El ingenioso ingeniero imperial Josef Bazalgette, un hombre para quien las ciudades del Imperio plagadas de enfermedades suponían una vergüenza para toda la nación, dedicó muchos años de su vida a diseñar y construir las alcantarillas de Kislev, un sistema que representa una de las mayores maravillas de la ingeniería del Norte y que sirvió para eliminar por completo la plaga de cólera que azotaba la capital kislevita. Kilómetros y kilómetros de túneles se extienden formando un rocambolesco laberinto por debajo de las calles parecidos a los existentes bajo el Fauschlag de Middenheim, aunque estos túneles están hechos de ladrillo y argamasa en lugar de roca natural.
A pesar de que las ventajas de esta obra en la fría ciudad del Norte eran obvias, la Escuela de Ingenieros no accedió a ceder los fondos necesarios para financiar la misma obra en la capital del Imperio debido a que había muchísimo trabajo para hacer y desarrollar nuevos y más devastadores métodos de guerra para rechazar la inacabable oleada de enemigos del Imperio. Bazalgette se pasó el resto de su vida en la Escuela de Ingenieros poniendo su gran experiencia al servicio de la ciencia de las tácticas de asedio y ayudando a fortificar gran cantidad de castillos de nobles imperiales o sembrando la ruina en las fortalezas de los enemigos del Imperio.
Fuente[]
- White Dwarf 112, pág. 110.