La mayor parte de L’Anguille está formada por tierras de cultivo, aunque el bosque de Arden cubre su extremo meridional. A pesar de la fama del puerto de la ciudad de L’Anguille, el litoral del ducado es en realidad bastante corto y famoso por ser particularmente escarpado. Gran parte de su extensión está formada por acantilados que se precipitan directamente hacia el mar, y las aguas costeras están llenas de rocas que sobresalen por su superficie. Las corrientes son aún más traicioneras de lo normal; incluso para un navegante experimentado lo tendrá difícil para atracar en lugar seguro. Los monstruos marinos conocidos como Progenie de Theralind que infestan la zona hacen que la navegación sea aun más peligrosa.
En consecuencia, hay muy pocos asentamientos costeros en L’Anguille, con la notable excepción de la propia ciudad de L'Anguille. Sus habitantes suelen ser bastante reservados; se han encontrado ermitaños, contrabandistas, piratas y sectarios aferrados a la costa en esta zona.
La Región[]
El interior de L’Anguille es labrantío casi en su totalidad, salpicado de castillos de la nobleza. El suelo es fértil y el clima normalmente moderado, como si las tormentas descargasen toda su furia sobre los acantilados marinos, y pocos monstruos acechan en los campos. Las aldeas de L’Anguille conservan largas y estrechas franjas de árboles, de no más de treinta metros de anchura (y a veces incluso menos). Estas franjas separan las tierras de una aldea de la próxima, proporcionan una fuente de madera y forraje para los cerdos, y no pueden dar cobijo a bandidos ni monstruos.
Aparte de la gran ciudad de L’Anguille, no hay pueblos reales en el ducado. Las ciudades de L’Anguille y Couronne están situadas de forma que no hay zona de L’Anguille que esté demasiado alejada de ellas, y competir con ellas ha resultado ser imposible. Por otro lado, parece como si toda aldea celebrase un mercado semanal, ya que ningún campesino desea ir hasta las ciudades para cubrir sus necesidades cotidianas.
La región meridional del ducado se halla dentro del bosque de Arden, y a menudo se dan casos de Hombres Bestia y cosas aun más perversas que salen de los bosques y realizan incursiones en las tierras. Por alguna razón, los hombres bestia con cabeza de ciervo son especialmente habituales en este ducado.
La Gente[]
El pueblo de L’Anguille se divide en dos grupos: los de ciudad y los de campo. Presentan diferencias radicales, y la rivalidad entre ellos es tan intensa como la rivalidad con otros ducados.
Los de ciudad son marineros, pescadores y comerciantes. Viven de la mar, y están orgullosos de ello. El verdadero coraje se muestra al hacer frente a los elementos, mientras que la vida en tierra es una oportunidad para disfrutar de la misma en la medida de lo posible. Sostienen que la gente de campo pasa tanto tiempo preocupándose por la cosecha del año próximo que se olvidan de vivir. La gente se marcha de la ciudad para echar raíces o porque buscan retos que poder derrotar en lugar de limitarse a sobrevivir a ellos.
Los de campo son granjeros. Son responsables y fiables, y las principales amenazas a las que se enfrentan son bandidos y sobre todo, hombres bestia. Afirman que la gente de ciudad son jugadores a los que no se les puede encomendar un día de trabajo honrado. La gente se marcha del campo para ver algo más emocionante que una cosecha de nabos o llevar la lucha contra los hombres bestia.
La tensión existente entre ambos grupos es el principal factor de la política interna del ducado. La situación se ve exacerbada por el hecho de que el duque Taubert evita el mar; no sólo no visita nunca la ciudad, sino que además ni siquiera piensa en ella (en la medida de lo posible). Ha designado a varios administradores, pero ninguno de los anteriores ha logrado imponer el orden. El actual administrador, Gudemar Fitzgodríc, es el mercader más rico de toda Bretonia, líder de la Hermandad del Faro y completamente dedicado a la tarea de recaudar puntualmente los impuestos de la ciudad.
Sin embargo, Godemar y la Hermandad desean la independencia y la soberanía. Al ser campesino, Godemar es un humilde servidor del duque, y la corte de éste aprovecha para restregárselo por las narices cada vez que acude a ella para entregar el dinero de los impuestos. No obstante, su posición le ha permitido someter la ciudad casi por completo al control de la Hermandad. El Consejo de la Hermandad está discutiendo actualmente cuál debe ser su próximo movimiento: ¿deberían intentar conseguir independencia del ducado de L’Anguille, o la independencia de Bretonia al tiempo que conservan las tierras del ducado? Mientras prosigue el debate, su principal interés se centra en la estabilidad política.
La ausencia del duque Taubert lo convierte en un desconocido para la mayoría de los habitantes de la ciudad. Algunos se están planteando hacerle saber los abusos de la Hermandad, y entre ellos el noble tiene cierta reputación mesiánica. Pero la mayoría de los ciudadanos, sobre todo los mercaderes, lo tienen por alguien distante e ineficaz, y así es como les gusta que siga. Las cosas son muy diferentes entre el campesinado rural. Para ellos, el duque es un héroe, y cabalga personalmente en la lucha contra los hombres bestia. Ha establecido una cadena de atalayas en los confines del bosque, desde las que se puede enviar aviso al castillo Grasgar en caso de avistamiento de grupos de asalto. Como respuesta se envían bandas armadas, a menudo encabezadas por el duque en persona. Varias aldeas han sido salvadas de la destrucción toral por la oportuna llegada de los hombres del duque, y hay personas cuyas vidas ha salvado el noble personalmente; esto suele tener un gran impacto en su opinión sobre su duque.
Los hombres bestia se han vuelco más astutos con el paso de los años, y los más brutales se han limitado a desviar su atención hacia Lyonesse, Artois y Couronne. Esto es motivo de cierta tensión entre los ducados vecinos, y algunos de los demás nobles murmuran que el duque Taubert debería intentar derrotar a los hombres bestia en lugar de expulsarlos hacia las tierras de otros nobles. Aun así, es un hecho que el duque Taubert actúa más heroicamente que la mayoría de los señores de la región, y esto acalla toda crítica (si bien aumenta la probabilidad de ser rebatido en otros temas).
Expresiones de L'Anguille[]
- “Un brazo y una pierna” una cantidad de dinero muy pequeña. En los puestos de peaje se cobra por cada brazo y cada pierna, de modo que la expresión equivale a la mitad de una pequeña cantidad de dinero.
- “Combustible para el faro”: una gran cantidad de dinero. Se trata de una referencia al coste de mantenimiento del faro, así como al dinero necesario para unirse a la Hermandad.
- "Pesca nocturna": algo peligroso y suicida, con muy pocas perspectivas de beneficio.
- "Puerto y pasto”: dos cosas muy distintas y que no se combinan bien.
- "En un acantilado no hay puerto”: no busques cosas nuevas, confórmate con lo que tienes.
Heráldica[]
Humilde y virtuoso, el Duque Taubert gobierna L´Anguille y porta en su escudo de armas real la imagen de una enfurecida bestia marina. Se piensa que Theralind, bienamada de Corduin, primer Duque de L´Anguille y Compañero del Grial, fue convertido en este monstruo marino por una bruja celosa. Sin embargo, la pureza de Theralind prevaleció y las leyendas locales dicen que esta bestia guarda los puertos de estas tierras y que su furia crea terribles tormentas que azotan la costa.
