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Este artículo contiene información de Warhammer: Mark of Chaos
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El Príncipe Khalanos fue un Príncipe Dragón de Caledor que luchó en los eventos posteriores a la Gran Guerra contra el Caos en el Viejo Mundo. Fue uno de los principales comandantes de los Altos Elfos en el continente durante estos tiempos, liderando una flota compuesta de un poderoso ejército que operó en el Mar de las Garras y hostigó a los Guerreros del Caos.
Tras la guerra, sus fuerzas siguieron atacando a los remanentes invasores en las costas del norte del Imperio, y pudo reunirse con Aurelion y Stefan von Kessel. No obstante, aunque combatió junto a ellos y a sus fuerzas, no se unió a ellos y el orgulloso Príncipe Dragón y sus tropas se enfrentaron a Thorgar el Ensangrentado y sus huestes.
Khalanos murió a manos del propio Thorgar en un duelo poco después de que el Paladín de Khorne su hubiera convertido en un poderoso Príncipe Demonio.
Descripción[]
El Príncipe Khalanos era un orgulloso y noble Príncipe Dragón de Ulthuan. Altivo, arrogante y confiado como solo un Alto Elfo puede serlo. Incluso la mayoría de los Elfos, incluida Aurelion (su prima), se consideran inferiores a él, y los habitantes del Imperio no eran muy diferentes para él de las hordas de bárbaros que combatía. Aunque siempre tenía modales excelentes, había un toque de burla en su voz, como si fuera reacio a hablar en el primitivo lenguaje de los humanos. Reconoce de antemano que todas sus órdenes se llevarían a cabo y no toleraba cuando alguien tenía una opinión diferente.
En batalla montaba sobre un grande y poderoso Dragón llamado Draugnurar, el cual era de un tono verde azulado. Cuando estaba montado en su dragón, era capaz de aniquilar partidas de guerra enteras. Además, el ejército de Altos Elfos que lideraba era de una fuerza considerable.
Historia[]
El Príncipe Dragón había presenciado el paso de más de ochocientos años, y aun así seguía ayudando a aquellos que consideraba "bárbaros" a luchar en sus guerras. Había argumentado en contra de ayudar a los humanos y dejar que fueran ellos quienes dictasen su propio destino. Sin embargo, su prima Aurelion lo había convencido de lo contrario. De hecho, nunca se diría que uno de los príncipes de noble cuna de Caledor eludiría su deber. El propio Rey Fénix había declarado que los Elfos ayudarían a los humanos, y Khalanos lucharía con toda la fuerza y recursos que disponía para hacerlo, ya que así se cubriría de gloria luchando contra el Caos.
Khalanos partió hacia el Viejo Mundo liderando una flota compuesta por un poderoso ejército de Altos Elfos, luchando junto a los humanos en el Viejo Mundo y uniéndose al Imperio en la Gran Guerra contra el Caos. Durante 4 años sus fuerzas se enfrentaron a los bárbaros que atravesaban el Mar de las Garras, y cuando la guerra hubo concluida, las fuerzas de Khalanos persiguieron a los remanentes de Guerreros del Caos y prosiguieron asistiendo a los humanos en sus enfrentamientos.
La Maga Elfa Aurelion solicitó su ayuda para unirse a ella y a Stefan von Kessel de Ostermark en su misión de combatir a las últimas fuerzas invasoras en Nordland. Una vez reunido con ellos, Khalanos instó a Stefan a dirigirse al norte, puesto que un gran ejército estaba atravesando Kislev en dirección al Imperio. El Príncipe necesitaba que el ejército imperial protegiera su flanco mientras su flota seguía acometiendo en el mar y luego pudieran atacar conjuntamente a la amenaza de Kislev. Sin embargo, Stefan le comunicó sus intenciones de avanzar hacia el este, e incluso esperaba su apoyo debido a que el propio Teclis fue quien encomendó tal tarea. Pero el orgullo de Khalanos no le permitió ver más allá, pues era él quien lideraba sus ejércitos, no Teclis. La hechicera Aurelion alegó que sus fuerzas no se habían recuperado del todo, por lo que se uniría a la retaguardia del ejército imperial hacia el este para apoyarlos.
Y así, a regañadientes, Khalanos aceptó que el ejército de Aurelion partiera con los imperiales mientras él se dirigía al norte, puesto que de fracasar serían las tierras humanas las que más sufrirían, y no las de su gente.
Por desgracia, Khalanos y su dragón serían asesinados más tarde en una feroz batalla por el gran ejército del norte, el cual estaba liderado por el Príncipe Demonio, Thorgar el Ensangrentado. Habiendo fracasado en su misión de evitar que Thorgar se comunicara con el espíritu de Asavar Kul y alcanzando la demonicidad, Khalanos intentó terminar personalmente con la nueva existencia del Demonio antes de que realmente hubiera comenzado...
La Batalla Final de Khalanos[]
Las llamas inundaron a Thorgar y una lanza larga y brillante le atravesó el hombro, arrojándolo al suelo y aplastando a todos los que chocaban contra él. Se levantó rápidamente, gruñendo de odio, mientras el dragón rugía sobre él. La sangre brotó de la herida en su hombro y, con un rugido, saltó al aire en su persecución.
Khalanos se elevó en los cielos, dando vueltas, a cientos de pies por encima de la batalla. Enroscándose, el dragón retiró sus alas y descendió hacia Thorgar, que gritaba para recibirlo. El fuego rugió desde las fauces del dragón, bañando en llamas al Príncipe Demonio, quemándole la cara y el pecho, pero este no le inmutó. El Príncipe Khalanos apuntó con su reluciente lanza al corazón del demonio que volaba directamente hacia él. Thorgar destrozó la lanza con un movimiento de su hacha y atravesó el pecho, penetrando la armadura, la carne y los huesos, y el torso superior del príncipe se separó de la parte inferior del cuerpo con un chorro de sangre, cayendo en medio de la batalla que se desarrollaba muy por debajo. La parte inferior del Elfo se quedó en la silla de montar durante un momento, antes de caer al suelo, también muy por debajo. El dragón provocó una serie de heridas profundas en el cuerpo de Thorgar con sus poderosas garras mientras las dos criaturas pasaban una al lado de la otra.
Su sangre demoníaca goteaba cien pies hacia la presión de la batalla de abajo, quemando a todo aquel que tocaba. Thorgar giró en el aire, mucho más rápido que el dragón, y descendió hacia la criatura serpentina, impulsado por la furia. Se estrelló contra el dragón mientras barría el campo de batalla. Dejando caer sus armas, Thorgar agarró al dragón por su largo cuello. Su filo demoníaca cayó, con la hoja por delante, en la cabeza de un Elfo, atravesándole el cuerpo y clavándose en la arena. Agarrando al dragón con fuerza, Thorgar lo hundió en el suelo.
Con una fuerza titánica, las dos enormes criaturas se estrellaron contra la arena, aplastando a docenas de Altos Elfos y Norses bajo sus cuerpos. Thorgar cambió su agarre mientras la criatura se agitaba ciegamente, envolviendo a decenas de humanos y Elfos indiscriminadamente en llamas. Los enormes músculos de Thorgar se hincharon, las venas casi estallaron por el esfuerzo, pero se negó a soltar a la enloquecida criatura, y los dos rodaron una y otra vez. El dragón se enroscó alrededor del Príncipe Demonio, y Thorgar, soltando una mano de su agarre alrededor de la garganta, estrelló su puño en la cabeza del dragón, sintiendo el cráneo romperse bajo la fuerza del golpe. El dragón apretó, y los huesos de Thorgar se tensaron bajo la inmensa presión. Aun así, se aferró y estrelló su puño contra el cráneo del dragón una vez más. Se agitó poderosamente, se liberó del agarre del Príncipe Demonio y se desenrolló.
El dragón se encabritó, rugió de ira y atacó con sus mandíbulas chasqueantes, con la intención de morder al demonio por la mitad. Thorgar atrapó las mandíbulas del dragón cuando descendieron a su alrededor, manteniéndolas a raya. Sus músculos se tensaron cuando las mandíbulas comenzaron a cerrarse lentamente, y rugió con furia. Con un estallido de poder, empujó hacia arriba, extendiendo sus brazos y desgarró las mandíbulas del dragón más de lo que debían. Un horrible sonido de desgarro acompañó este movimiento violento, ya que los tendones y la mandíbula del dragón fueron destrozados. Se revolvió en la arena empapada de sangre, con la mandíbula abierta y suelta, emitiendo gruñidos lastimeros y gemidos de agonía y miedo. Miró al Príncipe Demonio que se cernía sobre él con odio. Thorgar extendió la mano y el arma del demonio se liberó de la arena, volando por el aire hasta la palma de su mano. Con un solo golpe, cortó la cabeza de la criatura y separándola de su sinuoso cuello. El cuerpo del dragón se convulsionó brevemente en el suelo antes de quedar inmóvil.
Thorgar se puso de pie, levantó la cabeza del dragón en una mano y rugió triunfante. Se dio la vuelta, deleitándose con la victoria. Dejó caer la cabeza del dragón y recogió su hacha, que yacía en la arena a su lado. Blandiendo sus dos armas a su alrededor, sonrió, las llamas en sus ojos y en sus cuernos brillaron intensamente.
Con un rugido, se lanzó de nuevo a la lucha. En menos de una hora, todos los Elfos de la playa habían sido asesinados. Tanto Khalanos como su poderoso ejército fue erradicado en esa batalla.
Curiosidades[]
- El estandarte de las fuerzas de Khalanos en el videojuego era un dragón típicamente asociado a la heráldica de Caledor, pero con una tonalidad verde azulada. Esto podría ser una referencia a los colores del dragón Draugnurar que se describe en la novela.
- Muy posiblemente Khalanos llegó al Viejo Mundo junto con Teclis, pero esto no está del todo claro. No obstante, todo parece indicar que ambos lideraban sus respectivas fuerzas de forma independiente. Si bien en varias fuentes de dice que el poderoso Mago Alto Elfo lideraba directamente a sus propias fuerzas, las fuerzas del Príncipe Dragón respondían únicamente ante Khalanos, y este solo ante el Rey Fénix.
- El enfrentamiento narrado en este artículo sale de la novela para el videojuego "La Marca del Caos". Sin embargo, muchos detalles de la misma varían enormemente entre ambos medios. Un detalle interesante es que en el libro Thorgar el Ensangrentado (el cual se llama de forma diferente) se hizo con la legendaria Matarreyes. Este artículo se ha intentado redactar de la mejor forma posible respetando ambos materiales canónicas, pero es necesario destacar que los eventos y del videojuego deben ser considerados de forma preferente por rezones obvias.
Fuentes[]
- Warhammer: Mark of Chaos.
- Novela: La Marca del Caos, de Anthony Reynolds.