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Karl Franz en su grifo Empire

"Sólo os prometo tres cosas en esta nueva defensa del Paso del Fuego Negro: ¡Sangre, sudor y pólvora!"

Arenga de Karl Franz a sus tropas en la Tercera Batalla del Paso del Fuego Negro.

Karl Franz, cuyo nombre completo es Karl Franz von Holswig-Schliestein, es el actual Emperador del Imperio. También porta los títulos de Conde Elector de Reikland y Príncipe de Altdorf. Es un poderoso y carismático líder que es ampliamente considerado como el mayor estratega, estadista y diplomático que el Viejo Mundo haya visto jamás entre los humanos. Fue elegido por los Condes Electores y coronado en el año imperial 2502 y aún sigue en el cargo, querido por sus súbditos y aliados, y temido por sus enemigos.

Desde su fundación, el Imperio ha conocido a muchos emperadores diferentes, algunos sabios y justos, otros corruptos o locos. Bajo el mandato de Karl Franz, el Imperio ha prosperado y está viviendo una nueva edad de oro en la actualidad. El Imperio ha sido forjado hasta convertirse en una maquinaria de guerra bien coordinada y disciplinada, preparada para enfrentarse a los enemigos que amenazan a la humanidad.

Reinado

Emperador Karl Franz

El Emperador actual es Karl Franz von Holswig-Schliestein, Príncipe de Altdorf y Conde Elector de Reikland. Se dice que el Emperador Karl Franz es el mejor estadista que haya habido jamás en el Viejo Mundo. Se le aclama como mecenas de las artes y de la ciencia, como innovador militar y como un valiente guerrero. Gracias a sus esfuerzos, el Imperio ha florecido durante su reinado como nunca antes. La Escuela Imperial de Ingenieros ha crecido, al igual que los Colegios de la Magia, y el ejército ha marchado de victoria en victoria. El Emperador se pone al mando del ejército siempre que le es posible. De esta forma, ha escrito una historia llena de victorias y conquistas.

El Emperador acude a la batalla armado con Ghal Maraz, el afamado martillo que Kurgan Barbahierro, el Gran Rey de los Enanos, regalara a Sigmar Heldenhammer hace más de dos mil años, y como dicho dios guerrero de antaño destroza a los enemigos del Imperio con cada golpe. Se trata de una de las armas mágicas más poderosas que forjaran los Enanos de antaño, cuando su poder se encontraba en el punto más álgido. La armadura del Emperador fue forjada especialmente para él por Herreros Rúnicos Enanos e incorpora parte de la armadura que llevó Magnus el Piadoso en la Batalla de Kislev. Está hecha de gromril negro y ricamente adornada con runas y símbolos de poder. El Emperador también lleva una gema encantada, el Sello de Plata, que cuelga de una cadena que pende de su cuello. Este sello le protege de los golpes dañinos, e incluso de los hechizos lanzados contra él.

A menudo, el Emperador Karl Franz suele ir a la batalla a lomos de Garra de Muerte, el grifo que ha cuidado desde que fuera un polluelo y que cuenta con la reputación de ser el más poderoso espécimen de esta raza que jamás haya existido.

Historia Temprana

Infancia

Karl Franz ban por Michael Phillippi

Karl Franz de la Imperial Casa de los Holswig-Schliestein nació como el único hijo varón del emperador Luitpold en el año 2470. Cuando todavía era un bebé, acompañó a su madre, padre y hermana junto con el séquito imperial mientras viajaban por el bosque de Drakwald, y se vio obligado a quedarse en una posada de carretera a tan solo unas quince millas de la ciudad de Altdorf. Esa noche, la posada fue atacada por un grupo de Hombres Bestia, quienes, a pesar de los esfuerzos de la Reiksguard y el por aquel entonces joven Capitán Kurt Helborg, estuvieron a punto de matar a la familia Imperial y a todo su séquito.

Sin embargo, fueron salvados en el último momento por la oportuna intervención de un grupo de Elfos Silvanos, que acabaron con los Hombres Bestia que los tenían rodeados. Uno de esos elfos de los bosques le pidió a Helborg que le permitiera ver a la familia Imperial, quien aceptó sin ninguna otra opción dadas las circunstancias. El elfo no mostró ningún interés por la gratitud del emperador, pero si fijó toda su atención y sus ojos esmeraldas en el bebé que sostenía la emperatriz. Afirmando que no dañaría al niño porque, según dijo, "es demasiado importante", el elfo se acercó al niño y le susurro unas palabras; "Harathoi Koiran" que significan "Joven Rey" en élfico. Colocó un dedo suavemente sobre la frente del bebé antes de darle un críptico mensaje: “Haz lo que los tuyos saben hacer mejor... rompe... luego reconstrúyelo todo de nuevo”. Los elfos del bosque abandonaron la posada sin si quiera volver a mirar más a la familia imperial y a quienes habían rescatado. El incidente se ocultó a los ojos del resto del Imperio.

Karl Franz se crio en la metrópolis de Altdorf, la capital de Reikland y del Imperio. Fue educado e instruido para algún día suceder a su padre en el trono imperial. En algún momento de su infancia, entabló una amistad con la hija del Conde Elector de Wissenland, Emmanuelle von Liebwitz, con quien siguió teniendo una estrecha amistad en su vida adulta.

Juventud

Estandarte de Karl Franz grande

Durante su juventud, si bien fue preparado para algún día seguir los pasos de su padre, lo cierto es que se ganó una reputación algo libertina al frecuentar las tabernas y las casas de juego de la ciudad. Además, mostraba un gran desdén hacia el Culto de Sigmar y no tenía el favor ni la simpatía del clero. Sin embargo, su comportamiento cambió radicalmente después de su matrimonio y el nacimiento de su primer hijo, Luitpold, llamado así en honor a su abuelo. Fue entrenado para luchar por el paladín del emperador en persona, Ludwig Schwarzhelm, pero su habilidad marcial todavía se consideraba no probada cuando tenía treinta y dos años, a la muerte de su padre.

La Elección al Trono Imperial

El Príncipe de Altdorf

Archivo:Boris Todbringer fin de los tiempos.PNG

El emperador Luitpold murió en el año 2502, dejando a Karl Franz con los títulos de Príncipe de Altdorf y Conde Elector de Reikland, y junto a estos la Espada Rúnica de Reikland, la Diente de Dragón. Sin embargo, tanto el martillo de guerra de Sigmar, Ghal Maraz, como el título de Emperador serían determinados por los votos de los quince electores imperiales.

Solo una semana después del funeral de su padre, todos los electores se habían reunido en Altdorf para elegir quién de entre los Condes Electores gobernaría el Imperio. A sus treinta y dos años, muchos creían que Karl Franz todavía era demasiado joven y no había sido probado en batalla en comparación con algunos de los otros candidatos más experimentados, una creencia compartida por el propio Franz. El Príncipe de Altdorf se contentaba con vivir una vida relativamente tranquila con su familia como gobernante de Reikland, y aunque votó por sí mismo, dejó claro que no quería el trono. Sin embargo, Karl Franz ganó cuatro votos, mientras que tres se abstuvieron. El resto de los electores votaron por Boris Todbringer, el Conde Elector de Middenland. Un gran guerrero experimentado y curtido en batallas que pasó años luchando contra los infames Hombres Bestia del Bosque de Drakwald.

Sin embargo, con ocho votos, Boris estaba a dos votos de ser elegible, por lo que se decidió que la segunda ronda de votaciones se llevaría a cabo quince días más tarde. Karl Franz estuvo a punto de enfrentarse al temperamental Todbringer, hasta que Maximillian von Königswald, el Conde Elector de Ostland y un viejo aliado del anterior emperador, apaciguó la situación antes de que se convirtiera en una auténtica pelea. Boris Todbringer se mofaba de la inexperiencia del Príncipe de Altdorf y no ocultaba su antipatía por los antiguos núcleos de poder del sur. Mientras que Franz creía que alguien incapaz de tener bajo control su propia provincia sería menos capaz aun de mantener el orden en el resto del Imperio.

Karl Franz dejó Altdorf junto con Kurt Helborg y un grupo de la Reiksguard y veteranas tropas estatales. Su intención era patrullar los bosques que rodeaban la metrópolis. Allí, Helborg le aseguró al príncipe que la Reiksguard era personalmente leal a la dinastía Holswig-Schliestein y que Todbringer probablemente los reemplazaría como guardia imperial de todos modos si era elegido. Pero Franz insistió en que su deber era proteger a quien fuera elegido Emperador, no a él.

Aracnarock

Sin embargo, el grupo fue interrumpido sorpresivamente por el ataque de un grupo de Goblins Silvanos. Las tropas imperiales lograron resistir contra los Pieles Verdes, hasta que un chamán goblin montando una araña Arachnarok los atacó. Karl Franz se enfrentó contra el monstruo en batalla con su Colmillo Rúnico, matando personalmente tanto al Chamán como a la Arachnarok, lo que hizo que los Goblins Silvanos huyeran despavoridos de inmediato.

Después de la batalla, las tropas se reagruparon y fue entonces cuando uno de los caballeros de la Reiksguard se acercó con una daga oculta e intentó asesinar al príncipe. El fatigado Franz evitó un primer golpe mortal en la cara, pero terminó tirado en el suelo con la maniobra. Habría muerto en ese instante si no fuera por la aparición de la nada de un filo antinatural que detuvo la daga. "No pasarás", dijo un espíritu vestido con una fina armadura y bañado en un resplandor verde. Su espada atravesó fácilmente la guardia del caballero traidor y se hundió en su cuello. Más tarde, se descubrió que el asesino no era verdaderamente un caballero traidor, sino un infiltrado dentro de la Reiksguard.

El Caballero Verde por Mark Gibbons

El caballero fantasmal se volvió hacia el príncipe tendido en el suelo y le ofreció una mano para levantarlo. Karl Franz tomó el brazo que le ofreció y se sorprendió de encontrarlo lo suficientemente material como para levantarlo de nuevo. Esta figura resultó ser el Caballero Verde, un poderoso espíritu del vecino reino de Bretonia. Reveló que había sido enviado por su diosa, la Dama del lago, con la misión de convocar a Karl Franz a una reunión en persona con el rey bretoniano antes de que se eligiera un nuevo emperador. "Nuestras naciones no siempre han sido amigas, espíritu", le dijo Franz, con lo que el Caballero Verde le respondió: "Eso es culpa de los reyes y emperadores del pasado", dijo mientras montaba en su caballo espectral. "No cometas el mismo error que ellos, o el Rey de los Tres Ojos será quien reclame la victoria sobre todos nosotros en las próximas décadas". El Caballero Verde desapareció al galope antes de que nadie pudiera preguntar el verdadero significado de sus palabras.

El regreso a Altdorf lo realizó la comitiva en silencio, pero al llegar a la ciudad, Franz le dijo a Helborg que se reuniría con los bretonianos, pero aún no estaba seguro de reclamar el trono imperial para si mismo. Creía que, si el Imperio se enfrentaba a una amenaza tan grande como la que estaba por venir, necesitaría a alguien con más experiencia. Pero Helborg desafió osadamente a su Príncipe. Le espetó que muchos electores eran viejos decrépitos y codiciosos, que confundía la experiencia con la edad. Helborg le dijo que su deseo de rechazar el trono era egoísta, ya que, aunque vieron de primera mano el gran precio que el poder se cobró en su padre, elegir tener una vida relativamente pacífica con su familia, atendiendo a su provincia y disfrutando de las riquezas de su noble casa era el camino fácil. Eso sería un desperdicio de sus habilidades, especialmente con los desafíos que enfrentaría el Imperio en el futuro.

La Reunión con los Bretonianos

Bretonia Louen Leoncoeur Adrian Smith

Karl Franz se preparó para reunirse con el rey bretoniano, dejando a Helborg en Altdorf para mantener la paz entre los intrigantes Condes Electores. Maximillian, reafirmando su amistad con Franz y su padre, se ofreció a acompañar al príncipe debido a su desconfianza hacia los bretonianos. Protegido por una pequeña comitiva de tropas estatales y de Reiksguard, los dos Condes Electores viajaban a Helmgart, la fortaleza que protegía el Paso del Mordisco del Hacha entre ambos reinos. A su llegada, descubrieron que los bretonianos habían establecido un gran campamento muy cerca.

Al reunirse con el rey Louen Leoncoeur y dos duques bretonianos en su tienda, el rey de Bretonia insistió en hablar a solas con Franz. En un principio, se había mantenido arrogante frente a sus súbditos, pero al quedarse a solas relajó su comportamiento. Esto se debía a que Louen había sido coronado 2 años atrás, y quería aparentar fuerza ante sus vasallos. Le explicó que temía parecer débil ante los ojos de sus súbditos, ya que parecería como si el rey fuera un vasallo más del Emperador. Pero que aún así estaba frente a él porque también había sido convocado, porque el Caballero Verde no responde ante el rey de Bretonia, sino ante su Diosa, la Dama del Lago.

El rey y el príncipe charlaron durante un largo rato a solas caminando por el pabellón enfrascados en la conversación; el rey explicando las muchas frustraciones con las que se había enfrentado después de solo unos pocos años de su reinado. Además, Louen le contó que no mucho después de la muerte del Emperador Luitpold, la Dama le concedió una visión profética. Vio el Viejo Mundo en ruinas, con las fuerzas del Caos reinando sin oposición. Comprendió que Bretonia necesitaba un vecino y aliado fuerte para formar un baluarte frente a la embestida de los Dioses Oscuros y sus seguidores en el norte. Sin embargo, el Imperio solo tenía una oportunidad con el emperador Karl Franz en el trono.

Orcos de hierro por Christophe Swal

De repente, desde fuera, llegó el sonido del acero chocando y luego el inconfundible grito de batalla de los orcos. El rey hizo una última revelación; "La dama insistió en que ya lo sabes: si queremos salvarnos del caos, algo debe romperse, hacerse añicos, antes de que pueda rehacerse de nuevo". Esas palabras sorprendieron a Franz. Louen y Franz fueron interrumpidos por el ataque de los orcos que los cogió a ambos a solas. Luchando espalda contra espalda, ambos lograron mantener a raya a las criaturas hasta que sus súbditos despacharon a la horda de pieles verdes.

Con la amenaza derrotada, descubrieron indicios de que alguien había conseguido atraer hacia allí a ese grupo de orcos, pero no dieron con ninguna otra prueba. Ambos bandos se culpaban mutuamente del intento de sabotaje de la reunión, pero Franz supo mantener la compostura y calmó la situación, quedándose las acusaciones ahí sin llegar a mas. Louen también se calmó y ambos líderes se rieron ante la situación, pero los Duques bretonianos y Maximillian permanecieron inmóviles. Louen antes de partir le dijo a Franz que regresara a su capital y ganara las elecciones, no para él o para Louen, sino para el Viejo Mundo.

Los Electores

Volkmar empire

Convencidos por las palabras del rey bretoniano, Franz y Maximillian viajaron de regreso a la capital con la intención de convencer a los partidarios de Todbringer de que votaran por el Príncipe de Altdorf. Con solo cuatro días para la segunda ronda de votaciones, Franz fue al Gran Templo de Sigmar para hablar con el Gran Teogonista Volkmar el Sombrío por sus votos y los de sus dos Archilectores. En teoría, sus votos eran independientes entre sí, pero en la práctica, siempre actuaban como un bloque de tres que votaban en beneficio del Culto de Sigmar. Habían respaldado tanto al padre como al abuelo de Franz en sus elecciones, al igual que el Ar-Ulric siempre había respaldado al Conde Elector de Middenland. Volkmar, sin embargo, explicó que dudaba de la piedad de Franz y recordó la reputación de libertinaje que había ganado en su juventud. Él y los Archilectores se habían abstenido en la anterior votación, ya que no votarían ni por Franz ni por un ulricano, pero insistió en que estaba dispuesto a escuchar a Karl Franz. Pero cuando trató de contarle sobre la profecía de la Dama del Lago, Volkmar se enfureció , porque Franz escuchaba a una deidad extranjera antes que a Sigmar, por lo que el Gran Teogonista lo expulsó del templo inmediatamente.

Cuando Franz y Maximillian salieron del templo y entraron en la plaza, pudieron ver a la multitud que se estaba reuniendo para la oración de media mañana, y notaron inmediatamente la presencia de middenlandeses. Los sacerdotes de Ulric y Sigmar se disputaron la posición para comenzar los sermones. Altdorf siempre había sido una ciudad cosmopolita y, como capital, atraía a compatriotas de todas las provincias y credos. Pero Altdorf esba atestada; Todbringer había atraído a sus seguidores a un nivel sin precedentes y las tensiones aumentaban rápidamente. Franz sabía que si el tema del próximo Emperador no se resolvía pronto, fácilmente podría haber sangre en las calles.

Marius Leitdorf por John Blanche

Recurriendo a ganar con astucia lo que no podía ganar por fe, Franz organizó una reunión entre él y Maximillian con Marius Leitdorf, el Conde Elector de Averland, e Hisme Stoutheart, el Halfling Anciano de la Asamblea, con el fin de negociar sus votos. Se encontraron en la trastienda del Ternero Encantado, una sórdida taberna cerca del Reiksport. Marius, conocido como el "Conde Loco" por su comportamiento y personalidad excéntrica, estaba feliz de reunirse con ellos, aunque Hisme se mostró mucho menos jovial acerca de su reunión, especialmente por la falta de refrigerios. Expresó que había votado por Todbringer la última vez y no veía ninguna razón para no volver a hacerlo, ya que lo consideraba mucho más experimentado. Franz trató de recordarle al Anciano de la Asamblea que sus predecesores siempre respaldaron a un Emperador del sur por su cercanía con ellos. Sin embargo, Marius se burló e incomodó directamente al Halfling, diciéndole que Todbringer no se preocupará por la Asamblea una vez que llegase al poder. Franz detuvo a Leitdorf, que quería gobernar ganándose la confianza del Elector en lugar de su miedo, e insistió en que el mediano nombrara su precio. Hisme explicó que cambiaría su voto si Franz le ayudaba con respecto al comercio de cerveza, cordero y lana de Ostermark, productos que le interesaba que pasaran por la Asamblea.

Karl Franz tuvo la ocurrencia de poner un impuesto alto a las barcazas en el río Stir, y de esta forma obligar a que estos productos se movieran por tierra al sur, a través de Stirland y hacia la Asamblea, tomando barcazas desde allí a lo largo del río Aver hasta Nuln y Altdorf. Cuando las mercancías llegasen a los muelles, se pondría una tarifa considerable, aunque lo suficientemente baja como para que valiera la pena el desvío del Stir. Con la Asamblea siendo ya el granero del Imperio, en un solo movimiento se convertiría en el proveedor de alimentos y bebidas más grande del país. Tal movimiento beneficiaría tanto a Averland, a Stirland y a la Asamblea, mientras que enfadaría al Conde Elector de Ostermark. Karl Franz estuvo de acuerdo a pagar este precio y él, Maximillian y Marius se fueron de la taberna, mientras que el Anciano de la Asamblea se quedó un tiempo más para beber de la cerveza del local.

John blanche nuln

Altdorf era un caos, ya que los partidarios de Boris Todbringer estaban causando disturbios por toda la ciudad, vagando por las calles en grupos descontroladamente y enfrentándose a alborotadores sigmaritas locales. De camino a casa, los electores se enfrentaron a uno de estos grupos errantes de matones de Middenland, que llegaron a la ciudad para las elecciones. Marius respondió con alegría y los atacó primero, sorprendiendo a sus atacantes, aunque casi lo matan de no ser por la ayuda de Franz, todo mientras Maximiliano corría para llamar a la guardia de la ciudad. Antes de ir por caminos separados, Franz le preguntó a Marius si había votado por él en la ronda anterior, lo que el averlandés confirmó, insistiendo en que Karl Franz estaba destinado a la grandeza y que incluso un loco podía ver eso.

Al día siguiente, Franz se reunió con Alberich Haupt-Anderssen, el Conde Elector de Stirland, en sus aposentos privados del Palacio Imperial para desayunar. Alberich fue mucho más agresivo que los anteriores Electores con los que Franz se había reunido, reprendiendo a su difunto padre por permanecer inactivo mientras Stirland se moría de hambre. Alberich explicó que Stirland, era el bastión del Imperio contra los no-muertos de Sylvania, que su amenaza no había desaparecido. Franz había pensado que la amenaza de los vampiros ya no existía, ganándose la burla de Haupt-Anderssen, quien explicó que los vampiros se mantenían ocultos y que habían esclavizado a los habitantes de la región, que gobernaban de facto a Sylvania. Stirland se encontraba atestada de refugiados que huían de la situación como podían, y que incluso habían perdido el control del castillo de Drakenhof. Franz le aseguró que si era elegido, enfrentarían la amenaza de los no-muertos juntos, llegando incluso a arrastrar a los Cazadores de Brujas hasta allí si fuera necesario. También le ofreció a Alberich a que obligaría a Ostermark a mover su comercio a través de Stirland para ayudar con su situación alimenticia, sin mencionar que ya se había comprometido previamente con este movimiento a través del impuesto del río Stir. Con esto, el voto del Elector de Stirland fue suyo.

Warhammer Online Imperio Altdorf Sección PvP por Palacio del Emperador por Jonathan Kirtz

Después de terminar el desayuno, Karl se reunió con Helmut Feuerbach, el Conde Elector de Talabecland y rival de Ostermark, ofreciéndole parte de la gloria de defender la frontera norte a las tropas de Talabecland junto con cualquier oportunidad comercial con Kislev que Ostermark hubiera rechazado, lo que fue suficiente para obtener su voto.


Unas horas más tarde, Franz almorzó con Wolfram Hertwig, el Conde Elector de Ostermark. Franz le contó a Hertwig sobre sus planes de gravar el Stir, pero se ofreció a hacer que el impuesto dependiera de la distancia a la capital. De esa forma, Talabecland se vería más afectado que Ostermark, y aunque el impuesto podría suponer un shock, Maximillian le había prometido que Ostland abriría rutas comerciales libres de aranceles a Nordland, por lo que Franz estaba seguro que el voto de Talabecland seguiría siendo suyo. También argumentó que los talabeclandeses estaban obligados a ayudar a defender la frontera con Kislev, una vez más jugando con los Electores, ofreciendo algo que ya se había prometido. De esta forma, Franz consiguió el voto de Ostermark.

Edificio Colegio Celestial

Finalmente, Franz se reunió con Theoderic Gausser, el Conde Elector de Nordland en el Colegio Celestial, pocas horas antes de las elecciones. Si bien Nordland y Middenland eran aliados, Franz descubrió que no se necesitaba ninguna táctica para cambiar el voto de Gausser, solo la promesa de que el primer edicto de Karl sería expulsar a los asaltantes norses de las costas de Nordland. No pretendía reunirse con Todbringer, ya que, parecía que estaba confiado en su victoria, se había mantenido en sus aposentos y parecía confiaba en que bastase el que sus seguidores provocaran el caos por la ciudad para intimidar a los electores, en lugar de reunirse con ellos y asegurar los votos. Franz y Gausser regresaron al palacio cuando se encontraron con un enfrentamiento entre las turbas de sigmaritas y ulricanos fuera del Templo de Sigmar, mientras que los sacerdotes de ambos cultos predicaban calma y odio. Volkmar estaba de pie en el balcón del templo mirando hacia afuera, impresionado e iracundo, pero silencioso.

Decidido a detener aquello, Franz en solitario se dirigió desarmado a la multitud y no se detuvo hasta llegar a una plataforma elevada donde normalmente se predicaba a diario. Allí, al ver los rostros llenos de desesperación y miedo, por primera vez por encima de todo lo demás, sabía que debía ser Emperador. La humanidad necesitaba certidumbre para sobrevivir, o de lo contrario el Caos se escondería a través de las fracturas de la inseguridad y traería la ruina. Y entonces dio su discurso.

Símbolo de Ulric

"Soy como todos los aquí presentes. No soy más que un hombre en un mundo de horrores. No hablo por Ulric. Nunca he adorado al dios del invierno o los lobos". Los ulricanos de la audiencia se pusieron nerviosos por esto; sabían que Karl Franz no les representaba a ellos, y sin embargo decirlo en voz alta los inquietaba aún más. "Yo tampoco hablo en nombre de Sigmar", continuó Franz. "Incluso el Gran Teogonista lo sabe. ¡No puedo recordar el último servicio del templo al que asistí!" Algunos en la multitud se rieron ante esa admisión. "Puede que no recuerde todos los salmos e himnos de batalla, pero lo que sí sé de estos seres santos es que ambos son dioses guerreros". La multitud comenzó a levantarse. "Sé que luchan por la humanidad, que ambos están dedicados a nuestra supervivencia. ¿Por qué sigmaritas y ulricanos se destrozan cuando hay tantos, tantos enemigos en nuestras fronteras, demasiado dispuestos a caer sobre el acero del Imperio?" Subió el tono de su voz. "Sigmar fue un guerrero en vida, adoraba a Ulric cuando era un hombre mortal, por lo que nosotros, los del credo de Sigmar, debemos hacer lo mismo. Es correcto que honremos a Ulric, es correcto que adulemos a Sigmar Heldenhammer. ¡Porque solo juntos podemos vencer a la oscuridad y traer el orden! ¡Debemos unirnos! ¡Por el dios de la batalla y los colmillos del invierno! ¡Por el Heldenhammer!"

La multitud rugió y Karl Franz bajó del estrado entre vítores de ambas facciones. Sabía que algunas escaramuzas continuarían, pero esperaba que pusiera las relaciones en la dirección correcta. Franz se abrió paso entre la multitud y siguió hacia el palacio, alabado por todos.

Dirigiéndose a la cámara de votación, Franz fue emboscado por un asesino árabe pero fue salvado por Volkmar el Sombrío, quien mató al asesino con su martillo de guerra por sorpresa. Al desenmascarar a su agresor, Franz reconoció una marca en su cuello que el Gran Teogonista identificó como la marca de uno de los Dioses del Caos. Al darse cuenta de dónde la había visto antes, los dos corrieron hacia el Volkshalle, y Volkmark le dijo que su discurso mostraba que estaba listo. Reconociendo la posibilidad de que Sigmar se comunicara con la Dama de Bretonia, Volkmar le dijo a Franz que incluso él tenía problemas para ver la voluntad divina de Sigmar, brindándole su apoyo.

La Elección del Nuevo Emperador

Palacio del Emperador por Jonathan Kirtz

Se celebró la elección. Supervisados ​​por el canciller imperial, todos los electores emitieron su voto. El resultado se confirmó rápidamente. El Príncipe Karl Franz von Holswig-Schliestein, Conde Elector de Reikland, fue declarado emperador. Había ganado todos los votos menos uno. Incluso Boris había votado por él, y sus seguidores acérrimos también habían hecho lo mismo. Todbringer fue el primero en doblar la rodilla. "Su eminencia", dijo. "¿Por qué, Graf Todbringer?" “Porque necesitamos un Imperio fuerte. Eso es más importante que mi deseo... y no estoy ciego, tengo dos buenos ojos, podía ver en qué dirección estaba cambiando la marea. ¿Espero que esto signifique que podríamos comenzar una amistad digna?" El Emperador asintió.

El verdadero impacto de la votación fue el único elector que votó contra Franz: Maximillian von Konigswald. Franz no dejó que le molestara. Los electores se trasladaron del Volkshalle a la sala del trono imperial, donde el resto de los nobles reunidos esperaban la coronación oficial.

La Ceremonia de Coronación

Palacio del Emperador interior arte conceptual

La ceremonia fue larga y llena de pompa; Franz no pudo soportarlo. Representantes sacerdotales de todas las religiones del Imperio acudieron ante Franz y reconocieron su reinado. Los nobles de todos los rangos se inclinaron, desde Electores a escudero del feudo más pequeño, y desde más allá de los muros del palacio se oían vítores. Con la noticia de Todbringer y el Ar-Ulric votando por Franz, la última de las tensiones desapareció y una atmósfera festiva reemplazó el miedo en las calles. La ceremonia llegó a su fin cuando Volkmar colocó el sagrado martillo de guerra, Ghal Maraz, en manos del Príncipe de Altdorf.

"¡Levantaos, emperador Karl Franz!" El Emperador se levantó y la corte se inclinó una vez más. "Podéis poneros en pie", ordenó el emperador, la corte obedeció. "Conde Elector von Konigswald de Ostland, acercaos al trono". La corte estalló en susurros nerviosos cuando el único elector que había votado en contra del Emperador salió humildemente de la multitud y se dirigió a donde estaba Karl Franz.

"¿Sí, su eminencia?" Dijo dócilmente, mientras se inclinaba ante el poder del Emperador. Ghal Maraz fue levantado y balanceado. El martillo de guerra cayó en un arco mortal y Maximillian se desplomó, muerto. La corte se convirtió en un alboroto. "¡Traidor!", Gritaron algunos. Todbringer parecía nervioso. La condesa Emmanuelle ocultó su reacción detrás de un abanico, mientras que algunas otras damas de la corte parecía que se desmayaban. Algunos nobles gritaron ante lo que parecía un asesinato de un rival político. Solo Volkmar y los archilectores que lo flanqueaban parecían imperturbables.

Karl franz medio cuerpo

"¡Calmaos!" Ordenó el Emperador con voz de hierro que exigía obediencia. La corte se quedó en silencio. Entonces, Maximillian empezó a gritar. No fue el grito de un hombre mortal. Su cuerpo boca abajo comenzó a licuarse y burbujear. Primero los dedos del elector se enrollaron en sentido contrario, y bocas con dientes de aguja y lenguas lascivas e inquisitivas brotaron de la masa burbujeante. La corte se llenó de gritos de nuevo.

"¡Silencio!" Gritó Volkmar esta vez. La multitud guardó silencio a pesar del terror desatado ante el trono. "El Conde Elector de Ostland ha estado muerto durante mucho tiempo'', dijo el emperador, incluso cuando lo que tenía ante él burbujeaba, dejando un montón de trapos carcomidos por el ácido que anteriormente habían sido la fina vestimenta de von Konigswald. En el centro de los harapos estaba el broche del Elector. Brilló malignamente ante Franz, su forma coincidía con el tatuaje del asesino en los terrenos del Palacio. El Emperador dio un paso hacia adelante y derribó el Ghal Maraz sobre el objeto, destruyéndolo por completo. "Demasiadas veces asesinos y matones sabían de mi paradero. Atentados contra mi vida, la vida de mis aliados, atrayendo orcos a importantes pactos... Solo podía ser él", dijo el Emperador, aunque solo los más cercanos al trono lo escucharon.

Tzeentch icono

"Es el signo del Gran Embaucador, mi Emperador. Un dios que tiene muchos sirvientes. Puede que no tengan la vanidad de otros Poderes Ruinosos, pero le gusta dejar pistas sutiles. Trata todas nuestras vidas como un juego", advirtió el Gran Teogonista. "Entonces es un juego que todos debemos jugar", dijo el Emperador.

Poco después, el emperador Karl Franz le dio el título de Conde Elector de Ostland a Valmir von Raukov, cuya familia había sido leal durante mucho tiempo a su dinastía, antes de abandonar el Salón del Trono. Franz deseaba ir a sus aposentos privados, queriendo pasar tiempo con su esposa e hijo antes de que su tiempo fuera superado por el gobierno del Imperio y las campañas militares. Pero se le informó de la necesidad de un recorrido por Reikland, para enfrentarse a unos agitados Goblins Silvanos y a los secesionistas de Grünburgo. Vacilante, Franz aceptó y partió hacia su nueva vida turbulenta.


Campañas

Karl Franz arte conceptual Warhammer Total War por Artur Sadlos - copia

Desde su elección, el Emperador tiene a sus espaldas un magnífico historial de victorias y ha realizado numerosísimas conquistas. Al poco de su coronación, sus consejeros anticiparon una invasión de Guerreros del Caos desde el norte. Karl Franz condujo a los ejércitos imperiales al interior de las Tierras Sombrías en un intento deliberado de desestabilizar a las tribus que allí se reunían. Aunque muchos batallones de soldados imperiales murieron en las batallas posteriores que tuvieron lugar en la tundra, bloquearon la invasión del Caos antes de que llegase a comenzar.

Fue Karl Franz quien lideró la carga de la Reiksguard que acabó con los caballeros bretonianos en la Batalla de Norduin. En la Batalla del Campo Ensangrentado, fue el valor del Emperador lo que consiguió que las líneas de batalla imperiales se mantuvieran firmes contra las brutales cargas de los Orcos del ¡Waaagh! de Malumorao. Durante el combate contra la hueste del Caos de Morkhal-hai el Salvaje, el Emperador lideró a su unidad de Grandes Espaderos hasta el corazón del ejército invasor, donde aplastó la cabeza del líder enemigo con un único golpe de Ghal Maraz. No hay dudas de que Karl Franz es uno de los mejores generales de su época, siempre firme en la vanguardia de las batallas contra aquellos que desearían ver su reino desgarrado. La responsabilidad que pesa sobre sus hombros es muy grande, y él no la elude en absoluto.

Durante la Batalla del Fiordo de Nordland, cuando una vasta flota de navíos lobo de los norses invadió el Imperio por el Mar de las Garras, pareció que Karl Franz abandonaba a los ejércitos de Nordland a las depredaciones de los invasores adoradores del Caos, que entraban por las aguas poco profundas hasta tierra firme. Unas pocas horas más tarde regresó, tras rescatar a la Zarina Katarin de Kislev de la hueste de Bárbaros que había emboscado su carruaje real a unas cuantas leguas de distancia. Montada detrás de Karl Franz en la silla de su grifo de guerra, la Reina de Hielo tejió un gran encantamiento que congeló toda la bahía, evitando que llegasen más invasores y permitiendo que el Imperio se enfrentase a las partidas de guerra norses una a una.

Cuando el castillo Vorghaus fue asediado por las masivas tribus de Goblins que infestaban los bosques, la guarnición imperial que estaba allí apostada se carcajeó de los tristes intentos por parte de los pieles verdes de abrir una brecha en sus muros. Su risa se acalló cuando seis arañas gigantescas salieron del bosque, renqueantes máquinas de guerra con un montón de caudillos Goblin encaramados a sus lomos. Las arañas gigantes atraparon a las veteranas tropas que fueron enviadas para interceptarlas con enormes pedazos de telaraña y treparon por los elevados muros del castillo con facilidad. Justo cuando todo parecía perdido, Karl Franz descendió en picado desde el cielo montado en Garra de Muerte, y por tierra, una escolta de caballeros montados en semigrifos. Estas aves descomunales hicieron pedazos a las monstruosidades arácnidas con picos y garras, y las tribus Goblin no tardaron en huir.

Karl Franz Garra de Muerte por Adrian Smith

Cuando los Elfos de Ulthuan llevaron noticias de una flota de Elfos Oscuros que se dirigía a la costa de Nordland, Karl Franz estaba preparado para recibirlos en las playas, y con la ayuda de sus aliados Altos Elfos en la Batalla de Redfjord, las tropas del Imperio lucharon con tanta ferocidad que ni un solo Elfo Oscuro logró llegar a tierra firme.

Karl Franz también se ha consagrado como un inigualable hombre de estado. Cuando una frenética horda de Minotauros entró por los tramos occidentales de Wissenland, arrasándolo todo a su paso en dirección al reino silvano de Athel Loren, los Elfos Silvanos desviaron el curso del río Weiss para que los monstruos sedientos de sangre se vieran obligados a regresar al Imperio. Karl Franz entró en los bosques encantados para tratar con la corte de Elfos Silvanos, y tal fue la pasión y la convicción de su discurso que el propio Rey de los Bosques aceptó luchar al lado de Karl Franz contra la tribu incursora. Juntos, los dos ejércitos ganaron una oportuna victoria contra las bestias.

Karl Franz incluso logró aprovechar la locura del Conde Marius Leitdorf, tristemente famoso por declarar la guerra a los bosques, enjambre de abejas y hombres pez medio imaginarios. Bajo las indicaciones de Karl Franz, Leitdorf demostró ser un guerrero valiente aunque impredecible, antes de encontrar la muerte en las garras de un corpulento caudillo Orco. Karl Franz vengó al Conde con un golpe de Ghal Maraz, asegurando más tarde que él no era más que un recipiente de la ira de Sigmar.

Se ha debatido mucho hasta qué punto Karl Franz se expresó metafóricamente.


La Alianza Renovada con los Enanos

Cuando el Rey Enano Belegar de Zhufbar fue envenenado con piedra bruja, la moral de sus guerreros se resintió terriblemente, y los Skaven que atacaban los niveles inferiores de la fortaleza lograron romper por fin el cerco. Las noticias sobre la situación apremiante viajaron desde la Asamblea al Imperio, sobre todo gracias al corredor Halfling Stocky Borrowblade.

Karl Franz guio personalmente a su Reiksguard a través de las traicioneras alcantarillas del Camino Subterráneo hasta la feroz batalla bajo Zhufbar. las tropas imperiales lucharon contra la retaguardia Skaven en la Batalla de las Columnas Rotas, y los Enanos aprovecharon la oportunidad para contraatacar, rechazando a los invasores centímetro a centímetro. Desde aquella famosa batalla, la alianza entre enanos y humanos ha sido más fuerte que nunca.

El Fin de los Tiempos

Fin trans
El trasfondo de esta sección o artículo se basa en la campaña de El Fin de los Tiempos, que ha sustituido la línea argumental de La Tormenta del Caos.
Karl franz

Pocos se dan cuenta lo frágiles que son los lazos que mantienen unido al Imperio de su disolución. Incluso en la corte imperial el tema es tabú. Los cartógrafos están obligados a guardar secreto, los sacerdotes obedecen a un código de sombrío silencio sobre el asunto, y los Condes Electores mantienen la terrible verdad a raya con la armadura de la arrogancia. Aún así, el hecho permanece: los pueblos y ciudades del Imperio no son más que islas en un mar de bosques encantados. En caso de que las fuerzas de la oscuridad se levantaran como uno sólo, el mundo de los hombres sería destruido por completo. Es sólo el gobierno de hierro de los Emperadores Grifo lo que mantiene a la nación entera: a causa de esta línea de gobernadores, las provincias permanecen unidas. Durante generaciones la línea de Karl Franz ha sido el eje central que mantenía todo el Imperio junto. Pero ahora el último de ellos, el gran e incomparable Karl Franz, ha desaparecido.

Durante los tumultuosos acontecimientos que tuvieron lugar en todo el otoño y el invierno de 2524, el emperador Karl Franz llevó la mayor parte de sus batallones para reforzar las defensas del Imperio al este de Talabecland. A la sombra del brillante Bastión Áurico de Balthasar Gelt, los regimientos disciplinados de Karl Franz dieron todo en la batalla contra las hordas de bárbaros adoradores del Caos, muertos vivientes y viles demonios. Luthor Huss, el profeta de Sigmar, comandó a las huestes de coreadores flagelantes contra el más terrible de los enemigos junto con su protegido Valten, un guerrero-herrero que muchos creían que era el propio Heldenhammer renacido. A medida que el emperador purgaba los cielos de demonios alados en la parte posterior de su poderoso grifo, Garra de Muerte, sus ayudantes de confianza y campeones, Kurt Helborg y Ludwig Schwarzhelm lideraron las fuerzas de tierra en el contraataque contra las hordas Norses. Los Grandes Maestros enviaron columna tras columna de Órdenes de Caballería a la carga a la batalla, con cada cuña blindada matando cinco veces su número, y el propio Karl Franz liderando a la Reiksguard en la carga más gloriosa de todas. La tierra fangosa se tornó roja con la sangre de los caídos hombres del norte, y por un tiempo, parecía como si el Emperador alcanzaría la victoria.

Entonces golpeó la tragedia. Mientras dirigía a sus ejércitos desde lo alto, Karl Franz se trabó en un duelo aéreo contra el espadachín vampiro Walach Harkon, con el acorazado Dragón Sangriento volando hacia él encima de una monstruosidad sin nombre de carne muerta y las alas hechas jirones. Tal vez el resultado del duelo habría sido diferente si Karl Franz todavía hubiera blandido el Ghal Maraz, ya que el martillo de Sigmar había dado muerte incluso al propio Nagash en el pasado del Imperio. Sin embargo, el emperador había encomendado el poderoso artefacto a Valten con la esperanza de cimentar la reputación del joven como el renacido Heldenhammer. Aunque el Emperador se había entrenado en el manejo de la espada desde que tenía edad suficiente para caminar, y aunque blandía una poderosa reliquia en forma de uno de los legendarios Colmillos Rúnicos, sus habilidades palidecían en comparación con las del señor no muerto. El vampiro atravesó a Karl Franz con su propia hoja encantada, hiriendo profundamente a Garra de Muerte en el proceso, y enviando tanto al Emperador como a su montura cayendo a tierra detrás de las líneas del frente de los invasores del norte.

Milagrosamente, Karl Franz sobrevivió a su terrible experiencia. La intervención de Garra de Muerte salvó su vida, y no por primera vez - la leal bestia se dislocó un ala al mitigar el golpe de Karl Franz contra el suelo duro como el hielo. En cuestión de segundos Karl Franz fue atacado por una masa de Mastines Norses, y aunque tenía varios huesos rotos y sangraba abundantemente de una herida en el pecho, se lanzó a la batalla una vez más. El Colmillo Rúnico brilló y apuñaló, con sangre volando por todos los lados mientras Karl Franz hacia huir a sus perseguidores con un rugido. Garra de Muerte volvió en sí, y los dos compañeros heridos se cobijaron al abrigo de un bosquecillo cercano. Lucharon contra Guerreros del Caos y trolls, engendros del caos y horrores mutantes. Finalmente consiguieron escapar en medio de la confusión de la batalla, despareciendo en el bosque con el amparo de la oscuridad.

La mente de Karl Franz ardía con frustración ante la idea de que sus tropas estuvieran a millas de distancia, abandonadas luchando en su ausencia. En lugar de darles esperanza, había dejado a sus hombres royendo con la sospecha de que su señor había muerto en la batalla. Era un pensamiento inquietante, sin embargo, Karl Franz no tenía opción. Deslizándose por el bosque, Karl Franz esquivó las partidas de guerra de los ejércitos enemigos que trataban de encontrarlo, lenta pero inexorablemente se dirigió en dirección oeste hacia la sede de su gobierno una vez más. Sin saber de su destino, pero con la esperanza de que sus ejércitos estaban a salvo bajo la dirección de Huss, Schwarzhelm y Valten, el Emperador comenzó su doloroso y laborioso viaje hacia Altdorf con Garra de Muerte cojeando a su lado. Sabía que el tiempo estaba en su contra, ya que si se corría la voz de que había caído, el Imperio no tardaría en caer bajo la división de los Condes Electores que siempre habían tratado de gobernarlo.

Karl Franz no estaba solo en esta sospecha. El Mariscal de la Reiksguard, Kurt Helborg, un hombre cuyo ingenio era tan agudo como su espada, sabía que con la desaparición de Karl Franz - o peor - el Imperio estaba al borde del abismo. Requisando la montura Pegaso de su oficial subordinado Janosch Feldtstiel, el Mariscal de la Reiksguard hizo un sacrificio supremo para un hombre de su formación militar. Hizo un juramento para ver el Imperio victorioso sin importar el coste, dejó a los ejércitos del Imperio al mando de su archi-rival Schwarzhelm y se elevó hacia los cielos hacia Altdorf. Sin embargo Helborg era un hombre de batalla, no de habilidad política, y sus habilidades en la corte habían probado ser crudas como un garrote en comparación con el diplomático tira y afloja con el que Karl Franz era tan hábil.

A pesar de no darse cuenta, el paso del Emperador a través del Gran Bosque lo llevó en un curso más o menos paralelo al de sus ejércitos, cuando regresaban a Altdorf. La guerra por el Imperio oriental había llegado a un fin exitoso, aunque la carnicería resultante había sido elevada. Tanto Ludwig Schwarzhelm y Kurt Helborg enviaron partidas de rescate a buscar al Emperador, con equipos de cazadores experimentados y arqueros haciendo frente a emboscadas mientras buscaban en las carreteras y caminos forestales.

La mayor parte de un año había transcurrido cuando Karl Franz fue encontrado - no por cualquier agente normal de la corona, sino por el Patriarca Supremo, elegido después de la caída en desgracia del traidor de Gelt. Gregor Martak, un Hechicero Ámbar de sobrenatural habilidad, finalmente oyó hablar de un hombre y un gran bestia herida con cabeza de águila y cuerpo de león que viajaban a través del Imperio. Martak se apresuró a interceptarlos, y efectivamente encontró a Karl Franz cojeando gravemente hacia la capital del Imperio. Martak sanó a Garra de Muerte e hizo lo posible para atender las heridas del Emperador. Los dos héroes volvieron a Altdorf, y no demasiado pronto, ya que las fuerzas del Caos no habían estado ociosas, y las fauces de una trampa inmensa se estaban cerrando rápidamente. Fue el oportuno regreso de Karl Franz lo que salvó a la ciudad del borde de la extinción. En su corazón, sin embargo, el Emperador cree que no fue él quien salvó al Imperio, sino más bien una fuerza mágica divina que actuaba a través de él - una fuerza que lo impulsa todavía...

Batallas del Fin de los Tiempos

La Batalla de Heffengen

Emperador Karl franz batalla Heffengen

El Emperador podría haber dejado el mando de la Batalla de Heffengen en manos de otro General, pero decidió desde el primer momento que era responsabilidad suya. Demasiados entre el populacho miraban ya a Valten en busca de liderazgo, y no a la Casa de Luitpold. Karl Franz sabía que una situación así era una amenaza constante de división en un momento en que el Imperio necesitaba unidad más que nunca, y no había mejor manera de reafirmar su autoridad que obtener un triunfo militar.

Dioses y Monstruos

Durante los largos meses desde su caída en Heffengen, Karl Franz había caminado a lo largo de su reino. Con el tiempo había sido localizado por Gregor Martak, quien le habló de los amplios peligros que afectaban a su reino. La lenta ira de Karl Franz se encendió pasando a ser una llama ardiente cuando vio lo que había sido de Altdorf, y resolvió matar a los arquitectos de este desgobierno a cualquier precio.

Batalla de las Ruinas de Bolgen

Karl franz batalla de las ruinas de bolgen

Karl Franz había sido siempre una inspiración para sus tropas, pero nunca tanto como después de su cercana muerte en Altdorf. De hecho, muchos soldados comentaban cómo su emperador era más fuerte y más duro de lo que había sido antes, un guerrero apto para deshacer la devastación causada por el Caos. Muchas de las fábulas decían que un Campeón de la Luz se alzaría cada vez que las hordas se derramaran desde el norte, y muchos creían que Karl Franz era ese campeón. Ninguno sabía que el recién descubierto poder de su Emperador provenía del Viento del Azyr, liberado después de la destrucción del Gran Vórtice. Sólo veían a un heredero de Sigmar, blandiendo el poder celestial que le correspondía por derecho de nacimiento a Heldenhammer.

Batalla de la Cacería de Sangre

En aquellos días oscuros, el Emperador solo creía en la posibilidad de una victoria duradera. Era lo que lo impulsaba a través de los argumentos del consejo, y los presagios cada vez más desesperados para los días venideros. El Emperador creía que podía contar con Tyrion para hacer lo correcto, porque habían recorrido caminos similares hacia Athel Loren. Sin embargo, siempre estaba atento con los demás. En particular, el Emperador temía que los elfos no estuvieran dispuestos a hacer los sacrificios que pudieran exigirse de ellos, y que en el momento en que los hicieran, fuese demasiado tarde.

El Fin de Todas las Cosas

Karl franz batalla del fin de todas las cosas

Ninguno entró en las entrañas de Middenheim más impulsado que Sigmar. Después de que Tzeentch lo hubiera atrapado en el Viento de los Cielos, había permanecido en el Gran Vórtice durante miles de años, incapaz de prestar ayuda al Imperio que había fundado, o de empuñar a Ghal Maraz para defender a aquellos que lo habían adorado como un dios. Ese fracaso, aunque no era realmente suyo, pesaba sobre los hombros de Sigmar, y alimentaba su determinación de que su segunda confrontación con Archaón terminaría de manera diferente a la primera.

Estandartes del Emperador

Karl Franz tiene numerosos títulos e incluso más estandartes. Estos representan la heráldica de sus cargos, grandes acontecimientos de su vida o símbolos personales.

Familia del Emperador

El Emperador Karl Franz es una figura muy bien conocida, pero su familia es prácticamente un misterio. Se sabe que está casado y tiene dos hijos; un hijo mayor llamado Luitpold en honor a su abuelo, y una hija menor cuyo nombre se desconoce. También tiene una hermana, pero apenas se sabe nada de ella.

Objetos Mágicos

  • Ghal Maraz: el legendario martillo de guerra de Sigmar y uno de los artefactos mágicos más potentes del mundo. Esta arma con runas incrustadas ha sido el símbolo del Emperador desde la fundación del Imperio.
  • Colmillo Rúnico de Reikland: Como Conde Elector de Reikland, Karl Franz tiene derecho a llevar su Colmillo Rúnico, Diente de Dragón, al combate. Cuando lo hace, suele ser para apoyar alguna impresión política, como indicar que las acciones llevadas a cabo en ese momento las hace en función de gobernador de su provincia y no como representante del Imperio en su conjunto.
  • Sello de Plata: el mago guerrero Friedrich von Tarnus elaboró ​​este artefacto para Magnus el Piadoso tras la Gran Guerra contra el Caos. Desvía golpes dañinos y hechicerías malignas.
  • Armadura de Karl Franz: forjada por el herrero enano Dalbran Fellhammer, las piezas de esta armadura fueron originalmente usadas por Magnus el Piadoso en la Batalla de Kislev. Está hecho de gromril negro y ricamente decorada, adornada con runas y símbolos mágicos.

Relatos Relacionados

Miniaturas

Imágenes

Fuentes

  • Ejércitos Warhammer: El Imperio (5ª Edición).
  • Ejércitos Warhammer: El Imperio (7ª Edición).
  • Ejércitos Warhammer: El Imperio (8ª Edición).
  • Reglamento de Warhammer Fantasy (8ª Edición).
  • The End Times I - Nagash.
  • The End Times II - Glottkin.
  • The End Times V - Archaon.
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