Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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WARHAMMER WINDS OF MAGIC by nachomolina

Los Hechiceros son unas figuras misteriosas que manejan poderes mágicos. Formados en los Colegios de la Magia, tienen acceso a secretos que se encuentran más allá de la comprensión de la gente común. Cada Hechicero puede doblegar a voluntad uno de los ocho Vientos de la Magia, y todos los saberes de la Magia tienen la posibilidad de castigar a sus enemigos, confundiéndolos con ilusiones o negándoles la vida con la misma facilidad con la que se apaga la llama de una vela. Hay pocos ejércitos que vayan a la guerra sin al menos un Hechicero de batalla entre sus filas.

Descripción

Tras la Gran Guerra contra el Caos, Magnus el Piadoso revocó las leyes ancestrales contra la práctica de la hechicería y fundó los ocho Colegios de la Magia en Altdorf. Su propósito era crear una plétora de Hechiceros de batalla competentes, para que el Imperio nunca careciera de la ayuda de la magia en combate. Desde entonces cuando el Emperador y sus Condes Electores reúnen sus ejércitos para marchar a la guerra, solicitan el apiyo de los Colegios de la Magia quienens en caso de ser necesario envían Hechiceros como ayuda. Los Condes Electores siempre quieren contar con este tipo de servicios, pues saben que seguramente sus enemigos emplearán la maia de los chamanes o hechiceros capaces de doblegar los Vientos de la Magia con fines oscuros y destructivos, y sólo los sabios conocedores de las artes arcanas que han sido formados en los Colegios de la Magia tienen alguna posibilidad de poder contrarrestrar todo ese poder.

Los Hechiceros de batalla son figuras extrañas, capaces de manejar poderes mágicos asombrosos y secretos que normalmente pasarían desapercibidos para la gente normal. Cada Hechicero aprende a someter bajo su voluntad a uno de los Vientos de la Magia, dedicando muchos años (a veces decadas) al estudio de libros arcanos y pergaminos místicos. No obstante solo un loco tomaría su fragil apariencia de eruditos por debilidad, y es que los Hechiceros son capaces de lanzar bolas de fuego y rayos sobre sus enemigos, confundirlos con ilusiones aterradoras o extinguir su hálito vital del mismo modo que un hombre apaga la llama de una vela. Por todas estas raxones, son pocos los ejercitos que marchan a la guerra sin contar al menos con un Hechicero de batalla entre sus filas.

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Las mentes de los hombres no está preparadas para domiar el amplio aspectro de la hechiceria sin perder la razón. Por ello, cada Colegio de la Magia se especializa en perfeccionar uno de los Vientos de la Magia. Como resultado de estos cada hechicero conoce su propio listado particular de hechizos, tradiciones y rituales secretos, que reflejan la naturaleza de la energía mágica que controla. Los hechiceros son hombres extraños y solitarios a los que la gente suele rehuir. Ningún miembro de la corte imperial en sus cabales requerirá su atención si no es en momentos de gran adversidad, pues los hechiceros son notoriamente impredecibles y peligrosos. Sus reacciones oscilan entre la fría indiferencia y la rabia incandescente ante el insulto más leve. El destino de los insensatos que despiertan su ira tmabién varía, y puede limitarse a una simple maldición de hipo permanente (para las víctimas afortunadas), hasta una transformación en sapos verrugosos o cosas aún peores. Muchos de quienes se cruzan en el camino de un hechicero simplemente desaparecen dejando tras de sí un humeante par de botas que servirán de advertencia para otros. Hay quien se atrece a afirmar que los Hechiceros están corrompidos por la magia que manejan. Es por ello que los habitantes del Imperio se santiguan al ver a un hechicero, en un intento de alejar su influencia maligna.

Ser Hechicero de batalla supone entender las fuerzas que residen en el núcleo del mundo, y por tanto ser consciente de que el poder de doblegar uno de los ocho Vientos de la Maia no es para manejarlo a la ligera. Si un hechicero pierde el control de las energías arcanas aunque solo un segundo podría provocar un auténtico desastre. Una sílaba fuera de ligar es capaz de causar un accidente en el que el hechicero se inmole a sí mismo y a los desgraciados que haya cerca suyo en ese fatídico momento. Una falta de concentración momentánea podría incluso abrir un portal al Reino del Caos por el que el hechicero desapareciese. Los hechiceros son conscientes de todos estos peligros pero, igual que un soldado arriesga su vida en la batalla, ellos se arriesgan a sufrir un tormento eterno a cambio de amasar poder y conocimiento mágico.

Miniaturas.

Fuente

Libro de Ejército Imperio Octava Edición.

White Dwarf nº 2 y 3 Versión Española

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