Remolinos Destructores, Aullantes, Envidias Rodantes
Los Demonios Menores de Tzeentch son conocidos como Horrores (Tsani'kchami'i en Lengua Oscura). Los Horrores de Tzeentch tienen una apariencia siempre cambiante, siempre aterradora, pero nunca la misma de un momento al siguiente. Son encarnaciones vivientes de la magia y el cambio, hechiceros poderosos cuyo dominio de la magia se vuelve más poderoso en grandes grupos. Tales grupos de demonios pueden infligir terribles mutaciones en sus enemigos e incluso transformarlos en más Horrores de Tzeentch.
Mirar a un horror de Tzeentch durante demasiado tiempo es invitar a la locura. Estos demonios menores son el Caos en su estado mas puro, corretean por ahí con una energía inagotable, loco cacareo y gritando a su paso, están en constante cambio y evolución, según los caprichos directos del Señor de la Transformación.
Los horrores son los soldados de a pie de Tzeentch y son unas criaturas desconcertantes y sobrenaturales de piel iridiscente y que se mueven danzado en un alboroto luminiscente de color rosa. Alegres, hasta el punto de ser siniestros. En unidades, ríen y chillan mientras desatan torrentes de magia de la punta de sus dedos y rayos de llamas abrasadoras y energías mutadoras letales.
Descripción
Los Horrores de Tzeentch no tienen cuerpos materiales sólidos, sino que son seres sobrenaturales formados a partir de magia pura, a veces adoptando una forma discernible, a veces se difuminan en una frenética pequeña masa de rosado mientras se deslizan y se deslizan por el campo de batalla. Debido a su esencia mágica, brillan al moverse, desplegándose como una cegadora alfombra de brillantes colores rosa, púrpura y azul. Cuando se reúnan en grupos de sus formas individuales pueden llegar a ser confuso, ya que al parecer se funden en un todo energético incandescente. Energía mágica constantemente vertidos de las mismas en las chispas y destellos, y su paso deja una estela brillante de la luminiscencia.
Su conducta no es menos aleatoria. Rebosan una energía ilimitada y giran como peonzas mientras saltan y revolotean por el campo de batalla, graznando y desganándose su extraña carne, mientras otro se dedica a emitir aullidos y carcajadas como el más demente de los lunáticos. Algunos refunfuñan y arremeten contra todo lo que les rodea, emitiendo aterradores chillidos o torrentes de galimatías, y otras permanecen en completo silencio, casi inmóviles, temblando por la energía apenas contenida en sus cuerpos. Mientras se ríen, el aire que los rodea se llena de pequeñas mechas de magia rosa y el suelo alrededor de sus pies arde con una curiosa luz rosada.
Los Horrores se congregan en manadas, y la magia de sus formas se armoniza para alcanzar nuevos niveles de potencia. Un único horror rosa puede proyectar chorros de llamas arcanas, pero cuando se reúnen en manadas pueden llegar a alterar el propio tejido de la realidad, emitiendo oleadas de energía transmutadora que causan estragos en los cuerpos de sus adversarios. Los Horrores siembran la semilla del Caos por donde quiera que pasen. La tierra sobre la que andan arrastrando sus pies se quedara tocada con el cambio para siempre. Además, a su paso, dejan tras de sí los restos retorcidos de los posibles atacantes que han sido víctimas de su aura mutante.
No hay que creer ni por un segundo que matar a estos seres es la respuesta. Aquellos guerreros endurecidos que han luchado contra ellos y han vivido para contarlo afirman que los Horrores suelen ser rosados al principio, pero si su cáscara mortal es herida, no son destruidos. En vez de eso, la criatura lanza un agudo chillido e inmediatamente parece dividirse en dos réplicas más pequeñas y más crueles que son de color azul, por lo que el guerrero en cuestión acaba enfrentándose a una cantidad dos veces superior de estas horribles criaturas.
Los Horrores toman dos formas distintas: el Horror Rosa y el Horror Azul, pero luchan juntos como parte del mismo cuerpo de tropas demoníacas. Como esclavos de Tzeentch mágicamente creados, los Horrores están más allá de toda consideración, siendo meros autómatas que los Señores de la Transformación pueden ser sacrificar alegremente como parte de sus intrincados planes cuidadosamente elaborados. Si se requiere un servidor con más poder, Tzeentch creará un Heraldo, un tipo más estable de Horror.
Horrores Rosas
Los Horrores Rosas se identifican por su luminiscente piel rosada y sus agudos chillidos de risa que sueltan a todas horas, que les ha hecho ganarse los motes de “Cochinillos” y “Gritones”. En el campo de batalla se mueven con un frenético y apenas controlado éxtasis mientras ríen demencialmente, estirando sus largos brazos en previsión de la lucha.
Debido a que están hechos de magia pura, los Horrores Rosas puede lanzar destellos de energía que surgen de sus manos mientras estos avanzan bailando y saltando por el campo de batalla, consumiendo al enemigo con su fuego rosa. El lanzamiento de estos hechizos llena a los Horrores Rosas de una alegría cada vez mayor, y sus gritos de júbilo son especialmente agudos cuando las energías arcanas surgen de sus propias zarpas.
El combate los lleva a nuevos placeres, e incluso la muerte parece satisfacer alguna compulsión profundamente arraigada. De hecho, los Horrores Rosados no pueden morir como tal. Al ser heridos mortalmente, los Horrores Rosas emiten un último cacareo lunático antes de descomponerse rápidamente en un bulbo ectoplasmático de magia en movimiento. Con un característico estallido de satisfacción, este residuo cambia rápidamente de color y se divide en dos Horrores Azules.
Horrores Azules
Los Horrores Azules son replicas más pequeñas de sus antecesores, aunque su temperamento es bastante distinto al Horror Rosa. Cuando nacen, estos nuevos y maliciosos demonios atacan con renovado vigor, abalanzándose sobre aquellos que dañaron su anterior forma con parpadeante fuego mágico. Los Horrores Azules son hoscos y maliciosos, como niños con mal carácter. Constantemente de mal humor y con el cejo fruncido, se burlan y gruñen mientras avanzan por el campo de batalla, murmurando por lo bajo con una voz lloriqueante que da paso en el combate a un colérico arrebato de furia.
Una vez creados, los Horrores Azules se unen rápidamente a sus compañeros, añadiendo una profunda y gimiente nota a los incesantes parloteos del grupo mientras tratan de despedazar al enemigo para arrebatarle la vida. Los Horrores Azules son tan aficionados a la batalla como su anterior version, estirando sus brazos desgarbados para agarrar a un enemigo y exprimirle toda la vida de su interior. Cuando no están luchando, se vuelven jorobados y desordenados manchurrones de color azul. Sólo cuando se destruyen los dos Horrores azules, uno puede estar seguro de que el Demonio ha sido realmente desterrado.
Físico
Estos seres presentan formas tan sumamente impredecibles que son únicos: masas informes de magia solidificada que ondula y se transforma, rotundo por una miríada de contornos y colores distintos, siempre cambiantes, siempre en estado de transmutación en otra cosa. Apenas más alto que un Goblins, son manchas turbulentas de energía demoníaca mercurial que se unen y disipan por un capricho, sin mantener nunca una forma discernible por más de un latido del corazón.
Generan continuamente caras nuevas que aparecen bajo su pellejo gomoso y lo estiran tratando de salir, para luego desaparecer cuando la misma zona es sustituida por una nueva capa de piel o un conjunto de tentáculos ondulantes. Caminan sin prisas, transmutando todo lo que tocan, lanzando rociadas de chispas multicolores con estallidos increíbles. La única constante, si tal palabra se puede utilizar para describir a una criatura tan heterodoxa, está en los colores luminiscentes de una piel del Horror, variando de matiz del rosa brillante a las de un azul marino.
Miniaturas
Imágenes
Fuentes
- Ejércitos Warhammer: Reino del Caos (5ª Edición).
- Ejércitos Warhammer: Hordas del Caos (6ª Edición).
- Ejércitos Warhammer: Demonios del Caos (7ª Edición).
- Ejércitos Warhammer: Demonios del Caos (8ª Edición).