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Este artículo contiene información de Age of Reckoning, cuya trama se desarrolla en una línea de tiempo paralela.
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La historia y trasfondo de Warhammer Online: Age of Reckoning se desarrolla fuera de la línea temporal del universo principal de Warhammer Fantasy, en una cronología paralela que comprende los años 2521-2525 CI, donde la Tormenta del Caos nunca tuvo lugar, para que no entrara en conflicto con el canon oficial de la época de Warhammer Fantasy Battles, Warhammer Fantasy Juego de Rol o las novelas y cómics de Warhammer.
Los eventos y conflictos de Age of Reckoning han sido diseñados para que se adapten lo mejor posible a un MMORPG, al tiempo que refleja lo mejor posible los elementos básicos del trasfondo del juego de mesa. Igualmente, las Fuerzas del Orden han sido ligeramente alteradas para darles una luz más positiva que en la línea de tiempo principal.
Un Imperio en el Caos[]
Cuando comienzan a aparecer los primeros informes de la Plaga del Caos en los asentamientos limítrofes del Imperio, son desechados como cuentos fantasiosos inventados para mantener alejados a visitantes indeseados. Sin embargo, cuando la plaga hace su aparición en las calles de Altdorf, la situación cambia drásticamente. Para cuando el Emperador decretó la primera orden de cuarentena, la vil peste ya se ha extendido por casi todas sus tierras. Los médicos imperiales trabajan día y noche para combatir la enfermedad, pero la plaga desafía todo intento de cura.
Las víctimas de la Plaga del Caos experimentan al principio cansancio, dolores, úlceras y una sed extrema. Después, pasan a sufrir ataques de náuseas, pero tarda casi un mes en alcanzar las fases finales de la enfermedad. Es sólo entonces cuando la espantosa naturaleza de la peste se manifiesta; aquellas almas desgraciadas que llevasen tres o cuatro semanas experimentando sus síntomas comienzan a cambiar, transformándose en viles mutantes del Caos que atacan salvajemente a cualquier criatura que se cruce en su camino. Aquellos que tienen la suerte de no caer en las garras de la enfermedad, suelen morir a manos de los salvajes monstruos que son originados por ella.
Con cada mes que pasa, el índice de muertos aumenta. La cuarentena y la ley marcial no refrenan la propagación implacable de la enfermedad, y el miedo y la paranoia se apodera de cada aldea y pueblo dentro de las fronteras imperiales. Los milicianos de las ciudades azotadas por la plaga se ven obligados a combatir a las hordas de mutantes del Caos que vagan por sus calles, dejando sus murallas desprotegidas contra las amenazas externas. Enormes bandas de bandidos merodean por los campos, saqueando, quemando y matando a voluntad. El alcance de la tragedia es casi incomparable en la historia del Imperio, pero la Plaga del Caos es simplemente un precursor de un mal aún mayor que todavía está por llegar.
Presagios Oscuros[]
Mientras tanto, en el reino de Elfos Oscuros de Naggaroth, las videntes de Ghrond continúan su incesante estudio del lejano Vórtice del Caos. De repente, hay una destacada alteración de color y forma en los remolinos nebulosos. Las videntes observan atentamente, estudiando los nuevos patrones ominosos. Cuando están seguras de sus lecturas, las videntes envían un mensajero al sur con destino a Naggarond sobre un Pegaso Negro. Grandes eventos están a punto de desencadenarse en el mundo, y el Rey Brujo debe ser informado.
Días después, Malekith, Señor de los Elfos Oscuros, lee el mensaje de Ghrond. El dios del caos Tzeentch ha encontrado un nuevo campeón. Los seguidores de El que Cambia las Cosas han reunido una gran hueste para su heraldo, y se preparan para lanzar una masiva invasión contra las tierras de los humanos, siendo el Imperio su principal objetivo.
Malekith reflexiona sobre el mensaje. Es muy consciente de la terrible plaga que barre el Viejo Mundo. Si las fuerzas del Caos lanzan un ataque mientras el Imperio se encuentra debilitado por la plaga, el Emperador no tendrá más opción que pedir ayuda a los Enanos cercanos para defenderse. Con la ayuda de los Enanos, es posible que el ejército del Caos pueda ser rechazado. Sin embargo, si la gente de las montañas no pudiera ayudar en la defensa del Imperio, el emperador Karl Franz se vería obligado a dirigirse a los Altos Elfos de Ulthuan. Malekith dudaba de que sus parientes abandonasen a la gran nación de los humanos en su momento de necesidad, porque esto podría privar a los Altos Elfos de un valioso aliado. No... los Altos Elfos responderían, y probablemente enviarían a varias legiones de guerreros para repeler el ataque del Caos, dejando a Ulthuan vulnerable.
"Cuando la Luna del Caos eclipse la luz del sol", concluye el comunicado, "las fuerzas del Caos comenzarán su marcha hacia el sur". Hay poco tiempo y mucho por hacer.
El Rey Brujo ordena que cada forja y fragua en el reino se dedique a la elaboración de armas, armaduras y máquinas de asedio. Los Señores de las Bestias de Karond Kar son ordenados seleccionar a las criaturas más fuertes y feroces en sus corrales y prepararlas para la batalla. Las fieras Elfas Brujas de Khaine se preparan para el sacrificio sangriento al Señor del Asesinato. Morathi, la Reina Bruja, convoca a las Hechiceras más poderosas del Convento y las entrena para liderar los ejércitos Druchii. Mientras su pueblo se organiza para la inminente guerra, Malekith prepara sus planes contra los Enanos.
Un grupo de los mejores cazadores y guerreros en Naggaroth son enviados a las tierras de los Pielesverdes con una única misión: traer al más poderoso Kaudillo Orco que puedan encontrar.
Cuando el partido de caza regresa con un Orco y un Goblin, Malekith se sorprende. Parece que los dos son inseparables, conjuntamente liderando una nueva y poderosa tribu llamándose a si mismos los "Zolez Zangrientoz". El chamán goblin, Gazbag, proporciona el cerebro mientras que el bruto e imponente Orco, Grumlok, suministra el músculo. Malekith forja un amuleto mágico para cada uno, que amplifica enormemente las habilidades del portador. Además, el Rey Brujo secretamente incluye un hechizo de mando que obligará a los dos líderes a reunir su tribu y marchar hacia el este, a las Montañas del Fin del Mundo. Allí, capturarán la fortaleza de Karak Ocho Picos y organizarán un poderoso ¡Waaagh! para erradicar a los Enanos. Una vez hecho esto, ordena a sus guerreros que devuelvan a sus hogares a los pieles verdes cautivos.
Con su plan puesto en marcha, Malekith espera noticias de las Montañas del Fin del Mundo. Con los Enanos ocupados luchando contra el venidero ¡Waaagh!, no podrán responder a la llamada del Emperador cuando el ejército del Caos llegue a sus fronteras. Los Altos Elfos viajarán al Viejo Mundo, y Malekith lanzará su ataque. Al final, el Rey Brujo reclamará el derecho de nacimiento negado por milenios por sus débiles parientes. El Trono de Ulthuan será suyo.
El Ascenso de los Zolez Zangrientoz[]
En la Tierras Yermas, Gazbag y Grumlok regresan con los Zolez Zangrientoz. Inmediatamente, los dos se dispusieron a cumplir la orden que Malekith les había implantado mágicamente. Llevados por sus recién fortalecidos Kaudillo y Chamán, los Chicoz comienzan su marcha hacia las Montañas del Fin del Mundo, absorbiendo a cualquier tribu de pieles verdes que encuentran y destruyendo a aquellos que no se unen. Nunca antes los Orcos y Goblins habían visto tanta fuerza y poder por parte de dos de su clase, y las filas de los Zolez Zangrientoz aumentan a medida que los rumores de sus acciones se extienden.
A medida que la horda de pieles verdes se acerca a Karak-Ocho-Picos, los Enanos se reúnen dentro de sus muros, confiando en que la fortaleza inexpugnable no corre autentico peligro. Cuando Gazbag utiliza su magia amplificada para hacer estallar un agujero en la muralla increíblemente gruesa que rodea la ciudad, los Enanos quedan atónitos. Nunca antes un ejército invasor había roto el perímetro de Karak-Ocho-Picos. Como una rugiente ola, los pieles verdes se cuelan a través de la brecha, mientras que los adustos pero decididos defensores de la ciudad condenada se preparan para hacer una última resistencia.
La noticia se extiende como la pólvora. ¿Cómo es posible que una tribu de pieles verdes fuera capaz de capturar la fortaleza aparentemente impenetrable? Aunque pocos lo admitirían, muchos enanos se sienten terriblemente inquietos por esta derrota imposible. En Karaz-a-Karak, el Gran Rey Thorgrim Custodio de Agravios jura venganza, ordenando a todos los Enanos de la ciudad que preparen para una gran guerra.
En privado, el Gran Rey está gravemente preocupado. Los rumores de que las fuerzas de los pieles verdes están lideradas por un Kaudillo con la fuerza de diez Orcos y un Chamán con habilidades mágicas nunca antes vistas no le preocuparían normalmente, ya que los Enanos son propensos a exagerar. Sin embargo, la caída de Karak-Ocho-Picos no puede ser ignorado, ni tampoco su efecto sobre la moral de su pueblo. En secreto, el Gran Rey envía a un jinete al Imperio para alertar a Karl Franz del posible peligro de sus propias tierras si los Enanos no logran detener la invasión de pieles verdes. Aunque el Gran Rey es demasiado orgulloso como para pedir ayuda al Emperador, espera que la urgencia de su mensaje le proporcione este resultado.
Mientras tanto, lejos al sur, Jinetez de Jabalies y Garrapatoz viajan por todos lados desde Karak-Ocho-Picos, difundiendo la palabra de un enorme ¡Waaagh! formándose en la fortaleza. Legiones de Orcos y Goblins comienzan a fluir hacia la fortaleza capturada y las tierras que la rodean. Cada Jefe Orco y Goblin rinde homenaje a Grumlok y Gazbag, ofreciendo a sus “chicoz” para destruir a los Enanos.
Grandes ejércitos se están organizando en ambos lados. Los Enanos están decididos a recapturar Karak-Ocho-Picos y vengar su pérdida, mientras que los Pieles Verdes simplemente quieren machacar a tantos Taponez como les sea posible.
El Avance de los Poderes Oscuros[]
Dos meses después de la caída de Karak Ocho Picos, el ejército del Gran Rey se dispone a expulsar a los invasores de las Montañas del Fin del Mundo. Mientras los Enanos marchaban hacia el sur a lo largo de las laderas del gran volcán Karag Dron, de repente el mundo se vuelve tenue. En lo alto del cielo, el sol empieza a oscurecerse y el paisaje se baña en una luz misteriosa, antinatural, de un profundo color carmesí.
Desde lo alto de la torre más alta de Naggarond, Malekith observa como la luna del Caos, Morrslieb, eclipsa al sol. Sus espías en el Viejo Mundo le han transmitido mensajes que confirman el éxito del ataque de los pieles verdes contra los Enanos. Las maquinaciones del Rey Brujo se están desarrollando justo como había planeado.
Lejos en el norte, fuera de la vista de los ojos de los mortales, una gran hueste negra emerge de los tempestuosos Desiertos del Caos. Enjambres de criaturas grotescas marchan en filas junto a regimientos de guerreros y bárbaros, todos liderados por un Señor del Caos que lleva la bandera de Tzeentch.
En el Imperio, el terror y el pánico se extienden al ver el eclipse rojo. Los disturbios y los incendios estallan en cada distrito de Altdorf. La guardia de la ciudad es presionada para contener la situación, pero el eclipse pronto pasa y al anochecer, el orden se restablece. Sin embargo, aquel acontecimiento no es olvidado, y muchos ciudadanos del Imperio, preocupados por lo que creen ser un presagio de acontecimientos terribles que están por venir, embalan sus pertenencias y abandonan sus hogares esperando encontrar cobijo en las montañas al sur y al este. Una creciente sensación de condenación se cierne sobre la gente del Imperio, y la esperanza de cualquier respiro de la peste es ahogada por la terrible visión del eclipse rojo.
Para el ejército Enano que se dirige para reclamar la fortaleza en Karak-Ocho-Picos, el eclipse parece confirmar un temor que ha crecido dentro de ellos. El sol negro en el cielo carmesí es un recordatorio doloroso de la pérdida de la fortaleza ante los Zolez Zangrientoz, y parece ser un símbolo de la inevitable victoria de la horda de pieles verdes que ahora se reúnen allí. ¿Han llegado finalmente los últimos días de los Enanos? Resignados a su destino, los guerreros de rostro adusto recorren el terreno áspero y montañoso.
En Altdorf, el Emperador recibe el mensaje del Gran Rey y ordena varios regimientos asentados en las montañas ayudar a los Enanos. Aunque tiene una gran necesidad de tropas para asegurar sus fronteras y combatir la propagación de la anarquía en su reino, Karl Franz tiene el honor de respetar el juramento hecho por Sigmar de no negar la ayuda a un enano. Justo en ese momento, un albacea entrega un informe desde el norte, un gran ejército del Caos está en marcha, y llegará a las fronteras del Imperio en una semana.
Al evaluar sus despliegues en Nordland y Ostland, Karl Franz se da cuenta de que el panorama es desesperadamente oscuro. La plaga ha diezmado las filas de sus ejércitos, causado estragos en las líneas de suministro y perjudicado la moral y la industria de su pueblo. El Imperio está listo para ser conquistado, y caerá rápidamente sin ayuda. Los Enanos no pueden enviar guerreros para proteger al Imperio. Si no recuperan la fortaleza en Karak-Ocho-Picos rápidamente, tal vez no lo hagan nunca. Sólo los Altos Elfos pueden salvar a su gente ahora.
Invocando a su más fiable jinete de Grifo, el emperador escribe una carta suplicando al gobernante de los Altos Elfos por auxilio. Cuando el mensajero llega a Lothern, Finubar, el Rey Fénix de Ulthuan, ya era consciente de la situación del Imperio y ha estado haciendo preparativos para enviar tropas. Finubar convoca al príncipe Tyrion, un guerrero y general sin par entre su gente, y lo pone al cargo de la defensa de las tierras de los Altos Elfos. Confiado en que su reino está seguro, el Rey Fénix se pone a la cabeza de una flotilla de naves de guerra élficas. Desde el Estrecho de Lothern, los barcos viajan por el Gran Océano Occidental transportando a cientos de guerreros Asur. Cuando el mensaje de la partida del Rey Fénix llega a oídos de Malekith, el Rey Brujo da la orden de comenzar la invasión de Ulthuan.
En la oscuridad de la noche, una gran flota de Arcas Negras sale de Naggaroth. A medida que las fortalezas flotantes se acercan a las orillas de Ulthuan, la fuerza de invasión se divide en dos, con una mitad dirigiéndose a la Isla Marchita, mientras que la otra se dirige al sur hacia el Estrecho de Lothern. Pronto, las legiones de guerreros Elfos Oscuros se extienden sobre las costas de su patria ancestral.
En Karak Ocho Picos se está formando un gran ¡Waaagh! piel verde. En los confines septentrionales del Imperio, los servidores de Tzeentch ya están recorriendo Ostland y arrasándolo todo a su paso. El ejército del príncipe Tyrion se dirigía al norte para enfrentarse contra los invasores Druchii, sólo para saber que una segunda fuerza de invasión ha comenzado a asediar Lothern.
Reconociendo que la única manera de contrarrestar estas amenazas era combinar sus fuerzas, los líderes del Imperio y las naciones de los Enanos y Altos Elfos convocaron un gran Consejo de la Sabiduría en la capital imperial de Altdorf. En esta cumbre, los tres gobernantes forjan un pacto en la que sus pueblos lucharán como uno y contraatacarán a los enemigos que están invadiendo sus dominios.
Ha comenzado la Era de la Retribución.