Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
Etiquetas: Edición visual apiedit
Sin resumen de edición
Etiquetas: Edición visual apiedit
Línea 29: Línea 29:
 
[[Categoría:Héroe Demonio]]
 
[[Categoría:Héroe Demonio]]
 
[[Categoría:Tzeentch]]
 
[[Categoría:Tzeentch]]
[[Categoría:Reforged Caos]]
+
[[Categoría:Demonios del Caos Reforged]]

Revisión del 14:33 28 nov 2016

Heraldo de Tzeentch Art de John Blanche

Al ser esclavos creados mágicamente por Tzeentch, los Horrores se consideran autómatas que pueden ser sacrificados como parte del plan. Si se requiere un servidor con más poder, Tzeentch creará un Heraldo, un tipo más estable de Horror. Los Heraldos son del mismo tipo que los Horrores Rosas, pero no se convierten en dos Horrores Azules al ser heridos. Estos demonios tienen suficiente conciencia para dirigir a los demás Horrores Rosas sin la constante guía de un Señor de la Transformación, dirigiendo el feroz poder de la magia contra los enemigos de Tzeentch. La mera presencia de un Heraldo de Tzeentch mejora drásticamente las habilidades de los Demonios cercanos, mutándolos en formas nuevas y más fuerzas y potenciando su magia. 

Cuando cruzan los cielos del mundo mortal los Carros de Tzeentch suelen ser confundidos con cometas que se interpretan como presagios de grandes eventos y guerras terribles.

El Heraldo de Tzeentch se monta sobre el disco ornamentado con numerosos apéndices. Algunos de ellos son espinas decorativas pero otros incluyen libros extraños con detalles inquietantes como una boca abierta. El Heraldo de Tzeentch sostiene un tomo cuya cubierta tiene varios ojos y también tiene varios pergaminos unidos a su muñeca.

Los Carros Flamígeros al servicio de un Heraldo de Tzeentch son menos habituales. Habitualmente han sido adquiridos mediante engaños. Los Heraldos tiene poca paciencia en el mejor de los casos y ninguna para entrenar a Aulladores y Discos, y consideran que "coger prestado" un Carro de un Glorioso Incinerador es un acto que ayuda a mantener su estatus dentro del panteón Demoníaco. Esta hazaña requiere una gran astucia si el Heraldo desea escapar de la ira del Incinerador. De hecho, muchos Heraldos tienen cicatrices de enfrentamientos pasados y los más astutos preparan protecciones mágicas que les avisarán cuando el auténtico dueño del Carro venga a reclamar su propiedad. No obstante, todas esas preocupaciones parecen insignificantes cuando el Heraldo tiene total libertad para volar por el campo de batalla sobre su nueva pertenencia, riendo a carcajadas como un loco mientras lanza hechizos temibles sobre los enemigos de su dios. 

Miniaturas

Imágenes

Fuentes

  • Libro de Ejército de Octava Edición, Demonios del Caos.
  • Games Workshop.