Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Saurios Guardia del Templo por Geoff Taylor

Hace muchos eones, el mundo era un lugar frío, oscuro y azotado por el viento. Las hojas heladas cubrían la mayor parte de la superficie y una fina franja ecuatorial era la única región de toda la zona donde había vida. Los salvajes vagaban por la tierra, luchando con los elementos, mientras que otros seres, más viejos y malvados, luchaban por sobrevivir. Los restos de aquellas inhumanas civilizaciones, los únicos testigos de su creación y su caída, están ahora enterrados por el paso del tiempo. Todo esto cambió cuando los Ancestrales llegaron al mundo.

La Génesis del Mundo[]

Estegadón por Dave Gallagher

Los creadores de la sociedad de los Hombres Lagarto eran unos seres misteriosos, llegados de las estrellas, que son conocidos como los Ancestrales. Estos endiosados seres nacieron cuando el mismísimo universo era joven. Esta distante y enigmática raza poseía un increíble poder y una inteligencia portentosa. Podían doblar el tiempo y el espacio a su antojo y eran capaces de producir una cantidad enorme de energía y manipularla hasta darle la forma de una devastadora magia que usaban para derrotar a sus enemigos sin implicarse físicamente en los combates.

Gobernaron un imperio que cubría, no solo las estrellas, sino también el tiempo. Eran ingenieros místicos inescrutables, para quienes la astronomía y la astrología, la ciencia y la magia, la realidad y el arte eran lo mismo. Todos los mundos del imperio de los Ancestrales eran pequeños portales, a través de los cuales un único ser podía viajar años luz con un solo paso. Otros, situados en el helado inicio del espacio, eran enormes puertas por donde pasaban los receptáculos más poderosos. En los cielos del mundo se construyó una puerta, a través de la cual podían pasar las naves estelares de los Ancestrales, para traerse consigo las cosas más asombrosas y otras nuevas razas.

Jungla de Lustria por Jonathan Kirtz

Viajaban en naves interestelares que eran capaces de atravesar distancias inimaginables en un abrir y cerrar de ojos. Así es como se desplazaban de mundo en mundo, transportando con ellos a sus sirvientes. De entre estos últimos, los más favorecidos eran los Slann. Bendecidos con unas capacidades intelectuales desmesuraras, los Slann estaban dotados para la creación y eran capaces de manipular la materia, del tiempo y el espacio con la ayuda de sus señores y maestros. A partir de los diseños de los Ancestrales, fueron los Slann quienes hicieron realidad las inmensas construcciones que colgaban como lunas sobre el polo norte y el polo sur; portales que permitían viajar instantáneamente a través de las grietas que hay en el espacio, puertas a incontables realidades.

En edades largo tiempo ha superaras, el mundo era una tierra muy primitiva, habitado por rudas y básicas formas de vida. Era un lugar con climas extremos: gran parte del planeta estaba cubierto por el hielo y trepidantes tormentas recorrían los cielos de parte a parte sin nunca descansar, mientras que, en otros lugares, las erupciones volcánicas estaban a la orden del día y la ceniza volcánica envenenaba la tenue atmósfera. En las pequeñas e inhóspitas junglas, la vida florecía tímidamente y, poco a poco, los Hombres Lagarto fueron despuntando. Esta es la más antigua de las razas sofisticadas que habitan el mundo y sus ciudades ya eran hervideros de actividad y cultura miles de años antes de que los Elfos o los Enanos nacieran al mundo.

Los Ancestrales observaban el mundo y sabían que era único y con un potencial ilimitado. Bajo su influencia, el planeta cambió drásticamente y de manera irrevocable. Decretaron que ese mundo tendría una posición central en sus desconocidos planes. Pero, antes de iniciarlos, decidieron alterar la órbita acercando el planeta al sol y cambiaron su eje de rotación, esto hizo que la atmósfera fuera más cálida y habitable. Con eso, las hojas heladas desaparecieron y en su lugar surgieron bosques verdes que cubrían toda esta nueva tierra. Introdujeron una variedad infinita de formas de vida bajo la apariencia de plantas y animales.

Dioses Creadores[]

Los Ancestrales erigieron su capital en las tierras que más tarde llegarían a conocerse como Lustria. El clima y la topografía agresivos de esta tierra eran adecuados para el metabolismo de los Ancestrales y de sus servidores, por lo que se construyeron una serie de ciudades en las zonas que rodeaban la capital. También se construyeron ciudades por el resto del mundo, en las zonas que hoy se conocen como las Tierras del Sur y Catai, puesto que entonces todos los continentes eran muy húmedos y las junglas se extendían por gran parte del planeta. La comunicación y los viajes entre estas ciudades eran instantáneos y no suponían ningún esfuerzo para los Ancestrales. Incluso sus sirvientes favoritos, los Slann, eran capaces de comunicarse entre continentes y viajar de un sitio a otro, aunque a ellos no les resultaba tan extremadamente sencillo como a sus maestros, dioses de las estrellas.

Ciudad Templo Hombres Lagarto por Jonathan Kirtz

Los Ancestrales cambiaron el mundo por completo; alteraron las formas de vida que habitaban Lustria y el resto de reinos, remodelándolas a voluntad y caprichosamente para que se adecuasen a sus deseos y necesidades. En las llanuras del mundo de los Ancestrales se encontraron con las primitivas criaturas que un día se levantaron y se transformaron en los primeros Elfos, Enanos y Humanos. También se encontraron otras criaturas, seres cuya existencia los Ancestrales consideraron incompatibles con sus planes para el mundo. Fue en este tiempo de cambios cuando fueron creados los primeros Saurios, una nueva forma de vida diseñada y pensada para actuar como guerreros que pacificasen la tierra y les sirviesen de guardianes de las ciudades templo y de los Slann.

Cuando el clima se volvió más cálido, enormes ejércitos de Hombres Lagarto marcharon a la guerra contra las razas nativas que los Ancestrales habían echado de sus tierras, y lucharon una serie de devastadas guerras, ahora olvidadas por el paso del tiempo. Los saurios exterminaron razas enteras para que estas nunca pudieran llegar a hacer sombra a los Slann.

Track the prey by sumerky-d5i2i8l Eslizones

Bajo las órdenes de los Ancestrales, el mundo era un paraíso. Por todos sitios crearon sirvientes que se ocupaban de sus necesidades. El Primer Desove de Magos Sacerdote Slann empezó a tomar forma. Estos eran los grandes visires de los Ancestrales, compañeros de confianza que administrarían sus reinos y guiarían a los seres menores en su desarrollo. Los Slann eran los únicos seres capaces de resistir la presencia de los endiosados Ancestrales, ya que eran seres con un prodigiosa intelecto y poder mágico.

Cuando los saurios acometían sus tareas, los Ancestrales les ordenaban la siguiente fase de sus planes, y los agudos y ágiles eslizones se desovaron para servir como artesanos y administradores del nuevo imperio, puesto que los Ancestrales necesitaban servidores diestros, ágiles y con determinación, que pudiesen desarrollar y llevar a cabo las tareas diarias y que pudiesen cuidar de todo aquello que los Ancestrales habían decidido desarrollar en el mundo.

Kroxigor y Eslizones por Mark Gibbons

Al mismo tiempo, se desovaron a los Kroxigores, poderosos hombres lagarto sobre cuyos desoves se construyó la primera de las poderosas ciudades templo. Tras la seguridad inicial establecida en las exuberantes junglas ecuatoriales de la región, que más tarde se llamaría Lustria, los Hombres lagarto crearon ciudades y otras estructuras por todo el globo, siendo cada una de ellas un nexo vital en un mundo que albergaba una increíble red de poder arcano.

Durante incontables milenios, los Hombres Lagarto fueron los gobernantes del mundo y ninguna otra raza llegó a hacerles sombra Poseían una tecnología maestra, como lo era su gran habilidad para manipular los Vientos de la Magia, aunque para los Ancestrales la magia y la tecnología eran lo mismo.

La siguiente fase del plan de los Ancestrales era el reajuste de las placas tectónicas. A partir del enorme continente revelado por la desaparición de las hojas heladas, los Ancestrales pusieron en marcha un plan que vería la formación de nuevas tierras y mares, haciendo que el mundo se ajustara a los patrones establecidos, compatibles con sus fines. Este reajuste llevaría varios milenios, como si buscasen darle una apariencia en particular al mundo, y solo los Ancestrales sabían su forma final.

Discordia en el Paraíso[]

Demonios del caos2

Los Ancestrales continuaron dirigiendo el avance y la evolución de las razas elegidas durante innumerables lunas, puesto que el tiempo tenía poco sentido para ellos y podían permitirse esperar y observar cómo el mundo cambiaba poco a poco hasta que fuese de su agrado. Enseñaron a los ancestros de las razas modernas como manipular la esencia de la magia, y los encaminaron hacia la civilización y el conocimiento. No obstante, no todo estaba bien en el imperio galáctico de los Ancestrales. Todavía estaban por llegar los malos tiempos; tiempos en los que el terror estaría tan presente en el mundo que provocaría insoportables pesadillas a todos los seres del planeta, algo que condicionaría el futuro del mundo y que impediría que este volviera a ser el paraíso que los Ancestrales estaban creando.

La fuente de sus poderes mágicos era una dimensión de energía pura, a la que más tarde se conocería como Reino del Caos. Además, sus puertas extradimensionales llevaban a lugares oscuros y a las profundidades infernales de este reino imposible. Seres nacientes se agitaban entre estas profundidades, con inteligencias malignas que molestaban a los Ancestrales. Mientras la vida crecía a través de la galaxia, a veces creada por los mismísimos Ancestrales, esta dimensión de Caos se volvía más turbulenta y se revolvía cuando resonaban las pasiones y las emociones de sus nuevas creaciones.

Entonces, los Ancestrales empezaron a engendrar a criaturas desovadas por estas emociones en la profundidad del mar del Caos para que lucharan una guerra constante por el dominio de esta dimensión imposible. Quizás, las razas que los Ancestrales habían criado durante ese tiempo estaban destinadas a luchar contra estas criaturas del Caos. Los primeros que se crearon fueron los Elfos, que aprendieron el saber de la magia de manos de los dioses; Después vinieron los Enanos, cuya magia era intrínseca e innata. Quizá, cuando la batalla se intensificó, los Ancestrales se vieron obligados a crear apresuradamente más seres, como los Humanos, y, por último, los Halflings y los Ogros, que se alzaron como los más salvajes que deambulaban por el mundo, para ocupar un sitio a los pies de los dioses.

La Caída[]

Origen Hombres Bestia Portal por Karl Kopinski

En el horizonte apareció un enemigo, un adversario compuesto de energía pura. Provenía de la magia de los propios Ancestrales, pero aun así resultaba incontrolable y destructivo; se trataba de lo que más tarde llegaría a conocerse como Caos.

Una guerra colosal, en la que los Ancestrales luchaban por imponerse al Caos, tuvo lugar durante siglos. Se combatía por el control de los portales interdimensionales que había en los polos del planeta. Las energías desatadas durante esta lucha destrozaron la tierra, pero poro a poco los Ancestrales empezaron a inclinar la contienda de su lado. Sin embargo, los intentos de cerrar estos portales, por los que el Caos podía pasar sin oposición alguna, resultaron en vano.

Demonios del Caos contra Hombres Lagarto por Paul Dainton

En una catastrófica explosión de oscuridad absoluta, los portales de los polos resultaron destruidos por completo. No se sabe si fueron los Ancestrales los que demolieron estas puertas o si se rompieron solas debido a la inmensa presión a la que fueron sometidas por las energías que las atravesaban de un lado al otro, una y otra vez, durante la guerra contra el Caos. Fuera como fuera, estos portales dimensionales se hicieron añicos y sus pedazos se diseminaron por todo el planeta cayendo como furiosos cometas que atravesaron la tierra y movieron las placas tectónicas, con lo que terribles terremotos azotaron las tierras y gigantescas olas se levantaron de los mares hirvientes. Grandes cantidades de la más pura y cruda de las materias del Caos se mezclaron y fusionaron en la forma de una nueva y maligna luna.

La energía del Caos se extendió rápidamente por el mundo, como una onda expansiva, y destruyó muchas de las ciudades de los Hombres Lagarto instantáneamente. La realidad fue rasgada de manera brutal, y las lágrimas de los Ancestrales pudieron sentirse en el alma de cada una de las criaturas que habitaba el planeta.

Mala suerte hombres lagarto warhammer total war por Milek Jakubiec

Las heridas más graves causadas por la explosión de estos portales se encuentran en los extremos norte y sur, por donde emergió algo que iba a condenar al mundo de manera definitiva. Desde los Reinos del Caos llegaron todo tipo de demonios, pesadillas hechas realidad que lo arrasaban todo a su paso. Energía mágica en estado puro fluía a través de estos portales rotos e inundaba el mundo. Los ejércitos de guerreros saurios de los Slann combatían sin cesar contra estos demonios en batallas apocalípticas que podían llegar a durar siglos. Aunque su fuerza era grande, no eran invencibles y millones de estos bravos guerreros murieron a manos de los demonios durante los milenios que duró la guerra.

La destrucción de los portales de disformidad marcó la partida de los Ancestrales. Nadie sabe que les sucedió en realidad a estos seres Supremos, ni siquiera los Slann. Algunos creen que murieron nada más entrar en el mundo el flujo del Caos, la antítesis definitiva de los Ancestrales, seres que servían al orden. Otros especulan con la idea de que los Ancestrales, seres divinos como eran, eran vulnerables y susceptibles en grado sumo a los ataques de los demonios, así que dicen que fueron poseídos y sus cuerpos saqueados desde dentro por estos. Otros creen que, en cuanto vieron que el mundo estaba condenado, lo abandonaron a su suerte. De una u otra manera, por una u otra razón, los Ancestrales desaparecieron del mundo, dejando en él a sus favorecidos sirvientes, los Slann, a la deriva, incomunicados de sus maestros y teniendo que hacer frente a la destrucción inminente del mundo que habitaban.

Los vástagos perdidos de los Dioses Caídos[]

Hombres Lagarto Lustria Destrucción

Todavía azorados por la onda expansiva creada por la explosión de las puertas polares y el horror que les produjo la pérdida de sus señores, los Slann se vieron forzados a pasar rápidamente a la acción. Su magia, débil en comparación con la de los Ancestrales, aunque muy por delante de lo que nunca estaría la del resto de seres del planeta, se volvió cada vez más difícil de controlar. Las impredecibles ondas del Caos, que se extendían por todo el mundo, desbarataban los hechizos de los Slann, muchos de los cuales sucumbían ante su propio poder, ahora ingobernable. Los que milagrosamente consiguieron sobrevivir empezaron a erigir barreras defensivas para intentar mantener lejos de ellos el poder del Caos, que ahora estaba presente en todos y cada uno de los puntos del planeta.

Los Slann sabían que, si no hacían algo, los impredecibles vientos del Caos acabarían por destruir todo el mundo, que todo ser sería desprovisto de vida por las entidades demoníacas y que todo el planeta sucumbiría. Intentaron desesperadamente reactivar una serie de guardas que los Ancestrales habían diseminado por el planeta de forma estratégica, en las zonas de mayor acumulación energética, allí donde se cruzaban las líneas de poder. Se crearon aún mas salvaguardas por todo el mundo para contener las embestidas del Caos y confinado nuevamente en la disformidad, el lugar del que provenía. Tras un tiempo, Lustria, las junglas de las Tierras del Sur y las islas cercanas al polo sur estuvieron protegidas.

Es así como los Slann asumieron el rol de protectores de este mundo que había sido esculpido por los Ancestrales a voluntad. Cuando su número se fue reduciendo, los Slann se fueron retirando más y más a las profundidades de la jungla, con la intención de defender sus ciudades templo de las acometidas del Caos. Al intentar mantener, al menos, el control de sus propios dominios, los Slann se vieron forzados a dejar el resto del mundo a su mente mientras ellos luchaban por sobrevivir, puesto que veían su fin muy cercano.

Una Era de Aislamiento[]

Isla de los Muertos 01 por Jonathan Kirtz Altos Elfos

El fin del mundo pudo ser evitarlo por la acción desinteresada de los Elfos de Ulthuan. Cuando su isla fue asediada por los demonios, los Elfos crearon un poderoso vórtice de energía que succionó casi todos los Vientos de la Magia en el ojo de un devastador huracán. Los demonios necesitaban esta energía para mantener su presencia física en el mundo y, al no tenerla, se desvanecieron. Los Elfos habían aprendido sus artes mágicas de los Ancestrales y de los Slann muchas generaciones antes y eran expertos manejando los vientos de la magia que soplaban en aquellos momentos. De hecho, podían controlar la magia de una manera diferente a los Slann. Pero los hechizos extremadamente poderosos que lanzaron los Elfos tenían un alto precio: la condena altruista de sus mejores magos a una eternidad de tormento en beneficio del mundo entero.

Ahora que la magia volvía a estar controlada, los demonios no podían permanecer en el plano físico, por lo que empezaron a desaparecer y sus cuerpos se convirtieron en ríos de energía del Caos que iban a desembocar a los polos, donde desaparecían por los restos de los poderes de disformidad.

Mago Sacerdote Slann por John Blanche

Con los demonios del Caos desterrados, amaneció un nuevo día en las junglas de Lustria. Los Hombres Lagarto contemplaron como sus dominios se habían reducido a ruinas humeantes. Aunque la quemada jungla pronto volvería a crecer, los supervivientes sabían que las ciudades templo nunca podrían reconstruirse. La cantidad de Slann se redujo drásticamente cuando se combatió al Caos por primera vez y los supervivientes se retiraron a lo más profundo de la selva. Muchas de las ciudades templo quedaron en ruinas durante este conflicto y los Slann se apartaron a sí mismos de los asuntos de los mortales.

Los Magos Sacerdote veían un mundo que ya no reconocían, que tan irrevocablemente había cambiarlo por la corrupción del Caos. Los Hombres lagarto se enfrentaron al enorme reto de la supervivencia, ya que ahora era el momento de las razas más jóvenes, cuyos imperios nacientes se extendieron rápidamente hasta cubrir todo el globo. Los Hombres Lagarto se encerraron dentro de sus dominios, haciendo de Lustria un reino casi impenetrable. Penetrar en su interior conllevaba la muerte a manos de miríadas de bestias depredadoras, plantas Carnívoras, enfermedades tropicales y del mismo ejército de Hombres Lagarto. No importaba qué reflujo de conquista tocara el mundo, Lustria aguantaría; era un refugio en el que los magos sacerdote se podían resguardar, meditar sobre los planes de los Ancestrales y reconstruir sus poderes con el paso de los siglos.

Reflexiones[]

Mientras los magos sacerdote meditaban y soñaban con sus reinos y dioses creadores perdidos, su sociedad empezó un inexorable camino hacia la barbarie. Durante la gran guerra contra el Caos se había perdido mucho conocimiento, y todos los Slann del Primer Desove habían sido aniquilados. Ninguno de los magos sacerdote que quedaban tenía tanta presencia como un Ancestral. Los Ancestrales asumieron el papel de dioses distantes, alabados por los Hombres Lagarto y suplicados en tiempos de necesidad.

Chamán Eslizón Sacrificio

Los Hombres Lagarto empezaron a realizar sacrificios de sangre, ofrecían las vidas de los enemigos capturados a sus creadores para así atraer sus bendiciones. Los Hombres Lagarto tenían muchas reliquias, vestigios de la tecnología arcana de los Ancestrales, aunque su comprensión escapaba de las mentes de los que quedaban. Para los Hombres Lagarto, estos aparatos se convirtieron en objetos de veneración y de superstición, era la interpretación y elaboración de su trabajo sustituida por la ceremonia y el ritual.

Las misiones de los Slann y de sus sirvientes se duplicaron. Aunque el Gran Ritual de los Elfos había desbaratado los planes del Caos, no se había realizado por completo. La primera tarea que debían realizar era mantener lo que había quedado de la red geomántica. Ésta se había utilizado para levantar la Gran Protección, una línea de defensa y centinelas contra el Caos que acorralaría a los demonios y dejaría fluir sus poderes hasta el vórtice de los Elfos en el centro de Ulthuan. Muchos magos sacerdote tardaron siglos en hacerlo, su incesante guardia aseguraba que la Gran Protección seguía intacta, aunque, para sus sirvientes, los guardias parecían inmóviles o incluso dormidos.

La segunda tarea de los magos sacerdote, para llevar a cabo su indomable voluntad, era reconstruir el Gran Plan de los Ancestrales. Los vestigios con las intenciones de los Ancestrales se dispersaron por el mundo, aunque se habían dejado pistas en las tablillas y en otros objetos de fabricación alienígena. Durante siglos, los Hombres Lagarto trabajaron duro para recuperar estas escrituras y convertirlas en un poderoso archivo de tablillas. Algunas, eran anteriores a la llegada del Caos; otras, estaban escritas después y tomaban la forma de predicciones, profecías y augurios. Se llegó a sospechar que uno de estos objetos encontrados era suficiente para despertar a un mago sacerdote de su contemplación, y para enviar a una poderosa hueste a recuperarlo.

El Surgimiento de los de Sangre Caliente[]

Nave Dragón Indraugnir - El de la Mano Sangrienta por Tiernen Trevallion

Mientras tanto, las razas más jóvenes descubrieron Lustria e intentaron penetrar en su interior. Las flotas de los Elfos de Ulthuan navegaron por los mares e interceptaron muchas naves de otras razas que intentaban cruzar el Gran Océano, pero muchas se escaparon, atraídas por los tesoros que podían imaginar. La mayoría de los que pusieron un pie en las costas doradas tuvieron una espantosa muerte antes de adentrarse en la jungla. Otros sobrevivieron saqueando lugares de las afueras, robando tesoros muy valiosos para establecer imperios enteros en las tierras de donde procedían.

La llegada de estas jóvenes razas era, hasta cierto punto, predecible. Desde la llegada del Caos, el Gran Plan iba inexorablemente mal. Si no hubiera existido la influencia del Caos, los Slann hubieran predicho y controlado cada paso del desarrollo de las razas mortales. Pero en vez de eso, apareció el desequilibrio y la entropía en el Gran Plan, que se expandían como las ondas en la superficie de un estanque. Las razas del mundo actuaban en patrones cada vez más inconmensurables, hasta tal punto que los magos sacerdote apenas podían predecir cuál sería su siguiente paso.

La Llegada de los Primeros[]

Puerto Elfo por DavidNash

La primera joven raza que puso un pie en el suelo sagrado de Lustria fueron los Altos Elfos. Cuando se conoció la Gran Catástrofe de la guerra con el Caos, un espeluznante silencio de expectación invadió todo el mundo. Los Altos Elfos habían visto como todo había cambiado, y que aún quedaba mucho por explotar más allá de Ulthuan. Con la partida de los Ancestrales, había surgido una nueva era. Solo los señores del conocimiento elfos más eruditos sabían de la presencia de seres en las junglas de Lustria, aunque sabían que eran muy pocos los que habían sobrevivido a la guerra contra el Caos.

Y así fue como, en las costas del istmo de Pahuax, llena de pantanos y tapadas por la niebla, un elegante buque con la proa plateada penetró en la miasma salada. Pisar la fangosa tierra de Lustria había sido algo muy fácil para la compañía de exploradores. Se adentraron en los dominios de los dioses, que les habían prohibido habitar en ningún otro sitio que no fuera Ulthuan. Pero se supo de la llegada de los elfos antes de que dieran cien pasos. Los mensajeros fueron enviados a la ciudad templo de Pahuax. El mago sacerdote Señor Huinitenuchli fue despertado de su sueño recuperativo, en el que estaba después de derrotar al demonio Slaa’Ulaan en la batalla del lago Xuhua. El mago sacerdote se recuperó de las heridas recibidas en la batalla varios días antes de conversar con sus guardas. Al mismo tiempo, los chamanes eslizón fueron apartados de la sabiduría de su muestro y obligados a ocuparse de la llegada de los Altos Elfos como ellos sabían.

Los exploradores elfos se abrieron paso entre los enjambres costaneros infectados de moscas, hacia el oeste, camino a la ciudad templo. Muchos enfermaron por el empalagoso calor, sus cuerpos no estaban preparados para el ambiente de la jungla. Pronto cayeron los primeros elfos por las picaduras envenenadas de las avispas sangrientas, cuyo tamaño era igual al de enormes pájaros. Mas elfos, que se abrían camino por los pequeños riachuelos con enormes corrientes, perecieron por las mordeduras de las pirañas lagarto. Después de veinte días de viaje, solo una veintena de elfos llegó a las sombrías y poderosas puertas de bronce de Pahuax.

Ciudad Templo por John Blanche

En ese momento, el Señor Huinitenuchli ya se había despertado por completo y había llevado a su palanquín hacia la Cámara Estelar, en el ápice de la Pirámide Dorada. El mago sacerdote se enfado por haber sido sacado de su sueño y lanzó una serie de órdenes totalmente indescriptibles, aunque innegables, a sus guardias. Sin embargo, conforme iba tomando consciencia, el mago sacerdote supo de la incomprensión de la situación, y fue más lúcido en sus órdenes. Huinitenuchli ordenó que llevaran a estos intrusos frente a él para que los mirada a la cara y determinara su lugar en el Gran Plan.

Con gran ceremonia, los elfos fueron llevados a Pahuax. Desfilaron por las calles de la ciudad mirando con admiración la majestuosa arquitectura. Flanqueados por la guardia del templo, tan silenciosa e inmóvil que parecían estatuas, subieron los peldaños de la Pirámide Dorada y fueron conducidos a la Cámara Estelar. Se hizo el silencio, ya que Huinitenuchli parecía no notar su presencia. Finalmente, los ojos del mago sacerdote se centraron sobre los seres arrodillados frente a él, y pronunció una sola frase. Los chamanes eslizón esperaban que Huinitenuchli estallara en chillidos de excitación por no haber entendido sus palabras. El eslizón superior declaró que lo que Huinítenuchli había dicho era “no deberían estar aquí".

Por un instante, la guardia del templo rodeo a los elfos alzando sus poderosas alabardas. Viendo el peligro de cerca, los elfos desenvainaron sus armas y estalló el desorden en la Camara Estelar. En el mismo momento en que los elfos mostraron sus armas, la guardia del templo se movió para proteger a su señor. La mitad de los elfos fueron despedazados salvajemente en los primeros minutos de confusión, pero su capitán lideró una retirada desesperada y sus guerreros lo siguieron, pirámide abajo, hacia las puertas de la ciudad. Los elfos fueron perseguidos tras su huida, y solo el capitán y un puñado de guerreros llegaron al límite del arbolado.

Tres meses después, el capitán elfo llegó a Ulthuan, destrozado por la enfermedad y lisiado por las heridas recibidas, que no quiso curarse. Fue a ver al Rey Fénix Bel Shanaar para informarle de las criaturas que habitaban en las junglas de Lustria. Tuvieron que pasar varios años antes de que los Elfos de Ulthuan volvieran a poner un pie en el Nuevo Mundo, caminaran varios centenares de kilómetros hacia el norte y establecieran su colonia de Arnheim para que la fría ira de los Hombres Lagarto no pudiera llegar a ellos.

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Los magos sacerdote Slann estaban satisfechos por el hecho de que los Elfos hubieran decidido cuidar de muchos de los lugares sagrados de los Ancestrales; pero, con el tiempo, los Elfos se olvidaron de que no habían sido siempre ellos los protectores de estos lugares. Algunos de estos sitios fueron reconstruidos por los Elfos, y recibieron nombres nuevos, incluida la Ciudadela del Anochecer, la Torre del Sol Naciente y el emplazamiento original de Tor Elasor. Estos lugares eran defensas construidas originalmente por los Slann para evitar que los Desiertos del Caos se extendiesen; y, hasta hoy, los Altos Elfos continúan desempeñando esta tarea, que permite que los lugares sagrados funcionen como en tiempos de los Ancestrales. Los Altos Elfos saben de la existencia de los Slann y por eso se mantienen alejados de sus junglas.

Lustria estuvo aislada durante miles de años. Los Slann permanecieron dormitando, entrando cada vez en un letargo místico más y más profundo al tiempo que intentaban descifrar cuál era el curso de acción que debían seguir. Como nunca habían conocido todos los secretos y detalles del plan que los Ancestrales tenían para el mundo, los magos sacerdote tenían que decidir en función de lo que pensaban que los Ancestrales habrían hecho. Mientras que los más viejos Slann se sumergieron en un sueño contemplativo, los más jóvenes se mantuvieron despiertos con la intención de descifrar las enseñanzas de los Ancestrales.

El Destino de Chupayotl[]

Varios años después, los Altos Elfos enviaron sus flotas a todos los rincones del globo. Malekith el Grande se hizo amigo del Gran Rey Enano Snorri Barbablanca, y los Slann consideraron el significado de este acontecimiento. Mientras tanto, en el sur, se manifestaba una dura amenaza. La ciudad de Chupayotl había empezado a hundirse inexorablemente bajo el mar desde la guerra contra el Caos. Los Slann estuvieron meditando durante bastante tiempo si esto formaba parte del Gran Plan, y tuvieron que llegar a un consenso.

Costa Lustria Hombres Lagarto por Mike Franchina

Fuera cual fuera la causa, en la víspera del reajuste de las Estrellas Fuego un gran temblor sacudió la costa este de Lustria. El océano se retiraba, dejando a la vista todo el lecho marino que había hasta el horizonte lejano. Enormes leviatanes no veían la luz del sol desde la creación del mundo y se retorcían sobre la húmeda superficie de barro.

Mientras los mares se iban vaciando, los chamanes eslizón anunciaron que tenían que abandonar la ciudad. Fueron los guardias del templo los que tuvieron que llevar a los magos sacerdote a un lugar seguro. Tardaron varias horas en despertarlos a todos y desenterrar los cuerpos momificados de los sacerdotes reliquias. Está escrito que los magos sacerdote hubieran preferido meditar sobre los acontecimientos, pero los guardianes del templo simplemente cargaron con sus rumiantes palanquines sobre sus amplias espaldas blindadas y los llevaron fuera de la ciudad.

Cuando salían los últimos magos sacerdote, un poderoso muro de agua tapó el sol. El mismo mar que se había retirado, volvió en forma de tsunami con varios centenares de kilómetros de altura. El mar aplastó no solo la ciudad de Chupayotl, sino también a la mayor parte de la población. El agua continuó durante varios kilómetros, adentrándose en la jungla, y arrasando una enorme área, antes de que su fuerza se debilitara. Cuando el agua volvió al océano, el nivel del mar se igualó, pero Chupayotl había desaparecido, arrastrada hacía el océano junto con miles de sus habitantes. Trágicamente, los magos sacerdote de Chupayotl también perecieron ese día, estrellados contra las ruinas de su propia ciudad templo.

El hundimiento de Chupayotl anunció un desastre final. La ciudad había servido de nexo en la red geomantica y ahora, la comunión con los puestos avanzados de fuera de Lustria era imposible. Los magos sacerdote lejanos que habían sobrevivido a la Gran Catástrofe quedaron aislados. De ahora en adelante, tendrían que utilizar sus propios aparatos para continuar con el Gran Plan de la mejor manera posible.

Se dice que Chupayotl yace ahora bajo el océano y descansa en una profunda zanja oscura. Quizá otros seres ocupen ahora sus templos; entran sigilosamente a la luz de la luna y devoran a los mas imprudentes con sus bocas llenas de filas y filas de clientes puntiagudos. Son muchas y muy extrañas las historias que se cuentan sobre la hundida Chupayotl.

Destrucción en las Montañas del Fin del Mundo[]

Cubo de Oscuridad Andrew Olson Slann

El hundimiento de Chupayotl causó una gran consternación entre los magos sacerdote, ya que empezaron a tener dudas sobre ellos mismo. Pero, ¿los Ancestrales no podían haber previsto la muerte de los magos sacerdote de Chupayotl? Si es que no, entonces, ¿los Slann erraron de algún modo en su misión? Quizá los anteriores reajustes se habrían llevado a cabo incorrectamente; infinitos errores en el cálculo habrían provocado un aumento de los trágicos resultados. Los magos sacerdote vieron como la entropía había invadido de algún modo el orden cósmico de los Ancestrales.

Durante los siglos siguientes, debido a tanta confusión, las meditaciones de los Slann se habían dividido. Muchos de ellos aconsejaron no reajustar nada más. Sabían que, en el mundo que había mas allá de la destruida Lustria, los reinos élficos se dividían en dos, y Caradryel, apodado el Pacificador, se convertía en Rey Fénix. Otros, especialmente los de los desoves más recientes, pensaban que se tenía que hacer algo, y pronto, ya que los errores se podían corregir mientras estuvieran a tiempo.

Dos de los magos sacerdote se enzarzaron en lo que para los Slann fue una atroz e implacable disputa. El Señor Quex de Pahuax pensó que era necesario un reajuste drástico, y que tenía que hacerse enseguida. El Señor Itz-Xloc de Itza creyó todo lo contrario, que no tenía que realizarse ningún reajuste. Cada uno se recostó en su trono mientras los guardias tragaron saliva, en sus mentes aún resonaban los argumentos de la comunión sublime.

Finalmente, el debate desencadenó en un duelo mágico. Místicos relámpagos aparecieron en lo alto de las pirámides templo, el ambiente se cargaba conforme crecía la presión mágica hasta asombrosas proporciones, y las bestias de la jungla gritaron con una mezcla de enfado y confusión. Entonces, en cuestión de segundos, se resolvió el problema y se gano el debate. La voluntad del Señor Quex prevaleció y, recurriendo a las enormes reservas de poder de la red geomántica, el mago sacerdote hizo que los continentes se movieran.

Montaña del Trueno Karag Dron Warhammer Online Volcán

Los terremotos golpearon cada rincón del globo. Los enormes castillos de las Montañas de los Lamentos se derrumbaron, y en la Gran Muralla de Catai apareció una brecha desigual, a través de la cual salieron unos cien mil bárbaros hung vengativos. Las tierras de la antigua Kavzar explotaron antes de acabar inundadas por el mar. El peor impacto de todos lo recibieron las Montañas del Fin del Mundo, ya que bajo ellas se encontró el gran Camino Subterráneo del Imperio Enano. La lava salía a borbotones de las profundidades del mundo, inundaba los muros enanos e incineraba a infinitos enanos en un abrir y cerrar de ojos.

No hubo nada en el continente de Lustria que escapara de la destrucción. La gran Pirámide de Itza, sobre la que se sentaba el Señor Itz-Xloc, se derrumbó, aplastando a los magos sacerdote en un santiamén. La muerte del venerable mago sacerdote envió ondas de choque que resonaron a trasvés de la comunión sublime, despertando violentamente a los Slann, que en ese momento meditaban. Poco después, llegaron noticias de que entre los escombros de la pirámide de Itz-Xloc se había encontrado la tablilla de Otzli-Potec, perdida hacía mucho tiempo. Los magos sacerdote de Itza despiertos ordenaron traer esa tablilla ante ellos, y después de leerla, dijeron que el Señor Quex había acertado en su interpretación de la voluntad de los Ancestrales. Los magos sacerdote slann ordenaron que continuar los reajustes sin importar a que coste, para que la raza de Hombres Lagarto nunca más se apartara del camino correcto o se desviara del Gran Plan de los Ancestrales.

La Rata y la Serpiente[]

Portada libro Lustria por Karl Kopinski

La llegada de los roedores, los Skavens, estaba escrita en la Profecía de Sotek, aunque solo unos fragmentos de la profecía han sobrevivido a la destrucción de la ciudad templo de Chaqua. Cuando los Skavens llegaron a Lustria, comenzó una guerra que duró milenios. Nada más llegar, los Skavens empezaron a extender sus devastadoras plagas y enfermedades por toda la tierra.

Los Hombres Lagarto se esforzaron por limpiar de rátidos las junglas de Lustria; no había sitio para los Skavens en los planes de los Ancestrales, ya que eran criaturas no naturales que habían nacido gracias a las energías del Caos. Esta es la razón por la que los Hombres Lagarto los consideraron sus enemigos desde un principio y se esforzaron por erradicarlos de la faz de la tierra. Como estas alimañas se adaptaban bien a la jungla y se reproducían rápidamente, en pocas décadas toda Lustria estaba infectada de ratas. Además, los roedores llevaban con ellos enfermedades y pestilencia, a las que sucumbieron decenas de miles de Hombres Lagarto.

Los Skavens del clan Pestilens llevaron a los Hombres Lagarto al borde de la destrucción y lo hubieran logrado de no ser por el Advenimiento de Sotek, el nuevo Dios Serpiente de los Hombres Lagarto. El profeta eslizón Tehenhauin predicaba la llegada del dios Serpiente, que según las profecías de Chaqua, estaba destinado a devorar al maligno dios Rata y erradicar a sus hijos. La venida de este dios al mundo sería precedida por la aparición de un cometa de doble cola en el cielo, pero para ello era necesario el sacrificio de cientos de Skavens para invocarlo. El culto rápidamente ganó adeptos en toda Lustria y millares de Skavens fueron pasados a cuchillo para alimentar al Dios serpiente. Gracias a los sacrificios llevados a cabo, cientos de serpientes surgidas de la nada inundaron los túneles Skavens matando a miles y obligando al resto a huir atravesando la jungla. Los Hombres Lagarto persiguieron implacablemente a los Skavens y se dice que en el punto álgido de la batalla final, el propio Sotek, con la forma de una Serpiente gigante, apareció y los expulsó definitivamente de Lustria, para luego perseguirlos hasta las Tierras del Sur, donde continúa dando caza a los Skavens.

Era de los conflictos[]

Elfos Oscuros Lustria

La larga guerra contra el Clan Pestilens anunció una nueva era para los sirvientes de los Ancestrales. A lo largo de la siguiente época, las jóvenes razas codiciavan aún más la asombrosa Lustria, y serían aún mas violentas en sus ataques contra los Hombres lagarto y viceversa. Sin embargo, debido a la victoria sobre los Skavens, los Hombres Lagarto se vigorizaron, listos para enfrentarse a cualquier amenaza de las advenedizas jóvenes razas.

Muchas de estas amenazas llegaron en forma de incursiones, pero el mayor tesoro de Lustria estaba bien protegido para que las jóvenes razas no lograran robarlo. Los magos sacerdote se preocuparon poco por la pérdida de las baratijas, ya que las tablillas sagradas seguían a salvo. A los fieles eslizones se les encomendó la tarea de recuperar estos tesoros, y los centinelas se pusieron a proteger las junglas. Así, incluso las ruinas llenas de plantas de las profundas junglas estaban vigiladas por los imperturbables ojos que notarían la intrusión más pequeña. En muchos casos, bastaba con pequeños grupos de Hombres Lagarto, dirigidos por jefes Eslizones, para ahuyentar a los intrusos. Cuando el enemigo venía en grandes cantidades, el trabajo de la guardia consistía en perseguir a los de sangre caliente mientras, los acechantes más rápidos se enviaban a despertar a los ejércitos de las ciudades templo. Muy pocos lograban resistir contra estas huestes saurias tan poderosas, y la mayoría simplemente dejaba caer el botín que llevaba encima y huía hacía sus naves lo más rápido posible.

Los ataques de los Oscuros[]

Quizás las incursiones más prolíficas fueron las de los Elfos Oscuros de Naggaroth. Mientras los Slann batallaban contra los engendros ratoniles, los Elfos Oscuros empezaron a realizar incursiones sobre las junglas de Lustria. Los Slann no se habían topado nunca antes con estas criaturas de naturaleza malvada, reflexionando durante algún tiempo sobre la aparición. Para los magos sacerdote, estas retorcidas criaturas no se diferenciaban de los Elfos de Ulthuan (con los que los Hombres Lagarto habían tenido escaso contacto después de su primer y desastroso encuentro en Pahuax), por lo que los consideraban tal y como los Ancestrales habían dispuesto que fueran: una sola y equilibrada raza.

Elfos Oscuros vs Hombres Lagarto

Al principio, los magos sacerdote slann habían permitido la entrada de estos elfos a las tranquilas junglas de Lustria, para observar su comportamiento y saber sus intenciones. Pero los nuevos visitantes solo parecían interesados en saquear las riquezas mágicas de los reinos de los Hombres Lagarto. Esto sirvió para confirmar la opinión que tenían los magos sacerdote Slann de que todas las jóvenes razas con sangre caliente se habían apartado del Gran Plan de los Ancestrales, y que su contacto solo les llevaría a más conflictos.

Los Elfos Oscuros mostraban una falta de respeto total por la sabiduría y soberanía de los Slann y atacaban el corazón de Lustria con precisión. “Aunque los peligros son muchos, las recompensas son todavía mayores. Céleres y silenciosas como el filo de una espada en la noche, las incursiones contra los más débiles y aislados templos y altares cercanos a la costa nos reportarán grandes tesoros; y las reinas brujas pagan muy bien por estos artefactos de poder que tanto codician” escribió el llamado Escriba Oscuro de Karond Kar.

Uno de los ataques más serios vino cuando los Elfos de Naggaroth descubrieron el Paso Negro, una enorme red de ríos y mares subterráneos que se extendían por todo el continente. Robaron la Pilastra Estelar de Quetli, uno de los artilugios más sagrados, de la cámara mejor vigilada de toda la tierra. Una hueste de Hombres Lagarto persiguió implacablemente a los Elfos Oscuros a través del continente hasta finalmente darles caza y recuperar lo que les pertenecía. La Pilastra Estelar sagrada fue devuelta a su legítimo sitio en la ciudad templo de Itza. Se ordenó que a partir de entonces, la Pilastra Estelar sería vigilada por la guardia del templo más devota de la ciudad, para que nunca más fuera robada.

Así es como se inició una era de odio y desconfianza entre los Elfos y los Hombres Lagarto, que tuvo como resultado miles de sacrificios por ambas partes y el hecho de que los Hombres Lagarto perdieran toda la fe y confianza en las razas de seres de sangre caliente. Debido a este conflicto, el Cacique Mazdamundi volvió a dirigir sus ejércitos fuera de la jungla, algo que no había tenido que hacer en miles de años. Se dirigió por el norte, siguiendo sendas ocultas, hacia Naggaroth, con la única intención de recuperar todos los objetos que se les había arrebatado a los Hombres Lagarto. Cuando regresaba victorioso a Hexoatl, Mazdamundi utilizó todo su poder para crear de la nada una montaña en mitad del paso del valle por el que su ejército volvía a casa, cortando así toda posibilidad de que el ejército perseguidor de Elfos Oscuros de Clar Karond pudiera darles caza. Las incursiones de los Elfos Oscuros han continuado miles de años después, pero han sido contestados con gran fiereza por los Hombres Lagarto, que han llegado a contraatacarles en varias ocasiones.

La Llegada del Hombre[]

Barco Largo Nórdicos por Mike Franchina

Las décadas pasaron a ser siglos y civilizaciones enteras nacieron y murieron. Los Altos Elfos de Lothern gobernaron los océanos, interceptando cualquier buque que intentara cruzar el Gran Charco. Una raza logró pasar el bloqueo de los Altos Elfos: los Hombres.

La llegada de los Hombres a Lustria había sido predecida en el Tricentésimo Ciclo de las Dos Lunas en Itza miles de años antes y estaba tallada en una tablilla sagrada. Los propios Ancestrales habían cuidado de ellos y los habían apartado de su salvajismo natural. Los Hombres crearon su primera civilización en la Tierra del Sol, tal y como se recoge en las tablillas sagradas de la ciudad templo de Zlatlan. Se había profetizado que el Hombre llegaría a las tierras de Lustria y que entonces comenzaría un período de oscuridad y catástrofes; se sabía de la codicia del Hombre y de su pasión por el oro. Sin embargo, la raza de los Hombres también había sido creada por los Ancestrales y era una parte muy importante del Gran Plan de estos, por lo que no eran atacados a no ser que su avaricia los llevase demasiado lejos.

Mientras que los Elfos eran conocedores de la presencia de los Hombres Lagarto en las junglas, aunque sus recuerdos estuviesen corruptos y retorcidos después de generaciones de arrogancia, la joven raza de los Hombres no tenía noticia alguna de la antigua civilización que se escondía en Lustria ni recordaba a los sirvientes de los ancestrales que les habían ayudado a desarrollar su civilización. Para esta gente, Lustria solo era un nuevo mundo lleno de riquezas y peligros, una tierra que tanto podía enriquecer a un hombre como propiciar su muerte. Pero Lustria estaba llena de metales preciosos v la avaricia del Hombre era demasiado grande. De hecho, en muchos de los mapas dibujados por los Hombres, a Lustria se la denomina Nuevo Mundo del Oro.

Skeggi 001

Los primeros humanos que cruzaron el Gran Charco, llegaron las costas de Lustria y vivieron para contarlo todo, fueron los nórdicos, liderados por el famoso aventurero Losteriksson. La última partida que había organizado se vio desviada de su ruta por unas terribles tempestades y, de golpe, apareció frente a las costas de Lustria. Los nórdicos tuvieron la suerte de descubrir una enorme ruina no muy lejos de la costa, y no tardaron en saquear el lugar sagrado, sin saber la blasfemia que estaban cometiendo. Allí la expedición nórdica encontró riquezas más allá de lo imaginable, aunque más de la mitad murió durante las primeras semanas debido a las duras condiciones ambientales. La parte del oro con el que se encontraron hizo a los supervivientes asombrosamente ricos.

Las falúas nórdicas volvieron a su hogar cargadas de riquezas, y la noticia de que un nuevo continente rebosaba de oro pronto se extendió por todo Norsca. En el plazo de una década, los nórdicos regresaron Lustria, donde construyeron un asentamiento. La nueva colonia se llamó Skeggi, en honor a la hija de Losteriksson, el primer nórdico que nació en este nuevo continente. Losteriksson prohibió a los suyos la entrada a la jungla, pero los jóvenes guerreros estaban ansiosos de riqueza y le desobedecieron. La mayoría nunca regresó.

Norse Longship nórdico

Desafortunadamente, uno de los grupos más imprudentes invadió un lugar vigilado por los Hombres Lagarto, de donde cogieron una reliquia y huyeron. Losteriksson sólo descubrió lo que había ocurrido cuando un ejército de Hombres Lagarto emergió de la jungla y rodeo el asentamiento. Los nórdicos sabían que estaban perdidos, pero Losteriksson ordenó que lanzaran todo el tesoro que había en Skeggi por encima de su muralla. Cuando recuperaron una tablilla con glifos inscritos, los implacables Hombres Lagarto se fueron, sin echar la vista atrás.

El ejército había sido enviado por los magos sacerdote de Hexoatl para que recuperasen un determinado objeto de gran valor para ellos. Para ellos, el resto del oro estaba formado por simples baratijas, pero era una gran fortuna para los humanos.

Así que el asentamiento sobrevivió, y prosperaría con el tiempo. Los nórdicos aprendieron que explotar las zonas interiores significaba traer el castigo de los Hombres lagarto a su asentamiento. En cuanto a aquellos que se alejaron demasiado, no se les ha vuelto a ver, por lo que las grandes ciudades del interior aún permanecen ocultas.

El Antiguo Enemigo[]

Losteriksson no solo llevó a codiciosos cazadores de tesoro al continente de Lustria cuando estableció el asentamiento de Skeggi. Los nórdicos, feroces hombres del lejano norte, también cargaron con sus propios dioses de guerra en sus corazones. En Lustria, se despertó un poder que llevaba siglos sin sentirse. Las meditaciones de los magos sacerdote empezaron a ser preocupantes cuando un eco del pasado retumbó en las mentes de los Slann. Ahora se enfrentaban a la posibilidad de que el Caos se extendiera de nuevo por el mundo, traído a las costas de Lustria en las crueles almas de los nórdicos.

Cazadores de Tesoros[]

Llegada a Lustria por Paul Dainton

Los nórdicos fueron los primeros hombres en realizar el arduo viaje a través del Gran Charco hasta lo que ellos llamaban el “Nuevo Mundo”. Cientos de años después de la llegada de Losteriksson, todo el mundo sabía que este continente estaba lleno de oro, así que el interés en visitarlo comenzó a aumentar. Mientras los Altos Elfos de Ulthuan habían retenido como mínimo un vestigio de conocimiento de su patrimonio, la raza de los Hombres había olvidado por completo el papel que los Ancestrales habían jugado en quitar a su raza de la civilización. Por eso, en su potente avaricia por el oro y el tesoro, los Hombres llegaron a Lustria desde todos los rincones del Viejo Mundo y más allá. Y, aunque llegaron muchos, fueron pocos los que encontraron algo más que una dolorosa muerte en las junglas alienígenas.

Los incursores y exploradores se encontraron las junglas llenas de lugares listos para saquear. La mayoría de estos sitios eran de gran importancia para los Hombres Lagarto, y traspasarlos conllevaba, inevitablemente, el rápido derribo y una violencia terrible.

Los exploradores y los cazadores de tesoros empezaron a llegar desde Tilea, el Imperio, Bretonia y Catai. Aunque muchos de los barcos que transportaban a estas gentes eran detenidos por las flotas de los Altos Elfos, otros muchos conseguían pasar, especialmente los tileanos, que son expertos marineros. El Nuevo Mundo del Oro se convirtió en un nido de piratas, que usaban las cuevas y calas para esconderse después de abordar y saquear los barcos mercantes que seguían esa ruta.

Hombres Lagarto contra Saqueadores del Imperio por Alex Boyd

Durante mil años, los Hombres lagarto soportaron muchas incursiones. Pocas penetraron más de una docena de millas tierra adentro, pero los Elfos Oscuros siempre fueron una amenaza debido a su uso del Paso Negro. Al menos durante un milenio después de que se creara la colonia de Skeggi, la presencia humana en Lustria era mínima y no afectó en nada a los Hombres Lagarto. Ni los exploradores ni los aventureros causaban grandes destrozos en las zonas que frecuentaban, los nórdicos tampoco tuvieron nunca mucho interés por adentrarse en la jungla y los pequeños asentamientos diseminados cerca de Hexoatl no suponían una molestia para los Hombres Lagarto.

En general, la mayoría de estas incursiones tuvieron pocas consecuencias para los magos sacerdote, que apenas registraban la presencia de los intrusos y tuvieron grandes problemas en decidir sobre cuál de ellos centrar sus meditaciones. Los magos sacerdote slann no pudieron descifrar el gusto de las jóvenes razas por el oro, pero en general se abstuvieron de acciones violentas, a menos que un objeto de gran valor fuera robado.

No fue hasta que los Hombres del Viejo Mundo empezaron a viajar en masa al Nuevo Mundo cuando su impacto comenzó a hacerse sentir, sobre todo con las fundaciones de los puertos de Cadavo, Ciudad Ciénaga y Puerto Cortacuellos. Al tiempo que aumentaba la cantidad de barcos que llegaban a las costas del Nuevo Mundo, aumentaba la avaricia de los humanos, lo que los empujaba a adentrarse más y más en la selva. Pero estas amenazas eran silenciadas una y otra vez por las tropas del Cacique Mazdamundi, que eliminaban a todo aquel que se acercase lo suficiente a las ciudades templo.

Con el paso del tiempo, se fundarían varios asentamientos, pero sus ocupantes no suscitarían los ataques de los Hombres Lagarto, ya que su codicia significaría su propia perdición.

El paso del Señor Zhul[]

A través del Gran Charco, los dominios del Hombre crecían y disminuían. Sin que los Slann lo supieran, los Skavens habían destruido el Imperio con la Plaga Negra, del mismo modo que lo habían hecho con Lustria.

Guerrero Eslizón

Sin embargo, en las tierras de los Hombres lagarto, se estaba llevando a cabo una amenaza muy diferente para el Gran Plan. El Señor Zhul, un mago sacerdote slann de Xahutec, era conocido especialmente por su ambición. Pero el Señor Zhul había empezado a dar órdenes irracionales y contradictorias, causando una gran consternación entre sus guardas.

Cuando sus guardas consideraron las palabras del mago sacerdote, se dieron cuenta de que el Señor Zhul decía frases contradictorias solo cuando su palanquín quedaba de cara a la constelación del norte en el día cenit de cada mes. Este reajuste se hizo hacia la pirámide templo destruida de Tlencan, ya que no había ningún otro lugar en línea con la energía de la red geomántica. De este modo, se supo que los pensamientos del Señor Zhul se centraban en la pirámide de Tlencan cuando se volvía irracional, contradictorio y confundido.

La destruida y enorme pirámide templo de Tlencan estaba situada sobre una isla a las afueras de la Costa Escorpión, al norte de Lustria, a varios días de viaje desde Xahutec. Se decidió enviar una expedición para que descubriera qué era lo que perturbaba la tranquilidad de los pensamientos del reverenciado mago sacerdote Slann. El leal jefe Eslizón Quzipantuti lideraría la expedición.

La fuerza, después de varios días de viaje a través de las junglas de la Costa Escorpión, llegó a Tlencan y cruzó el canal. Las ruinas se encontraban abandonadas y llenas de viñas, así como de oro. Después investigaron el interior de la pirámide. Quzipantuti se infiltró a hurtadillas en la cámara sagrada donde descansaba el palanquín del mago sacerdote en un pedestal en medio del charco sagrado, cuya agua parecía cristal. Allí vio, dormido sobre el pedestal, a un horrible Príncipe Demonio, o “Xlanax”, en el sibilante idioma de los Hombres lagarto.

Be'lakor - El Primer Príncipe Demonio por luffie

Quzipantuti vio que una espada élfica, forjada a partir de la magia, traspasaba el tomo del Príncipe Demonio, y sus tripas resplandecían como la lava. La espada no había matado a la horrible criatura, pero la había herido de muerte. Luego se supuso que el Demonio había sido herido en una gran batalla contra los Elfos en las tierras de Ulthuan. Derrotado, el Príncipe Demonio había huido a través del océano, siguiendo las líneas de la red geomántica y esperando aprovecharse de la energía de la red y curarse. Encontró refugio en la Pirámide en la que se recuperaría o moriría lentamente. Cuando el Señor Zhul hubo alineado sus pensamientos hacia la pirámide de Tlencan, la malvada influencia de los sirvientes del Caos había contaminado la pureza de su contemplación.

Quzipantuti sabía que el Demonio tendría que ser destruido, y que solo el poder de los Ancestrales podría consumir a la Criatura. El jefe eslizón viajó desde la cámara de la pirámide, y atendió el altar de Tlencan, donde se realizaron rituales de invocación.

Cuando se acercó el amanecer, los eslizones oyeron un aullido infernal que provenía de la pirámide. Un fuego infernal salió de sus portales, así como un enjambre de demonios carmesíes. El Príncipe Demonio había llamado a su patrón. Quzipantuti reunió a sus cohortes y ordenó que desataran una tormenta de jabalinas y dardos de púas contra los demonios que se acercaban. Entonces, el sol se elevó sobre la pirámide. Un poderoso enjambre de serpientes se esparció por todos lados, subiendo la pirámide por sus pozos secretos. Las serpientes entraron al interior de la cámara y asediaron al Príncipe Demonio. La lucha fue violenta, pero el veneno de las serpientes era tan potente que incluso el antinatural cuerpo del demonio fue reducido. Fuera, la avalancha de demonios desapareció en un abrir y cerrar de ojos, solo quedaron las huellas de su ataque.

Jefe de Eslizones

En el momento en que el Príncipe Demonio pereció, el Señor Zhul, también. El esfuerzo mental de combatir contra el demonio lo había derrotado finalmente. Durante varios ciclos del sol, el Señor Zhul se había esforzado por mantener sus pensamientos puros, que solo fallaban cuando sus poderes se debilitaron. Los guardas eslizón pronunciaron la muerte de su señor recordando que había pasado de ser mortal a ser uno de los Ancestrales. El cuerpo del Señor Zhul se preparó con resina y se adornó con oro pura que descansan en la cripta de la Gran Pirámide y fuera honrado como un sacerdote reliquia momificado mientras el reino de los Hombres Lagarto siguiera en pie.

Con la llegada del Xlanax, las mentes de los magos sacerdotes se abrieron al retorno del Caos. Ya no se trataba de una mala influencia que habían traído los horribles Skavens, o la horrible mancha en las almas de los insensatos de las jóvenes razas. Ahora el Caos era tangible. Si una única y moribunda criatura del Caos pudo trastornar a un Slann hasta causarle la muerte, ¿qué tragedia hubiera ocurrido si se hubieran manifestado centenares de miles de estas criaturas? Los Slann vieron que la mayor de las amenazas había regresado al mundo. A parte de los Skavens, los Elfos Oscuros y los Hombres, los Hombres lagarto se enfrentaban al mayor enemigo, al que habían derrotado a los Ancestrales y casi destruido el mundo entero: Los Demonios del Caos.

El Despertar del Cacique Mazdamundi[]

El Cadavo por Alex Boyd

Algún tiempo después de la muerte del Señor Zhul, otro incursor hizo que los Hombres lagarto entraran en guerra: un deshonrado noble de Tilea llamado El Cadavo. Durante décadas, las incursiones de nórdicos habían ido aumentando por todo el mundo, obligando a los Magos de Ulthuan a cubrir toda su isla con una espesa niebla mágica. Mientras que los ocupantes de Skeggi habían aprendido a evitar la retribución de los Hombres Lagarto, El Cadavo y sus seguidores mostraban una insensata falta de cautela.

En tres ocasiones diferentes, El Cadavo estableció un asentamiento, llamado “Cadavo" sobre las costas del Istmo de Pahuax. En sus tres primeros intentos, el Cacique Mazdamundi de Hexoatl fue despertado de sus sueños para que considerara el problema. Como si fuera una cola de Estegadón aplastando moscas, ordeno que se destruyeran los asentamientos antes de que regresara de sus meditaciones. Todo el mundo pensaba que los humanos no regresarían. Pero, el Cacique Mazdamundi echó un vistazo a las constelaciones del sur, y determinó que, en efecto, los intrusos volverían una vez más. Las contemplaciones de Mazdamundi habían sido interrumpidas tres veces en una década (para un Slann, en un abrir y cerrar de ojos), así que se preparó. El mago sacerdote ordenó que su trono se colocara sobre los lomos del Estegadón más grande de la ciudad, y marcharon al sur para interceptar a los intrusos.

Mazdamundi determinó que el asentamiento sería destruido de una vez por todas, como un aviso a todos aquellos que se atrevieran a invadir el reino de los Hombres Lagarto. Mediante la invocación de los Ancestrales, Mazdamundi desató un inmenso poder de las placas tectónicas, provocando un terrible terremoto que redujo el asentamiento a un puñado de escombros. Cuando el polvo se hubo disuelto, no quedo ni una piedra en pie, y todos sus defensores se convirtieron en una pasta sangrienta. Mazdamundi quedó satisfecho, ya que las problemáticas criaturas de sangre caliente nunca volverían. Regreso a Hexoatl para seguir con sus contemplaciones de los grandes misterios del universo.

El Ser Oculto[]

Archivo:Chakax por Alex Boyd

Durante el año del Mar Jade Estelar (2.225 del calendario de los Hombres del Imperio), el eco de la gran catástrofe llegó a Lustria. Slaa'Ulaan, un Príncipe Demonio al que se refiere en los archivos como “el ser oculto de la segunda luna", era uno de los diablos del Caos más destructivo y despiadado que ha combatido contra los Hombres Lagarto. El sirviente de Slaanesh arrasó con todo a su paso por Lustría durante la gran catástrofe. Había cometido las blasfemias más atroces contra los Hombres Lagarto, deleitándose especialmente en la derrota y captura de varios magos sacerdote, que fueron sacrificados en obscenos rituales al Príncipe del Caos.

Solo el esfuerzo de un mago sacerdote, el Señor Huinitenuchli de Pahuax, pudo acabar con Slaa’Ulaan, en la Batalla del Lago Xuhua, aunque el cuerpo del Slann fue gravemente herido y tardó años en recuperarse de las heridas.

Siglos después, el Príncipe Demonio volvió a Lustria. El Señor Huinitenuchli, que se había trasladado a Xlanhuapec, no pudo levantarse de su sueño a pesar de los constantes esfuerzos de sus guardias. Su subordinado, el Señor Tenuchli, sí se despertó. Tenuchlí fue atendido por su Guardián Eterno, el poderoso Chakax, Primer Guardián de la Ciudad de la Niebla. El ejército de Tenuchli se enfrentó al cruel Príncipe Demonio en los Pilares de las Constelaciones Ocultas.

Los pilares habían sido embadurnados con runas blasfemas y se envolvieron cadenas sobre ellas. Las ondas de energía impura irradiaban desde la profanada mampostería de tal manera que los sentidos de los Hombres Lagarto se debilitaron, haciendo que su avance fuera más lento y su fuerza disminuyera. Aunque los saurios se esforzaron para alzar sus armas, el Príncipe Demonio atacó y los Hombres Lagarto fueron despedazados por olas y olas de desangradores y de diablillas.

Líder Saurio derrotando a Guardián de los Secretos por Paul Dainton

En pocos minutos, solo permanecía en pie el Señor Tenuchli, y Chakax estaba inmóvil frente a él. Después de estar vigilando la Cámara Estelar de los Slann, Chakax estaba acostumbrado a los efectos mágicos, y fue Capaz de sobrevivir a los hechizos de desorientación del demonio.

Slaa’Ulaan cargó contra el Guardián Eterno, creyendo que estaba sin ayuda, igual que los demás saurios. En un momento, Chakax; se movió violentamente, propinó varios hachazos al Príncipe Demonio con su enorme mazo antes de volver a quedarse inmóvil al lado de su señor.

Pero el demonio aún tenía un último engaño que planear. Cuando su espíritu huyó de su putrefacto cuerpo, Slaa’Ulaan liberó una explosión arcana horrible, dirigida al Señor Tenuchli. El mago sacerdote fue gravemente herido, y su palanquín cayó al suelo. Chakax era el último guerrero superviviente del ejército, y no dejaría a su señor si necesitaba ayuda. Así que se quedó de pie sobre la supina forma de su señor, protegiéndole de las depredadoras bestias de la jungla día y noche durante un ciclo entero de la luna. Finalmente, un grupo explorador de Xlanhuapec dio con el Guardián Eterno y su carga. Tenuchli fue llevado a la Ciudad de la Niebla aún inconsciente, a lomos de un Estegadón, y el devoto Guardián Eterno seguía sus pasos de cerca.

El Regreso de los Skavens[]

Hombres Lagartos contra Skavens por Alex Boyd

Tres siglos después, los Skavens regresaron a Lustria. Durante años, las patrullas de eslizones habían vigilado las fronteras de Quetza, la Ciudad Profanada, protegiéndola contra el regreso del Clan Pestilens, ya que no se atrevían a acercarse demasiado por miedo a contraer y expandir las plagas que allí había. Sin causa aparente, estas patrullas se encontraron de repente con infinitos Skavens que intentaban penetrar en las junglas que rodeaban la ciudad en ruinas.

Este acontecimiento fue predicho por el Astromante Eslizón Tetto'eko, que vio conto se acercaba una confluencia en el curso de los planes de los Ancestrales. Si los acontecimientos no se hubieran dirigido y cumplido según los planes de los Ancestrales, hubiera tenido lugar una segunda Era de Conflictos en el reino de los Hombres Lagarto. El Astromante lideró una fuerza poderosa para investigar el elevado e inusual número de incursiones skavens.

El ejército se acercó a la Ciudad Profanada a la luz de un amanecer nebuloso con Tetto’eko en cabeza sobre su palanquín de piedra. De repente, ordenó que los saurios se detuvieran y formaran filas en el límite del bosque. Los saurios obedecieron sin rechistar. En cuestión de segundos, la tierra tembló y la jungla se derrumbó, y una marea de Skavens emergió de los túneles subterráneos. Los mugrientos hombres rata habían vuelto a Lustria en números nunca antes vistos, y si no hubiera sido por la previsión del Astromante, los saurios hubieran sido masacrados por la marea de alimañas.

Batalla Lagarto skavens

Cuando la línea de batalla sufrió el avance de los Skavens, ocurrió una cosa asombrosa en el cielo. La Luz del Caos, que estaba baja en el cielo de la mañana, desapareció como si hubiera habido un eclipse. Tetto’eko leyó el cielo y vio como fluía la batalla y las consecuencias de su fracaso. Un aviso detuvo el avance de la caballería. Ocultos, grupos de Ratas ogros monstruosas habían arrastrado una batería de máquinas de guerra cargadas de piedra bruja hacia un claro de la jungla. Aprendiendo de la amenaza, Bok-Ax el Escamadura dirigió inmediatamente a sus Jinetes de Gélidos hacia la artillería skaven, cargando contra el follaje y masacrando a su dotación antes de que dispararan las armas y redujeran a los saurios a poco más que carne quemada.

Con la inminente amenaza advertida, Tetto’eko cerró sus ojos y preparó los Vientos de la Magia, hasta alcanzar los cielos con los tentáculos de su prodigiosa voluntad. Empujó un enorme objeto celestial desde lo más alto, e hizo que impactara en el centro de la profanada ciudad. Con un sonoro impacto, el cometa cayó a la tierra y chocó contra los túneles de debajo de la ciudad, y obligó a la marea de Skavens a pedir refuerzos. Debido a eso, Tetto’eko derrotó a los Skavens supervivientes y ganó la batalla.

Una vez más, el desastre se pudo evitar. Las hazañas de Tetto’eko habían evitado la derrota de los Hombres Lagarto. El Astromante miró a los cielos y el mensaje era claro: el Profeta de Sotek no había destruido a todos los Skawens. Se le reveló una enorme red de túneles bajo la tierra, que se expandían por todo el globo y estaban llenos de crueles hombres rata. A través de estos túneles, los Skavens llegarían en oleadas infinitas. Los Hombres Lagarto tenían que estar preparados para una segunda guerra contra los Vástagos del Dios Rata.

El Despertar[]

Mago Sacerdote Slann Imagen

Desde el paso del Señor Zhul, los magos sacerdote han puesto su atención en el mundo en general. Aunque tienen poco conocimiento de las tierras que hay más allá de Lustria, los Slann saben que las grandes fuerzas habitan por los mares. Sienten que el Caos crece aún más fuerte en los polos, y que se acerca un tiempo de gran tribulación.

En un momento dado, más de la mitad de los magos sacerdote que existen hoy en día están enfrascados combatiendo la influencia del Caos. Su combate espiritual contra los enemigos que escapan del Reino del Caos e invaden el mundo no fue suficiente.

Cuando, hace dos siglos, estalló una poderosa oleada de energía mística desde el norte, una gran horda de sirvientes mortales del Caos invadió las regiones del norte del Viejo Mundo. Aunque los Hombres Lagarto estaban demasiado lejos, marcharon contra las fuerzas de la oscuridad, hasta el último mago sacerdote de Lustria entró en una meditación profunda, y reunieron sus poderes para que la incursión del Caos fuera detenida. Aunque Magnus el Piadoso, el gran héroe del Imperio que lideró la defensa de los reinos humanos, nunca lo supo, se benefició mucho al advertir lo que hubiera sido el fin de su renio.

Además, los magos sacerdote slann han detectado una sutil inestabilidad en el vórtice místico que mantenían los Altos Elfos en el centro de Ulthuan. Han predicho que los que trabajaban en el Gran Ritual se debilitarían, y han puesto sus esfuerzos en mantenerlo con la energía de la red geomántica. Hasta la fecha, los señores del conocimiento altos elfos siguen sin saber de esta ayuda mística, aunque quizás, el más poderosos de todos ellos sospecha que huy un poder además del suyo funcionando.

Las Tablillas Perdidas[]

Terradones por John Wigley

El incremento de la vigilancia de los Hombres Lagarto demostró ser muy acertado, ya que los magos sacerdote, aunque cautos en la repetición del destino del Señor Zhul, detectaron una sutil onda en la red geomántica y un fenómeno que rompía la Gran Protección. Los Slann de Hexoatl aumentaron sus defensas y buscaron la causa de la alteración. Sus espíritus se elevaron hacia el éter, siguiendo las grandes líneas de la red geomántica que cruzaba Lustria y convergieron sobre la Lanza de los Dioses, una inmensa columna de cristal brillante que se elevaba hacia el cielo, a un kilómetro de distancia, desde las tormentosas aguas del Mar de las Tempestades. Desde su aventajada posición, los espíritus de los Slann miraron al sur y dieron con la causa de tal alteración, que provenía de las Islas Tortuga, una serie de islas a miles de kilómetros de distancia que flanqueaba las puntiagudas costas del oeste de Lustria.

Las Islas Tortuga se situaron a centenares de kilómetros de cualquier ciudad templo intacta, y separadas del continente de Lustria por mares infestados de monstruos. Se decidió enviar a una fuerza de jinetes de Terradón, liderada por el líder eslizón Ten-Zlati, visto por los eslizones como un oráculo y el sirviente más digno del Cacique Kroak. Mediante los ojos del oráculo, los Slann pudieron ver cómo ocurría todo.

Así fue como, desde las zonas más altas de la Primera Ciudad, un centenar de Terradones se pusieron en marcha, precedidos por el oráculo del Cacique Kroak.

Esto ocurrió algunos días antes que los jinetes de Terradón llegaran a su destino. Entonces, sobre el horizonte, se alzó un pilar de luz dorada tan alta que traspaso las nubes. Ten-Zlati ordenó que su fuerza siguiera la luz casi cegadora hasta dar con su fuente, que encontraron en el pico más alto del centro de la gran isla.

Ciudad Lagartos comic Sueños sobre Lustria

Bajo el pilar de luz incandescente Ten-Zlati encontró un zigurat de oro brillante. La estructura fue Construida indudablemente por los Hombres Lagarto, ya que era perfecta, como si los milenios desde la gran catástrofe no hubieran provocado mortandades o hubieran pasado en un abrir y cerrar de ojos. Los flancos de la brillante estructura estaba tachonada con gemas de todos los colores.

Ten-Zlati dejó su terradón frente al reluciente zigurat, y se puso a espiar, como siempre hacía, los doce o más cuerpos ensangrentados que había por toda la ladera de la montaña. Después de investigar, se demostró que los restos eran de los Hombres. Ten-Zlati sabía que fueron bárbaros guerreros marineros del lejano norte. En un momento, el oráculo dedujo que los humanos habían sido asesinados por explosiones de energía arcana, ya que cada una de las terribles explosiones era algo que Ten-Zlati nunca había visto.

Después de instruir a sus guerreros para que se expandieran, exploraron la montaña para ver si había más Hombres, y localizar la nave con la que habían llegado, Ten-Zlatí se acercó al portal en la base del zigurat. Cuando lo hizo, las gemas se movieron con una energía desconocida. Al pasar a través del portal hacia el zigurat, el oráculo se encontró con más cuerpos horriblemente quemados. Los pasó por encima con desagrado, ya que el hedor a carne quemada empalagaba la pequeña habitación.

Entonces mientras pasaba por la puerta y entraba a una cámara llena de gemas tachonadas, la cresta de Ten-Zlati se elevó y pegó un gran silbido. En un pedestal frente a él, había trozos de un cuerpo humano quemado dispersado por todas partes, algo que se manifestaba en una secuencia de las tablillas sagradas. En ese momento, Ten-Zlati sintió como su conocimiento se apartaba de él, ya que los magos sacerdote habían tomado el control de su cuerpo. Vio como sus manos alcanzaban a tocar los glifos. Sabía que ahí había un fragmento del Gran Plan de los Ancestrales partidos hacía mucho tiempo, y que con su descubrimiento, habían llegado un gran momento en la historia de los Hombres Lagarto.

La Gran Protección Decae[]

Las tablillas perdidas no se habían llevado aún a Hexoatl cuando una segunda alteración entró en la red geomántica. Pero esta vez, los magos sacerdote no pudieron localizar de dónde provenía. Pareció como si se hubieran atacado a toda la Gran Protección, y empezó a caer.

Durante varios meses, la presión sobre la Gran Protección creció sin cesar, y los Slann siguieron sin localizar el origen. Mientras tanto, los magos sacerdote que no estaban reforzando las defensas místicas de Lustria, estudiaron las tablillas perdidas y debatieron su significado. El primero que descifró la secuencia fue el Señor Mazdamundi, que se retiró hacia un templo adentrado en la jungla, para considerar el significado de lo que había descubierto. Entre los oscuros pasajes, Mazdamundi había vislumbrado el potencial para restaurar el Gran Plan de los Ancestrales.

El Asedio de Hexoatl[]

Hombres lagarto terremoto warhammer total war por Mathias Zamecki

Mientras los Slann estudiaban las tablillas y se esforzaban por mantener la Gran Protección, empezó a emerger una nueva amenaza. Pronto se vio que el Caos estaba en auge.

Por todo el globo, las tribus marineras de bárbaros humanos asediaban puntos cruciales de la Gran Protección. Muchos de estos lugares los habían perdido los Hombres Lagarto hacía tiempo y aún más su capacidad de defenderlos. El efecto fue fuerte, ya que la red de energía se volvía inestable mientras los magos sacerdote lucharon valientemente para evitar que se destruyera por completo. Los ataques no solo eran físicos, y los Slann lo sabían. Los hechiceros de gran poder acompañaron a los bárbaros, cometiendo indescriptibles blasfemias en el nombre de los Dioses Oscuros.

Además, muchos de estos lugares fueron ocupados por otros. Muchas colonias de los Altos Elfos habían sido construidas sobre las ruinas de antiguos lugares de los Hombres Lagarto. Aunque los Altos Elfos no lo habían hecho deliberadamente, se habían encontrado manteniendo y defendiendo los puntos de nexo pivotados de la Gran Protección. Entonces, estas colonias dispersadas y las guarniciones distantes recibieron un gran ataque, y las escasas fuerzas que las ocupaban presionaron mucho para defenderlas.

Como respuesta a esto, los magos sacerdote ordenaron a las huestes de las ciudades templo que se reunieron. Predijeron que un ataque sobre los puntos de nexo de la Gran Protección solo podían ser el inicio de un asalto contra la mismísima Lustria.

Pero Lustria es inmensa y los magos sacerdote no podían predecir el lugar exacto donde atacaría el enemigo. Durante el curso de varios ciclos lunares, la presión de la Gran Protección se intensificó, mientras aumentaban los ataques sobre los puntos de nexo de la periferia. Cuando los ejércitos de Hombres Lagartos se hubieron reunido, el enemigo se acercaba a Lustria, exactamente hasta el monumento del Sol y el Monumento de la Luna, ambos enormes estructuras monolíticas en la costa del Istmo de Pahuax, que profanaron. Los magos sacerdote se esforzaron por restaurar la Gran Protección, pero con estos dos puntos de nexo tan debilitados, se perdió todo el equilibrio.

Tiktaq'to por Alex Boyd

Con la pérdida de tantos lugares sagrados, los magos sacerdote no podían predecir lo que iba a ocurrir. En los Bosques de la Víbora, al norte de Hexoatl, se reunió una enorme horda, un ejército de sirvientes mortales del Caos. Mercenarios elfos oscuros de la tierra fría de Naggaroth, después de que cada uno prometiera un centenar de esclavos como pago, se movieron como exploradores y guías de la horda. A la cabeza, sobre un dragón negro como la noche, había un ser de una crueldad pura conocido por sus seguidores como Vashnaar el Atormentador.

Siguiendo el consejo de sus aliados elfos oscuros, Vashnaar lideró su horda a través de los sinuosos caminos de los Bosques de la Vibora y a través del río Lengua de la Serpiente, cruzando un ancho vado a unos cien kilómetros al norte de Hexoatl. No fue hasta que las fuerzas de Vashnaar pasaron la estructura monolítica que rodeaba a la ciudad templo que los defensores fueron conscientes de ellos. Pera ya era demasiado tarde para contraatacar.

El primero en ver a los invasores fue el Señor de los Cielos de Hexoatl, un jefe Eslizón llamado Tiktaq’to. Sobre su poderoso terradón, Tiktaq’to rápidamente lanzó la orden de atacar inminentemente. Pero el gran Señor Mazdamundi no estaba en los confines de la ciudad y ningún otro mago sacerdote se despertó, ya que sus contemplaciones eran muy profundas. Tiktaq’to envió a sus jinetes más rápidos para que encontraran al Señor de los Slann y trajeran refuerzos.

Al frente de las cohortes que quedaban, Tiktaq’to preparó las defensas de la ciudad, reuniendo a los saurios de la ciudad para que defendieran las puertas. En una serie de coordinados ataques relámpagos, él y sus jinetes terradón hostigaron al adversario durante tres días y tres noches, flanqueando el avance de las numerosas filas y atacando antes de retroceder y reagruparse entre la jungla.

Kroxigor por Jason Juta

En el cuarto día, Tiktaq’to atrajo a la vanguardia del ejército del Caos, unos quinientos jinetes bárbaros, hacia las ciénagas llenas de sanguijuelas, donde fueron aniquilados gracias a emboscadas bien preparadas. Su avance fue bloqueado por unos cuarenta Kroxigores poderosos que el Señor de los Cielos había colocado bajo la sucia superficie de la Ciénaga. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, el enemigo llegó a Hexoatl en una semana.

Aunque los dos ejércitos se enfrentaron duramente, el primer Slann se despertó y vio que la horda luchaba en servicio del Caos. La batalla se intensificó rápidamente, expandiéndose desde el horizonte este hasta el norte, y terribles explosiones de poder mágico desgarraron el cielo. Entre la niebla de la gran carnicería estaba Vashnaar el Atormentador sobre su negra montura, repartiendo muerte a todos los que lo desafiaban. Aunque lucharon con la disciplina de los de sangre fría y un coraje nacido de su deber sagrado, ningún saurio pudo resistir ante tal enemigo. La hueste de Hexoatl pronto empezó a perder terreno.

En tres días, Vashnaar el Atormentador se encontraba a las puertas de la ciudad templo.

Los muros de Hexoatl se cubrieron de implacables saurios, mientras los eslizones hicieron llover sus dardos envenenados y jabalinas contra las hordas que había abajo. Vashnaar sacó el arma más terrorífica de todo su arsenal: los cañones infernales del Caos. Estas terribles armas provocaron explosiones arcanas de aspecto caótico y los escudos de energía que rodeaban la ciudad templo tuvieron que trabajar duro para repelerlas.

En un ataque desesperado, Tiktaq‘to dirigió a sus Terradones hacia las máquinas de guerra del Caos. A la orden del Señor de los Cielos, una horda de jinetes de terradón emergió de las junglas, un enjambre que cubrió el sol y que lanzaba rocas sobre la artillería demoníaca, y destrozó las estructuras de hierro de cada una de las retorcidas máquinas. Pero solo fue un pequeño respiro a tanto esfuerzo, ya que la poderosa horda del Caos estaba de pie preparada, con ganas de derramar la sangre de sus escurridizos adversarios.

Combate hombres lagarto

El asedio de Hexoatl duró dos ciclos lunares, y la horda del Caos crecía cada vez más. Los magos sacerdote doblaron su formidable voluntad para el mantenimiento del escudo de energía, mientras los ejércitos de las ciudades templo del sur empezaban a avanzar hacia el norte para liberar Hexoatl. Aunque los Hombres lagarto mantenían una impasible defensa y realizaron varios contraataques audaces, estaba claro que la horda de Vashnaar iba a imponerse por su gran cantidad de números.

En el sexagésimo tercer día del asedio de Hexoatl, todo cambió. Cuando el sol estaba sobre la arboleda, un rugido de saurio escalofriante penetró en las junglas llenas de niebla. Los sirvientes del Caos se elevaron del campamento, mirando a todos lados en busca del origen de tan terrible sonido. Entonces, la tierra se agitó, como si un furioso dios la hubiera aplastado con su enorme pie, y un segundo rugido penetró en el aire matutino, pero esta vez se oyó mucho más cerca que el primero. Gritos de confusión salieron de los sintientes del Caos y, en un instante, la jungla estalló.

Un poderoso carnosaurio surgió de la niebla de la arboleda, con un enorme saurio sobre su espalda. Era Kroq-Gar, el Mayor de los Escamaduras de Xhotl, que volvía de una misión lejos de la ciudad templo en el momento en que más se le necesitaba. Por detrás de él, emergió el ejército de Kroq-Gar, una poderosa hueste de Jinetes de Gélidos lista para repartir venganza entre los sirvientes del Caos.

Incluso cuando Vashnaar el Atormentador salió de su pabellón para afrontar esta amenaza, se oyó un tremendo ruido. El suelo bajo los pies de Vashnaar se agitó violentamente, y se dividió formando una ancha e irregular brecha. Vashnaar se tambaleaba hacia el precipicio, antes de coger la garra extendida de su dragón, que se había abalanzado hacia él desde el cielo para salvar lo. La jungla se separó, y el Estegadón más grande de todos los tiempos se dejó ver, quedándose al lado de la montura de Kroq-Gar. A los lomos del Estegadón estaba el Señor Mazdamundi, y el antiguo juicio de los Ancestrales ardió en sus ojos.

Las acciones de Tiktaq’to habían retrasado el avance del Atormentador el tiempo suficiente para que el Señor Mazdamundi regresara.

Imagen 8ª Hombres Lagarto contra Guerreros del Caos por Alex Boyd

Con un coletazo infernal, Mazdamundi dividió en dos la horda del Caos. Centenares de ellos cayeron en picado hacia la enorme grieta. Vashnaar se bajó de su dragón y tomó parte en la batalla.

La batalla que siguió fue quizás la más larga que los Hombres Lagartos han luchado en más de mil años. Kroq-Gar y Vashnaar se trabaron en combate, siendo cada uno igual que el otro. Mazdamundi golpeaba en todo momento la horda del Caos con su hechicería, sacando la energía de la red geomántica para echar a estos intrusos de sus reinos. Las puertas de Hexoatl se abrieron de par en par, por la que salió toda la hueste de defensores, arremetiendo contra el ejército de Vashnaar cuando este se giró para encararse a la carga de la caballería de Kroq-Gar.

En el fragor de la batalla, llegaron los ejércitos que se habían dirigido al norte para liberar Hexoatl. Atestadas filas de Saurios marchaban tras una espléndida Guardia del Templo. Los enjambres de Eslizones que iban junto a ellos cubrieron el cielo con una lluvia de jabalinas. En el sol se dibujó la silueta de los Terradones, que descendían a toda velocidad para lanzar rocas a los enemigos. Cuando el sol bajó hacia el horizonte, las largas sombras desaparecieron y en su lugar se vieron las cegadoras energías mágicas que desataban los Artilugios de los Dioses. La carnicería fue total.

Cuando el anochecer llegó a Hexoatl, Mazdamundi y Kroq-Gar seguían sobre el campo de batalla y analizando su victoria. La cabeza de Vashnaar colgaba del sillín de Krog-Gar como un fatal trofeo, y las pezuñas del Estegadón de Mazdamundi estaban coloradas por la sangre de todos aquellos a los que había aplastado. La horda de Vashnaar el Atormentador había sido derrota y Hexoatl, salvada.

Se Revela el Mensaje de las Tablillas Perdidas[]

Mazdamundi por Dave Gallagher

Con la derrota de Vashnaar y el final del asedio de Hexoatl, la presión de la Gran Protección se redujo, aunque no desapareció por completo. Los magos sacerdote conjeturaron que Vashnaar se había aprovechado de un aumento general de la energía del Caos, y por eso los otros no podían despertarse.

Pero fue el Señor Mazdamundi quien lo dijo. El cacique anunció a través de una sublime comunicación que las tablillas Recuperadas en las Islas Tortugas estaban relacionadas con las intenciones que los Ancestrales tenían para el mundo y que se habían redactado unos días antes de la gran catástrofe.

Según el Señor Mazdamundi, el mensaje de las tablillas perdidas era irrefutable. El Gran Plan no podía seguir hasta que todos los elementos corruptos introducidos desde la gran catástrofe se hubieran expurgado. Y la mayor de estas corrupciones eran los seguidores del Caos. Todas estas criaturas, tal como Mazdamundi anunció a los suyos, se tenían que erradicar a cualquier coste, sino sería como fallar en su deber con los Ancestrales.

Mazdamundi declaró que el Caos se agitaría una vez más, un deber demasiado grande para los magos sacerdote y toda la raza de Hombres Lagarto. Los sueños de los Slann tendrían que consistir en evitar el retorno de los vástagos del Caos. Los conflictos que los Hombres Lagarto habían luchado contra las jóvenes razas serían solo escaramuzas cuando sus poderes estuvieran completos. Tal como declaró Mazdamundi, la batalla final contra el Caos estaba cerca.

Emergen las sombras[]

Hace cientos de años, una horda del Caos llegó hasta Kislev y asoló todo a su paso como una oleada de energía mágica que procedía directamente de los Reinos del Caos. Mientras el floreciente Imperio del Hombre, dirigido por Magnus el Pío, luchaba contra los secuaces de los dioses del Caos, los Slann se vieron forzados a despertar de su sueño místico una vez más y utilizar sus poderes para contener la marea de energía del Caos que volvía a recorrer el mundo. Hasta el espíritu del venerable Cacique Kroak despertó para poner su poder y sabiduría en manos del bien.

Una vez más, la amenaza del Caos había conseguido romper los sellos protectores que le impedían entrar en el mundo y los vientos de la magia soplaban fuertemente. La batalla por la isla de Albión, un lugar en el que los ancestrales habían ejercido grandemente su poder, fue el primer presagio de esta nueva llegada de la oscuridad. Corrompidos por los poderes del Caos, algunos de los que habían sido destacados para proteger la isla se tomaron partidarios de los Dioses Oscuros y las nieblas mágicas que habían mantenido oculta Albión desde su creación comenzaron a disiparse. Las expediciones de mercenarios y cazadores de tesoros no tardaron en llegar a la isla y pronto se inició una guerra por obtener su supremacía.

Los Slann se vieron forzados a tomar parte más activa en la defensa de esta fortaleza de los Ancestrales y para ello se sirvieron de los caminos místicos construidos por sus amos. Enviaron a Kroq-Gar, el Mayor de los Escamaduras, para que acabase con todo intruso. Tal y como sus dioses habían hecho en el amanecer de los tiempos, los Slann dieron una nueva forma a la isla para que se adaptase a sus necesidades y restablecieron las guardas defensivas que protegían la isla.

Así es como empieza el capítulo actual de la historia de los Hombres Lagarto. Los Slann saben que ahora es el momento de volver a restaurar el orden, de empezar a manipular el destino de las razas más jóvenes y de volver a combatir la amenaza que supone el Caos, al que tanto odian.

Fuentes[]

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