Imagen Ilustrativa
Jeremías Scrivner es un hechicero imperial de terrible poder. Es miembro de la Orden Gris, los magisters maestros en el empleo del Saber de las Sombras, que Scrivner emplea con maestría para llevar a cabo su trabajo.
Descripción[]
Alto, envuelto en los pesados pliegues de una capa gris carbón, con la cabeza oculta en la sombra de una capucha profunda y la cara velada por una gruesa bufanda gris, lo único que apenas se puede ver de Jeremías Scrivner cuando decide presentarse en persona es una aguileña nariz afilada y un par de duros y fríos ojos de color gris humo.
Eso si es que realmente ese es su verdadero aspecto, por que el Viento del Ulgu es la magia de las ilusiones, los espejismos y el engaño. Cuando lleva cabo su trabajo, emplea sus poderes para alterar su aspecto de diversas maneras, pudiendo adoptar el aspecto de desde un distinguido noble hasta un miserable y anciano mendigo. Incluso quienes le conocen, ni siquiera están seguros de que Jeremías Scrivner sea su verdadero nombre. Como reflejo de su magia, Scrivner no es de los que dedican tiempo a casos de caridad, sino que tiene una personalidad sombría, cortante y fría, puede que incluso hasta indiferente ante las desgracias ajenas.
Por lo que respecta a su trabajo, Scrivner está consagrado a la defensa de Altdorf desde las sombras, empleando el anonimato y el subterfugio contra todos aquellos que atraigan el mal sobre la ciudad. Su objetivo es desmantelar los planes de las fuerzas oscuras, destruir organizaciones y cultos proscritos, y hacer fracasar cualquier conspiración que pudieran poner en peligro la capital del Imperio y, con ello, a toda la nación. Incluso algunos miembros del clan Eshin está al tanto de la existencia de Jeremías Scrivner, y lo que saben basta para hacer que hasta el más temerario de los asesinos le tuviera miedo, casi prefiriendo enfrentarse contra una Rata Ogro enloquecida antes que arriesgarse a tener un encuentro con el hechicero de las sombras.
Y no es para menos, pues Scrivner lleva a cabo sus compromisos y obligaciones con fría eficiencia y efectividad, contando con una amplia variedad de hechizos, magias y conjuros que le permiten alzarse con la victoria: Engañar a su enemigos mediante espejismos para que se maten entre ellos, manifestar sus mayores miedos mediante ilusiones, fundirse en las sombras para apuñalarlos por la espalda, matarlos desde lejos con cuchillas de sombras solidificadas o ahogarlos en nubes de oscuridad son algunas de las capacidades mágicas que cuenta en su arsenal.
Sin embargo, la magia no es lo único que tiene para llevar a cabo su vital misión, sino que también cuenta con ojos y oídos en toda la ciudad de Altdorf, tal vez incluso fuera de ella. Jeremías Scrivner tiene bajo su ala a numerosos servidores situados en distintos estratos y posiciones en la sociedad de Altdorf, desde pobres vagabundos hasta adinerados burgueses, desde ladrones y asesinos a agentes de la ley y guardias, pasando por sacerdotes, profesores universitarios, soldados, simples cocheros, e incluso algunos miembros pertenecientes a otras razas. Todos sus sirvientes sienten un miedo reverencial por Jeremías Scrivner, pero ninguno se atreve a desobedecer sus órdenes.
Los que se convertían en sus vasallos son hombres y mujeres que tienen algo que ofrecerle, alguna destreza útil para los intereses del hechicero. Cuando se encuentra con alguien capacitado, le entrega su talismán que le identifica como sirviente suyo: un pequeño rectángulo plano de un oro de extraño matiz cuya superficie está profusamente grabada con serpientes enroscadas y lagartos que caminan, y el motivo central lo forma un sol estilizado que asoma entre dos lunas que lo eclipsan. Al aceptar este emblema, la persona en cuestión se convierte en uno más de sus servidores, e implica que consiente en obedecer sus órdenes sin cuestionamiento ni vacilación, y en no poner lealtad alguna por encima de la que le deben al hechicero, ni la lealtad a la familia, ni a los dioses, ni al Imperio.
Jeremías Scrivner siempre ofrece al candidato la opción de rechazar su oferta, pero hasta ahora ninguno ha dicho que no, y nadie sabe qué pasaría en caso de hacerlo.
Fuente[]
- Novela: El Vidente Gris, por C. L. Werner.
- Cap 6: El hechicero y el monstruo.
- Cap 7: Polvo negro, negra muerte.
- Cap 8: Cazadores, carroñeros y presas.
- Cap 11: En el subsuelo.
- Cap 12: El triunfo de Thanquol.
- Cap 13: La guerra de las ratas.