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Horrores cripta

Las monstruosidades malformadas denominadas Horrores de la Cripta son, por suerte, poco comunes. En palabras de los vigilantes nocturnos, los viejos sacerdotes de Morr, los enterradores y otros habitantes nocturnos del Imperio, existen unos demonios amenazantes y enloquecidos al acecho, aunque el resto de la población considera estas afirmaciones como simples desvaríos de lunáticos. Como mucho, se cree que son visiones exageradas de Necrófagos de la Cripta. Sin embargo y para desgracia de las tierras del Viejo Mundo, la mayoría de estas historias son ciertas y los Horrores de la Cripta son muy reales.

Descripción[]

Los Horrores de la Cripta suelen verse en épocas de guerra, cuando los ambiciosos Reyes Necrófagos Strigoi los utilizan como tropas de choque. Los Necrófagos de la Cripta se consideran los servidores más humildes de todos cuantos están al servicio de los Condes Vampiro; después de todo, carecen de la decencia necesaria para estar muertos como es debido. La visión de un grupo de Horrores de la Cripta acompañado de un Vampiro en batalla es una evidencia de las terribles profundidades en las que se ha tenido que internar un Señor de los Vampiros en su búsqueda de la supervivencia. Para crear un Horror de la Cripta, un Vampiro debe abrir las venas a un Necrófago y tragarse su preciada sangre, una acción que, en esencia, es una bastardización del Beso de Sangre, práctica muy común de la élite vampírica de Sylvania.

John blanche Cripta

Para un Strigoi, permitir que la boca fétida de un Necrófago de la Cripta se hunda en su carne es una señal de que el Vampiro está absolutamente desesperado. A pesar de ello, algunos Reyes Necrófagos fomentan el uso de esta práctica extraña y repugnante. Una vez que un Necrófago de la Cripta ha bebido la sangre de un Vampiro, sus ojos se vuelven rojos y quedan sujetos a un estado frenético que les obliga a matar. Normalmente, suelen atacar a los miembros más débiles de sus propios grupos a los que arrastran hasta una tumba abierta o profanada para consumir sus restos sin que nadie los moleste. Cuando acaba su orgía caníbal, el Necrófago se arrastrará hasta su maestro, a la espera de una gota de sangre vampírica. Con la siguiente luna llena, el nuevo Horror de la Cripta habrá aumentado varias veces su tamaño y ferocidad natural.

Los Horrores de la Cripta proporcionan un beneficio tangible a sus Señores Strigoi. Los verdaderos No Muertos pueden mantenerse alejados de las tumbas mediante sellos sagrados y sacerdotes de Morr y los Necrófagos de la Cripta son demasiado cobardes para organizar un ataque a gran escala en estos lugares sagrados, de ahí que los Reyes Necrófagos Strigoi creen Horrores de la Cripta siempre que tengan que traspasar estas defensas. Los Horrores de la Cripta no están totalmente vivos o muertos y es una llamada del Reino de Morr lo que impulsa a lo que queda de sus almas, que desatan toda su ira sobre las criptas de los dioses de los muertos. Por esta razón, los guardianes de sepulcros y mausoleos temen a los Horrores de la Cripta por encima de otros servidores de los Reyes Necrófagos. Cuando las salvaguardas mágicas que protegen un cementerio son destruidas por el ataque de estas terribles bestias, su señor vampírico es libre de entrar a saquear los camposantos. Aunque el linaje de los Strigos ha roto todos los tabúes después de crear a estas criaturas, es posible que también consigan más poder gracias a ello.

Un Horror de la Cripta es mucho más corpulento que un Necrófago y, aunque sigue encorvado y andando a zancadas igual que lo hiciera en su vida anterior, sus músculos se han endurecido. En la espina dorsal de la criatura aparecen unas protusiones óseas y sus manos se convierten en unas garras alargadas. La potente dieta basada en la carne de Necrófago y sangre de vampiro provoca cambios internos y externos en estas criaturas y el metabolismo inusual del Horror de la Cripta obligará a la criatura a devorarse a sí misma. Entretanto, la constitución hercúlea del Horror de la Cripta le ayuda a recuperarse de heridas terribles con un esfuerzo de su voluntad. Esta es la razón principal por la que los Vampiros más elitistas toleran a estos monstruos repugnantes. La Magia Oscura, el poder que sustenta la nigromancia, circula literalmente por las venas de un Horror de la Cripta y, por tanto, no se debe subestimar la violencia que es capaz de generar.

En batalla, los grupos de Horrores de la Cripta se abren camino hasta primera línea y en sus ojos pueden contemplarse destellos de una luz animal. Estas criaturas utilizan tumbas derruidas, estatuas de mausoleos y las verjas de cementerios para aplastar a los que se atreven a interponerse en su camino, pero son sus garras y colmillos incrustados de carne lo que hay que evitar a toda costa. Una herida leve o un simple rasguño de un Horror de la Cripta bastan para matar a un caballo. Despreciados por vivos y muertos, los Horrores de la Cripta son criaturas temidas con razón.

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Imágenes[]

Fuentes[]

  • Ejércitos Warhammer: Condes Vampiros (8ª Edición), pág. 42.
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