Muchos Talabheimenses optan por ser enterrados en el Taalwalt al morir. Los que lo hacen son llevados en un cortejo fúnebre a lo largo de un camino particular, sagrado para Morr conocido como la Carretera de Morr, y que pasa a través de una gran puerta formada por un pilar blanco y uno negro -los mismos que marcan la entrada a cualquier Templo de Morr. Luego se coloca el cuerpo en una pequeña casa de descanso por un número de días (dependiendo en gran medida del clima) donde yace al público.
Descripción[]
Los afligidos visitan el cadáver y hay ceremonias hasta que se considera que el espíritu del fallecido a pasado a Morr. Tras esto, el cuerpo se lleva al Jardín de Morr a través de una puerta dedicada a Rhya (esta estructura es conocida como "La Última Piedra", y la gente dice de ella "como viniste, te vas"). Hay diferentes tradiciones únicas de Talabheim que resultan de esta práctica inusual.
Los acreedores (o sus agentes) reclaman a menudo las deudas de los fallecidos a la familia mientras conducen el cortejo fúnebre en el camino hacia el Jardín de Morr, lo que puede conducir a vergonzosas escenas de puertas bloqueadas y matones a sueldo si la familia es particularmente desafortunada o pobre, o el difunto fue particularmente derrochador en vida.
Legalmente hablando, una persona en la Carretera de Morr, o descansando en el Jardín, no se considera realmente muerta, solo durmiendo. Por tanto, cualquier testamento, derechos de herencia, títulos y similares, solo se tienen en cuenta una vez que el difunto haya pasado La Última Piedra. Esta ley se puso en marcha tras una erupción de la enfermedad del sueño que dio lugar a que muchos nobles despertaran en el Jardín, envueltos en sus sudarios y con el aspecto de No-muertos. Aquellos que sobrevivieron sorprendiendo a los Sacerdotes de Morr armaron tal alboroto porque sus hijos ya reclamaban sus fortunas que el gremio de litigantes fue persuadido, después de importantes disputas legales y honorarios, para modificar la ley.