
Los Jardines de Morr son grandes cementerios rodeados de rosales negros que florecen todo el año, y que raramente se utilizan para otra cosa que para las ceremonias funerarias. Los Jardines son lugares de transición, cementerios sagrados donde los cuerpos físicos descansan y los espíritus pasan al inframundo. Todos los templos de Morr cuentan con un jardín, en los que se debe enterrar a todos los fallecidos para que sus almas reciban la protección de Morr en el más allá, así como también protegerlos de aquellos que quieren profanarlos, ya sean ladrones de cadáveres, necrófagos o nigromantes. Los Jardines de Morr son mantenidos en sagrada reverencia por el culto de Morr y todos sus seguidores
La mayoría de espíritus descansan en paz, protegidos por el mismísimo Morr, pero en ocasiones algunos quedan condenados a vagar por el mundo de los vivos, aterrorizando a aquellos que lo atraviesan. Solo los Sacerdotes de Morr, que se encargan de estos cementerios, tienen la fortaleza para andar entre ellos sin inmutarse.
Descripción[]

Los Jardines de Morr son verdaderas necrópolis, ciudades de muertos. Tienen sus barrios y palacios igual que la ciudad del exterior. Está la zona de los pobres, el lugar donde arrojan a los indigentes en fosas comunes sin identificación. Hay lápidas bien cuidadas, donde descansan los miembros de la próspera clase media, compitiendo los unos con los otros en la ornamentación de sus lápidas igual que los vecinos celosos competían en vida.
Mientras tanto, los grandes mausoleos de mármol de los nobles ocupan palacios en la muerte como lo habían hecho en vida. En teoría todos estos monumentos han de ser pequeños, pero los individuos adinerados pueden convencer al Sumo Sacerdote de que “pequeño” es un término totalmente relativo; relativo al templo de Sigmar de Altdorf, por ejemplo.
En un Jardín de Morr se puede vislumbrar lápidas por todas partes; algunas están bien conservadas, otras caídas, y otras se encuentran cubiertas de maleza y arbustos de Rosas Negras. Las sepulturas están dispuestas en largas hileras, como calles de los muertos. Los propios Jardines son vergeles de rosas negras cultivadas por los sacerdotes, salpicada de monumentos de piedra en honor a los muertos. Su aroma empalagosamente dulce satura el aire, asaltando las fosas nasales de aquellos que visitan un Jardín de Morr.

Estos camposantos tambien están decorados con gran variedad de estatuas, desde Santos alados armados con espadas de piedra sujetan en alto libros donde figuran el nombre y la ocupación del difunto, hasta dragones de piedra se agazapan sobre el último lugar de descanso de los comerciantes como perros que protegiesen sus huesos, pasando por supuesto, por figuras encapuchadas y armadas con guadañas representativas de Morr hiendo guardia sobre lápidas de mármol.
Los dolientes pueden visitar el Jardín acompañados por un sacerdote de Morr, pero la comunidad seglar tiene prohibida la entrada a los Jardines por sí solos. Para imponer esta prohibición, la mayoría de los Jardines están rodeados por altos muros de piedra erizados de púas, mientras rejas de acero, sujetas por pesadas cadenas y candados, cierran las arcadas. Sólo se puede acceder a ellos a través del templo. En cierto modo, los cementerios parecen fortalezas pero cuya finalidad es la de mantener fuera a los visitantes indeseados, especialmente los ladrones de tumbas y a practicantes de la nigromancia, aunque hay algunos que dicen que en realidad las murallas están para mantener a los muertos dentro.
Disposición[]
Lo que viene a continuación es un ejemplo de como sueles estar organizado y distribuido un Jardín de Morr típico de un pueblo grande o ciudad pequeña.
El Muro y las Puertas[]
El jardín está rodeado por una verja de hierro con pinchos de varios metros de altura, excepto en la parte frontal, donde hay un par de puertas de hierro flanqueadas por un muro de piedra. A ambos lados de las puertas están la cabaña del sacristán y el cobertizo de las herramientas. La cabaña es sencilla, de sólo dos habitaciones, y el cobertizo contiene algo de equipo: una carretilla, picos, palas y herramientas de jardinería para mantener los rosales y el resto del terreno.
La Capilla[]
Siguiendo la tradición del culto de Morr, la capilla es un edificio abierto y de piedra oscura. No tiene puertas, lo que simboliza el hecho de que el reino de Morr nunca cierra.
La Rosaleda[]
Por todo el cementerio crecen salvajes las tradicionales Rosas Negras de Morr, pero alrededor de la capilla se mantiene una rosaleda más cuidada.
Los Sepulcros[]
La nobleza y las clases medias más ricas exigen tener mausoleos familiares en vez de un puñado de tumbas humildes. Estos monumentos están diseñados para presumir de la riqueza y el prestigio de sus dueños e, igual que pasa con sus hogares, el lugar es tan importante como la estructura en sí.
Los mausoleos de la nobleza y los lugareños más ricos rodean la rosaleda, orientados hacia la capilla. Como unas familias aspiran a supera a otras, no reparan en gastos. Otros sepulcros familiares están alineados en los cuatro caminos principales, cada vez más grandes a medida que se acercan a la capilla. Las tumbas más humildes son las que hay al final del jardín, junto al camino que lleva a las parcelas de los pobres.
Hay un sepulcro (marcado con una X en el mapa) que es en realidad un almacén para los enseres rituales, algo necesario porque la capilla no tiene puertas y, por lo tanto, no se puede cerrar. Está construido como un sepulcro para respetar la armonía arquitectónica del jardín. Cualquiera que se fije verá que no tiene ninguna insignia ni nombre familiar.
Las Tumbas[]
El resto del populacho entierra a sus muertos en los cuatro cuadrantes del jardín, bajo lápidas y otros monumentos pequeños. Los miembros de las clases medias altas los entierran cerca del centro, y aquellos con menos medios se encuentran hacia los bordes del jardín. Al final del todo hay una zona cubierta de hierba donde se encuentran las tumbas sin nombre de los pobres, los delincuentes y los desconocidos. Estas fosas se mantienen con el dinero público (es decir, sin dinero), así que están desatendidas y la gente suele evitar esta zona.
Lugares Sagrados Conocidos[]
Miniaturas[]
Imágenes[]
Fuentes[]
- Warhammer Fantasy JdR: Tomo de Salvación (2ª Ed. Rol), págs. 35, 39.
- Warhammer Fantasy JdR 4ª Edición, pág. 206.
- Warhammer Fantasy JdR: Es tu Funeral (4ª Ed. Rol), págs. 4-5.
- Games Workshop.
- Saga Las aventuras de Gotrek y Félix: Mataskavens, por William King.
- Cap. 4: Monjes de Plaga del Clan Pestilens.