
Los más antiguos de los espíritus del bosque son los enormes y legendarios Hombres Árbol, criaturas que se dice que son tan antiguas como para haber pastoreado los bosques más antiguos del mundo mucho antes de que los Elfos se refugiaran por primera vez bajo sus ramas. Capaces de aplastar a los soldados y de asediar igualmente bien con sus gigantescas extremidades, solo los Gigantes pueden esperar obstaculizar su fuerza. Incluso entonces, uno debe luchar con una corteza tan dura como cualquier malla y una voluntad tan implacable como la naturaleza misma.
Descripción[]

Algunos de los más poderosos y ancianos espíritus de Athel Loren son capaces de entrelazar su esencia con un árbol viviente y moldearlo a su voluntad. Esta no es una decisión que se tome a la ligera; ya que cuando un espíritu forma un vínculo con un árbol aún vivo, se fusionan de manera irrevocable y nunca podrá abandonarlo; y solamente la muerte acabará con esta unión. A partir del momento de la fusión, es el espíritu quien guía el crecimiento del árbol, al que da la forma que responde a su insustancial naturaleza; impulsando su tronco y usando su corteza anudada y sus retorcidas ramas allí donde un espíritu insustancial no puede. De este modo nace un Hombre Árbol.
Los robustos Hombres Árbol son venerados tanto por los Elfos Silvanos como por las demás criaturas del bosque, y muchas veces sus troncos, ramas y raíces se llenan de espíritus menores que llegan para habitar en ellos. Por su parte, los Hombres Árbol aprecian a todas las criaturas menores porque tienen un carácter afectuoso que contrasta totalmente con el de las Dríades.
Estos seres increíblemente ancestrales han visto la ascensión y caída de tantas civilizaciones e imperios como amaneceres y ocasos y, a diferencia de los seres mortales, comprenden el verdadero significado del paso del tiempo. Hasta los longevos Elfos envejecen a un ritmo alarmante en comparación con los Hombres Árbol. Se dice que la más anciana de estas criaturas es capaz de recordar los tiempos anteriores a que los Elfos dejaran su marca en el mundo y seguirá con vida cuando estos hayan desaparecido.
Un Hombre Árbol puede contarse entre los habitantes más poderosos de Athel Loren. Estos gigantes son una terrible visión que destrozarán todo aquello que se interponga en su camino. Su figura nudosa es casi impermeable a los daños y su fuerza es equiparable a la de los Dragones de los claros profundos. Los Hombres Árbol no luchan con gracia o delicadeza, sino propinando grandes golpes de barrido con fuerza suficiente para romper la piedra. Pueden pisotear el suelo, golpear enemigos en el suelo, o incluso atraparlos con sus raíces y arrastrarlos bajo tierra o engullirlos enteros con las fauces que el espíritu abre de par en par en su tronco para luego sustentarse de su carne y sus huesos. Estos cadáveres suponen una fuente de alimento durante varios años.