíritus. En cualquier caso, los viajeros se mantienen apartados del bosque para seguir con vida.
Camino y Ríos[]

El estado de los caminos de La Asamblea es una broma recurrente en el Imperio, y en el sur sus ríos son cada vez más estrechos y turbulentos. Por ello, muchos carreteros, mensajeros, cocheros y ribereños se detienen en la frontera y se niegan a ir más allá si no cobran una ‘tasa por los caminos asamblearios’. Mientras tanto, los halflings que surcan esos caminos y ríos tienen una amplia reputación de ser maestros en su campo. En particular, la necesidad de una comunicación rápida entre los vastos clanes ha creado los mensajeros más rápidos y ágiles del Viejo Mundo, ya sea a pie, guiando una reata o montando los robustos ponis halfling. ‘Despegó como un mensaje de La Asamblea’ es una frase común en el sur para referirse a algo que se escapa de la vista.
El único paso de la Asamblea por el que se puede atravesar el río Aver es el ferry de Hornsby, que se encuentra muy próximo al centro de la provincia. El cruce del ferry es el único paso en cincuenta kilómetros a la redonda (se rumorea que la familia Hornsby se ha asegurado la exclusividad del cruce saboteando cualquier intento de construcción de otro paso por algún rival). Los Hornsby son famosos por su buena disposición para cruzar el río a cualquier hora y con cualquier tiempo. Sin embargo, suelen cobrar caros sus servicios y la tarifa aumenta cuanto más tarde es y cuanto peor es el tiempo.
De camino a La Asamblea[]

Hay muchas razones para dirigirse a La Asamblea. Para aquellos que preparan una excursión a la temible tierra de Sylvania, es un excelente punto de parada, y pasar por él para llegar a los Reinos Fronterizos permite evitar Sylvania por completo. El comercio con el pequeño condado es constante y ferviente; el tabaco es perenne, y cada nueva temporada ofrece nuevos sabores, y pasa lo mismo con la cerveza y el vino. En primavera y verano, el comercio de frutas es más activo que el de lana de Averland. Por último, está el turismo: a medida que aumentan la popularidad de los manjares y los platos distintivos de los halflings, ha surgido un mercado creciente de norteños adinerados deseosos de probar lo ‘auténtico’. Por supuesto, la Asamblea es a menudo bastante diferente de lo que esperan, pero para muchos eso es parte del atractivo: todos saben que sólo los verdaderos asamblearios proporcionan una verdadera experiencia halfling.
Esa experiencia ‘real’ puede ser impactante. La Asamblea es el único lugar del Imperio en el que los halflings no tienen que vivir según los estándares humanos; se lo toman como una cuestión de orgullo. Las grandes ciudades y los paraísos turísticos, como Eicheschatten y Saurpafel, ofrecen alojamiento para los visitantes más altos, pero muchos lugares, incluso de forma agresiva, no lo hacen. Todos los techos tienen cinco pies medio de altura y están amueblados con muebles del tamaño de un niño pequeño; las camas son imposibles de dormir sin comprar una habitación doble y juntarlas (y, por supuesto, las camas empujadas juntas por el personal tienen un coste adicional, como todo lo que los humanos pueden necesitar). Los humanos también encontrarán que el retrete común del Imperio o letrina se sustituye por un sistema de bancos comunales para todos los géneros. Con los baños pasa lo mismo. Los alojamientos suelen ser públicos; la privacidad no es algo que los halflings se preocupen de proporcionar. Esto significa que a los ladrones humanos les encanta rondar el negocio turístico de la Asamblea, y a los halflings sólo les importa si empieza a perjudicar sus ingresos.
Algunos lugares incluso tienen cosas especiales reservadas para los ‘grandullones’, para enfatizar que no son bienvenidos. Las bebidas vienen en jarrones finos de un pie de altura; la vajilla es el doble de larga de lo que debería. Al fin y al cabo, los halflings no saben lo que necesitan los humanos y, por tanto, pueden equivocarse ‘inocentemente’ (véase El Gran Tour, más adelante). Si a los humanos no les gusta, por supuesto, se les pueden indicar los alojamientos de los ogros que tienen la mayoría de las ciudades de La Asamblea, pero quedarse con los ogros es mucho, mucho peor. Sólo el olor ya puede resultar fatal
Mapas[]
Sociedad y Política[]

La Asamblea está rodeada de provincias imperiales y cuenta con la protección que le presta el Imperio, aunque esta tierra y sus habitantes son completamente autónomos. Aunque técnicamente no pueden considerarse ciudadanos imperiales, los Halflings de la Asamblea siempre han probado ser aliados incondicionales. De hecho, un destacamento halfling (denominado los Cuervos Imperiales) presta sus servicios en la milicia local y en la corte imperial como cocineros y sirvientes.
Aunque su nombre es la Tierra de la Asamblea, la mayoría de los ciudadanos imperiales la denomina simplemente como "La Asamblea" por la práctica curiosa de un gobierno basado en una asamblea popular. Todos los problemas importantes que afectan a una ciudad halfling se resuelven mediante la asamblea pública de todos sus ciudadanos (estas reuniones normalmente se celebran en el ayuntamiento o en el granero de mayor tamaño si la ciudad no tiene ayuntamiento). La mayoría de los políticos imperiales consideran estas reuniones demasiado anárquicas, pero los Halflings disfrutan enormemente y se suele decir que su método carece de las maniobras e intrigas que caracterizan a los políticos imperiales.
Cada aldea elige a un jefe, al que denominan "el mayor". Varias veces al año, los mayores se reúnen en los distritos de la Asamblea. Se trata de un acto más organizado que una asamblea de aldea, pero mantienen en común el gobierno basado en un comité. Los mayores eligen mediante votación a la presidencia de la asamblea del distrito y este individuo es el que se encarga de transmitir el voto halfling cuando llega la hora de nombrar a un nuevo emperador. Se trata de un puesto de gran importancia y el único voto del Concilio Electoral del que el Emperador no puede disponer.
La Asamblea no cuenta con una capital propia. Lo más parecido que tienen los Halflings es la actual aldea anfitriona de la Asamblea del distrito, que se determina mediante un sistema enrevesado basado en factores tan variados como el tamaño de la cosecha local, la población de la aldea (incluidos los viajeros recientes) y el número de premios que ha obtenido en los concursos imperiales de ese año.
La sociedad halfling es eminentemente patriarcal y son los hombres los que asumen la autoridad de la familia. Sin embargo, las mujeres son las que toman las decisiones y, de hecho, varios Mayores destacados han sido mujeres.
- Ver artículo: Política Halfling.
Habitantes[]

Los habitantes de la Asamblea son los halflings; no son "gente" en el sentido humano, sino una raza de apenas la mitad de estatura que un hombre y que siempre parece haber estado donde fueran los humanos. Cuentan los enanos que una tribu de "humanos sin barbas que al principio creímos que eran niños" viajaba con las tribus humanas cuando éstas atravesaron las Montañas del Fin del Mundo. Por otro lado, algunos eruditos imperiales creen que los halflings son una raza humana con la cual Verena experimentó para dar con la forma de resistirse al Caos, mientras que otros poetas afirman que Ranald los creó como una especie de broma extravagante.
Digan lo que digan los demás, los halflings sostienen que son como siempre han sido, y que están bastante a gusto así, muchas gracias.
La gente de las demás provincias apenas visita la Asamblea, ya que casi no hay quien aguante a los halflings. Los pocos que lo hacen y vuelven hablan del tonillo hermético y taimado de la personalidad de los halflings. Abundan los robos, las burlas y el agrupacionismo. Los halflings que regresan a la Asamblea son bienvenidos, pero hasta cierto punto. Las fértiles tierras de la Asamblea han facilitado la vida a los halflings que la habitan, y no parecen dispuestos a permitir que les recuerden la existencia de un mundo exterior.
Al ser un pueblo rural (incluso en sus ciudades), los halflings son campechanos que disfrutan de la buena comida, las bebidas fuertes, el buen tabaco y las conversaciones que harían enrojecer a un guardia de la marina de Marienburgo. Son extremadamente expresivos; a los halflings les trae sin cuidado contar con todo lujo de detalles y a un completo desconocido las correrías nocturnas de su tía. "Por pasar el rato, ¿sabes?" Les encanta una buena charla y los granjeros que viven junto al camino acogen a los forasteros con tal de que traigan con ellos monedas, comida o un buen cotilleo. A ser posible las tres cosas.

La gente de miras estrechas suelen ver a los halflings que viven fuera de la Asamblea como ladrones o cocineros (o ladrones y cocineros), aunque esto es bastante injusto, pues genera estereotipos a partir de dos de los rasgos de los halflings. El primero de ellos es su indiscutible capacidad para elaborar una buena comida con casi cualquier ingrediente. El segundo es su perspectiva discrepante de la propiedad y el hurto. La mayoría de los halflings han crecido en lo que viene a ser una familia numerosa de hermanos, tíos, tías, "primos por parte de matrimonio" y demás. La práctica de coger lo que necesitan, ya sea una empanada, unas cuantas coronas o incluso una joya, está profundamente enraizada en la personalidad de los halflings. Después de todo, si son todo familia ¿para qué van a pedir permiso? ¿Cómo no van a dejarles que lo "tomen prestado"? Estos dos rasgos hacen que la gente fuera de la Asamblea piense en los halflings como mera ayuda doméstica a la que hay que tener muy vigilada.
A los halflings de la Asamblea les encantan las celebraciones y las fiestas para escapar a la rutina de la vida en el campo. A lo largo de todo el año celebran varias festividades: mediados de verano e invierno, los equinoccios de primavera y otoño, y la gran celebración halfling, la semana del pastel. Sin embargo, casi ningún halfling espera a una celebración oficial; cualquier noche es buena para una fiesta. Además de comer y beber (y beber y comer), en las fiestas halflings también se baila alrededor de un poste o una hoguera. Normalmente se separan por sexos, al menos al principio, y tanto varones como mujeres tratan de impresionarse entre sí. También son frecuentes las carreras. Como son demasiado bajitos para los caballos, normalmente se corre a pie por campos y arroyos o a través de bosques; el primero en volver gana una cinta del cabello de una mujer halfling nombrada Reina del Festival. Al último se le suele echar a una charca cercana.

Los halflings adoran a los dioses del Imperio, y en concreto se venera a Sigmar como uno de sus grandes protectores, aunque no existe prueba alguna de que Sigmar mencionase siquiera a los halflings (mucho menos que los salvara de algo). También tienen sus propios dioses, pero su culto es mucho más casual que la devoción de humanos, enanos y elfos hacia sus deidades. Esmeralda es la diosa del hogar a la que se honra en la semana del pastel, pero también hay otros: Phineas, patrón del tabaco con la petaca siempre llena; Josías el Granjero, que siempre sabe qué tiempo va a hacer y que puede extraer vida de la tierra más árida; y Jacinta, la diosa de la fertilidad y el nacimiento. Hay más, pero son más recónditos y se desconocen fuera de su país.
Los halflings de la Asamblea (y de otras partes) nunca han tenido fama de marciales, y el concepto de un halfling guerrero es la base de muchos chistes entre los humanos. No obstante, la verdad es muy distinta. En defensa de su patria (o de sus barrios dentro de una ciudad humana durante unos disturbios) los plácidos halflings pueden volverse agresivos y valientes. Como parte de la maquinaria bélica, la Anciana Hisme envió un gran contingente de halflings para que hicieran de exploradores y escaramuzadores en el ejército imperial. Varios de ellos fueron mencionados en los informes de sus comandantes por su valentía e ingenio, aunque a menudo iban acompañados de quejas por parte de los oficiales de intendencia.

Sin embargo, para los halflings de la Asamblea la guerra parece muy lejana, y su opinión es que, al igual que el propio Emperador, acabará sin que lleguen a enterarse siquiera. Tal vez sea debido a esta actitud aislacionista que los halflings han subvertido y alterado el idioma imperial de muchas formas. El Reikspiel que se habla en la Asamblea puede llegar a ser totalmente incomprensible debido al ritmo rápido, mala articulación de palabras y amalgama de otros acentos. Los halflings emplean mucha jerga y códigos cuyos significados cambian de año en año. Se dice que la germanía de ladrones que emplean los humanos es una versión de este argot bastardo.
Son pocos los humanos que viven en la Asamblea, aunque pueden encontrarse algunos ogros ya que estos encuentran la región de su agrado. Aunque las dos razas no parecen tener nada en común, se llevan muy bien. De hecho, la mayoría de los mayores halflings suelen tener uno o dos ogros a su servicio (que le ayudan a mantener la influencia que necesitan para mantener el orden entre los bulliciosos halflings de su aldea). A los Ogros les gusta la cocina halfling (de hecho, los ogros son una de las pocas razas que disfrutan comiendo tanto como los halflings) y, sus vecinos halflings son lo suficientemente listos como para no robar a los ogros. Los halflings raramente roban a sus vecinos pues saben que, a menos que quieran acabar flotando en el río Aver, es mejor no practicar estos malos hábitos tan cerca de casa.
Expresiones de La Asamblea[]
- "Mi primo por parte de matrimonio": un pariente cuya relación exacta con el hablante se desconoce.
- “Pequeño mangante": un ladrón picaruelo. Deriva de "mangar", que significa "robar".
- "Donde hay estiércol, hay halflings": siempre hay halflings donde haya dinero que ganar.
- "En la vida he hecho tal cosa": negación de hurto ligeramente guasona.
- "Un poco de la magia de Rhya”: una comida ligeramente indulgente, o bien un flirteo con el sexo opuesto.
Amenazas Externas[]
"Si ves a un halfling corriendo, síguelo. O bien corre hacia un festín o bien huye de algo que se dará un festín contigo..."
- —Jon Callengard, rufián de Middenheim.
La Asamblea es una figura de burla para la mayor parte del Imperio. Pero los halflings son mucho más de lo que parecen, al igual que el territorio en sí. Es un baluarte contra dos terribles amenazas, y libra una guerra interminable contra ellas.
Los Muertos Inquietos[]
La tierra de Sylvania (lugar donde los muertos se levantan de sus tumbas y vuelven a caminar con una frecuencia aterradora) se encuentra al norte y al este de Mootland. Hace siglos fue gobernada por poderosos príncipes vampiros, que casi aplastaron a todo el Viejo Mundo bajo sus ejércitos de esqueletos. Desde entonces, los vampiros han sido figuras raras y solitarias. Los últimos rumores sugieren que los príncipes vampiros han regresado a sus antiguos castillos. Ciertamente, el aumento constante de encuentros con muertos vivientes a cada año que pasa apunta a que hay algo nuevo en aquel lugar ignorado.
Durante siglos, Stirland y la Asamblea han sido el primer objetivo de cualquier mal que se dirija hacia el oeste. Esto ha hecho que los habitantes de Stirland sean sombríos, sin humor y xenófobos. Los halflings se toman la amenaza en serio y nunca, jamás, bromean sobre los muertos, pero eso no rompe su bonhomía. Ayuda el hecho de que tengan a los guardacampos y una aparente resistencia natural a la nigromancia. Eso no significa que los hambrientos zombis y lobos espectrales no se den un festín con ellos, por supuesto. Más de un señor vampiro ha reflexionado que, si bien Stirland es un buen lugar para buscar reclutas, la Asamblea es un gran lugar para entrenar o dejar que sus perros correteen sueltos. Hay historias oscuras de lord Konrad von Carstein cazando halflings por deporte cuando encontró que su sangre sabía mal.
También hay algunos halflings deseosos de importar los conocimientos y el poder que se encuentran al otro lado de la frontera. Pocos tienen dones mágicos y aún menos recurren a la magia oscura, pero no es algo desconocido. Los halflings son gente práctica, y viven justo al lado de una tierra repleta de Dhar, cadáveres a punto y mucha piedra bruja que encontrar. Más de uno ha decidido que sería una tontería dejar que todo ese potencial se desperdicie.
Y, por supuesto, las ruedas del comercio no dejan de girar: los caminos y los campos no se detienen en la frontera, y la hierba de pipa halfling es tan popular en Sylvania como en todas partes. Los mercaderes humanos pueden echarse atrás cuando los cielos se oscurecen y las ciénagas gimen, pero la dedicación de los halflings sigue adelante. Los habitantes de Sylvania sienten un amor especial por ellos y una cálida relación con sus vecinos del oeste, otra razón para que los stirlandeses desconfíen de los asamblearios.
Ratas de Río[]

La Asamblea presenta un problema para los skaven. Las ciudades no tienen alcantarillado y el suelo es demasiado blando para cavar buenos túneles, pero la tierra es una ruta directa a la gran subcolmena que hay bajo Mordheim. Por lo tanto, para llegar rápidamente a ese lugar deben salir a la superficie y escabullirse por las orillas del río Aver, escondiéndose en pequeñas madrigueras durante las horas de luz diurna. Las historias de lucha contra estos ‘hombres bestia de río’ son otra de las razones por las que las mujeres del río de la Asamblea tienen tanta fama. Los visitantes que no estén bien informados pueden cometer el error de dormir a bordo de sus barcazas o acampar junto al río, en lugar de entrar en una taberna. Este es un error que pocos viven para repetir.
La Amenaza Verde[]
Las tribus de orcos merodean por las montañas y las ásperas tierras del sur, pero sus hermanos más pequeños, los goblins, se cuelan con facilidad más al norte. Siendo cobardes por naturaleza, no hay nada que les guste más a los goblins que los halflings, ya que suelen tener ventaja tanto en tamaño como en número. Sus monturas de araña gigante y los garrapatos pueden sobrepasar y superar en número incluso a la más entregada milicia halfling. Estos se ganaron su famosa reputación de valientes gracias a sus batallas junto a las fuerzas del imperio contra los pieles verdes. Sin embargo, la fiereza de los halflings se agudiza cuando se enfrentan a este enemigo en particular.
Las tácticas de guerrilla funcionan bien contra los invasores humanos y se pueden ocultar de los muertos vivientes, pero una gran marea verde de un ejército de goblins arrollaría fácilmente a los guardacampos y a las escasas fuerzas de la guardia asamblearia. La vigilancia es su única esperanza. Los guardacampos patrullan los bosques, en busca de señales reveladoras de la presencia de los pieles verdes. Si encuentran pequeños grupos de exploradores, pueden ser puestos en fuga. Si hay señales de fuerzas más grandes en marcha, tratan de romper sus líneas de comunicación y suministro. Pero los goblins se comen cualquier cosa, así que matarlos de hambre no es tarea fácil.