Indraugnir era el leal y gigantesco Dragón que se sirviera como montura de Aenarion, el primero de los Reyes Fenix, durante la primera incursión del Caos al mundo, y también era el hermano de Galrauch, el primer Dragón del Caos, antes de que sucumbiera a la magia corruptora de Tzeentch.
Historia[]
Poco después de que Aeranión surgiera de las llamas del Templo de Asuryan con la bendición del dios, conoció a Caledor Domadragones, el mayor mago de aquella época, quien juró lealtad a Aenarion. Recientemente, Caledor había forjado un vínculo entro los Elfos y los dragones, quienes marchan juntos a combatir las fuerzas del Caos. Con la ayuda de sus jinetes dragón, Caledor había conseguido expulsar de sus tierras a la primera invasión de demonios.
Al poco de reconocer a Aenarion como su rey, Caledor le entregó como montura al poderoso Indraugnir, el mayor de los dragones de la época. Poderoso incluso para los patrones con los que se mide la fuerza de los dragones de los Elfos, era un igual para cualquier demonio. A lomos de Indraugnir, Aenarion estaba en primera línea en todas las batallas, dirgiendo formaciones enteras de Jinetes de Dragón. Grandes formaciones de bestias de aliento de fuego cayeron sobre los ejércitos de la oscuridad y los expulsaron del corazón de Ulthuan, incinerándolos a montones.
Indraugnir estuvo presente en los momentos más importante de la historia de Ulthuan. Fue él quien llevó a Aenarion hasta la Isla Marchita para reclamar la espada de Khaine, desafiando las peligrosas tormenta incluso para algo tan poderoso como él, enviado por los dioses élficos para impedirlo. También Indraugnir era él único que estuvo junto a Aernarión para hacer frente a cuatro Grandes Demonios del Caos enviados por los dioses del Caos para detener la creación del Gran Vórtice por parte de Calendor. Fueron sus llamas purificadoras las que abrasaron y destruyeron la carne impura de la Gran Inmundicia de Nurgle, aunque cayó mortalmente herido ante la arremetida del Devorador de Almas de Khorne, antes de que fuera destruido por Aenarion. Pero su sacrificio no fue en vano por que dieron tiempo suficiente para Caledor creara el vortice que expulsaran a los demonios de la Isla.
Sus enemigos habían sido derrotados, pero la victoria dejó tanto el héroe élfico como su leal montura con el cuerpo destrozado. Con un último esfuerzo Aenarion, trepó como pudo al lomo del dragón, el cual, con sus últimas fuerzas, llevó al Rey Fénix una vez más hasta la Isla Marchita. Consiguiendo a duras penas completar el viaje, finalmente el dragón cayó exhausto en las orillas de la isla. Temblando a causa de la fatiga y las terribles heridas sufridas en su viejo cuerpo, Indraugnir emitió un último rugido desafiante y murió. Por su parte, Aenarion se arrastró como pudo hasta el Templo de Khaine y volvió a clavar la espada en la roca de la que la había sacado. Después, se echó junto al cuerpo de su amada montura y murió. Nunca se encontraron los cadáveres de ambos.
En su honor, los Altos Elfos bautizaron a uno de sus Buques-Dragón con su nombre. Fue el barco que empleó Malekith, hijo de Aenarion, para explorar las Tierras del Norte antes de la Secesión. También fue el primer barco que logró hundir un Arca Negra, el Palacio de la Feliz Destrucción, con su espolón mágico Lanza de Estrellas, marcando el inicio del dominio del poder naval de los Altos Elfos durante muchos años.
Fuentes[]
- Libro de Ejército: Altos Elfos (4ª Edición).
- Libro de Ejército: Altos Elfos (5ª Edición).
- Libro de Ejército: Altos Elfos (7ª Edición).
- Libro de Ejército: Hordas del Caos (6ª Edición).