Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Archivo:Jinetes Salvajes.jpg

Los Jinetes Salvajes de Kurnous son la guardia personal de Orión y demuestran una impulsividad y agresividad dignas de él. Estos guerreros son criaturas mágicas y peligrosas que han dejado de ser Elfos, al menos tal y como lo fueron antaño. Hoy y por siempre forman parte de la gloria eterna de la Cacería Salvaje.

La apariencia de los Jinetes Salvajes es la de reminiscencias de los días antiguos. Sus armas están hechas de hierro o de sílex; sus túnicas ceremoniales y sus armaduras son poco más que pieles de animales obtenidas durante sus sagradas cacerías. Sin embargo, están dotados de una nobleza innegable, como de otro mundo. El poder de Kurnous fluye a través de ellos del mismo modo en que fluye a través de Orión.

Durante los meses de invierno, en los que el espíritu de su rey permanece alertargado, vigilan y protegen el Claro del Rey. En esta época, el fuego de las hadas brilla en sus ojos y no hablan ni se mueven si no es para retar a todo aquel que se interne en el claro. Su autoridad es absoluta, pues al aceptar el honor de convertirse en un Jinete de Kurnous, quedaron separados de todos los aspectos de la sociedad élfica, excepto el honor de servir a su rey. Aunque son honrados y reverenciados, la mayor parte de los Elfos evita tratar con las tribus de Kurnous, pues les intimida el aura de poder que rodea a estos altos guerreros de presencia ultraterrenal, que tienen ya tanto de espíritu del bosque como de Elfo. Cuando un guerrero se inicia en la senda de los Jinetes Salvajes de Kurnous ya no hay vuelta atrás y, de todas formas, nadie renunciaría al mayor de los honores que se le puede hacer a un Elfo.

Cuando la primavera se impone al invierno y el ritual del retoñar de Orión empieza, son los Jinetes de Kurnous quienes llevan a cabo esta ceremonia (mediante la que se unen más y más al rey eterno en cada etapa del ritual), postrándose de nuevo ante el rey perpetuo. El señor de Athel Loren despierta de su letargo en una terrorífica noche mágica, entre siluetas fantasmagóricas y gritos escalofriantes, en la que los espíritus y las hadas vagan a sus anchas por el claro. La llamada fuerte y sonora del cuerno de caza de Orión atruena por los Páramos Salvajes y se abre la veda una vez más.


Todo Athel Loren tiembla bajo el paso de Orión, más veloz y con más miembros en su séquito a cada zancada. En cuanto despierta Orión, los Jinetes de Kurnous se hacen más fuertes, se tornan más feroces y montan de sus corceles sin dilación. No cabalgan monturas mortales, sino que van a lomos de las Corceles de Kurnous, manifestaciones corpóreas de la caza tan implacables como sus jinetes.

Solamente los más valientes, o los más inconscientes, permanecen fuera de sus hogares cuando los cuernos de los Jinetes responden al de Orión, pues sus notas ultraterrenas pretenden infundir el miedo en su presa y en todos aquellos que lo escuchan, que acabarán por convertirse en una de sus capturas si no se apartan de su camino. Ponerse a cubierto es una reacción bien fundada, pues no hay piedad una vez que la cacería da comienzo. Aquellos desgraciados que se crucen en el camino de la partida de caza de Orión serán arrollados sin contemplaciones. Los Jinetes de Kurnous son tan sanguinarios como su señor, y todo aquel lo suficientemente tonto como para espiarlos encontrará una muerte inmisericorde. Sus muertes serán un sacrificio para la cacería y el glorioso esplendor del Rey de los Bosques.

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Imágenes

Fuentes

  • Ejércitos Warhammer: Elfos Silvanos (6ª Edición).
  • Ejércitos Warhammer: Elfos Silvanos (8ª Edición).
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